Partida Rol por web

Los que ya no se demoran

Capítulo 5: Las ruinas

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24/05/2023, 15:49
Baldbrand

El beórnida no tenía muy claro qué estaba pasando ni cómo atajarlo. Él era un individuo "pegado a la tierra" y aquella situación claramente estaba muy fuera de su ámbito normal.

Cuando Vanwa contestó a Ainar y se puso a interactuar como si tal cosa con aquel lugar, no pudo evitar cruzar una mirada con el guerrero. Parecía que, en ese sentido, tanto el hombretón como el enano parecían estar sintonizados... o todo lo contrario. Las palabras de lord Quildor iban más en consonancia con lo que él sentía y asintió gravemente dándole a entender que estaba de acuerdo con él, asi que, finalmente hizo una de las cosas que mejor se le daban: mantenerse alerta*

- Tiradas (1)

Notas de juego

*y por eso he tirado... pero... no parece que estén los dados a mi favor :-/.

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24/05/2023, 19:51
Welf Ramaverde

¿Haycombe? Pero... no... ¿Haycombe?.... ¡Haycombe! miró a su alrededor buscando los ojos de sus compañeros mientras giraba con la boca abierta. Pero eso significa ... no.. no... perdonar

Se retiró unos pasos mientras intentaba asimilar que hace unos momentos estaba dormido y ahora estaba en una ciudad que debería ser solo un montón de ruinas.

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24/05/2023, 22:18
Vanwa

Las palabras de Qildor resonaban en su cabeza. Un embrujo... ¿No podía ser algo bueno, por una miserable vez? No podía ser una especie de eco? Algo que hubiera quedado de los viejos buenos tiempos? Una especie de resonancia que ellos hubieran detectado al dormir allí? ¿Cuánto hacía que no dormía nadie allí?

Sonrió a la feiz pareja. Haycombe. Por supuesto.- Encantado de conoceros Ceolrid... Y al bravo Éomód. Forman una bonita pareja, si me permiten el atrevimiento. Acabamos de llegar a la ciudad... Nos preguntamos qué nuevas nos puede contar el guardián de la ciudad sobre esta próspera ciudad. Ganas tenemos de descansar tras el largo ascenso hasta aquí, mis compañeros y yo. ¿Llegamos a tiempo de algo interesante? ¿Es día de mercado?- Preguntó, con una gran sonrisa, pero muy atento a las respuestas. ¿Qué podría haber acabado en la bodega de la casa de uno de los guardias de la ciudad, que siglos más tarde sería una terrible maldición?

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25/05/2023, 00:04
Qildor Qinorin

Qildor seguía taciturno, sumamente preocupado por la ausencia de Irimë. Tras un momento de calma, respiró hondo y trató de relajarse, haciéndose consciente de su propio cuerpo para encontrar una respuesta mediante la introspección.

Y lo que encontró no le gustó nada.

No nos hemos movido de donde estábamos, seguimos dormidos. Hay algo muy raro en todo esto. Puedo sentir una presencia oscura moviéndose en el interior de la montaña. Puede que sea la sombra que visteis antes. Nos está manipulando usando los recuerdos de Irimë. Es posible que traten de atraernos al tesoro, aunque todavía no estoy seguro. De lo que sí tengo la certeza es de que nada de esto es real. Es un sueño, uno del que no podemos despertar y que alguien está controlando.

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26/05/2023, 09:16
Miriel

Haycombe, como ya suponía. Seguía sin confirmar el año en el que estaban. ¿Serían estos recuerdos de Irimë? No lo tenía claro. No había forma de que la dama tuviera recuerdos de cada detalle del pueblo, por lo que o bien los recuerdos, si eran tales, provenían de otra fuente o se estaban generando según interactuaban con la ilusión en la que estaban en vueltos. Debería haber una forma de despertar, pero todavía no estaba clara, por lo que se veían forzados a continuar explorando el sueño o ilusión hasta que encontraran más respuestas.

- Saludos Ceolrid y Éomód. Soy Miriel de Taur-e-Ndaedelos – se presentó presuponiendo que en esta época todavía sería Eryn Galen en vez de Eryn Lasgalen – Disculpad una pregunta que encontraréis seguro muy absurda, pero traía una discusión igual de absurda con mi amigo enano – dijo señalando a Ainar confiando en que le siguiera el juego - ¿Podríais decirnos el año en el que nos encontramos?  

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26/05/2023, 10:54
Director

En efecto —dijo la muchacha—, hoy es día de mercado, y han venido viajeros de todas partes para reunirse allí, en la plaza principal, justo en el centro de la ciudad. Las calles han sido engalanadas para la ocasión y las posadas están repletas.

Así es —añadió Éomód—, deberán darse prisa si quieren alojamiento. Yo personalmente les recomiendo La Cabra que cae, si todavía tienen hueco allí no lo duden, es el mejor.

Tanto Qildor como Ainar desconfiaban de todo lo que había a su alrededor y miraban con suspicacia a la joven pareja, a los chiquillos que les habían recibido e incluso a los mismos edificios de la ciudad. Welf incluso se apartó unos pasos temeroso de lo que estaba viendo. Qildor les había dicho que estaban en un sueño, pero cuanto más rato pasaban allí más les parecía que todo era tal y como siempre había sido. Las vistas de Haycombe les empezaron a resultar familiares así como todos los sonidos que llegaban del mercado e incluso el idioma que hablaban sus habitantes. Acababan de caer en la cuenta de que Ceolrid y Éomód hablaban una lengua extraña, y ellos la habían entendido perfectamente, como si también pertenecieran a ese tiempo y lugar. Si hasta ellos mismos hablaban con fluidez aquel idioma. 

Por las calles de Haycombe paseaban los locales, muchos dirigiéndose hacia el mercado y otros regresando de él o encargándose de las tareas que ocupaban sus respectivos oficios. Pero muchos de ellos viajaban a caballo y se complacían en realizar proezas a los lomos de sus monturas demostrando lo buenos jinetes que eran y su gran pericia, y lo cierto era que manejaban a los caballos con una gracia y una facilidad pasmosas. Junto a ellos caminaban los viajeros que llegaban a la ciudad: mercaderes, comerciantes y viajeros de todo el Norte, eran humanos en su mayoría pero también había gran cantidad de elfos e incluso enanos. 

Es el año mil ochocientos setenta de la Tercera Edad del Sol, mi señora —le respondió Ceolrid a Miriel mirándola con extrañeza a ella y al enano, pues la pregunta era extraña cuanto menos, cómo iba alguien a no saber el año en que vivía. Y en cuanto Ceolrid dijo que era aquel año todos se dieron cuenta de que en verdad ya lo sabían. 

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26/05/2023, 16:49
Vanwa

Vanwa se maravillaba de todas las cosas que se iban sucediendo. Hablaban en una lengua extraña como si fuera nativa. Estaban en un Haycombe rebosante de vida del año mil ochocientos... Habría pensado en recordar hechos de ese año, pero la llamada de las flautas, las risas y los gritos de la plaza del pueblo le llamaban como una polilla a la luz.

- Oh! Muchas gracias por sus recomendaciones, Éomód y Ceolrid. Iremos raudos a conseguir sitio en La Cabra que Cae, y espero verlos más tarde por allí para poder invitarlos a una ronda o dos por su hospitalidad y buenos consejos.- Exclamó, contento.

- ¿de verdad es buena idea mostrarse ceñudos antes este sueño, Qildon?- Preguntó, sin malicia.- ¿No es la risa la mejor arma contra la Sombra? ¿Acaso no es la desconfianza la semilla donde arraiga aquello que combatimos? ¿Dónde está la Dama? Busquemos y dejémonos llevar por esta alegría reinante. Si todo esto es fruto del mal, seguro que nuestra luz podrá guiar a la dama hasta nosotros si nos mostramos alegres y felices.- Propuso, ya de camino a esa posada con nombre tan pintoresco.- En cualquier caso, nunca ha hecho daño a nadie mostrarse feliz y contento. Bien lo merecemos después de lo vivido.- Remató, palmeando el hombro de Qildor, y los más cercanos, rebuscando ya su flauta de Pan en su zurrón. Se moría por unirse a la algarabía general.

 

- Tiradas (1)
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26/05/2023, 18:28
Welf Ramaverde

Las palabras de Vanwa despertaron a Welf que le miró con los ojos abiertos y le hizo sentir realmente idiota. No era un sueño, se pellizcó y dolió. Además... olía a vida. Se oía, se sentía. Había algo en el ambiente más allá de lo que él mismo pensara, que estaba bien... más que bien. Se dio cuenta de lo que era. Humanos, elfos, enanos y todos felices y unidos. Bendito sueño si lo era, era SU sueño.

Agarró a Vanwa por el brazo y le sonrió. Maese Vanwa, ¿qué le parece si mientras vamos nos inventamos alguna cancioncilla sobre el amor entre una piedra y el dedo gordo de un pie?

Vamos! Todos... si es un sueño, soñemos y disfrutemos. Y si no lo es, las respuestas seguro que no están bajo nuestros pies.

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26/05/2023, 19:02
Qildor Qinorin

Qildor suspiró. A Vanwa no le faltaba razón, pero no podía tranquilizarse sabiendo que todo era un engaño. Mucho menos al ver como algunos de los integrantes de la escolta parecían tan embelesados por la ilusión aún sabiendo que había fuerzas oscuras detrás de todo aquello.

1870, eso fue hace más de mil años —dijo secamente.

Le frustraba admitirlo, pero el lugar era acogedor y los demás parecían encantados. Sin embargo, su lado más suspicaz seguía creyendo que estaban cometiendo un error. Que Haycombe eran en realidad unas ruinas malditas.

Muy bien, pensó, si a la Sombra le gusta enredarnos con historias evocadores, dos podemos jugar al mismo juego.

Se subió a una de las cajas que estaban apiñadas junto a un local y empezó a proyectar su voz, que resonó por las calles cercanas. Más que un anunciante cualquiera, su gran porte le hacía parecer un general a punto de darle un arenga a sus soldados.

¡Gran idea, maese Ramaverde! Pero en un día como hoy, debemos deleitar a las buenas gentes de Haycombe con una historia a la altura, nada de trivialidades. ¡Es día de mercado! ¿Qué tal mi favorita, de cómo unos aventureros se adentraron en las ruinas de una antigua ciudad y encontraron un tesoro maldito? ¡Vamos, acérquense a oír nuestro relato!

Si algo había aprendido tras tantos siglos de vida, tras librar cientos de batallas y visitar bibliotecas remotas, era a narrar grandes historias. Sin embargo, su intención era hacer que sus compañeros saliesen de su ensimismamiento y recordasen dónde estaban realmente.

Notas de juego

Uso Narrar y Señorial (manteniendo Perspicaz). Mi idea es llevar la ilusión a mi terreno para que Vanwa, Welf y Miriel no se sumerjan más en la ilusión, haciéndoles ver mediante una narración los peligros que corren.

Que sea una historia pegadiza y que resuene en las mentes de los demás para mantenerles alerta y hacerles recordar que todo es una ilusión.

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26/05/2023, 21:17
Baldbrand

Baldbrand miraba de hito en hito a unos y otros y le parecía que nada tenía sentido.

Unos parecían atraídos por la sensación de "realidad" de aquel lugar y su alegría, los otros se mantenían suspicaces o incluso les recordaban que aquello no era más que un extraño embuste.

El beórnida estaba completamente superado y eso le ponía más de mal humor que del bueno. Quería contagiarse de la alegría de Vanwa o Welf, pero la constante llamada a la desconfianza del señor Quildor no hacían más que exasperarle.

¿Qué se supone que tenían que hacer?

Se cruzó de brazos y gruñó malhumorado... casi prefería estar en la cima de aquella colina golpeando orcos... al menos sabía lo que había que hacer y no había duda de nada.

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29/05/2023, 09:30
Director

Subido en una de las cajas de frutas, Qildor parecía un rey hablando desde el púlpito a su plebe. No cabía duda de que era un ser antiguo y lleno de sabiduría, y poseía un aura dorada a su alrededor que lo hacían ver todavía más impresionante. Su presencia era magnífica, y su voz resonaba con fuerza en la calle principal de Haycombe. Con gran maestría se dispuso a narrar la historia de aquel grupo que se encontraba en las ruinas de una antigua ciudad y encontraron un tesoro maldito que les trajo ciertas desgracias. Al principio, aquella historias les sonaba algo lejano y vagamente familiar, algo que le habría ocurrido a otra gente mucho tiempo atrás y que quizá ya les habían contado. Era posible que algún otro bardo antes que Qildor narrara ya aquella historia. Pero entonces se agitaron en sus lechos junto al fuego de la hoguera y pudieron ver como la dama Irimë luchaba desesperadamente contra la Sombra, apenas fue un atisbo, un pequeño segundo que se desvaneció cuando Qildor terminó la historia bajo el radiante sol y la gente que se había congregado comenzó a aplaudir. 

Buena parte de la gente que caminaba por la calle principal de Haycombe en dirección al mercado se había detenido para escuchar la historia del noldo. Una gran historia que les hizo aplaudir a rabiar, aunque Qildor parecía algo contrariado pese a su éxito. Cuando Qildor terminó su historia, el resto del grupo apenas recordaban de qué iba, algo de unas ruinas y una dama elfa, tal vez hubiera una maldición. Pero ya no era el momento de seguir contando historias, La Cabra que cae estaba a la vuelta de la esquina y sus tripas rugían con fiereza. Vanwa y Welf cantaron sobre el amor prohibido de una piedra y el dedo gordo de un pie. 

Un edificio destacaba sobre las demás casas gracias al cartel que colgaba sobre su puerta y que mostraba a una cabra delgada despeñándose por un barranco. La Cabra que cae era una posada y cervecería y ofrecía a los compañeros un buen sitio para descansar. El lugar todavía no estaba atestado de viajeros, pero tenía pinta de que pronto lo estaría. La mayoría de la gente estaba todavía en el mercado. El posadero, un hombre de pelo cano y barba gris, saludó a los recién llegados mientras se movía rápidamente entre los parroquianos de la cervecería. 

¡Bienvenidos, bienvenidos, mis señores! —dijo con una sonrisa que acentuó aún más las arrugas de su cara—. Habéis venido al mercado, sin duda. Sentaos, tomad algo y descansad un rato. ¿Venís del Sur? ¿Hay alguna noticia del retorno del alcalde? He oído que viene de camino, pero últimamente cuesta bastante que lleguen las historias. 

Notas de juego

El uso de rasgos es un éxito simple, ha funcionado durante el relato, pero no tiene un efecto permanente. 

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29/05/2023, 11:13
Vanwa

Vanwa reía con la inocencia pura de un niño ante la atolondrada idea de la canción de amor de Welf. El amor entre el fortuito (y doloroso) encuentro entre el dedo gordo de un pie y una piedra. Era fantàstica. Pero entonces el noldo se dispuso de narrar con cierto deje de severidad, o aviso. Recordó así la razón por la cual había repudiado a sus hermanos de raza. Y aún más le molestó que tuviera cierta razón cuando por un fugaz instante se vió en la hoguera de una noche fría y la dama Irimë revolviéndose en extraños sueños. ¿Era acaso un sueño dentro de un sueño? Tampoco parecía que pudieran salir ahora mismo de aquel estado, y le parecía mucho má sinteresante enfrentarse al mal en aquel sueño luminoso y alegre del 1870 que no en unas frías e inhospitas ruinas de aquel triste presente.

- ¿El retorno del alcalde? ¿No está acaso en un día tan señalado como el de hoy? ¿Quizás ha ido a cerrar algún trato con un pueblo cercano?- Preguntó el elfo.- Venimos de las cercanías de Eryn Galen y nada hemos oído del alcalde de Haycombe. ¿Cual es el nombre de vuestro alcalde? Quizás por su nombre sí nos ha llegado noticia de él... ¿Y decís que cuesta que lleguen las historias? ¿Acaso el camino es peligroso?- Fueron muchas preguntas, pero el elfo siempre se comportaba como un niño travieso y miró al posadero con su radiante sonrisa de perla que acostumbraba a poner en buena disposición a los mortales que confiaban (quizás en demasía) en un rostro bello.*

- ¿Y el nombre de vuestra posada? En verdad que he visto muchos nombres extraños, pero el de una cabra que se despeña es ciertamente de los más curiosos que he visto jamás. Mis felicitaciones, señor... Señor... ¡Ah! Por cierto, permítame presentarnos...- y fue presentando uno a uno a los miembros del grupo al posadero. No era lo más prudente mezclar preguntas interesantes con otras necias sobre nombres de posadas, pero para Vanwa no existían preguntas necias si le arrancaban una sonrisa o simplemente saciaban su infinita curiosidad.

Notas de juego

* tiro de rasgo de belleza para ganarme su confianza con un éxito sencillo. Para que de respuesta a las preguntas. Aunque sea un éxito básico nos puede servir como un inicio del que tirar del hilo si hay chicha.

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30/05/2023, 13:11
Miriel

Miriel se había sentado a escuchar con interés la historia de Qildor mientras disfrutaba de una breve pipa. Eran pocos los momentos que recordaba en que pudiera disfrutar de un día soleado tan alegre escuchando una buena historia, aunque fuera una tan truculenta como la que el noldor relataba.

La fugaz visión de la hoguera e Irimë le recordó un pasado, o un futuro, era difícil de decir en estas circunstancias, que no era ni de lejos tan luminoso como lo que vivían en este momento. Su corazón se quería regocijar de lo que vivía a su alrededor, pero por el rabillo del ojo le parecía percibir constantemente cosas que no encajaban como pequeñas sombras que se desvanecían cuando se giraba para mirarlas directamente.

Perdida en estas pesquisas silenciosas acompañó a sus compañeros hasta la posada de la cabra donde no salió de su mutismo. No se atrevía a probar bebida o bocado en aquel lugar hasta haber alcanzando la tranquilidad de su corazón acosado por esos detalles que casi más intuía que percibía.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Mi idea sería aplicar Alerta para fijarme en detalles que hagan que la ilusión no me encaje apoyado por Buena Vista por si sirviera para conseguir un efecto más permanente.

Si Buena Vista no fuera pertinente podría sustituirlo por Saber de la Sombra.

Si Alerta no fuera adecuado en este caso podría aprovechar la tirada con Cantar o Saber, que tengo los mismos rangos, para recordar versos u otro conocimiento que hablasen de situaciones similares a esta.

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30/05/2023, 18:07
Welf Ramaverde

     Para Welf todo esto escapaba a su comprensión y sobre todo a sus capacidades. Según el Alto Elfo Qildor seguían dormidos pero todos sus sentidos le decían que lo que vivía ahora mismo era tan real como lo fue el vuelo con las Águilas. No tenía el espíritu de los grandes señores para oponerse a la voluntad que les había traído a este lugar o este tiempo o lo que fuera. Era un humilde habitante del Bosque Negro y hoy haría lo que siempre había hecho: sobrevivir.

     Siguió a Vanwa hasta la posada dispuesto a disfrutar de una buena bebida y una conversación interesante.

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31/05/2023, 00:38
Baldbrand

La historia del señor Quildor trajo aquella extraña visión sobre la dama Irime...

Baldbrand dio un respingo... pero la mayoria de sus compañeros no parecían estar tan preocupados como él... asi que a aquella preocupación le siguió una profunda confusión porque todo parecía indicarle que no, que estaba en aquel pueblo un día soleado puesto que ¿cómo podían ser las dos cosas al mismo tiempo?

Cuando reemprendieron camino hacia la posada encabezados por un Welf y un Vanwa la mar de contentos, el beórnida se movió al lado de Quildor que parecía entender un poco más lo que estaba sucediendo.

-No lo entiendo mi señor Quildor... ¿Qué está pasando realmente aqui? ¿estamos durmiendo o verdaderamente estamos en este pueblo un día soleado? Estoy... muy confuso. -terminó de decir algo agobiado esperando que el noldor le sacara de aquel estado de eterna confusión e ignorancia.

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31/05/2023, 11:08
Aldor

La Cabra que cae era en origen una casa familiar, poseía una gran sala común en la planta baja con media docena de mesas, bancos y una chimenea en la que ardía un buen fuego. Junto a la sala común había una cocina y a un lado había dos salas privadas, mientras que al otro lado unas escaleras conducían a los dormitorios para huéspedes de la parte superior. 

Ah, pero qué modales los míos. Me llamo Aldor —le respondió el posadero a Vanwa golpeándose la frente con la mano por el despiste—. He dirigido este negocio desde el día que empecé a elaborar cerveza para mis vecinos hace ya muchos años. El nombre era un chiste, pues por aquí tenemos muchas cabras y rara vez se caen. Pero es un nombre que no se olvida fácilmente, apuesto a que pasaran mil años y todavía habrá gente que recuerde el nombre de esta posada. ¡Ja! 

Más allá de las bromas, el posadero dirigió al grupo a una mesa amplia que acababa de ser desocupada y la limpió mientras dejaban que se sentaran a su alrededor. Vanwa, como era costumbre, le acribillo con una retahíla de preguntas que el hombre intentó ir respondiendo como buenamente pudo. 

Nuestro alcalde es Elfgrim, hace dos o tres meses partió al sur para explorar la colina de la Hechicería y ver por sí mismo si había algún ápice de verdad en los relatos que hablan sobre una nueva sombra que se ha instalado en el lugar. Si me preguntáis a mí, no me creo nada de todas esas historietas para asustar niños. ¡Ja! Los caminos son más seguros que nunca, gracias a nuestro señor Heáfod. 

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31/05/2023, 11:43
Geb

Pero no puedes negar lo que dicen muchos viajeros, Aldor —intervino un hombre joven y bien agraciado que se encontraba sentado en la mesa de al lado, tenía cara de bribón y una sonrisa encantadora— Y las historias siempre tienen algo de verdad, aunque sean rumores.

Sobre la mesa descansaba su laúd y la cerveza que llevaba a medias. De un vistazo examinó a los recién llegados y les dirigió un saludo sonriente. Parecía del tipo de persona capaz de hacerse el mejor amigo de uno previo a una noche de borrachera y luego dejar la duda de si realmente llegó a pagar alguna de las cervezas antes de irse. 

¡Oh! —exclamó poniéndose de pie de un salto y haciendo una reverencia al grupo— Mi nombre es Geb, nobles viajeros. Parecéis de aquellos que tienen una moneda o dos que gastar —arrancó unos acordes a las cuerdas del laúd que ya se encontraba en sus manos—. Trae buena suerte pagar a un juglar, ya sabéis. Dadme una moneda y os cantaré una canción sobre Scatha el Dragón, y el bravo Fram el Matadragones. 

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31/05/2023, 11:47
Director

Miriel miraba con suspicacia a su alrededor. Las advertencias de Qildor le habían hecho dudar y sentía que el elfo tenía razón, debían estar dormidos, soñando plácidamente junto a aquella hoguera y las ruinas que ahora recordaba tan lejanas. Las había casi olvidado cuando se aparecieron nuevamente junto a las palabras del noldo y le recordaron que habían dejado algo pendiente y que tal vez aquel no fuera el lugar donde llevarlo a cabo. O más bien, sí era el lugar, pero no el momento. 

La elfa estaba confundida, aunque mantenía cierta lucidez al contrario que algunos de sus compañeros. Welf y Baldbrand parecían completamente sobrepasados por la situación, y Vanwa se divertía como un niño chico. Pero la elfa mantenía la lucidez. Si aquello era un sueño y Qildor tenía razón, como sueño que era, tendría que haber algunas inconsistencias en el relato. Cuántas veces había soñado estar en los frondosos árboles del Reino del Bosque y al bajar una rama se encontraba en el Salón de las Montañas visitando a sus amigos del pueblo de los hombres del bosque. Pero por el contrario, aquel sueño, si es que era un sueño, parecía mantener una coherencia muy vívida. Las gentes no cambiaban, los lugares se mantenían, los trayectos duraban lo que se les suponía, los olores, la voz de las gentes… todo se sentía real. 

Y entonces la vio. En medio de la posada, sentada de espaldas a ellos, se encontraba la dama Irimë. Pudo reconocer el broche de su pelo, su melena negra, y su esbelta figura. Pocas mujeres o elfas podían radiar luz semejante a la suya. 

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31/05/2023, 21:04
Vanwa

Vanwa se puso a reir de forma excesiva ante la íntima broma que recordarían el nombre de la posada dentro de mil años. EN mil años no iban a quedar ni las piedras. Literalmente. O casi. Pero ese pensamiento no lo abrumó de pena como en el caso de la dama. Vanwa era un ser de la naturaleza. En el mundo de Irimë la destrucción de un castillo, un puente o una torre eran símbolos de decadencia. En el mundo natural eran símbolos de cambio. Un cambio necesario. Lo que permanece acaba por oler mal. Un árbol puede vivir mil años, pero nunca es el mismo.

Lo que dijo después sobre Elfgrim fue más revelador. Mucho más revelador. No recordó nada de Elfgrim en los viejos versos, pero el hecho de haber ido a la Colina de la Hechicería no presagiaba nada bueno.

- ¿La colina de la hechicería?- Preguntó, para saber más. Si había ido a investigar, una buena razón habría. No sabía como serían lso alcaldes humanos de hace mil años, pero los de los tiempos actuales no iban a ir a un sitio peligroso. Era mejor enviar agente como Vanwa y sus compañeros.- ¿Qué pasa allí? ¿Donde está?- Aquellas preguntas fueron dirigidas tanto a Aldor como a Geb.

Por supuesto que daba buena suerte darle plata a un juglar. O incluso diría que traía mala suerte no dársela, por lo que fue raudo en darle lo que pedía. Un juglar podía destruirte no ya ante los demás, sino ante uno mismo si las críticas eran tan buenas que llegabas a creertelas como ciertas.

- ¿Qué es una moneda de plata comparada con conocer esa historia, maese Geb?- Exclamó, entusiasmado, dispuesto a escuchar, y recordar, una canción que se cantaba hace mil años.

 

- Tiradas (1)
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31/05/2023, 23:46
Miriel

Dol Guldur… El pensamiento le llegó sin saber de dónde. Algo en su interior sabía bien de lo que hablaba Aldor y lo que Elfgrim temía confirmar. Los rumores eran ciertos, pero no se tomarían en serio durante más de un siglo aún.* La sombra de la Sombra volvía a cernirse sobre su mente. Algo andaba mal aquí. Aquello era un recuerdo del futuro.

- Irimë – susurró mirando hacia al centro de la posada – Qildor, la Dama. – avisó al noldo que parecía ser el único como ella que aún resistía al influjo de la magia, pues tenía claro que esto no era un sueño; era demasiado coherente para ser un sueño, esto era magia, pero el tipo y el origen de la misma aún era un misterio. Debían terminar la tarea que habían dejado sin terminar.

Se puso en pie ignorando las palabras del bardo que les enredaría con su lengua, por mucho que deseaba escuchar la historia por la que Vanwa pagaba alegremente. Se acercó despacio hasta la imagen de la Dama que veía. Sabía bien que una magia poderosa como está jugaría con ella si trataba de tocar a la dama elfa, por lo que otra estrategia debía emplearse. La voz de Miriel surgió suave como siempre, pero con la fuerza de la brisa del verano que acalla las voces para poder escucharla además de sentirla en la piel. Pronto su voz la rodeaba a ella y sus compañeros creando un lazo místico entre ellos y la Dama Irimë a la que continuaba acercándose.

Cuando los últimos rescoldos de la hoguera

Luchen denodadamente por ser llama

Y no ceniza en el viento

Recuerda que las hojas

que manos amigas traen

Harán que la reviva llama

Y su luz vuelva a calentar

Y la sombra traicionera desterrar.

Aún perdidos mil años atrás, tú luz

será el faro que nos guiará devuelta a ti

Oye mi voz, siente mi calor,

Toma mi fuerza, lucha con amor.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tirada con + Rasgo hace referencia o bien a Saber de los Elfos o a Saber de la Sombra para tener más conocimiento de como emplear la música para resistirse a este tipo de magia. La idea es que la canción ayude a Irimë dándole fuerzas o a nosotros para regresar junto a ella.

 

*Tirando de Saber de los Elfos y Saber del Bosque Negro.