Partida Rol por web

Problemas con papi dice... 

Aeryn soltó un quejido al sentir el filo de aquel arma rasgar su pierna. El cual parecía bastante profundo. 

Mierda, es bastante bueno... 

Se reincorporó en el lugar y está vez atacó por la derecha, un corte limpio en el lado del cuello. Aeryn sentía pequeñas gotas de sudor correr por su rostro, sin embargo, no le importó, devolvió la patada  esta vez en el punto débil de todo hombre.

No suplicaré por mi vida, cachorrito. Tienes una mala imagen de la mujer que cuidó de Istar -chasqueó la lengua - deberías de protegerte mejor. 

Las gotas de sangre resbalaban por su pierna y le entorpecía ciertos movimientos con esa parte de su cuerpo. 

Victoria estaba furiosa; mas de hecho... estaba hecha un huracan.

¿Quien era la voz de cria que venia del helicoptero? No importaba; corrio y disparo cubriendo de forma efectiva al soldado que iba al helicoptero.

"mas vale que la mates; Faraday" penso, aunque no tuvo grandes ilusiones; sabia que aquella condenada tenia una buena forma... habia entrenado alguna vez con ella despues de todo.

Observo por el reflejo al resto de miembros de la expedicion Serrano y penso seriamente en matarlos. Pero aun podian ser utiles.

-Corred y cubrios!! -gritó sin dejar de apuntar al enemigo pero asegurandose de cubrir la huida de los civiles.

Aerys; iba a matarla... hablando de eso... mejor iba al helicoptero a asegurarse de que Faraday la matara.

Primero; los civiles... fijo la vista sobre sus soldados y continuo la guerra.

Lo había logrado, la mujer estaba a la defensiva, cuando dijo que no suplicaría, el supo que estaba ganando la batalla psicológica. Y eso era la mitad de la batalla. El truco era poner el factor padre, y dejar que su mente trabajara en ello.
Esquivo un golpe de cuchillo a duras penas dirigido a su yugular y su brazo izquierdo amortiguo el impacto, aunque el protector de cuero se había llevado la fuerza del mismo, noto también la sangre bajar por su brazo ahora. También esquivo por poco una patada a su anatomía que lo inmovilizaría. ¿Jugaba sucio? Muy bien, el también lo haría.
¿Cachorrito? ¿Sabes quién habla así? Victoria. ¿Están todas cortadas por la misma tijera? Claro, papito Ainsworth. ¿Cómo crees que obtuvo ese puesto? Seguro se abrió de piernas para el. Varias veces. Toda la noche. ¿Qué? ¿Te molestaría tener a la pelirroja de madrastra? TE los estas imaginando, verdad? Tu padre sobre ella. ¿Te extraña? ¿Cómo crees que intento reclutarme? ¿Te extraña o te da celos, Psicopata?
El cuchillazo fue esta vez a al brazo izquierdo de ella. Y si, si suplicaras, te aseguro que suplicaras, suplicaras y me diras todo lo que deseo saber.

¡AHG! 

Gritó, por mucho que hubiera esquivado aquel golpe  se llevó el cuchillazo, tras lanzarle el cuchillo a la pierna clavándoselo, cayó de rodillas al suelo. Se llevó la mano a su brazo y comprobó que aquella herida necesitaría más puntos. Se levantó y sonrió. 

Eres bueno... Ya creo que lo eres. ¿Y sabes? Yo también lo pienso. Nadie estaría con una sucia rata callejera y... Lo siento, no fuiste reclutado por ella. ¿Psicópata? Oh... Debería haber dicho lo mismo de ti y de tu pasado '' oscuro''. 

Lo miró  al igual que miró aquella tela que había en la mesa calculando cuanto tardaría en ir hacia ella antes de ser alcanzada. La sangre caía sobre el suelo. 

Lo estás deseando, pero, créeme no voy a suplicar por mi vida . Me gusta más que me supliquen... 

Mierdaaa!!!-blasfemo una de  las balas de los soldados que llegaron el helicoptero me alcanza en la rodilla,  mientras me cago de dolor veo que Faraday en una carrera entra en el helicoptero enemigo de cabeza a una trampa el solo, debo mirarme la herida pero ahora no puedo , si quedarme al descubierto me cubro en el parapeto y solo saco la mano disparando direccion a mis agresores, esperando darle a alguno y a ver si alguien llega hasta donde estoy para echarme una mano.

Eres inteligente. Una zorra como tu aun puede aprender trucos nuevos
Faraday sonrió. La psicópata no era tal aun. Tenia capacidad de raciocinio. Sabia que victoria no lo había reclutado y que se había mandado un farol. Ella clavo
- ¿Crees que eres mala porque fuiste al bosque y a safaris y ahora reemplazas animales por gente? Tu no sabes nada. No sabes de lo que me salvo Istar. De mirar mi arma todos los días y evaluar si es el ultimo. [/b] esta vez la sobrepaso y clavo el puñal en su omoplato. El dolor de ver el cuchillo clavado en su pierna lo despejo. Quito el puñal y lo arrojo al suelo, al tiempo que limpiaba el suyo y lo ponía en su funda en su espalda. Le hizo un gesto de que fuera hacia el con ambas manos.
- Ven Aeryn, Ven! la lucha de cuchillos había terminado, y su paciencia con el. Ahora usaría la fuerza y su peso contra ella. Habilidad contra habilidad, pero su musculatura le daría la ventaja.
Observo el botón rojo de la puerta que abriría el helicóptero, y los paracaídas en mochilas al costado. Solo necesitaba una mínima distracción y se llevaría el premio mayor.

Eres inteligente. Una zorra como tu aun puede aprender trucos nuevos

Aeryn lo miró con una sonrisa. Tss estaba tardando en aparecer esa naturaleza tan... hombre de la prehistoria.

Recuérdame el por qué estuvo contigo una chica tan valiosa... Creo que tu naturaleza de Homo neanderthalensis no encajaba con ella.

Se pasó la mano por la frente y avanzó hacia él, con tal mala suerte que la herida de la pierna se le abrió y emanó más sangre de ella, haciéndole caer al suelo torpemente. Su pecho impactó contra el suelo. Tras unos segundo, recuperó el oxígeno. Se dio la vuelta, ignorando por completo al hombre y sus intenciones.

Aeryn se arrancó un trozo de la camiseta e intentó vendarse la herida de la pierna.

MIERDA, AERYN, JODER...

Acabas de echar por suelos a todo un género. Dime, Faraday, ¿qué pensaría tu madre de ti?

Intentaba sentarse, pero no podía. Estaba haciendo el ridículo.

¡Joder!

Faraday observo como la muchacha se venía encima de el, obedeciendo esa competitividad que él entendía, pues era una con el mismo. Sin embargo, ahora tenía un solo objetivo y mientras peleaba con Aeryn se había dado cuenta de cuál era. No bastaba con matarla, el padre entrenaría a otra, y seguiría la organización para causar más mal. Mientras peleaba con ella, se dio cuenta de que no bastaba con eliminar una Aeryn del mundo. No. Tenía que acabar con la organización para honrar a Istar.
Y tenía que elegir entre salvar a Koko, o llevarse su recompensa. Y normalmente hubiera elegido a Koko, pero este nuevo Faraday oscuro, en el cual había tenido que reconvertirse, y recordó algunas cosas. Koko lo había traído a una trampa, diciéndole que estaba todo bien. Koko había sido quien lo había hecho alejarse de Istar. Koko era la niña que no quería ser tratada como niña.
“A la mierda con Koko”.
Puso los brazos en posición de boxeo, cuando vio que la sangre había hecho trastabillar a la chica. No dudo mas. Camino mientras lo ignoraba, craso error, fue hasta la mochila paracaídas, y se la ajusto. Ella había empezado a vendarse la pierna. Demasiado acostumbrada a ganar, quizás.
La agarro de la rubia cabellera, obligándola a mirarle al rostro y usando su fuerza superior para dominarla. La arrastro hacia atrás mientras le susurraba al oído, casi como un amante, más que como un hombre que la odiaba.
Eso es porque Istar sacaba mi mejor costado. Tu sacas el peor. No lo sabes aun, pero vas a averiguarlo.
Golpeo con fuerza el botón rojo de la puerta y la misma se deslizo. Ella se había confiado demasiado y había apagado los comunicadores, por lo que gritar no le serviría de nada. El aire los chupo hacia atrás, cuando pasaban cerca de una zona mediterránea. El dejo que el viento los llevara lejos de donde ella mandaba, y la sujeto con firmeza para que no cayera y muriera. Conto, hasta veinte y cuando la visibilidad era baja y el helicóptero ya había pasado a ser un punto lejano, tiro del paracaídas justo al límite, por segunda maldita vez en el día.
Cayeron con fuerza y por segunda vez del dia, salvo a una empleada de Triquel de estrellarse contra el suelo. Aterrizo, y flexiono las piernas de costado, y empezó a rápidamente, envolver envoltorio de seda. Había aprovechado para mirar al suelo y tener un panorama que, como buen topógrafo, sabia donde estaba.
No suelo hacer esto, pero contigo, hare una excepción. Le cruzo un derechazo a la mandíbula y con ello, la dejo en la inconsciencia.
. . .

[Día indeterminado, Localización desconocida. Edificio Seguro, abandonado de la CIA. Posible frontera con Afganistan. Sótano.]
Aeryn despertó, y con el recobrar la consciencia, vino el dolor. El dolor de las heridas, pero sobre todo el de los brazos. No estaba en una postura cómoda. No estaba vestida, aunque tampoco desvestida. Tenía lo que podía decirse su ropa interior puesta, pero el lugar era caluroso, y estaba toda ella húmeda. Quizás por la fiebre de las heridas. Ella estaba colgando del techo, por unas cadenas, aunque lo que sujetaba sus muñecas eran tiras de cuero grueso. Sus heridas habían sido restañadas, y tenía cocidas con hilo o con pegamento las heridas sufridas con anterioridad. La sed en su boca le dificultaría el habla, y sentía la garganta hinchada. Cada tanto, una lamparita intermitente brilla, pero no terminaba de encenderse, iluminando lo que parecía ser una habitación obscura, sin ventanas, con una mesa, un par de sillas una lámpara pequeña en la misma, y que el lugar tenía una considerable cantidad de polvo. En un lugar, a su costado, había un espejo, probablemente, pero que tenía una tela polvorienta que lo tapaba. Tal vez fuera un cuadro.
Si tenía algún dispositivo de rastreo en ella, se dio cuenta de que no lo tenía consigo, había sido revisada a consciencia. Si se observaba a sí misma, a través de los mechones de pelo rubio sucio y ensangrentado, que solo llevaba consigo una camiseta que se pegaba a su cuerpo, sin sujetador y las bragas que tenia consigo. Todo lleno de sudor, y sangre.
Una cámara en una esquina, registro sus movimientos de despertar, lo supo porque vario su foco y la enfoco. Un dolor en la quijada donde el militar la había golpeado le recordó lo último que había sucedido, la recuperación del fruto, la salida en helicóptero, y la pelea con cuchillos, hasta la caída en paracaídas en el desierto, y el posterior derechazo traicionero.

Cobró consciencia. Le dolía todo su cuerpo, como si hubiese sido realmente apaleada. Movió la cabeza ladeando de un lado hacia otro... Dolor. ¿Dónde estaba? Sentía un quemazón en la garganta que le impedía hablar con normalidad, por no decir que le acompañaba un malestar en todo su cuerpo.

A-Agua...

Ya se había encontrado así en más de una ocasión, solo que aquella vez, la más grave de todas, estaba más vestida que en esa ocasión y su padre era el que le había puesto en tal situación.

Movió la cabeza por un lado, intentando reconocer el lugar. Desconocido.

El juego del gato y el ratón. Me he convertido en el pez.

¿Y el fruto? Sí, es cierto, lo soltó en el helicóptero dándoselo a Koko, ella no lo tenía encima. Al menos, en eso fue precavida. 

Sonrió mirando a la posible cámara. Echó la cabeza hacia atrás y sonrió. Aquel hombre seguro que se pensaba que estaría realmente en su posesión, que la podría fulminar. Sin embargo, no sabía que ,después de todo, ella no era la mala de la película. Se había equivocado.

Apoyó su cabeza en su brazo derecho y suspiró. Su cuerpo estaba húmedo. Alguien necesitaría una buena ducha.

¿Te recuerda a algo Aeryn? -se preguntó a ella misma-.

Claro, mi época de militar...

Y abrió los ojos, pataleando en el aire. Aquella horrible experiencia estaba cobrando vida. Fue entonces, cuando se percató que se había metido con el hombre erróneo. Abrió los ojos, intentando soltarse, pero solo conseguía hacerse más daño.

Habías escuchado ruido procedente de afuera además a Aeryn discutir con Nathan. Al salir te encontrarse el suelo con restos de sangre y, además, había un paracaídas menos. En tu mano, se sostenía el fruto del Edén. Aeryn te lo había soltado en la habitación antes de tu entrar. Lo que quería decir que... 

A- le había pasado algo malo.

B- eras la nueva líder en suplencia.

Koko contempló el fruto del Edén. Después miró a su alrededor. No había ni rastro de Aeryn pero sí de una pelea y la ausencia de un paracaidas le dijo que seguramente, se habrían lanzado antes de aterrizar, así que había pocas posibilidades de encontrarla.

Vio el paracaídas sobrante y lo cogió por si acaso. También agarró una mochila vacía e introdujo en su interior el premio que tanto les había costado ganar. Lo guardaría y protegería como fuese. 

Después, continuó mirando a su alrededor.

Encontraste un comunicador de sobra en uno de los cajones de aquella mesa. Además de un mando a distancia. Cuando pulsaste el único botón de este, un holograma se mostró en el aire. En él se mostraban dos muchachas y, en rojo, la palabra: RECLUTAMIENTO.

•  
• Rikka Maara: arqueóloga. 

Guardaba un gran parecido con Istar y, aquello, te aterrorizó por completo. ¿Sería aquella la reencarnación de la mismísima Istar?

No obstante, atemorizada, miraste hacia la otra imagen:

• Alana Jørgensen: MÉDIUM.

​¿Para qué quería tener Aeryn una médium en un viaje como aquel? Pronto tendrías la respuesta: aquel viaje constaba de dos partes. Por un lado, el bosques de los suicidios, por otro, el mar del diablo. Tu mente prodigia no vaciló ningún momento en darle al botón de aceptar.

Las dos imágenes se desvanecieron en el aire, para dar lugar a una ruletita:

Tras ello, unas palabras en cursiva aparecieron:

Bienvenida a la base 302 El Cairo-Egipto, Koko Zalika. Alias, K.Z.T.

Edad: 12 años.

Profesión: estudiante.

Enviando señal de ubicación... 

CARGANDO....

CARGANDO....

CARGAND..

CARGAN...

CARGA...

CARG...

CAR...

CA...

C...

....

SEÑAL ENVIADA. Por favor, permanezca en el lugar.

 Te viste sorprendida. Era hora de tomar riendas de la nueva situación. Deberías poner fin a la guerrilla que había allí afuera.

Koko se irguió orgullosa. De repente tenía a su mando algo así como la organización de Spectra, y eso le molaba un montón. ¿La guerra de allí fuera? No tenía ya ningún sentido. Ella tenía la piedra, así que por qué estaban peleando.

Koko abrió las puertas y salió al campo de batalla, con el megáfono en mano.

Koko salió del helicóptero y miró a su alrededor. Sin prestar atención a nada más, elevó el megáfono y habló.

¡ATENCIÓN TODO EL MUNDO! ¡ATENCIÓN! ¡ESTA GUERRA YA NO TIENE SENTIDO! ¡DEJAD DE LUCHAR AHORA! ¡AERYIN YA NO ESTÁ PERO YO SÍ!