Partida Rol por web

La niña trato de hacer memoria sobre la historia del Basilisco, pero en la historia no se decía donde vivía ni nada. ¿Cómo lo vamos a encontrar? Y lo mas importante como le vamos a quitar un huevo, porque seguro que él no nos lo va a regalar.

No desesperéis niños. Aún no está todo perdido. Y no os preocupéis por la falta de gallos. De los huevos del gallo salen los basiliscos. De los huevos de basilisco... Bueno... mejor que no sepáis lo que sale, pues es demasiado terrorífico. Además, no tenéis que preocuparos de ello, pues comeréis el huevo.

La Anjana finalmente posó sus pies, calzados con unos exquisitos zapatos de piel de comadreja en el suelo y miró divertida a Lucio ¿La cueva de esta mañana? ¿Te refieres a mí casa? Esta mañana me despertásteis. No, os aseguro que no hay ningún Basilisco allí dentro. Pero vamos a ver... ¿Donde puede pone el huevo un Basilisco? Evidentemente muy, muy lejos de los ríos, pues allí corren peligro de muerte. Las comadrejas tampoco le gustan, pues son capaces de matarlo y su mirada no les hace daño. Sí, lejos del río y de las comadrejas... Debéis confiar en vuestra suerte y tener fe.

Si no vive en agua, en bosque o en montaña... ¿dónde vive? ¡Seguro que tu has visto alguno... quiero decir... que sabes dónde encontrarlo! Quizá sea la aventura que no pudimos terminar con los murciélagos -definitivamente, Uzo se creyó la excusa del día anterior de la búsqueda de aquellos animales, pretexto que ellos mismos, los niños, dieron a los monitores-. Danos pistas, ¡por favor! -le inquirió Uzo a la Anjana-.

Guillermo gimió asustado y angustiado, no acababa de creerse toda esa historia del basilisco pero el caso es que los picores aún los tenía bien presentes en su piel y el extraño ser estaba ante ellos... y todos los demás también lo estaban viendo:

- Nos quedan pocas horas de luz, y nos dices que los huevos están lejos del agua, o nos ponemos en marcha rápido o se nos echa la noche encima... y por aquí seguro que hay lobos.

Guillermo estaba en lo cierto, quedaba muy poco tiempo de luz. La Anjana asintió ante aquellas graves palabras y respondió a los muchachillos. La mayor parte de vuestra misión será nocturna, niños. Pero hoy hay luna llena, y aunque seguro que caerá niebla, podréis ver bastante bien. Además lleváis esas cosas que dan luz. Por los lobos no os preocupéis, pues no atacan a personas, se alejan de ellas. Y pequeño—dijo mirando a Lucio con gravedad—No debéis encontrar al basilisco; eso sería vuestra muerte. Debéis encontrar sus huevos. Son del tamaño de un huevo de oca, de color rojo sanguinoliento y, las leyendas dicen que suelen ponerlos en un agujero en la tierra, que el mismo demonio cierra con una puerta invisible. Para abrir esa puerta necesitaréis una llave de oro. ¿Dónde encontrarla? No lo sé, pero sin duda en vuestro camino encontraréis a quien lo sepa.

Asentía Uzo ante las indicaciones de la Anjana, pero también ante las de Guillermo, que apelaba por la falta de luz en cualquier momento... La llave de Oro, la Puerta Invisible, el Huevo de Basilisco y... ¡Encontrarían el antídoto! Lo que más le preocupaba al chico no era sino tener que andurrear por el monte de noche... ¡De noche! El, aún, no era Batman, y jamás se había planteado estar despierto más allá de las doce de la noche, donde todas las alimañas de cuentos, historias, dibujos o novelas salían de sus escondites para rondar y acechar... ¡aquello comenzaba a ser una aventura, una aventura de supervivencia!

Deberíamos de empezar a movernos, dijo la niña sin mucho ímpetu, la situación se estaba complicando cada vez mas pero entre mas complicadas eras las historias mas bonito era el final. Creo que deberíamos de ir hacia el bosque lejos del rio, para encontrar los huevos tendremos que… entonces le vino una idea a la cabeza, como no lo había ocurrido antes, era algo lógico como diría su madre “de cajón de madera de pino” . Y si llamamos al duende ese que encuentra las cosas para que nos ayude a buscar la llave y los huevos.

Aquello iba de mal en peor y a Lucía no le hacía ninguna gracia eso de tener que andar a oscuras por el monte. Estaba cansada, tenía hambre pero sobre todo tenía mucho miedo. No entendía la mitad de lo que la Anjana estaba diciendo, hablaba de puertas invisibles y de demonios que la guardaban, pero eso era imposible... o por lo menos lo de la puerta invisible.

A punto de echarse a llorar desconsolada escuchó la voz de Alicia y un punto de esperanza iluminó sus ojos brillantes por las lágrimas que ya asomaban.

- Es verdad, el duende que encuentra cosas. Panes, a ti te ayudó, quizás nos ayude a todos ahora.

- A ver Panes, ¿cómo lo hiciste para que lo encontrara?¿le rezaste o algo?

Guillermo inquirió impaciente al otro niño mientras paseaba sus ojos por el terreno circundante, no fuera que apareciera algún monitor y se acabara esa pesadilla de forma natural.

Pensó enseguida, al igual que mis compañeros, en el duende ese y en Panes. Sin embargo, algo le decía que no funcionaría.

Chicos -dijo el pequeño Uzo-; ¿ese duende no encuentra cosas que YA TENÍAMOS? -remarqué las dos palabras finales-. No te encuentra cosas que no tienes, sino cosas que tienes... sino... ¡sino mi primo hubiera tenido ya su propia "bat-cueva"!

Fue con la canción que nos enseñó anoche Chusa.

Duende, duende, duendecito,
una cosa yo perdí;
duende, duende, duendecito,
compadécete de mí.

Les respondió a los otros niños repitiendo la cancioncilla- Canté anoche esa canción mientras pensaba en mi canica azul y el duende la encontró y me la dejó en el mochila mientras dormía.

Luego pensó en las palabras de Lucio.- Pero creo que Uzo tiene razón. La canica era mía, pero el huevo es del Basilisco. Si le pedimos al duende Zahorí nos la traiga sería como pedirle que robara....no creo que eso le gusté.- dijo por fin mientras a la vez que levantaba los hombros como justificándose ante el resto de niños.

Ahora mismo Uzo pensaba que la idea de Alicia (dirgirse al bosque alejado del rio) era la más factible para encontrar esos huevos, pues no se le ocurrió más sitio que la "bat-cueva gitana", aunque esa era la casa de la Anjana. Él estaría dispuesto a ir allí.

No, no creo que el zahorí os ayude a encontrar algo que no es vuestro. Es muy suyo para esas cosas; ayuda a la gente buena, pero solo ayuda a encontrar algo que no es vuestro, máxime cuando vuestra pretensión es destruirlo. Veréis... Cerca de mi casa, vive familia de garduñas. Quizás sea una buena idea que vayáis hasta allí y la busquéis. 

La anjana hizo un movimiento con la vara que llevaba en la mano en rededor de los niños y sonrió. Ahora podéis hablar con las garduñas, yo os he dado esa capacidad. Pero no puedo ayudaros más, pues hay poderes muy superiores que me lo impiden. No podemos alterar demasiado el destino.

- ¿Una familia de... garduñas?¿qué es eso?

Guillermo ya se estaba imaginando otro encuentro con bichos raros y se estaba cansando de la situación, al fin y al cabo, ya no sentía picores y quizá fuera mejor recurrir a los monitores, que tendrían que estar al caer. Desanimado comentó a sus compañeros:

- Las monitoras se van a enfadar mucho cuando vuelvan y no nos encuentren, aunque la bronca que le va a caer a Castillo va a ser buena. ¿Lo habéis pensado?

Claro..., le caerá a él... -respondió el pequeño Uzo-. De todas formas, no sé si los otros monitores tendrán un remedio contra... la infección que tenemos. Yo prefiero buscar esos huevos, pues seguro que Chusa dice que son "cosas de críos" (como dice siempre) -expliqué-. ¿Nos vamos ya a buscarlas?

La garduña es un animalillo que es muy parecido a las comadrejas. Tratadlas con respeto, pues tienen mal caracter y no les importa morder.—explicó la Anjana— Y sí, tienes razón pequeño. Los adultos rara vez creen en esas cosas. Aunque juraría que ese chico de pelo largo me ha hablado en alguna ocasión...de cualquier modo debéis daros prisa. Yo trataré de guíar a vuestros monitores hasta vosotros. Hasta pronto.

Y con un "ploff" la bella Anjana desapareció, dejando como último recuerdo unas pequeñas florecillas de brezo y un olor a avellano en el aire.

¿Castillo hablaba con la Anjana? ¿Por qué no nos había contado nada? -Castillo era un tío guay. Panes no entendía por qué el monitor no les había contado nada sobre el hada, pero fuera como fuera la pequeña Anjana se había ido y ellos tenían un sitio por donde empezar a buscar.

Sí.- Contestó a Uzo.-Debemos ir a la cueva de los gitanos.

La bronca nos la vamos a llevar igualmente, así que no perdemos nada por hablar con esas comadrejas. La niña se quedo un poco pensativa y luego con los ojos bien abiertos dijo. Después de todo esto parece el principio de una gran aventura. Y encamino sus pasos hacia donde Panes indicaba.

Lucía se movía entre la angustia de saber que les quedaba poco tiempo para curarse de lo que fuera que tuvieran y la emoción que le causaba poder comunicarse con unos animalillos que en su vida había visto. Se despidió de la Anjana con la mano mientras la veía desaparecer y, ahora que volvían a encontrarse solos, el miedo volvió a ella, pero viendo que el resto se mostraban muy valientes y decididos prefirió no decir nada por si se reían de ella. Se quedó esperando a que el resto de sus amigos se decidieran a moverse de allí para ir tras ellos, al fin y al cabo a ella nunca le había gustado ser la líder del grupo, era mucho mejor que fueran los demás los que tomaran las decisiones, sobre todo si éstas eran muy difíciles.

Guillermo salió de la ensoñación y apatía que le estaba invadiendo en cuanto vio que la Anjana les dejaba solos en medio del campo.

- Venga, movimiento que a la cueva de los gitanos sí que sabemos ir, a buscar las garduñas esas.

Y se puso a caminar mientras miraba el moribundo sol con preocupación y algo de temor.