Partida Rol por web

Talin, después de su explosión de razonamientos inteligentes, se concentra durante el día "de gracia" en beber cerveza aguada, jugar a los dados, bromear y fanfarronear. La preparación psicológica es muy importante antes de una batalla. O misión potencialmente mortal, tanto da.

Pero a la caída de la noche, el enano aparece completamente pertrechado, todos sus enseres bien sujetos para no hacer ruido, su capa carmesí sustituida por otra oscura, su escudo recubierto... vamos, preparado para el trabajo propuesto.

Os encontráis todos preparados para comenzar vuestra misión. Cúthalion y los montaraces se encuentran listos para cubriros. Se decide que primero irán Wulf y sus hombres de la “Compañía Negra”, con Maeglin entre sus filas. Cuando vean que no hay peligro, les seguirán los zapadores, luego Mellongaladh y Thinion, y acto seguido los dos enanos.

Antes de iniciar intentar cruzar el riachuelo Cúthalion os señala que en esta zona hay unos cuantos guardias, entre cinco y quince, pero no está seguro. Algunos de vosotros los véis, otros ni siquiera sabrían decir si ven algo o no, pero a todos os sorprende que Wulf no sólo os confirme que hay soldados, sino incluso su número, diez, y os señale donde están. También os dice que cree que alguno de ellos pueden ser orcos.

Lord Camiel da la orden de ataque y desde una posición mucho más al norte una lluvia de flechas de fuego se dirige hacia la aldea. Es el momento acordado para que os dirijáis hacia vuestro objetivo.

Todos tomáis posiciones, podéis ver que alguno de vosotros no se ha escondido muy bien, siendo visible, otros son imposibles de ver, como Cúthalion o Maeglin, aunque en el elfo ya es algo habitual.

Wulf y sus hombres, junto con Maeglin, cruzan el riachuelo, acto seguido los zapadores, luego Mellongaladh y Thinion y por último los dos enanos a los cuales casi no se les ve ni, sorprendentemente se les oye.

Justo cuando habéis llegado a la muralla escucháis un grito procedente desde las murallas que delata vuestra presencia, os han visto. Una lluvia de flechas cae sobre vosotros, mientras Cúthalion y los montaraces responden. Cúthalion alcanza a uno de los soldados enemigos mientras que los montaraces parece que impactan, ya que la lluvia de flechas disminuye e incluso el cuerpo de un orco cae muy cerca de vosotros, con una flecha atravesándole la cabeza. Aún así Thinion y dos de los zapadores han resultado heridos. Los dos zapadores han recibido un impacto en el costado y necesitan recibir curas para cortar la hemorragia, aunque las heridas les permiten moverse. Thinion en cambio ha recibido un impacto en el muslo, sangrando abundantemente.

Al llegar a la muralla podéis observar una abertura de un metro setenta aproximadamente, aunque está semihundida en el terreno, por lo que da la impresión de ser más pequeña. Se encuentra muy escondida gracias a unos arbustos que han crecido delante de la misma. Parte del caudal del riachuelo se introduce en su interior, y aunque los arbustos han hecho algo de presa, el agua sigue introduciéndose dentro. Por lo que podéis observar la reja consta de barrotes gruesos, sólidamente introducidos en la piedra. Está parcialmente oxidada, especialmente en su parte inferior, aunque se puede ver que a pesar del óxido se conserva bien. Algunas flechas caen cerca de vosotros, pero sin daros.

-¡Junto a la muralla, rápido!, ¡tendrán que asomarse para intentar alcanzarnos y aún así será difícil que lo consigan! Vosotros dos -dice señalando a los dos zapadores ilesos- comenzar vuestro trabajo, ya nos ocupamos de vuestros compañeros

Cojo a Thinion por debajo del hombro y le rodeo con mi brazo la espalda. Cargo su peso sobre mi e intento cubrirnos en algún lugar, no lejos de donde estén todos, tiro el agua que tenga a mano en la herida y le vendo la pierna con un trozo de tela* para que deje de sangrar.