Partida Rol por web

Abres los ojos pesadamente y compruebas tu estado. Tal y como lo imaginabas, estabas acostado exactamente en la misma posición que cuando te dormiste, sin moverte un solo centímetro en todo tu sueño. Te habían dicho que los vástagos se convertían en cadáveres durmientes durante el día, pero querías comprobar que era cierto que no se movían para nada. Al parecer sí.

Te incorporaste en la mullida cama donde estabas acostado y miraste a tu alrededor. Era una habitación lujosa para ser de huéspedes, construida dentro del departamento, cosa de que ninguna de las ventanas dé a la misma. Tenía un juego de mobiliario completo, con, entre otras cosas, un armario para poner tu ropa y una mesita de luz para tus efectos personales. Ahí se encontraba tu billetera. La tomaste para abrirla y mirar tus documentos, nostálgicamente. La última vez que la usaste fue para hacer el check out de la habitación de hotel que habías alquilado para tu luna de miel, la cual parecía haber sido hace mucho, mucho tiempo. Tu sire, Franco, te recomendó que no lo vuelvas a usar, pues era tu último link a tu familia mortal.

Tu sire… Franco. Te estaba esperando para desayunar, pero no era en eso lo que pensabas, sino en cómo él te estaba introduciendo en ese nuevo mundo. Poco a pocos habías estado perdiendo contacto con el mundo mortal, y eso era una sensación pesadísima. ¿Acaso también terminarías olvidando tu objetivo personal de vengarte contra aquellos que te sacaron a tu amada? Esperabas que no, no antes de que pudieses ponerles las manos encima.

Gonzalo aun no se habia acostumbrado a su nueva vida. Si a eso le podias llamar vida. Su sire... paladeaba la nueva palabra que habia introducido en su lexico, la llamaba no-muerte.

Gonzalo no veia la diferencia entre no-vida y no-muerte.

En una sola noche le habian arrebatado todo lo que el entendia por vida, el futuro, las esperanzas, incluso le habian arrebatado a su familia y a su legado, a Estibaliz. Sin ella se encontraba solo en el mundo, un mundo que ahora se encontraba en tinieblas, lejos del sol, lejos de la buena comida a la que estaba acostumbrado como buen vasco que era.

Franco le habia indicado que rompiera con su familia mortal, le habia explicado que no podian romper la mascarada y seguir exponiendose era correr riesgos innecesarios. Habia muchos indicios que revelaban que Gonzalo no era ya humano, habia empalidecido, no respiraba y no podia comer la comida normal. Habia pasado un mes desde que Franco le habia abrazado y su familia habia removido cielo y tierra para encontrarles tanto a el como a Estibaliz.

Pero Estibaliz estaba muerta.

Gonzalo la vio morir, cuando por fin la habia encontrado, un ser monstruoso, salido de las peores pesadillas de Gonzalo la tenia en sus brazos. Franco habia aparecido en ese momento y se lo habia llevadoy aunque su memoria se habia enturbiado, Gonzalo guardaba un recuerdo de sangre que manaba del cuello de Estibaliz, degollada. Y el odio. Gonzalo recuerda el odio.

Se lleva la mano al pecho, lo nota frio, sin vida, un corazon que no late. Y, sin embargo, un fuego arde en su interior. Franco le esta introduciendo en el nuevo mundo de vastagos y sombras al que ahora pertenece y le ha hablado de las diferencias entre Sabbat y Camarilla. Le dijo que el asesino de Estibaliz era un Gangrel que pertenecia al Sabbat. Que iba a por Gonzalo y la uso de cebo. 

Quiza el gangrel no supiera que tipo de presa habia mordido el anzuelo. 

Pero su venganza tenia que esperar. Franco le esperaba y Gonzalo aun tenia mucho que aprender antes de poder cazar al monstruo.

Sales del cuarto hacia el comedor para encontrarte con tu sire, Franco Rivadavia, quien te estaba esperando leyendo el diario Clarín y con el desayuno en la mesa, dos tazas de té que contenían una buena dosis de sangre caliente, servidas por un ghoul que estaba dejando la habitación en ese momento. El lugar era esplendoroso. Decir que era un vástago adinerado sería poco, con una gran mesa de mármol con un centro de mesa adornado con flores frescas y una araña que iluminaba de dorado, no necesitaba muchas más decoraciones.

—Ahh, te levantaste. — Dijo al fin, dejando el periódico sobre la mesa. —Excelente, tenemos que prepararnos para hoy. — Acto seguido te apuntó amablemente el lugar a su derecha, para invitarte a sentarte. — ¿Cómo dormiste? —

El recuerdo de la sangre de Estibaliz aun tiñe el animo de Gonzalo.

-Inquieto. La sangre me llama. No puedo olvidar a Estibaliz ni a la bestia que la asesino.

Gonzalo se sienta en la mesa aceptando la invitacion de Franco y toma una de las tazas de te con sangre. A continuacion se encoge de hombros. Cada problema en su momento.

-Que vamos a hacer esta noche?

Le pregunta antes de beber el primer sorbo del te ensangrentado.

—Deberías calmarte un poco. — Te dice con una sonrisa, bebiendo otro sorbo. —Lo que pasó en tu vida mortal debería quedarse atrás. Vas a tener tiempo para hacer enemigos en la infinidad de siglos que te espera, creeme, no hace falta amargarse la existencia por algo pasajero como un mortal. — Hizo una pausa, sus palabras eran pesadas, pero sabías que las decía para estudiar tu reacción, por lo que no podías realmente enojarte en demasía. —Con el tiempo vas a entender, no te preocupes. —

Terminó de vaciar la taza y cambió de tono, a uno menos paternal y más profesional, con esa habilidad que solo un hombre de negocios tenía. —La Junta Directiva Ventrue decidió que es hora de que seas introducido en la sociedad vampírica. — Dijo sin rodeos. —De que dejes de ser mi chiquillo y empieces a jugar un papel más importante en la Camarilla, que extiendas tus alas, por así decirlo. Confío que estás preparado para esto. —

Gonzalo asiente. Comprende, poco a poco, que los estandares por los que se regia en su vida mortal se habian difuminado y que los poderes y protocolos entre los que ahora se movian eran un mundo nuevo a explorar.

-Tienes razon, Franco.  Perdona mi ansia.

Cuando Franco le plantea presentarle entre la Sociedad Vampirica Gonzalo bebe con serio gesto el te. Aun no tenia muy claro los monstruos a los que se podia enfrentar, y estar bajo el ala protectora de Franco era reconfortante, le aportaba seguridad. Pero algo en su sangre le llamaba a dominar, no podia estar siempre bajo la proteccion y comando de Franco. El tenia que reinar, llegar a algo. Moverse o morir, como quien dice.

-Creo que si que estoy listo. Y si la Junta Ventrue y tu lo considerais adecuado, no os defraudare.

Franco sonríe al escuchar tus palabras. —Parece que te subestimaba, creía que todavía estabas dolido por... los últimos acontecimientos de tu existencia mortal. Definitivamente creo que estás listo. — Dice antes de terminar su sangre de un último tirón. —Vamos, hay que llegar temprano,me dieron una dirección para reunirnos con otros vástagos, Candelaria 72, en Floresta. —

Al escuchar eso te sorprendes. ¿Floresta? ¿En serio? Era uno de los peores barrios de la Capital Federal, y definitivamente no era el lugar donde esperarías que alguien como Franco, o vos mismo, pusieran un pie en una visita de negocios, pero también era cierto que tu nueva vida se regía por reglas extrañas. Aún así, te preguntaste cómo te manejarías si en algún momento intentaban asaltarte o alguna cosa por el estilo.

—Cuando termines acompañame al garage, vamos en el mercedes, yo manejo. —

Gonzalo ya se habia terminado el te. Con cuidado, dejo la taza de te en su platito correspondiente. Y asintio a Franco.

A continuacion se levanto de la mesa y se abrocho el boton superior de su chaqueta americana de 2 botones. Sus labios apenas se habian despegado para decir nada. El sabor de la sangre aun estaba en su boca y queria paladearla un poco mas. A pesar de que su corazon no latia, estaba experimentando cada noche nuevas sensaciones. Su vocabulario tenia que incluir nuevas palabras y acepciones que antes no habia contemplado.

Desde luego que tendria que dejar su vida mortal atras, y algun dia haria caso al consejo de Franco, de olvidar a Estibaliz. Pero hoy no seria ese dia.

-Tu primero.

Le ofrece con un movimiento fluido de su mano en direccion al parking particular de Franco.

Se levantan y dirigen al garage mientras el criado levanta los platos que usaron, directo al mercedes, un Berlina gris, que está bien, al lado del Audi no parecía tan lindo, pero seguía siendo una máquina hermosa. Ambos se suben al mismo y empiezan a andar hacia la zona sur.

A medida que se acercan al lugar, manejando por Rivadavia, notás que los edificios van haciéndose más chicos hasta que todos son negocios y casas de una planta, con primer mucho como mucho. El barrio tenía esa sensación de poca amabilidad pero desértico a la vez, sin un alma a la vista pero algo te decía que si te ponías a caminar por fuera de la avenida era probable que te asalten. La verdad no te sorprendía para nada. Habías escuchado ya de Floresta y su nefasta reputación, por lo que lo único que estaba pasando era que confirmabas tus sospechas.

Finalmente llegás al lugar indicado, a media cuadra de Rivadavia. Revisás un par de veces la dirección, porque te encontrabas enfrente de lo que parecía haber sido alguna clase de negocio nocturno, ya sea bar o boliche, deshabilitado y medio destruido, con algunas ventanas de vidrio rajadas, y un cartel que rezaba "T(ilegible)ing", y en la puerta había letreros de "clausurado". Tanto tú como Franco se quedan mirando el lugar por unos segundos. Sabían que no iba a ser una mansión, pero no tenían pensdado un lugar tan decadente. —Debe ser acá. — Dice finalmente tu sire.

Gonzalo se encoje de hombros. Si su Sire, que es quien ha formado parte de la organizacion del evento le dice que es aqui, a pesar de lo extraño del lugar, Gonzalo le creera. Ahora mismo su mundo ha cambiado y Franco es quien esta modelando el nuevo mundo en el que se mueve.

-Si tu lo dices, sera. Espero que no le pase nada al mercedes... no parece un barrio muy recomendable.

Le responde acercandose a la puerta que Franco le indica.