Partida Rol por web

Mis ojos se abren de par en par al ver allí a mi hermana. Esa misma mañana había intentado hablar con ella pero no respondió al móvil y de repente la tenía delante. De repente me dio un abrazo al que correspondí apretándola fuerte intentando controlar las lágrimas indiscretas que asomaba en  mis ojos. Luego seguí atendiendo a los clientes qu epor suerte hoy estaban de buen humor.

En un par de horas-le respondo a mi hermana-. Tú también estas muy cambiada. ¿Has ido a casa?-le pregunto algo avergonzada por el barrio en el que vivimos-. ¿Y papá? ¿Qué tal está?

Se me nota que quiero saber todo de golpe pues las ansias hacen temblar mi voz. Mis compañeras nos miraban hablar. A los que antes de que preguntaran y cuando no hubo gente en mi caja les dije.

-Es mi hermana, panda de cotillas-digo en tono bromista pero metiendo la pulla.

Mi hermana me mira raro, pues cuando se fue yo era una niña encantadora, nada de chica rebelde que es la imagen que doy.

-Sí, he estado todo el día con mamá así que espero que no empieces a interrogarme también...- arqueo ligeramente una ceja como si la viera venir, después prosigo -Me quedaré toda la semana así que tendremos tiempo para charlar y que me enseñes sitios nuevos, ¿eh? Seguro que mamá no sabe llevarme más allá del jardín- comento burlonamente mientras prosigo con mi nueva tarea de "empaquetadora" para que los clientes no se mosqueen por nuestra charla trivial. Está claro que no daremos demasiados detalles de nuestra vida rodeadas de desconocidos.

-Él está como siempre, ya te lo contaré luego...- cambio visiblemente de tema sin mostrar excesivo interés por papá y ensgeuida vuelvo a sonreír -Qué guapa estás, me encanta tu estilo- me río abiertamente y la miro de arriba a abajo. A pesar del uniforme parcial sus bambas y su pelo me dejan claro algo importante para mí: tiene su propia personalidad.

-Bueno no quiero molestarte más, voy a dar una vuelta por aquí cerca y paso a recogerte cuando acabes, ¿vale?- le propongo con tono cariñoso e incluso algo maternal.

LA sonrío con una sonrisa enorme y la observo marcharse. A las dos horas vuelve a buscarme. Tardo menos que nunca en cambiarme de ropa y salgo vestida con mis vaqueros anchos, la camiseta de tirantes y las deportivas. Salgo hablando por el móvil felizmente.

-¡Sí!-digo emocionada-¡Mi hermana!-luego cuelgo cuando llego al lado de Ruth y vuelvo  abrazarla fuerte.

Salimos a la calle y cojo un cigarro del paquete y lo enciendo.

-¿Te ha puesto mamá al día?-le pregunto-. Bueno, ¿y tú que has hecho? ¿dónde te has metido? ¿has venido sola?... Me parezco a mamá ¿no?-añado algo avergonzada agachando la mirada y dándole una calada al cigarro.

"Está aquí de verdad" pienso emocionada pues si hay alguien que quiero en el mundo esa es mi hermana.

Devuelvo el abrazo a mi hermana con entusiasmo y esta vez la aprieto y la zarandeo de lado a lado antes de dejar que se suelte de mí. Hacía demasiado tiempo que no nos veíamos cara a cara.
-A saber con quién estabas hablando... ¡no me digas que ya tienes novio!- la miro con una sonrisa algo traviesa y empezamos a andar una junto a la otra en dirección al aparcamiento. Teniendo en cuenta lo activa que parece no sé si ya dispondrá de su propio coche o el de mamá... o se limitará a andar.

-Te pareces un poco pero tranquila, sólo en los interrogatorios- digo en tono resuelto dejando claro que no me importa. Ellas dos pueden preguntarme todo lo que quieran, no me molesta.
-La verdad es que me ha hecho muchas preguntas pero no me ha contado demasiado así que a ver si puedes contarme tú algo destacable- después me encojo de hombros -Ya sabes que me independicé hace cosa de un año y desde entonces no he hablado con papá. La verdad es que nunca acabamos de... conectar- "y más le vale que no intente "conectar" con ellas" pienso para mis adentros quedándome taciturna por un instante ya que el simple hecho de pensar en él me pone algo enferma, por suerte en cuanto me giro hacia mi hermana vuelvo a sonreirle con normalidad guiándola hasta mi viejo de jeep de tercera mano.

-Ruth, tengo mi cacharro por ahí-añado señalando con la mano en otra dirección mientras la sonrío-. Podemos tomar algo antes de ir a casa. Sé que es tarde y que mañana tengo clase, pero hace mucho que no nos vemos-le sugiero caprichosa.

La guío a un bar cercano de su coche mientras sonrío.

-Cosas que contar...un montón. No, no hablaba con mi novio, Richard es mi mejro amigo. Nunca he tenido novio auqnue coo bien has dicho he crecido-añado sonriendo-. No tengo tiempo, hermanita. Estudio por las mañanas, trabajo por las tardes y limpio por las noches, no me da tiempoa conocer a nadie que yo considere interesante. Además el círculo es más pequeño cuando trtas de buscar chicas en vez de chicos-le explico con un poco de miedo pues no sé como se lo va a tomar, hace tanto que no la veo que no sé qué esperar de ella.

Pedimos al camarero. Mantengo mi silencio esperando a que Ruth diga algo sin apartar mis ojos de los suyos.

-Tú mandas- accedo con facilidad a seguirla hasta el local en cuestión y tomamos asiento en un rincón discreto desde el cual pido una de esas cervezas con manzana tan de moda últimamente.

-¿Y por qué trabajas tanto? No lo aguantaría ni yo, creo que te sobra al menos un empleo- arqueo ambas cejas un tanto sorprendida. Sé que hay que pagar facturas y con media jornada no hará gran cosa pero, ¿y qué pasa con mamá? Si el borracho de nuestro padre no le pasa una pensión podría arremangarse y trabajar también pero no voy a juzgar sin saber toda la información.

-Ahhh... comprendo. Parece que tienes las ideas muy claras y eso es bueno- respondo con tranquilidad cuando admite que le gustan las chicas. La verdad es que de lo que me está contando es lo que menos me preocupa -Y además fumas. Bueno no podías ser perfecta- le sonrío entonces burlonamente y levanto el botellín a modo de brindis antes de dar un trago.

-Si necesitáis dinero puedo enviaros algo cada mes- añado por último mirándola de reojo.

 Sonrío algo avergonzada.

-Bueno, desde que empecé a tener un poco de sentido común necesitaba ahogar mis penas en algo- añado sonriente-. El tabaco es mejor que el alcohol.

La miro, aunque parece que la idea no le agrada mucho, lo respeta.

-No, Ruth, estamos bien. Realmente trabajo sólo en el supermercado, lo de limpiar es en casa, ya sabes como están las cosas. Al menos tengo el cacharro que me lleva y me trae. No puedo pedir más. Han pasado muchas cosas desde que os fuisteis, supongo que a vosotros también- añado convencida.

"Como le cuente todo se escandaliza"

-¿Y por qué sólo una semana? Jo, me gustaría que te quedaras más- le digo sinceramente-. Pero cuentame tú algo. ¿Dónde trabajas? Todo, quiero saberlo todo- añado impaciente.

Frunzo el ceño cuando menciona el alcohol pero me muerdo la lengua. A fin de cuentas todo eso es agua pasada y acabamos de reencontrarnos, no quiero recordar esos momentos. Cuando avance más la semana quizá me decida a sincerarme de una vez, suelen decir que ayuda bastante a quitarte un peso de encima.

-¡Ah! Qué susto, creía que querías decir que encima por la noche limpiabas en algún sitio- me río ante lo mal que he quedado yo sola pero enseguida arrugo la nariz -De todas formas sigo pensando que mamá podría encargarse de eso, ¿no?- conmigo se ha mostrado encantadora así que espero que no sea una de esas mujeres déspotas que sólo lleva a cabo las tareas que le apetecen.

-Pues trabajo en un taller mecánico así que ando casi todo el día llena de mierda y de grasa entre motores y coches. Lo bueno es que tengo que tratar poco con la gente y así no me marean- tuerzo una sonrisa recordando a los pelmas del supermercado y prosigo -Al menos en este ya no me tocan el culo como en el primero que estuve. Tengo que trabajar bastantes horas pero me da para mi propio piso, aunque sea pequeñito, así que estoy satisfecha. Igualmente intentaré encontrar un taller mejor en breve- le guiño el ojo y añado -Quizá cuando crezcas más podríamos alquilar algo más decente entre las dos. ¿Qué te parecería eso?

Enseguida me doy cuenta de que me he precipitado un poco al pronunciarlo en voz alta pero no puedo evitarlo, muchas veces no consigo pensar a tiempo lo que voy a hacer o decir.

 Volveis a casa, vuestra madre al veros llegar riendo se le saltan las lagrimas. Cenais tranquilamente, charlando y riendo. Casi como una familia normal. Por la noche mientras recojeis la mesa antes de iros a dormir un voltin oficial os llama la atencion.

Hoy nuestras tropas en Afghanistan han sido retiradas. Rusia y china han cerrado las fronteras pero no hay ninguna informacion al respecto. Parece que los combates se han intensificado en las ultimas semanas. Las tropas replegadas serán devueltas a sus familiares asi como los multiples heridos que hay, que serán llevados a los hospitales de sus estados correspondientes..

No haceis mucho caso a la television, aunque parece que las cosas estan empeorando, ese cierre de fronteras no es para nada normal.

Despues os vais a dormir y juntas pasais los siguientes dias visitando la ciudad cuando Nidia termina sus quehaceres diarios.

-Hace mucho que os fuisteis-le digo-esto ha cambiado bastante, ¿no crees?-añado mientras le me enciendo un cigarrillo.

Estamos paseando por el parque de al aldo de nuestra casa, el único punto de color en un barrio ante todo marginal.

-Mamá, tiene problemas Ruth-le digo de repente y continúo sin darle tiempo a reaccionar-. No está del todo bien desde que se fue papá contigo, asique digamos que me ha tocado intercambiar roles con ella. Ella sale los fines de semana con sus amigas mientras yo cocino en casa, es un poco extraño, pero me he acostumbrado. No es mala, sólo que s eha despendolado un poco, de echo no la cambiaría nunca-le explico mientras doy unas caladas.

Mi mirada vaga por el parque desde el niño que juega en un columpio hasta el estanque donde dos patos se pelean por un trozo de pan. El parque parece bonito, al menos, si no te fijas en la gente que adorna los bancos ocultos. Me quedo esperando a que Ruth me conteste, aunque igual no tiene nada que decir.

-¿En serio?- observo sorprendida a mi hermana cuando habla de mamá y enseguida desvío la mirada hacia los patos cruzándome de brazos. ¿Qué demonios les pasa a nuestros padres? Menudo par de gilipollas.

-Bueno al menos sigue mostrándose cariñosa, cuando yo llegué cocinamos juntas...- recuerdo ese momento con afecto pero después me pongo más seria y me detengo mirando de nuevo a Nidia -Papá tampoco lo llevó muy bien aunque en su caso creo que tuvo que ver sólo con el empleo. Se creía alguien ambicioso y se dió cuenta de que era un mierda que sólo servía para beber una botella tras otra- espeto con bastante dureza sin poder evitarlo. Ya que estamos en sesión de "confesiones paternales" supongo que era el momento oportuno y al menos me he quitado un pequeño peso de encima.

-Pero si tú estás contenta eso es lo importante- afirmo finalmente con convicción, pasándole un brazo por los hombros para seguir con el paseo. La verdad es que yo no he encontrado el pueblo muy cambiado, lo único destacable es la proliferación de comercios de cualquier tipo.

-Vaya-digo al oír la confesión d emi hermana ante lo de mi padre-. Pues parece que lo hemos pasada bien estos años-añado con sarcásmo.

Miro a los patos nadar tan tranquilos.

-Esto me ha hecho una persona fuerte y bastante independiente-le digo ante la expresión sobre mi alegría-. Digamos que la época de llorar y deprimirse quedó atrás, era o luchar o hundirme y estar hundida con diecisiete años acojona. La vida es muy larga y si empiezas a estar deprimida antes de tiempo ésta será muy corta. Pienso que tarde o temprano todo cambiará. Realmente, mamá trabaja, pero sólo fuera de casa-añado sonriendole dulcemente, cosa bastante rara en mi.

"Vaya vidas hemos tenido las dos..."

-Ruth, ¿cómo sobreviviste a eso?-le pregunto de repente pues de repente mi vida me parecía hasta fácil.

Tuerzo el gesto ante lo que me cuenta Nidia. No me gusta nada no haber estado ahí cuando ella lo ha estado pasando mal y más en una edad tan difícil como la adolescencia... aunque de hecho todavía podría considerarse que está en ella físicamente hablando pero dudo que el alud de responsabilidades le ella permitido ser una despendolada todavía.

-Bueno, por suerte papá sólo bebía y nunca me puso una mano encima. De vez en cuando discutíamos y se rompía alguna botella pero poco más. No somos tan distintas, yo también tuve que crecer de un día para otro y renunciar a mis estudios para encontrar un trabajo que nos permitiera seguir adelante a los dos- después emito un hondo suspiro y me dejo caer sobre uno de los bancos algo pintarrajeados del parque.

-Pero no quiero que tú hagas eso, ¿vale? Si hace falta me mudo por aquí y os hecho un cable, tú tienes que hacer lo que te guste de verdad- sentencio con rotundidad y sin opción a réplica.

 -Tengo bastante claro als cosas que quiero hacer y si no puedo hacerlo ahora ten por seguro que lo haré más adelante- añado sonriente-. Soy fuerte, la vida me enseñó a serlo, y aunque me encantaría que te vinieras a vivir aquí tú tienes tu vida echa, si no quieres que mamá cambie la mía no permitas que yo cambie la tuya- le digo convencida de mis palabras.

Observo cómo mi hermana me mira atentamente como si no me conociera, y es que en realidad no me conoce.

-No me gusta la idea de pensar que aunque separadas hemos tenido una vida bastante parecida...-añado.

"Es raro hablo con ella como si la  viera todos los días y realmente hace muchísimo tiempo que no la veo" pienso para mí algo sorprendida.

 Poco a poco las dos hermanas se fueron conociendo un poco mas. Se llevaban muy bien y un instinto protector las unia la una a la otra. Asi pasaron varios dias, viviendo casi como una familia normal. El mundo seguia igual, pero ellas al menos eran un poco mas felices. Las noticias sobre la guerra se sucedian.

"Francia, España y egipto cierran sus fronteras y permanecen en estado de alerta maxima" "Las tropas retiradas de Afghanistan permanecen en nuestros hospitales de vuelta a casa" " En los paises del centro de europa reina el silencio total, no hay grabaciones y la informacion de internet se ha bloqueado, han cortado todas las comunicaciones" "

Noticias como aquellas poblaban los informativos todos los dias, las unicas imagenes que llegaban tomadas por satelite dejaba ver ciudades enteras en llamas, como si no quedara nadie en esos paises para apagarlas. Aunque todo eso os quedaba demasiado lejos la ultima noticia de ese dia os llamo mas la atencion.

"Las tropas que fueron retiradas de Afghanistan y que permanecian ingresadas en los hospitales sufren brotes violentos, nos informan que en varios hospitales los soldados han atacado a los medicos. No se sabe mucho mas pero parece que la situación esta ahora controlada."

Despues de eso habia comentarios de medicos diciendo que se podía tratar de algo así como el sindrome del golfo, pero todo aquello eran conjeturas. La verdad es que si bien no os creeiais del todo lo que decian por television resultaba escalofriante todas las noticias que había sobre ello.

-Esto está empezando a ser inquietante-digo mientras miro la televisión desde la mesa de la cena.

Estamos cenando en plan familia. La cena la ha hecho Ruth que desde que llegó la verdad es que me siento bastante más relajada, pues ella se ha encargado de ayudarme con las cosas de la casa.

-¿Qué les pasará a esos hombres? Igual están sicóticos, cosa normal viniéndo de una guerra-añado dando una pinchada a la comida del plato.

Nuestra madre hace rato que está en la cama durmiendo con lo cual estamos solas.

-Ruth, esto está muy rico-le digo con una sonrisa; desde que ella está aquí lo hago más naturalemente-. ¿Sabes? Richard dice que son zombies, jajajaja. Lo dice para asustarme, el muy subnormal sabe que me dan bastante miedo. Siempre quiere que vaya a su casa para ponerme el Resident Evil ese. ¡Cómo odio ese juego! Con lo feliz que soy yo hablando.

Hace días que Ruth comenzó a oír hablar de Richard pues su nombre sale de mi boca cada cinco segundos. Ya la he explicado que es como mi hermano. Lo conoció hace un par de días.

Fijo mi vista en el televisor de nuevo mientras sigo comiendo.

Ceno cómodamente, como los últimos días compartidos con mi hermana y mi madre. Nunca he sido una experta en cocina pero en pocos días he aprendido unos cuantos trucos gracias a ellas. La verdad es que tener espacio de sobra y tantos ingredientes y utensilios ayuda mucho, casi podría decir que me gusta... pero en mi pequeño apartamento apenas tengo sitio o tiempo para estas posibles aficiones.

-No lo sé la verdad, y tampoco es que podamos fiarnos mucho de los detalles que nos dan por la tele. Después de la guerra de Vietnam muchos soldados tuvieron problemas psicológicos pero eso no es una enfermedad que pueda contagiarse y propagarse por tantos países...- me quedo callada y pensativa unos segundos y entonces no puedo evitar añadir -Si normalmente ya nos censuran la información, ¿qué estará pasando realmente?- miro a mi hermana con el ceño algo fruncido pero enseguida desvío la mirada a mi plato. No quiero asustarla todavía más de lo que ya está pero no puedo evitar hacerme muchas preguntas entorno a esa extraña pandemia últimamente.

Sonrío complacida cuando afirma que le gusta la cena y me muestro algo más relajada y despreocupada cuando empieza a mencionar a Richard.
-Menudas ideas tiene tu amigo, esas cosas por suerte sólo existen en la ficción. Además no ha llegado ningún caso a nuestro continente así que no hay de qué preocuparse- me encojo de hombros intentando creerme mis propias palabras sin demasiado éxito y al final opto por cambiar de tema -¿Cómo me dijiste que le habías conocido? Hablas tanto de él que empiezo a sentir curiosidad...- comento refiriéndome evidentemente a su reciente amigo.

Sonrío al pensar en el día que conocí a Richard.

-Fue un día que estaba un poco rayada y me fuí sola a pasear. Me acomodé debajo d eun árbol y estaba tan tranquila relajándome cuando alguien me preguntó si podía hacerme compañía. Al principio pensé que quería ligar. Luego descubrí quee staba igual de solo que yo y le apetecía estar con alguien. ME dijo que sólo estaría ahí, que no hablaría, como si no estuviera. Por supuesto, no lo cumplió y a los cinco minutos ya hablaba como una cotorra-añado con una expresión nostálgica en el rostro-. Fue cunado nos mudamos aquí. Fue así de repente no nos conocíamos y de repente éramos como hermanos. Al poco tiempoconocí a su padre, es poli ¿sabes? Hablando con él le dije dónde vivíamos y me ofreció clases particulares de disparar con pistolas. Me las rebajó una barbaridad y, bueno, no fue maña idea. Al poco tiempo em fuijé que no vivíamos en el mejro barrio del mundo. Pero, aquí seguimos- parece que he terminado.

Sigo comiendo tranquilamente.

-REalmente, con el tiempo, Richard me confirmó qe aquel día quería ligar conmigo-añado antes de romper a reír.

-¿Clases particulares un poli? Joder, así va el mundo- no puedo evitar espetar algo encandalizada ante esa idea. Si un supuesto "agente de la ley" enseña a disparar con armas de verdad a una menor de edad no sé como esperan que aprendan algo constructivo acerca del respeto al prójimo y todas esas mierdas que cada vez parecen tener menos sentido.

-¿Y para qué quieres aprender eso?, ¿es que tenéis alguna arma en casa? Mi barrio es mucho peor que éste y nunca me he puesto a aprender a matar gente así que no uses eso como excusa barata que te justifique- por desgracia no puedo centrarme en la parte positiva entorno a su amistad con Richard. A fin de cuentas es evidente que él busca algo más que nunca tendrá así que no parará de intentar impresionarla inútilmente. Me da bastante pena el pobre chaval.

-Oye, pregúntaselo a él... a mí me dio clases, pero yo no sé las pedi. No, no tengo un arma en casa, la verdad es que fue hace tiempo y lo vi más como una diversión que una necesidad... además mamá no me dejaría tener armas en casa. Y de todos modos, no fueron muchas clases, en seguida noté que eso no iba conmigo, lo dejé pronto, porque no tenía dinero y porque... bueno... nunca me cayó muy bien el padre de Richard. Seguroq eu ais ahora intentara disparar a algo no conseguiría siquiera apretar en gatillo-reconozco.

He terminado de comer, así que me levanto cojo mi plato y lo frego rápido.

-Oye, no te rayes, era por contarte algo... tú me preguntaste por Richard. ¿Peor que este? Siempre habrá barrios peor que este, pero tengo diecisiete años, Ruth, nos vinimos aquí a vivir cuando tenía quince... Cuando empecé a trabajar a los diecseis salía tarde de currar... Me he llevado algún susto ¿sabes? Nunca he sido chica de llevar armas, ni siquiera una trsite navaja, pero no me pareció mala idea cuando me lo propuso porque yo tenía miedo. A día de hoy seguramente ni siquiera me acuerde... Además ¿qué más da? Si no creo que tenga que usarlo-intento hacerla entender-. Te seré sincera... por aquella época tenía miedo, mucho miedo al barrio, era nuevo, peligroso y yo una cría... más que ahora, la idea de erradicar el mal me encantaba, me veía en plan SWAT protegiendo al mundo... Cuando sueñas con eso cuando te dicen de enseñar a usar un arma es como el que pone una golosina en la puerta de un colegio. En aquel momento me encantó, hoy ni lo pensaría-añado antes de terminar de recoger mi aprte de la mesa ante la mirada d emi hermana.