Partida Rol por web

El portero miró sobre el hombro de Florencio.

—Ah, ¿encontraron a uno de los zombis escapados del camión? Didí estaba hecha una furia que faltaban tres de la lista. Llevensela rápido y quizá les de una propina, jeje. Háganla entrar por la otra entrada.—Dijo señalando una puerta angosta de chapa en el extremo de la fachada del lugar.

Tenía razón Pepe. Pablete no estaba bien, pero, oh bueno, al fin y al cabo el científico loco pedía no se qué de la cueva del vampiro. Ya veríamos.

-Eh...más contundente...mi lengua. - A ti te voy a decir lo que llevo o lo que no. Secreto profesional.

Después de cantar un rato y dar el cante otro poco, vamos llegando al lugar de la Kueva del Vampiro. No te jode con el nombrecito, en pleno centro de Madrid.

-Sala de fiestas, conciertos, o tapadera para rituales macabros. Atentos, chicos. Que no venimos de ligue, eso luego, cuando aclaremos esta historia.

Me miré al zombichimpancé de la puerta. Me daban ganas de agujerearle esa cubierta vacía de coco pocho. 

-Guapo, te equivocas, la nena es mi sobrina y no se ha escapado de ningún camión. El que la toque lo reviento, jajaja. -Así parezco lo suficientemente loca como para hacerlo. -Pero traemos otros más, ahora vamos.

Luego me reuní aparte con el grupo -Anita es mejor que no entre, que se la comen. Unos podemos ir por detrás, por esa puerta. Y otros delante, como si vamos a la fiesta. ¿Qué os parece?

Las palabras de Jennifer estaban poniendo nervioso a Pepe, ya tenían a Pablete ¿qué demonios hacían allí?

Miró a Anita, todavía no se había reunido con su familia, no tenía muy claro si debía entrar al local con la pequeña. Ella era la que tenía el amuleto y sabía utilizarlo. Por otro lado estaba el tipo de la bata que estaría en camino. Tanto dentro como fuera correría peligro. Así que se acerco y la miró a las cuencas de ojos.—Todavía no me dijiste si pudiste ver a tu mamá y a tu hermano en el autobús.

No esperó a que sus compañeros pensaran que iban a hacer, se dirigió a la puerta trasera del local.

—Si quieres puedes acompañarnos. — y abrió la puerta para echar un vistazo antes de entrar.

Por la puerta pequeña se accedía a una escalera y un pasillo, el pasillo estaba en silencio y conducía a algo que parecía una cocina. Por la escalera se oía música proveniente de los pisos superiores.

Yo ire por la puerta de adelante, junto con pablo, ven dame la mano entremos como una pareja que va a divertirse que seguro que no nos dicen nada les dijo agarrando la mano de pablo para que este no se echase atras. Si tengo que entrar en un sitio prozombie prefiero hacerlo con alguien que ya es casi un zombie, ademas pablo me queda fenomenal al lado. Ademas asi te tengo vigilado por si tienes algun sintoma mas por el mordisco, procura no separte mucho de mi.

Venga vamos dijo mientras tiraba de su mano hacia dentro.

Venga cari vamos a celebrarlo, tengo ganas de tomar algo.  alzo la voz para que aquel gorila de la puerta la escuchase.

Floren iría por la puerta de servicio con Pepe, Noe y la niña zombi.

-Tenemos que ir con mucho cuidado. No se si es buena idea que nos separemos a estas alturas del partido. Algo me dice que pronto se van a complicar mucho las cosas.- Y avanzó, descendiendo por aquellas escaleras, alerta ante cualquier ruido. No sabía que es lo que se iban a encontrar, pero parecía que estaba detrás de todo lo que estaba ocurriendo. 

Si claro floren , fletamos un minibus para entrar por la puerta de atras le respondio con brisquedad ante las dudas que planteaba floren Mas nos vale tener ojos en todos los sitios, ya nos comunicaremos por el movil, mas gente alli atras presentaria sospechas, nadie se fijara en una parejita dentro del bar termino mientras volvia a tirar de la mano de Pablo hacia la puerta principal.

Jennifer y Pablo entraron por la puerta principal, pagando la correspondiente entrada en la taquilla. Dentro hallaron una gran pista frente a un escenario. De momento había poca gente en el lugar. Música suave, alguna mesas a los costados y a la izquierda una escalera alfombrada de rojo que sube. Una barra de madera y vidrio entre las escaleras y los baños ofrecía tragos y cervezas.

El techo era extremadamente alto y cuatro hileras de balcones daban a la pista; aunque la mayoría de los balcones estaban cerrados.

Pepe y Florencio subieron por la escalera de servicio,  muy mal iluminada, que en cada descanso tenía acceso a un pasillo muy elegante que daba acceso a un par de balcones. Uno de los balcones estaban abierto y desde allí pudieron saludar a Jennifer y Pablo que se paseaban por la pista central. Los otros balcones tenían cerradas las ventanas que daban a la pista. En cada uno podía oírse un estilo musical diferente, en uno hallaron algunos músicos ensañando, en otro había una pareja besándose en un sillón como si cada uno quisiera alcanzar las amígdalas del otro.

Dos balcones estaban completamente cerrados. En uno podía oírse eso que llaman música étnica: percusión e instrumentos que parecen desafinados a propósito. En el otro salía música con un ritmo muy marcado, toda producida por sintetizadores de sonido, esas cosas que llevaban al menos un siglo pasadas de moda.

Afuera, intentando escuchar lo que Pepe y Floren dijeran, se quedó Noemí, cuidando a la niña, que aunque dijera que había dejado su rol de baby sitter, seguía preocupada por la seguridad de la zombi.

Me enciendo otro cigarrillo. Hay que joderse, yo aquí interesada por el bienestar de una mocosa zombi. Me lo tengo que hacer mirar, estoy gilipollas o qué coño me pasa.
Y sus padres qué. ¿En el camión? Observo a Anita, mis ojos en sus ojos muertos. O casi.

-Oye, a mí me lo puedes decir, la verdad, ¡eh! No tienes papis, ¿verdad? Solo tu hermano, Cele. Y ese recuerdo de tu madre en la muñeca.

No sería la primera niña, zombi o no, que perdió a sus padres.-Yo tampoco. Se fueron hace mucho. Mira, desde allá en lo alto, me cuidan. Son estrellas, de día no se ven, pero están ahí. En serio. No es un rollo. Si por la noche te fijas bien, verás un par de estrellas juntas brillando solo para ti.

Le di una profunda calada al cigarrillo y puse atención a los sonidos del interior. Y a mis alrededores, que no apareciese alguien del camión o algún otro sospechoso. 

—No te preocupes Floren siempre podemos decir que estamos buscando el baño, se que es algo recurrente, pero tengo que decir en ocasione me ha funcionado muy bien. Nada más tienes que aguantar un poco los gases y soltarlos en el momento propicio.—No se habría atrevido a hablar de esos menesteres en la presencia de una chica, pero entre ellos no le dio ningún reparo y sin prestar atención a la reacción de su compañero cambió de tema.

—¿Donde tendrán encerrados a los zombis? la verdad es que me sabe mal que Anita no encuentre a su familia, por lo menos sabemos que el hermano si esta en el grupo que han traído aquí.

Pepe siguió a su compañero por la escalera, mirando hacia atrás continuamente, no le gustaban las sorpresas y le daba en la nariz que alguna se encontrarían. No parecía que los compañeros zombis estuvieran en esa parte del local, pero de todas formas se acercó a los balcones cerrados e intentó abrir, con mucho cuidado, cada una de las puertas para ver que se cocía en el interior.

—¿Anita? ¿Qué cojones haces aquí? Si les dije que te quedaras en Colón hasta que fuera a buscarte. ¿Qué? Fueron otra vez al matadero de pollos. Y dónde se metió tu hermano. ¿Otra vez tuvieron problemas con los guardias?

—Mami, no te enojes—respondió Anita.

La zombi iba saliendo por la puerta de servicio de la Kueva del Vampiro

Jenny me llevó dela mano hacia el club. ¿Qué debía hacer? ¿Pagar ambas entradas? ¿Compartir gastos? Hacía tanto que no salía que no sabía cuál era la costumbre. Esperé a ver qué hacia ella paravobrafven consecuencia.

¿Pero qué digo? Si es sólo una fachada para entrar, no venimos de novios ni nada parecido. Pablo, concéntrate.

Ya dentro vemos a Florencio y a Pepe en uno d ellos balcones.

Mira Jenny, parece que ya entraron saludo con la mano. Eh, digo... Para mezclarnos con la gente, qué te parece si vamos a por un trago. Sugiero señalando a la barra con la cabeza.

Ah, pues sí tiene madre. Expulso el humo de la calada a su fea cara.

-Anita está bien. Preocupada por sus papis. Lo mismo que tú por ella - no te jode la tía.-La estoy protegiendo de un doctor chungo que quiere cortarla a cachitos para hacer sopa.

Me aparto un poco de la mami zombie, que se apañe con su hija. Mi manita cerca de la pipa.

-El Cele anda por ahí adentro, lo han traído en el camión. ¿Qué coño pasa aquí y qué haces tú en este sitio? ¿Eres una stripper?

El balcón estaba amoblado con todas las comodidades: sillones de paño rojo, escaparate de bebidas, luces de colores, algunas mesitas bajas y hasta un diván donde un muchacho joven estaba besando a una zombi en el cuello.

Al asomarse ustedes el joven los miró y sonrió. No parecía molesto por la interrupción.

—Qué sorpresa. Pasad, pasad. No seas tímidos.—el lugar ese lucía tan agradable que no pudieron evitar dar dos pasos al frente y acabar en el centro del lugar.—Tú, mujer, anda. Ve y dile a Didí que por un rato no me envíe a nadie. Dile que voy a descansar. Ah, y no olvides cerrar la puerta al salir.

La zombi se levantó, se acomodó un poco las ropas desprolijas y salió cubriéndose pudorosamente el cuello por si hubiera quedado alguna marca del beso. El ambiente estaba tan cargado de un perfume denso que cualquier aroma desagradable que pudiera tener la zombi quedaba tapado.

Mientras tanto el muchacho cogió un vaporizador de perfume y arrojó un poco sobre el diván rojo y otro poco al aire. Luego fue a sentarse, o mejor dicho se desparramó, sobre uno de los sillones.

—Qué agradable sorpresa vuestra inesperada visita. Sentaros si queréis. O coged una bebida.

Él mismo se dirigió al escaparate de bebidas, bajó un poco el volumen de la música y se llenó un vaso largo hasta la mitad de ron y le agregó dos cucharadas de algo que parecía pulpa de fresa, una de escamas de hielos, lo agitó un poco y volvió a su sillón.

—No seais tímidos, esta noche seréis mis invitados. Decidme, ¿qué es lo que os causa placer, eso por lo que vale la pena seguir vivos?

Las ventanas que daban a la pista central estaban cerradas y la puerta al pasillo acababa de ser cerrada también por la zombi que salió.

—¡¡Joder!! ¡¡menudo ascazo!!—miró a Floren con cara de pasmao — Perdona por la intromisión, estábamos buscando el baño—no sabía porqué, pero pensaba que estaba vez no iba a funcionar su escusa. Escuchó lo que decía aquel chico, toda aquella situación hacía que se le pusieran los pelos de punta. Y eso sólo ocurría cuando había algo chungo que investigar—Tio, puedes hacer lo que quieras, pero no creo que tengamos el mismo gusto en cuanto a chicas. Será mejor que sigamos con lo nuestro. Te agradecemos la invitación, pero tenemos cosas más urgentes que solucionar, ya sabes, mucha cerveza...

Aquello fue como un tortazo en la cara. Fueron a dar a una agradable estancia, con lo que parecía ser un vampiro, y una zombi. Desde luego que aquello fue demasiado para Floren, y al parecer también para Pepe.

No debían quedarse allí, con lo que parecía un vampiro. Así que hablo para tratar de disculparles.

-Si, perdone usted. Ha sido una confusión, ya nos vamos y dejamos de molestarle.- Joder, un vampiro tras la primera puerta, menudo lugar al que habían venido.