Partida Rol por web

Al ver la actitud de Ivy no puedo sino evocar el pasado.

- Me recuerda tanto a mi hace unos años. - pienso. Tal vez ...

Me giro hacia ella y la alcanzo poniéndome delante suya semicortándole el avance.

- Ivy, por favor. - le digo. Ven, hablemos un momento a solas. - añado más tranquila y relajada de lo que he estado hasta el momento.

Tras pronunciar estas palabras miro fijamente a Ivy pero en vez de la mirada que Shara solía tener Ivy puede observar una sincera voluntad de hablar. Tal vez puedan llegar a entenderse al fin y al cabo.

Estaba harta de recibir tanta orden de tanto dogma. Creía que por fin podía llegar a ser libre y cuando se lo proponía o pensaba que estaba más cerca que nunca, iba a tener que ser usada para hacer algo que no quería, que jamás había hecho.

Por ello, cuando Shara se puso delante de ella, estuvo a punto de abofetearla, de decirle que le dejara en paz, que dejara de darle esperanzas porque quería irse de allí ya que su sueño de poder dejar de sr una simple camarera se esfumaban.

Pero se contuvo. Y le dio una oportunidad. Ni ella misma se lo creía, pero, en el fondo, le gustaba pensar que todo podía solucionarse hablando, y no dando cuatro voces y huir. Como siempre…

-De acuerdo- aceptó, encogiéndose de hombros, dando a entender que le hacía un favor cuando, en realidad, le encantaba que le hubiera cortado el paso-. Dime, ¿qué quieres?- preguntó, alzando una ceja, curiosa.

- Ven. - le digo apoyando una mano sobre el hombro mientras nos apartamos unos metros.

- Andrey, haz los honores de empezar a interrogar a los prisioneros. - le digo. Ahora venimos.

Ivy miró la mano de Shara en su hombro, y clavó sus ojos en los de ella. Señaló con el mentón la mano y le indicó que la apartara. No eran amigas, no eran colegas, no eran nada. Simplemente, habían cruzado unas cuantas palabras, nada más.

-A ver, dime- insistió una vez más, cansina.

Se cruzó de brazos y alzó las cejas, tratando de que hablara de una vez por todas.

-No tengo todo el día- dijo, de malas maneras.

Una vez nos apartamos unos metros me paro frente a Ivy y me siento en un tronco hueco mientras le hago una señal para que se siente a mi lado. - Ivy, esto no puede seguir así. - le digo. Sé que estás acostumbrada a trabajar sola, sin aceptar órdenes de nadie. - A mi al principio de entrar en SHIELD me pasó más o menos lo mismo. - prosigo. Hasta que descubrí los beneficios del trabajo en equipo. - añado. Desde entonces he tenido Grandes Compañeros a mi lado, Daniel y Andrey entre otros. - Es cierto que muchas veces no estoy de acuerdo con una orden pero no hago lo que me da la gana. Le doy mi opinión a quien esté al mando. Las pocas veces que no he conseguido nada con esta forma de actuar me he tragado mi orgullo y salvo que vaya en contra de mis principios he obedecido la orden. - Date una oportunidad. Verás como los beneficios del trabajo en equipo son mayores que los perjuicios que puedas ver en estos momentos.

Mientras las dos chicas del grupo se alejaban para hablar a solas, Andrey y One se quedaban con los tres prisioneros, de los cuales, solo esta consciente el que traia Andrey...

Ivy se mantuvo con los brazos cruzados sobre el pecho mientras Shara soltaba esa retahíla de palabras. La escuchó más por educación que por verdadero interés en lo que le contaba. Ella se consideraba suficientemente mayorcita como para lidiar con esas situaciones, por lo que no necesitaba una especie de madre postiza para que le regañara y le dijera qué es lo que debía hacer.

Suspiraba de vez en cuando en el momento en que algo que decía Shara no le gustaba y jugaba con el pie en la tierra, haciendo pequeños dibujos, distraída.

Cuando Shara terminó, Ivy la miró con una ceja enarcada y se mordió el labio inferior, dudando si explotar en ese momento o dejarlo para más adelante. Decidió la segunda opción.

-Shara, es muy lícito que tú hayas tomado esa decisión y seas como eres- dijo Ivy, sonriendo-, pero a mí esto me cuesta mucho más que a ti, por lo que te pido que me dejes lidiar con esto a mí sola. Si tengo que tragarme mi orgullo, lo haré. Si tengo que controlar mis formas, también. Pero nunca me pidas que vaya en contra de mis principios porque no pienso hacerlo- aseguró, tajante.

- Bien. - le digo. Eso es lo que quería oir. No resulta tan difícil, ¿verdad? - añado con una franca sonrisa.

- Al igual que yo no voy contra mis principios tampoco puedo a nadie ir contra los suyos. - comenta apoyando una mano en su hombro. Eso sí. Espero del resto la misma franqueza que yo tengo con ellos.

- Puede que tus formas muchas veces no sean las correctas. - prosigo. Pero las mías tampoco lo son en algunas ocasiones. En esto como en todo en la vida todo es cuestión de práctica.

- Por cierto, nunca te tragues el orgullo más de lo estrictamente necesario para sobrevivir. - añado con un guiño de ojo. En muchas ocasiones puede salvarte la vida.

- Estoy segura de que al final serás una Gran Compañera. De lo contrario no te habrían elegido para formar parte de este Grupo de Élite.

- Ahora, ¿que te parece si regresamos con Andrey y One? - le pregunto. Hay unos prisioneros a los que interrogar.

One, volviéndose hacia su compañero, le puso una mano en el hombro y se escuchó una risilla. 

-Vaya galleto te has llevao, nen! -dijo One con una mueca cómica que se notaba a través de la máscara. Sarah tiene una buena derecha ¿Eh? Esa tiene que ser una loba, te lo digo yo.

No le gustaba Shara. No entendía por qué ser y actuar como la hermana mayor que nunca tuvo. ¿Por qué no se metía en sus propios asuntos y le dejaba en paz? No necesitaba sermones, no necesitaba que nadie le dijera cómo debía comportarse y cómo ser ni cómo debía actuar ni nada de nada. Para eso no había aceptado ese trabajo (si es que se podía llamar trabajo).

Escuchó con paciencia y con buena cara todo lo que me dijo su “jefa”. Su autoproclamada líder, ya que lo era por decisión casi propia y no por unanimidad. No obstante, la escuchó con educación, pero, tuvo que contenerse y apretar las uñas en las palmas de las manos para no pegarle dos gritos y decirle quién se creía que era para dar lecciones de moralidad.

Sin embargo, mantuvo la sonrisa fría y falsa en los labios, y la mirada limpia y clara, como si adorara a su hermana idolatrada, aunque rabiara por dentro.

-Si eso es todo, volvamos, sí- dijo, sonriente, pero deseando que la conversación acabara ya.

Mira de reojo al charlatan de su compañero, mientras se lleva la mano al rostro.

-Mejor callate, y camina en silencio, vamos a interrogar a esos.Y sin tan loba crees que es, lanzate a por ella, pero a mi dejame en paz.

- Vale tio! No te cabrees! Solo intentaba confarte... Confritarni... Enrollarme pa hacernos colegas!

-Confraternizar..mendrugo

Dandole una colleja, para que avance, que van algo retrasados.

-Y tranquilo, cuando quiera confraternizar, lo hare con alguien que me de una cerveza bien fria en la barra de un bar.

Los dos hombre del.grupo se acercaron charlando hasta los prisioneros cuando las.dos mujeres se levantaron y comenzaron a caminar para juntarse nuevamente los cuatro...