Partida Rol por web

-Aparta joputa, eto se tiene quensendé asín -dijo pulsando un boton aleatoriamente.

Le pegó un manotazo a su hermano y luego un empujón.

-Tú no sabeh, eh ehte botón- y tocó otro distinto. Si hacía arrancar aquel cacharro, se quedaría con el privilegio de conducirlo él.

Empujón bien dao.

-¡Quita, coño! Que tú no sabe, joputa -pulsar pulsar pulsar.

El Caye parecía tan perdio como yo. Cogió varias cosas y después mi Cristo le da unas nociones de como va un chisme de estos. Sonrio orgullosa de mi hombre, cuando muestra tal conocimiento de las armas de fuego. Me lo imagino sudao, encaromao a ese chisme, con sus músculos tensos, marcaos...Ay, y el chocho pesicola...Pero el momento mágico se rompe cuando se escucha a un puto chupacabras al otro lado del muro.

- Su puta mare...- mascullo para mí, dirigiendo mi pistola con mochila directamente para ese dirección.

Hago una señal a los 3 para que se callaran. El puto chupacabras estaba ahí y probablemente iba a llamar a todo su clan; esta situación ya la había visto antes en las 3000, pero por suerte desde fuera, como espectador, observando desde una ventana cómo se daban de hostias y navajazos entre dos clanes rivales. Pero aquí estos hijos de puta criaban más que los conejos, eran nuestro "clan rival" y además nos superaban ampliamente en número.

En un momento de lucidez, o eso es lo que a mí me pareció porque, seguramente, a los demás les parecería un momento de agilipollamiento, aprovechando mi amplio registro gutural adquirido por cantar flamenquillo día sí día también haciendo el retrasao por la calle, me da por imitar el gorgoteo del chupacabras desde el otro lado del muro, como si fuese un experto ornitólogo que está llamando a su lechuza preferida, imitando a la perfección el sonido del animal desde una colina.

GOooorrggrg.... gorgggrg grg gorg... - me giro a mis 3 acompañantes y les guiño un ojo sonriendo, como diciendo "lo tengo controlao".

El camión se encendía con unas llaves y un contacto. Como los camiones en general. Pero al darle al botón encendieron el sistema del radar, y la pantalla se iluminó con un rebote. No sabían muy bien como interpretar el dato, o que coño estaba detectando. Pero era obvio que aquel radar no detectaba tanques ni cosas que estuvieran en la superficie. Era solo para aviones. Y éste avión iba relativamente rápido, o eso parecía.

Al fin encontraron las putas llaves. Las tenía uno de los cadáveres de los soldados, a la entrada. El "problema" es que el camión no tenía mucho combustible.

Se quedó embobado cuando el radar aquel se encendió, se parecía a las pilículas esas de guerras y submarinos, o eso creía él, porque ni puta idea. Por fin dieron con las llaves y le pegó un manotazo al Brandon al ver el depósito.

-Ioputa, no hay gazolina... ¿No había mah cocheh pa tomah prehtado?

Ese camión tan raro lleno de cosas de colores era sospechoso.

-A lo mehó éh un trasfohme desos.

Luego se fijó en lo de la gasolina. Y le pegó un capón al Kevin.

-Joputa, una coza éh que tenga poco y otra que no se mueva. No tiene ni puta idea, chacho. Plimero enganchamo los mizile, y enluego amo a llevalo onde las flagoneta del yayo a vé que apañamo. Eso éh ahí al lao.

-Que no, que eh mejó llenahlo poh el camino, ohtia... Tú no sabeh- a dónde iba el Brandon a rapiñear gasolina a las tres mil, cuando tenían toda Sevilla para ellos... Lo mismo hasta todo el país.

Me quedo ojipática cuando el primo Caye se pone hacer ruidos de atontao...¿Que es ojiplática? No se, pero lo leí por ahí una vez y me sonó como a estar con el culo torcio o asín. Entonces pos lo digo a veces y quedo to fisna y cultivada. Luego niego, con cara de mala hostia...

Oma...Ehte niño eh tonto...sa quedao to tonto con la droja...

-Po eso digo yo, giliposha, que no tentera, chacho. Enganchamo loh misile a ehte camión, condusimo hahta la entrá de ehta base onde ta ehperando el yayo con las flagoneta y allí metemo gasofa. Si hay por medio máh coshe ante de llegá a lantrá po rellenamo. Giliposha, anormá, tontolculo que no tentera de una mielda.

Se encendió un piti esperando que el anormal del Kevin captara el plan. El pobre no llegaba a mucho. En ese momento el Brandon tuvo una revelación.

-Chacho, que digo yo que si aquí hay camione y cosa de esa de ejérsito, po tiene cabé una gasolinera, no? ¿O tú ha vihto arguna vé a los sordao llenando el tanque en la repsó?

Al Brandon no le llegaba el riego, estaba claro. Si el yayo se había quedao planeando en casa, o viendo reposiciones del gran hermano, que le gustaba mucho eso de que la Milá enseñara ahora las tetas. Que asco, tetas. El caso que el pensaba que el yayo iba a estar en la puerta con una lata de gasolina por sus huevos toreros, el Brandon era tonto. Por eso tampoco llegaría a patriarca nunca.

-Poh ezo te ehtaba diziendo, illo... Aquí tiene que habeh gazolina, ioputa.

-Tú no taba disiendo una mielda, carajote. Amo a buhcar la gasoninera, chacho.

Los ruidos de patas pasaron de largo al oír aquello. Los chupacabras buscaban humanos, no animales terrestres. La idea de los extraterrestres era conservar, en la medida de lo posible, a las especies autóctonas que no suponían una amenaza, para estudiarlas. Quizá les resultaran útiles en su nuevo mundo. Era conocida su afición por las vacas, cabras y otro ganado, como fuente de alimento y para estudios genéticos. Las famosas mutilaciones de ganado.

Quedó el silencio, y se pusieron a currar. A llevar las cosas a la furgoneta, con cuidado. Sabían que estaban merodeando. Se cruzaron con los niños, que buscaban gasolina. Hasta que se dieron cuenta de que alguno de los vehículos que andaba por allí, parcialmente calcinado, tenía combustible en el depósito. Obviamente, se pusieron a bombearlo para llenar el depósito del camión con antiaéreo que habían encontrado.

Se daban toda la prisa que podían. El mengue estaba por doquier, paseando a su antojo por el que creía su nuevo mundo, explorando, peinando la zona concienzudamente. Así que se metieron un petardo por el culo, procurando ser lo más sigilosos posible.

Los hermanos discutían sobre sus chorradas típicas. Entonces una voz habló en sus cabezas.

-¿Que hacéis? -preguntó, casi con un siseo infantil.

Las dos figuras se asomaron por detrás del blindado. Eran sigilosas. Pero no caminaban con intención de sigilo, si no más bien de curiosidad. Les habían visto, como en la guerra, de lejos y con un arma en las manos. Ahora era diferente. Estaban allí, de pie, mirándoles fijamente. Eran más o menos de su altura.

La Choni y los presentes más allá, en la furgoneta, vieron la escena a cierta distancia. Paralizados, preocupados. Sin saber muy bien si tenían que liarse a tiros o a chorros de cruzcampo.

-¿Que hacéis, humanos? -preguntaron las vocecillas inquietantes.

Por fin habíamos encontrado la gasolina, gracias al Kevin, por supuesto, porque el Brandon ni puta idea. Y allí estaban aspirando por la manguera para sacar algo del depósito de aquel vehículo, el caso que la discusión estaba como siempre servida.

-... poh no Brandon, tú ereh el marica al que mohdió el mengue... Ira, si ehtáh al poco de ehpichahla, ya se te ve la cara asín blancuzca, como de paio friki detrás del ohdenadoh tol día enserrao. Sí, illo, esos que ehtan aún máh blancuzcoh que el rehto de paio... Tié cara de ezo, de paio friki... De paio friki marica- el Kevin comenzó a reírse, a esos eran a los que les quitaban a punta de navaja los móviles y todo lo que llevaran, que muchas veces tenían cacharros electrónicos modernos. Comenzó a toser y casi tuvo que escupir el cigarro que llevaba en la boca, cuando oyó esa voz tan rara a sus espaldas. De inmediato se giró, llevando una mano a su pistola de cruzcampo y la otra a aferrarse a su petate lleno de granadas, eso no se lo quitaba nadie.

Aquel bicho era feo de cojones, y estaba más blanco que los paios frikis... Eran paios mengues. -¿Que qué hasemoh?- usó la pistola y mojó a uno de ellos con un chorrazo de cruzcampo. -Poh aquí de birritah, aunque ehtáh un poco caliente- y así volvió a ahogarse de la risa.

La intención de Kevin era levantar la mano y darle un chorrazo de cruzcampo. Pero su mano no se movió. De hecho, no se movía mover. Estaba clavado en el sitio, como si algo muy pesado le mantuviera inmovilizado. La criatura miró su mano con el arma de juguete y luego miró a su hermano.

-¿Sois un peligro?

Aquellos monos del espacio le pillaron desprevenido. Todo por culpa del Kevin por andar entreteniéndole con sus tontadas. De no ser por eso el Brandon los habría visto llegar y los abría matao en silencio, con sigilo, a lo rambo con un cuchillo entre los dientes pillaos por detrás. Mierda Kevin.

Vio quedarse tieso al hermano y eso le extrañó, porque el Kevin era rápido, no más que el Brandon, claro, pero seguramente el segundo gitano más rápido y mortal de las 3000. La cara del Kevin parecía asín como acojoná y peleona.

-No señol, nosotro solo semo niño, señol payo... tamo buhcando cosa, pa comé, dame argo paaayo pa comé hoy dame argooo pol favó solo semo niño inosente señol, dano argo pa comé o pa fumá un poco que la vía éh mu dura pa loh gitaaano, payo. Unah moneíta por caridá, que semo probee...