Partida Rol por web

Los Mengues del Espasio

La Bataya de Sevilla (Escena 3)

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06/07/2015, 17:34
El Chacho Guapo

El ejército llegaba para meter hostias. Pero ellos tenían que meterlas también. Habían agotado la carga de misiles, cuando el primo se fijó en el camión cisterna de los bomberos, cuyos tripulantes la habían cascado a causa de los chupacabras. Todo ese líquido se tenía que usar para un buen fin.

Compartió una mirada con su primo. Eran casi cien metros corriendo, esquivando bichos o matándolos con pistolas de agua. Pero ambos eran héroes, y los héroes actúan, no piensan.

-Premo, vamo a por el camión. A contraatacá. Les podemo hacé mierda ahora que han yegao los militás. Van a lamentá habé atacao er barrio primo.

Sacó su pistola de agua aqua master y abrió la puerta del camión por su lado, sin más preámbulo.

-¡¡AMO PRIMO!! -dijo mientras bajaba de un salto.

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06/07/2015, 17:57
Kevin Jesú

Del cielo caían cosas por tos lados, el Kevin miró para arriba tratando de distinguir con aquella solanera qué pijo era. ¡Aviones! Él quería conducir uno de esos, ¿por qué no se habían encontrado ninguno de esos donde los milicos? Seguro que conducía mucho mejor que todos esos, con más piruetas y dando vueltas por todos lados y explotando a todos los mengues. 

El caso que mengues era lo que había por tos lados ahora, que ni con la cruzcampo calentica reculaban, le daban hasta ganas de mearse encima de ellos a ver si así se iban a su puta casa o qué. Cuando apareció el Boliche en su mega coche y les invitó a subir. El Kevin seguía pensando que él conducía mejor que el Boliche, y que el Brandon, eso por descontado. Subió en el asiento del copiloto, porque ir atrás era de maricas.

-¡Arranca arranca, que mieneh loh mengueh de lo cojoneh, illo!

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06/07/2015, 18:26
Brandon de Dios

El Brandon se levantó del suelo empapao, y chapoteó al carro del primo Boliche. Con toa aquella cerveza y los mengues en estado de efervescencia parecía que salía de la fiesta de la espuma de esas de alguna discoteca paya... o de la bañera de cuando la tita Choni le daba un ramalazo de señora millonaria y se daba un baño de esos de sales raras que a saber pa qué las quería y qué coño hacía con las manos debajo del agua tanto rato. Se subió de un salto al coche, to contento por haber matao más mengues de todo tamaño y condición que naide.

-¡Enga chachooooo! ¡Tira joputa, tiraaaa!

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06/07/2015, 19:42
La Choni Heredia
Sólo para el director

Me agarré a mi Cristo para cruzanos de bloque como si no hubiera un mañana. En aquel momento de vida o muerte, la verdad es que no pensé en naide. Pero después, ya en el bloque que se mantenía en pie, vi el panorama y la destrucción...Y toda nuestra vida que se había ido a la mierda. Todo lo que habíamos construido. !Mardisíón hitana! Putos mengues...

- !AY ER PAPA, CRIHTO! !ER PAPA! !CON TO LO QUE LE QUEABA POR VIVÍ! - toda sentida- !NOH HAN HECHO SANGRE, CRIHTO! !NO PUÉ QUEAR ASÍN! ¿AHORA QUE?

Ahora venía el ajercito con sus cosas, pero pa mi... Pa mi el daño estaba ya hecho: los Heredía se quedaban huérfanos.

 

 

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09/07/2015, 23:05
Cayetano Josué de los Ángeles de la Cruz

La puta leche, me habían reventao la camioneta y por un momento demasiado largo me sentí como cuando tenía 7 años y estaba a punto de llevarme un buen pescozón del patriarca de turno, con la espalda descubierta e indefenso, pero esta vez la hostia no iba a ser un pescozón, sino un pepinazo en to el lomo de los mengues chiquitillos y cabezones.

Recé todo lo que sabía, que no era mucho pero tampoco poco, que yo era muy devoto, hasta que aparece el Boliche a modo de salvación. El gordo, con sus gafas de Robocop, su frase de Terminator y su oportuna aparición cuando más cagaíco estaba habría hecho que el pistacho me diera palmas si fuera tía.

Iba a saltar de un brinco para el coche, sin importarme dejarme los piños por el camino, de no ser por la idea del Chacho.

Andayá... si eso ta mu lejo, nus vanrancá la shorra por el camino... - el miedo había hecho mella en mí, parecía que el héroe en mi interior se había ido ya de vacaciones... hasta que oigo de nuevo gritos y arañazos de chupacabras en el suelo, lo que sumado al extraño silbido de los proyectiles de las armas de los otros mengues me hizo replanteármelo - mierda pa ello, jusdeputa; po si me van a freíl lu tendrán más complicau si les rusiamo desdel camioneto rojo.

Cogiendo aire, mirando al camión de bomberos con concentración, subiéndome los pantalones y apretándome el cable carcomido de un alargador que usaba a modo de cinturón, salgo perdiendo el culo en dirección a mi nueva máquina de guerra.

VAMO CHACHO VAMO VAMOOOO - mi tono era una mezcla de acojone y pura adrenalina, como si estuviese huyendo de la poli por culpa de una redada sorpresa en el puti de turno.

- Tiradas (2)
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14/07/2015, 20:54
Director

El Boliche pisó a fondo, mientras los niños lanzaban chorrillos de cruzcampo con las pistolas de agua a los chupacabras que trataban de subirse al techo o al capó. Los aliens flaqueaban, acojonados ante aquella resistencia inesperada. Acojonados, prudentes, sobrepasados quizá.

Cayetano corrió hacia el camión cisterna, detrás del Chacho. Esquivaron bichos, les dispararon a quemarropa. Un impacto de un arma desintegradora alien, que falló por poco, el coche del Boliche que pasó por encima de dos grises enanos, atropellándolos. Les cubrían la carrera. Los grises jerarcas estaban cabreados, intensificaban el ataque. Querían agacharlos a hostias.

La Choni y el Cristo bajaron por aquel bloque, reuniéndose con otros vecinos. Había muertos, heridos, gente cabreada. En su mayor parte, mujeres y ancianas que habían visto el combate desde segunda fila. Se armaron con globos de agua, pulverizadores y hasta sifones. Salieron a calle, dando hostias con las escobas, lanzando cruzcampo por doquier. La chon gorda se enzarzó en una batalla épica contra uno de esos bichos gigantes, que le pegó un bocao. Ella le metió un globo en la boca, a modo de granada, y la criatura, al moderlo, se deshizo desde dentro. Algo la hostia de desagradable.

La Choni tenía sed de sangre, así que se subió a un viejo ford fiesta aparcado en la calle, hecho mierda por el combate, y disparó con dos pistolas de agua, como si fuera el general Custer y le rodearan los putos indios. Cristo repartía leña con un machete, pues había agotado la provisión de cruzcampo.

Entonces, los héroes llegaron hasta el camión y cogieron las mangueras. Comenzaba la fiesta. Las bombas se pusieron a funcionar a toda hostia, echando los chorros de cruzcampo a decenas, casi cien metros de distancia. Los niños subieron al camión, y se dieron de hostias por conducirlo. Al final tuvieron que colaborar, por que si uno manejaba el otro tenía que decirle por donde girar y cambiar de marchas.

Avanzaron por la calle, metro a metro, sembrando el terror con la, posiblemente, peor cerveza de España. Los gitanos salían de sus casas, cabreados por las muertes, por la destrucción. Sedientos de venganza. Por cada uno que caía desintegrado o sobrepasado por los chupacabras, tres primos más ocupaban su lugar, a cuchillo, a pistola, a manguerazo. Venganza gitana.

Los milicos comenzaron a aparecer, cerrando la trampa. Los aliens no esperaban aquello. No se esperaban un ataque frontal, casi medieval, a mala hostia. Retrocedieron, pero no podían escapar. Entre las balas de los soldados y la cruzcampo que les tiraban Cayetano y el Chacho, sucumbían como perras. Cundió el pánico en sus filas, o algo parecido al pánico. Habían ido a ese puto planeta solo para morir a manos de unos energúmenos subdesarrollados. Era como esos ingleses antiguos, cuando entraron hasta la cocina en el reino de los zulúes solo para que éstos les encularan masivamente en una batalla de nombre rarísimo, y se quedaran los guiris en plan "What happens, what happens?" Mientras se tragaban una de falo que no era ni normal.

Dieron las nueve de la tarde y el sol comenzaba a caer, mortecino pero aún picando como su puta madre, sobre las desvencijadas fachadas de las tres mil. En la calle, miles, decenas de miles de bichos en diferentes grados de descomposición. Grises heridos que se arrastraban tratando de escapar, o levantando las manos para pedir clemencia, y gitanos que se ensañaban matándoles a palos. Los militares se estaban haciendo cargo de la situación, y los últimos ovnis caían del cielo por los misiles de los F-18.

Los dos gemelos se fumaban un piti sobre el techo del quiosco en el que se habían subido, un quiosco que estaba siendo saqueado. Los primos se comieron un cornetto al atardecer, juntos en torno al quiosco, disfrutando de la tranquilidad que venía con la victoria. Las escenas de salvajismo que se veían a su alrededor parecían ajenas a ellos, que simplemente disfrutaban de la agradable sensación de estar vivos, y haber hecho al enemigo fosfatina.

La Vane se morreó con el Cayetano, y éste pensó que de perdidos al río. Había estado a punto de cascarla, así que aunque fuera feilla, esa noche la prima iba a caer, como estaba mandao. La Choni, silenciosa, miraba en dirección al bloque de pisos, mientras apoyaba una mano en su vientre. Lo había hecho con su Cristo en to la ovulación, ahí sin nada. Posiblemente tuviera un bollo en el horno. Un nuevo gitano, para heredar aquel mundo que pensaban conquistar. Su mundo.

Y a los mengues, que les fueran dando mucho por el culo.