Partida Rol por web

El Kevin se ponía asín como místico. Amariconao del tó. No era la primera vez, el Brandon sabía que el Kevin era de esos asín como que flipaillo del rollito ese de grandes discursos, aplauso de las masas y el alcalde saludando en el balcón y eso. Amo, un político de mierda. El Kevin iba pa patriarca. Si le dejaban. Y si le dejaba el Brandon, que tenía más ganas de ser padrino a la italiana que patriarca gitano, pero si era por joder y se empeñaba...

-Illo... po cuidao a ve si le roban el apellío a los Heredia. El tito Crihto tié to los papele pa metersen medio el joputa.

Con ochenta mil primos y media payonidad tiesa ¿hasta ónde podrían llegar? Quién sabe, a lo mejor uno de los dos se convertía en el Obama español. Presidente de España, con dos güevo. Como aquél gitano gallego que el año pasao se presentó a las enesione.

Pero el tito Críhto se estaba interponiendo.

Su hermano tenía razón, el tito era un obstáculo en sus planes.

-Lo mihmo al tito se lo mirienda un mengue... Ademáh que la tita no tieneh hijoh, ehtah mah zeca que una mojama poh dentro, se le ha roto el hohno pa lo bolloh...- él no sabía del todo cómo funcionaba aquello de hacer niños, pero si la tita no se preñaba con lo que se frotaba contra el tito, era porque no podía. No era una buena gitana que le daba a su marío churumbeles a cascoporro.

-La tita tiene el coño máh jeco quel ojo´n tuerto. Ya no vale. Uno de nojotro va tené que cumplí con el clan y cazarce dentro de tre o cuatro año y tené shurumbele. Ya semo hombre pa eso -miró a la gente que iba de un lado pa otro-. ¡A ve! ¿Es que asquí nandie tiene un poco de shocolate pa unoh porro, mi arma?

Era incomprensible no haber conseguido droga en el Polígano Sul en los últimos días. Una locura, impensable. El mundo se estaba yendo definitivamente a tomar por culo si un hombre necesitado no podía conseguir algo de mierda pal body.

El Brandon sabía de lo que hablaba, pero claro, cómo no lo iba a saber, si éramos hermanos. Casarnos en unos años y hacernos cargo de todo, seguramente... Aunque las niñas, que asco las niñas, él no quería tener na que ver con una niña... O con alguien como su tita, toa loca del coño y sin poder usarlo. El Kevin hizo una mueca de imaginarlo.

-Io creo qu'el Caietano tenía de to, ira la cara que ievaba... Y no compahte con su familia, sangre de su sangre... Eso eh como la traisión, Brandon... Esah cosah se pagan y con cahtigo ejemplah... Como el que tiene que teneh el tito...

-El caraja del Caietano siempre dise que no tiene na pero con ese careto a sabel... Parese tonto pero no lo éh tanto.

Se le ocurrió algo malo ¿no se estaría fijando demasiado en rajar al tito Crihto, y al final era el Cayetano el posible futuro patiarca?
 

Era la hora de la verdad. Morí o viví, pero si era lo primero ibamos a dar guerra de la guena. Allí estaba yo frente a aquel artefacto, que parecía la polla de un congoleño. Dada sensación como de podería, la batería de misiles, no la polla del cogoleño claro. No podría decir a ciencia cierta, yo solo había catao a mi Cristo.

- Crihto, miarma. Si salimoh dehta te viá dejá seco pa celebrá y vamoh a por un churumbé. Pero de momento me vá tené que ayudá con ehto - mira que yo me apañaba mejón con la pistola con cruzcando, pero ea. Había que hacé de to en esta vida.

Claro que si, un churumbel nuevo. Porque la que tuve no contaba. Un bebé en la familia haría bien, y realzaría mi estatus. Más aún. Que con mi Cristo en la carcel poco hemos podía hacer.

La miró un momento con aquella cara de macarra cabroncete que tenía, y mientras le iba dando las indicaciones se la habría follado contra el asiento de la batería de misiles. Pim, pam, pum.

Pero la vida estaba en juego y la victoria de su clan gitano. Y las prioridades estaban, de momento, en órden. Sonrió cuando le dijo aquello, y le iba a dar un beso, cuando por encima de su hombro vió un cacharro de aquellos haciendo una pasada.

-Mira -señaló.

Le dió un par de consejos.

-Espera a que tenga menos velocidá. Esos platillo van to rápido, y el misí no tanto. Cuando esté cerquita y vaya despacico, y con suerte no los cargamo.

Los ovnis estaban haciendo limpia, y los bichos venían detrás, quitándose de en medio la pedrea. Pero por eso mismo los platillos no iban muy deprisa. Tenían que atacar casa a casa, bloque a bloque. En un momento, tuvo uno fijado en la batería.

Los ovnis sobrevolaban las tres mil, preparándose para reventar los edificios. Los gitanos comenzaron a disparar con los lanzamisiles y todo lo que tenían. Mientras, la marabunta que venía por tierra era precedida por unas descargas de intensa luz que pilló a varios desprevenidos. Los niños se ocultaron rápidamente ante éste flash, y cuando se reincoporaron vieron que los que habían mirado en esa dirección estaban muertos, con las cuencas de los ojos y la boca vacías y negras. Como los soldados que habían visto antes. Así lo debían hacer, los muy cabrones.

Los supervivientes cogieron las armas más tochas, y la primera oleada se definió calle abajo. Los grandes bichos formaban la punza de lanza del ataque. Ésta vez había diez o más. Habían echado toda la puta carne en el asador. Habría que estrenar el cañón de cruzcampo.

La batalla estaba comenzando fuera de la cuadra. Los primeros misiles mistral volaban en dirección a los blancos. Todo eso se podía ver en la pantalla del radar.

-Mi arma, hay una folletá de osnis premo, mira.

Casi treinta puntos en el cielo, de naves de aquellas. Había llegado el momento de sacar el camión y usar los putos misiles, antes de que se dieran cuenta de los que se les venía encima y se largaran con una velocidad que desafiaba a las leyes de la física.

-Amo a dárles caña. Yo te fijo los blanco primo. Tu dispara cuando se ponga el redondé en rojo y ponga LOKED. ¿Vale?

Una decena de putos monstruos gigantes. A esos no se les podía rajár a navajazos. Y toda esa peña muerta de un flash, que eso sí que era una cámara de afotos y lo demás tonterías. Nada de lucecitas en los ojos por mirar al flash, no, eso quemaba pa toa su puta madre. Menudo panorama.

Era hora de devolverla caliente, como las bolsas llenas de mierda que tiraban desde la azotea los gemelos por cachondeo. Cagándose en una bolsita, haciendo un nudo y jugando al tiro al calvo, a ver si enmierdaban a alguien y así partirse de risa durante horas. La mejor fue aquella vez después de un kilotón de potaje de bersa de la tita Choni cagaron los dos en la misma bolsa, una de esas del chino que son to finas, y la tiraron abierta, sin atar ni nada. Ese día sí que se lio, que hasta se quemaron contenedores y vino la pasma.

Pos lo mismo. El Brandon saltó al cañón.

-¡Yo tiro que tú no sabe, joputa! -joder y cómo salió esa meada cerveza meada!

Asiento y par de veces a mi Cristo y cuando tengo aquello a tiro:

- !MUERE JOPUTAAAAAA! - vocifero con gracia y rabia gitana, y pum pum. Disparo, sintiendome toa potente y cachonda perdia, por mi Cristo, el momento y la adrenalina. Potensia Hitana a tope.

La juhtia Chacho, ¿ande jah aprendio a jusa ehto? - me pongo a mirar el radar y veo la parvá de punticos que simbolizan los ovnis - yo dando parma y vusotro aprendiendo a jusa paratos payus...

Pasan unos segundos y aparece la palabra LOCKED junto a un circulo rojo - ¿le doy Chacho? ¿Le doy? ¿Le doy no? ¿¡o qué!? - esta última pregunta no tenía sentido, pues de los nervios ya estaba apretando el gatillo.

Fuego, muerte, destrucción. O más bien, misiles, cruzcampo y mengues hechos mierda.

La primera fase de la batalla había sido la sorpresa. Los mengues no les sabían tan bien armados. Esa combinación de cruzcampo y la tecnología justa para plantarles cara, era simplemente algo que no se esperaban. Esperaban una batalla como la del día anterior, y por eso se habían traído los ovnis. Para destruir las casas, dejando a los humanos hechos una mierda a campo abierto o enterrados entre los escombros, para matarlos a placer.

Con el cañón de cruzcampo del tanque policial cayeron tres bichos grandes, el último de ellos al acercarse corriendo para tratar de volcar el camión. Su cabeza se deshacía como si estuviera hecha de peta zetas. Los misiles volaron. El de la Choni aceleró y pilló desprevenido a un ovni que frenaba para atacar su bloque de pisos. Impacto directo, el disco voló, malherido, estrellándose en los bajos de un bloque, donde estaba la peña del Sevilla F.C. A diferencia de los aviones humanos, no "reventó", por que su combustible no podía hacerlo. La antimateria se consumió, disipada en contacto con la materia, provocando una implosión que hizo desaparecer la fachada del bloque de pisos. Plas. De repente. Flipante.

Cayetano sacó el camión de la cuadra y lo detuvo en la calle. El sistema de misiles se activó, la batería comenzó a abrir compuertas. Salieron tres de los seis misiles, casi a la vez, volando contra otros objetivos, acelerando hacia superar la barrera del sonido. FLAAAAAAAAAAS... RAAAAACA. Dos de los misiles dieron en el blanco, reventando sendos ovnis, que implosionaron en el aire. El tercero erró el blanco por poco, explotó y la fuerza de la deflagración lanzó la nave contra un bloque de pisos adyacente, rebotó y cayó al suelo sin control.

Los aliens se había cabreado por aquello, pero ahora recibían cruzcampo y tiros como si no hubiera un mañana. Se tomaron la batalla más en serio, retirándose un momento. Los gitanos creían que habían ganado, pero solo se estaban reorganizando. La segunda oleada fue con fuerza, y ellos fueron el objetivo de la misma. Seis gigantes cargaron contra el furgón policial donde estaban los gemelos, dos ovnis se acercaron a toda pastilla al tejado donde estaba la choni, y una legión de chupacabras corrió hacia el camión de Cayetano.

O se daban prisa (y tino) o las iban a espichar en menos que canta un gallo.

Se rió y mucho conforme aquellos bichos caían. Se deshacían con cruzcampo, cosa normal, ni los mengues la querían, pero qué risa le daba todo aquello. El Brandon había sido más rápido pa disparar el primero, pero él también quería tirar. Le pegó una patada al camión donde estaba cuando vio que los mengues se replegaban, estaba cabreado porque su gemelier no le había dejado hacer mucho.

-¡Ira Brandon, ioputa! ¡Tú no sabeh! Se ehtán reculando y te hah dejao muchoh sin matáh. Ereh la maricona mah maricona del lugar- nunca diría más que el tito, porque él había estado en la cárcel y habían visto suficientes pelis de la cárcel como para saber que él había sido la putita de alguien, seguro que sí.

Iba a darle un soplamocos al Brandon, a mano abierta cuando vio que los mengues volvían y dio un saltito de alegría. Lo mismo ahora iban a exterminarlos y acabar con todos ellos, dejándolos hechos pulpa, pero él podría disparar. Pegó un empujón al Brandon y se puso él al mando de aquel cacharro. -¡Paium, paium! ¡Toma mengue ioputa!- gritaba como si fuera un juego más de niños en la calle.

El Brandon se había merendao él solito a tres mostros de esos gordos. Casi na. Al final merecería una estatua ecuestre en el barrió y to. Pero no de bronce, que eso lo roban los gitano malo.

-Morí cabroneeeee -les gritaba al chorrazo.

Cuando se retiraron aprovechó para embucharse un tercio de veneno, que hacía sed. Entonces el cobarde del Kevin aprovechó para quitarle el cañón de las manos. Porque de cara no se lo quita ni jarto vino el joputa. En ese momento los mengues volvieron a por más cachuzos y el Kevin empezó a disparar de puta pena, peor que el Cayetano conduciendo.

-¿Y pa eso me lo quita, maricona? Velgüensa de casta, chacho -y por no estropear aún más la mala puntería del Kevin pasó de empujarlo y se puso a disparar con su propio aquamaster, por si chorreaba de refilón a algún minimengue desos como el que le había mordío el gasnate. Eso sí, en cuanto el Kevin se aflojara le quitaba el cañón por sus cojone.

Mi primer petardazo dio en el blanco, y eso me hizo dar un bote en el asiento de pura alegría. Había visto en las piniculas que la guerra te ponía a tono, y si...No sabía si seguir disparando o montar a mi Cristo allí mismo. Pero no, no...Debía ser lo primero. Debía serlo porque lo que parecía  una retirada, acaba siendo una reorganización de esas y esos hijoputas vienen con ganas de tocar la moral.

Los platillos de los cojones vienen pa mi tejao, y yo siguiendo las instrucciónes  que me había dao mi Cristo, disparo primero a uno, con intención de darle después al otro.

- !ME VAÍ A COMÉ ER COÑÓ TERRICOLA QUE TENGO! - vocifero, en modo berserker.

¡¡¡AYYYYyy quivienen!!! - no sé por qué, pero en ese momento estaba cagao de pelotas.

Quitando las zarpas del joystick y los botoncicos, me aseguro de que todas las ventanas están subidas y las puertas bien cerradas - ¡Jarranca Chachu! ¡¡Jarranca qui nus comen!! Vamunus pa dunde la flagoneta di la pulisia, esa dir chorro di sermesa - que les echen birra a los chupacabras, coño, y de paso que los premos se coman parte del marrón, que pa eso tá la familia.

A esto que veo que se están poniendo osnis en un tejao, ande parecía que estaba la chonarda del barrio. Miro la pantalla del camioneto, ponía "LOCKED" otra vez. Qué coño hago, ¿disparo? Pos disparo si los misiles no le van a reventar en la cara a la Choni; si me la voy a cargar a misilazos, que mejor se la carguen los mengues y así no me como yo el marrón.

La Choni disparó su misil, pero el OVNI aceleró esquivándolo. Demasiado evidente, demasiado rápidas sus naves. Se acercaba al bloque de pisos a toda hostia, friendo la calzada con aquel rayo desintegrador. Se iban a ir a la mierda enseguida.

Los chupacabras comenzaron a saltar sobre el camión antiaéreo, que menos mal que estaba blindado, por que clavaban las uñas en el parabrisas. Apretó el botón sin pensar, mientras los gemelos trataban de contener al mayor número de criaturas posible, rociándolas con Cruzcampo. El sistema abrió las portas de los misiles, y éstos comenzaron a salir, quemando a algunos serecillos con el calor del químico del cohete. El primer misil terminó con el ovni que cargaba contra el piso, a tan solo diez metros de él. Saltó la cincalla por doquier, pero se produjo algo más: la implosión del núcleo del reactor de antimateria. De repente, un cono de succión atrajo hacia él a todo lo que se encontraba a cincuenta metros, incluyendo placas enteras de hormigón, camas, coches, chupacabras y a algunos incautos. Todo eso se comprimió en un punto muy pequeño y luego explotó, como cuando moría Sauron en el Retorno del Rey.

El bloque de pisos estaba abierto a la mitad, y ahora sufrió otro golpe. El tejado donde estaba la Choni comenzaba a desmoronarse, junto al resto del piso. Junto a su casa. Sus cosas. Su vida.

Los vecinos luchaban a brazo partido, pero aquello era una batalla perdida. Algunos ovnis caían, pero más venían por detrás. Más bichos, más grises... Dispararon contra el camión de cruzcampo, y los niños tuvieron que saltar para no morir en el impacto. El fluido se derramó como en una piscina, matando a innumerables bichos y despejando el camión de Cayetano. Los niños estaban como en el aqua ola. Molaba. Pero se mezclaban con un torrente de chupacabras y bichos que se disolvían, y eso no moló tanto. Así que se agarraron a una farola, esperando a que la ola pasara.

Silencio, uñas rasgando el asfalto. El segundo asalto venía por detrás, con los aliens echándoles todo lo que tenían en Andalucía. A muerte. Les habían tocado muchísimo los cojones. La Choni se agarró a su maromo, y él usó unos tejanos que había colgados en la terraza como tirolina, y pasaron al bloque de al lado, más pequeño, justo cuando el suyo se derrumbaba.

Ruidos extraños, como de rasgar el aire. Ovnis que caían, bombas que explotaban sobre ellos. Unos F-18 hicieron una pasada sobre sus cabezas. Desde la autovía, las fuerzas del ejército que habían sobrevivido se preparaban para unirse al combate. Caían pepinos de artillería. Los aliens no se esperaban aquello.

El primo llegó con su coche tuneado disparando su AK-47 por la ventana abierta. Frenó al lado de los críos, y Cayetano pudo verlo desde el camión.

-Metersus en el coshe si querei viví -dijo a lo Terminator.

Llegaron al otro lado, descolgándose del cable de la luz por el que habían pasado. El piso se caía, y dentro de él, su papa y la paya que estaba con él. Su papa que seguramente se habría muerto por la explosión. No tuvo tiempo de despedirse de él, solo de escapar para salvar su propia vida.

Ahora los militares se unían a la batalla, y quizá hubiera posibilidad de victoria. Para el patriarca, llegaba tarde.

-Nos hemo quedao sin casa... -dijo lo primero que se le ocurrió- ¿Y tu pae?