Partida Rol por web

Amaneciste con este trabajo en mente, sabías que Cristos, cuando te llamaba, era algo importante. Cristos Mediavida, como se hacía llamar, era un hombre frustrado, un experto en armas y explosivos que vio su carrera truncada por la mentira de una guerra que le causó daños irreparables. Aunque sigue en su negocio, cuando se trata de explosivos, te llama a ti para que seas sus manos.

Hoy era otro de esos días. Te llamó el día anterior por la noche para que fueras hoy en la mañana a su taller a las afueras.

 Hola Junsu, soy Cristos, necesito que me ayudes con algo, ok? Vente mañana a las diez....Grracias.- Seguía dando ordenes a todo el mundo, pero, lo bueno es que nunca esperaba que le hicieran caso. Ahora al menos ya decía pesádamente un gracias.

 La vida en Norte América era igual de monótona que en cualquier otro sitio, desde hacía meses que no había podido hacer nada decente en cuanto a su hobby se refería y eso le frustraba un poco; suerte que Cristos le había llamado la noche anterior para solicitarle, a su muy peculiar manera, que le viese en el taller a las afueras de la ciudad.

 Mediavida nunca había sido muy atento con sus palabras y de hecho ahora que lo pensaba jamás había escuchado un gracias de su parte, al menos no uno que sonase tan convincente como en su última conversación; pero eso no tenía importancia al fin tendría la oportunidad de desempolvar algunas de sus viejas herramientas para dar vida a sus "delicadas muñecas" así que, apenas llegó el alba Junsu ya estaba de pie listo para encontrarse con su colega en el punto acordado.

 Tenía que admitir que estaba emocionado, ¿Qué clase de trabajo tendría entre manos esta vez?, esperaba que algo bueno, necesitaba que fuese algo realmente bueno y no uno pequeño como en veces anteriores. Se recargó entonces sobre el muro frontal del edificio y se llevó las manos a los bolsillos de la chaqueta para esperar su llegada. 

Esperaste poco tiempo hasta que la puerta de acceso se abrió y una voz conocida te invitó a pasar.

 El interior del almacén era muy diferente al exterior, que parecía otro almacén mas entre varias manzanas de fábricas y almacenes en las afueras de New York, en Staten Island, cerca de Great Hills.

  Diablos, muchacho!!! Que haces ahí esperando?? Porqué no llamaste a la puerta?? Grrrr..... Maldita sea... Pasa, anda...-

En el interior era otra cosa...  

Un autentico taller artesanal de armas , municiones y explosivos. Si no fuera por el terreno apartado que posee Cristos, la policía ya habría tenido noticias de los vecinos, pero, el lugar había sido una antigua fábrica durante la 2ª Guerra Mundial. La parte de atrás todavía conservaba los restos de de épocas pasadas.   Por lo tanto , era el lugar perfecto para Cristos y su taller.

 Bueno, acompáñame y te cuento para qué coño te he llamado... Quieres un café, muchacho??.... Necesito que me prepares un sistema de voladura de tres fases para hacer una explosión controlada y que solo explote la zona indicada...Crees que podrías hacerlo en un par de horas??- Pregunto con mi típico mal genio, pero, con una media sonrisa sarcástica.

 No esperaba que Cristos estuviese tan temprano trabajando en su famoso taller, de hecho creía haber llegado antes a la cita pero eso ya no tenía importancia; entró sereno al lugar y siguió a su anfitrión a lo largo del almacén de armas, aquello era como un parque de diversiones con todos esos explosivos esperando.

 Se negó ante el ofrecimiento del café y una vez que escuchó la petición del hombre se quedó pensativo unos instantes,   - Eso dependerá de la magnitud y precisión que requieras. Y para eso me temo que tendrás que darme más detalles - Agregó sonriendo, seguro que podría armar algo en poco tiempo, pero le gustaba ser un tanto perfeccionista con esas cosas.

Acompañaba a este oriental por mis instalaciones con mi media sonrisa, la única sonrisa que me podía permitir. Era increíble como la vida te da y te quita. A mi me había quitado parte de mi mano derecha y de mi cara, pero, me había dado a este muchacho con el que podía compartir mis aficiones y con el que podía hablar sin que pareciera un extraño. Es siempre tan perfeccionista que a veces me recordaba a mi mismo cuando era mas joven.

Cuando nos conocimos, no me agradó en un principio por mis recuerdos de pequeño sobre los japos que habían matado a mi abuelo en Okinawa y el desprecio que tenía mi viejo contra todos los ojos rasgados desde que volvió de Viet-Nam. Eran perjuicios adquiridos con los que lidié cuando hablamos de nuestras vidas. Fue agradable saber que él, era surcoreano y que había vivido bajo el amparo de los EEUU. Nuestras charlas filosóficas me ayudaron a dejar mi frustración y mi melancolía apartada de mi vida actual. Fue como una bocanada de aire fresco que me limpió por dentro y arrancó mi deseo de seguir adelante y de seguir luchando.

Cuando me pregunta de los detalles, yo asiento con un movimiento firme . Ya sabía que haría la pregunta, era como si yo mismo la hubiese hecho.- jajajaja.... Claro, como no... Necesito que sea capaz de volar una planta de un edificio sin que dañe su estructura, tiene que ser capaz de en una primera fase, ignición controlada para que la explosión sea a la vez en los distintos artefactos, una segunda fase donde la explosión cree una bola de fuego para borrar toda huella y una tercera fase donde la explosión cree una fragmentación antipersona con una velocidad de dispersión de 7 mts/s...- Le respondo con mi tono de profesor amargado, aunque le lanzo un guiño cómplice. 

Lo llevo hasta la zona de trabajo y le muestro el equipo que allí hay. Un taller y laboratorio enrejado e insonorizado para el disfrute de los locos de los explosivos, habiendo cantidades ingentes de componentes y variedad de explosivos.

- Ya conoces el taller, si te hace falta algo, llámame, estaré en la bodega recogiendo un pedido que tengo que entregar junto con el el sistema explosivo. Podrás hacerlo??- Le digo con cierto tono de urgencia.

Mientras el hombre le daba las especificaciones del pedido Junsu asentí ligeramente con la cabeza, su cuerpo podía estar ahí avanzando lentamente hacia el taller pero su mente ya se encontraba maquinando cada una de las piezas que le ayudarían a cumplir con el objetivo. 

 Aun recordaba sus primeros meses de auto exilio en América, había sido difícil dejar todo aquello que conocía y comenzar de nuevo en una nación que no miraba muy bien a su país natal, las personas del otro lado del mundo eran demasiado prejuiciosas y racistas pretendiendo mostrar una sonrisa cuando lo que realmente pensaban era en buscar el más mínimo pretexto para echarlo de ahí; claro que no todos eran iguales y algunos cambiaron una vez que se tomaron el tiempo de conocerlo.  Ahí estaba Cristos, con quien compartía esa atracción hacia los explosivos; lo consideraba un gran amigo, un tutor que pese a su mal carácter y rudos modos le ayudó a mejorar su habilidad con las detonaciones y a quien le debía un gran respeto.

 Ya en el taller el chico parecía aún distraído guardando un largo silencio tras el comentario final de Mediavida - ¿Con quién crees que estas hablando? - le contestó con el ceño ligeramente fruncido - Tendrás tu voladura de tres fases lista para demoledor lo que tu quieras antes de lo que canta un gallo - agregó sonriéndo ampliamente, confiado como sólo él podía estarlo y tras alzar uno de sus pulgares se puso manos a la obra. 

Sonreí de medio lado, todo lo que mi cara me permitía.- Está bien, muchacho, estaré por aquí si me necesitas. Ahí encontrarás de todo, pero, cuidado, eh? Esta cara esa así por creèrmelo demasiado.- Le respondo señalando con mis 3 dedos de la derecha, mi cara descompuesta.

Le doy una palmada en la espalda y le dejo a solas con la tarea.

 Cuando se trataba de explosivos siempre se tenía que andar con cuidado, ninguno de ellos tiene palabra de honor, y el experimentado hombre que le había solicitado el trabajo se lo recordaba una y otra vez; agradecía su preocupación pero la autoconfianza y juventud siempre le hacían pasar del sermón pese a poder ver el resultado que un pequeño descuido podía producir.

 Abstraído en su  propio mundo comenzó a realizar algunos cálculos y bocetos antes de ponerse a fabricar meticulosamente las cargas, iniciadores, retardadores y todo lo necesario; era joven e impetuoso pero no estúpido, no quería ver truncado su sueño por un descuido así que se concentró tanto como pudo para evitar errores.

Antes de que te dieras cuenta del tiempo, ya tenías fabricado 3 dispositivos explosivos y solo habías tardado 45 min.

Fuera escuchabas las maldiciones de Cristos, el ruido de una prensa y un generador destartalado. No había nadie mas en el taller, pero, veías a tu amigo atareado con una máquina y moviéndose por el taller como si fuese tarde a algún lugar. Estaba lejos de tu laboratorio y el ruido de las máquinas casi te impedía oír tus propios pensamientos.

 Concentrado se puso manos a la obra y antes de notarlo ya tenía listos tres explosivos en menos de lo que realmente esperaba, les dio un último vistazo para asegurarse de que todo estaba correcto y entonces el estrepitoso sonido de algunas máquinas le sacó de su mundo. Curioso decidió salir a ver lo que ocurría, su trabajo estaba hecho y seguramente Cristos se alegraría de saberlo aunque parecía más atareado que de costumbre.

- Hey Cristos ¿qué es todo este ruido? - le dijo en voz alta para que le escuchara una vez que consiguió dar con el hombre  - ¿Llegas a tarde a alguna fiesta? - agregó sonriendo tratando de averiguar por sí mismo a que se debía tanto movimiento.

Maldiciendo por lo bajo, estaba ordenando las piezas de una gatling rescatada de un helicóptero cuando me di cuenta de la hora y de todo lo que tenía que hacer. Maldije en alto al todopoderoso y me puse a buscar las cosas que mi amigo me había dicho. Había pasado casi 4 años desde la última vez que lo vi y ahora me venía con prisas, como si mi taller fuera su bodega o la tienda de alimentación de la esquina.-Maldito seas, condenado hijo de puta mal parido...- Me decía para mi mismo con cierta resignación.

Me di cuenta de que uno de los cañones del rifle de mi amigo estaba mal, quizás del mal trato que tuvo cuando volvió o quizás tuvo alguna historia con el enemigo. Me daba igual, él necesitaba sus cosas en perfecto estado de revista y además la munición correspondiente. 

Encendí el torno y la prensa para ponerme a trabajar en el cañón. Me demoré casi media hora, pero, lo dejé en perfectas condiciones. -Como me vengas con quejas te vas a enterar, maldita sea!! Wow... esto que he hecho es una obra maestra...- Me decía a mi mismo como dándome ánimos. En ese preciso momento, escucho a Junsu decirme algo por encima del ruido de las máquinas. Le hago señas de que no le oigo y que espere. Me dirijo al generador y corto las máquinas.

Que me decías, amigo??- Le pregunté cuando me dejaron de zumbar los oídos.

 Sacudió ligeramente la cabeza para deshacerse del ligero pitido que aún permanecía en sus oídos a causa de las escandalosas máquinas y cuando Cristos preguntó el joven movió esbozó una inmensa sonrisa cruzándose de brazos - Nunca te había visto tan apurado hombre, ¿A qué se debe todo esto?, No estarás montando una fiesta sin invitarme ¿no? -

 Echó un leve vistazo un tanto curioso, con todo el tiempo que se había ahorrado al crear esos excelentes explosivos ahora no tenía ni idea de qué hacer, para ser sincero estaba un poco decepcionado de que su trabajo en el viejo taller, después de tanto tiempo, no fuese un tanto más retador pero igual agradecía el hecho de poder haber construido algo para no oxidarse.

- Por cierto ya está listo tu encargo - Continuó poco después completamente despreocupado

Mire a mi amigo con aire curioso y al verlo cruzado de brazos, alce las cejas como diciendo " que es lo que pasa?" Entonces me dijo que ya había terminado.... No me lo podía creer.

Esto? es solo un viejo amigo que viene a recoger su mierda... Como que ya has terminado? Me tomas el pelo...- Respondí incredulo. Me acerco a donde se encontraba y miré hacia dentro.- Por todos los dioses!! En serio?? Joder... Vaya... Esto si que ha sido toda una sorpresa...- Le respondí viendo el resultado. No me lo podía creer...Cuantop había tardado? A penas 45 minutos y ya había hecho los dispositivos que me pidieron, desde luego tenía un Don.

Bueno, pues... ayudame, trae esa maleta que está al fondo y empieza a darme su contenido...- Le dije con cierta autoridad.

Observó satisfecho al viejo cuando éste se sorprendió por su efectividad y aunque sus asuntos no le eran de mucho interés, igual volvió a sonreír asintiendo con la cabeza. Buscó la maleta con la mirada, fue por ella con toda la calma del mundo volviendo al lado de Mediavida del mismo modo.

- Tu amigo parece un tipo interesante - comentó en busca de algún tema de conversación que le mantuviese interesado en algo mientras rebuscaba en el contenido de la maleta para comenzar con su nueva tarea encomendada.

Me giro y alzo una ceja. Después me entra una carcajada como no me había sucedido en años.- Jajajajaja... Interesante, dices?? Jajajajajaja.... Es un hijo de puta con mas suerte que he visto en mi vida, El cabrón me salvó la vida y me ayudo a integrarme en el mundo.... Estoy en deuda con él.- Le respondo como si tal cosa.

Empiezo a desplegar sobre la mesa los artículos que me pasa el joven y las voy ordenando y comprobando su estado.

- Joder, amigo mio, ya lo verás, el tipo ha estado casi 12 años en guerra y ahora es un independiente. Perteneció a la élite, como yo. Si le hubiesen dado todas las medallas que se merece, tendría mas metal que yo metralla en el cuerpo.- Continuo hablando como si fuera conmigo mismo, casi con cierta nostalgia y mi media sonrisa.