Partida Rol por web

Los pasos entran  pausados y se paran frente a la mampara

— ¿Apolo? - pregunta la voz dulce y suave 

Se escucha como se sienta frente al cristal. 

— Ya lo sé, ya lo sé. No he llegado demasiado pronto sino cuando debía llegar - dice graciosa — Me ha dado tiempo a extrañarte, que lo sepas. 

Algo se pone en el suelo y ves la mano tocando la mampara de nuevo. 

Los pasos avanzan al encuentro del sonido al otro lado para pararse enfrente. Siguen siendo discretos y amortiguados por el suelo. No contesta a la primera llamada y va directamente a la mampara. Luego se oye la voz grave y proyectada que Daphne ya conoce, si acaso un poco más susurrada.

–Déjame intentar averiguarlo. Cómo un vacío que empieza en el estómago y se va ramificado hacia el resto del cuerpo hasta llegar a los labios que susurran un nombre...

La  mano busca la sombra que se intuye al otro lado como si quisiera acariciarla.

–Algo parecido a eso he sentido yo. En la sala de chicos se proyectaban las incertidumbres mientras yo aseguraba no tener ninguna. Y aquí estamos...

- ¿En serio? Las chicas parece que estaban algo aturdidas, ninguna hemos llegado a la sala. Yo me fui a tomar el aire directamente. Así que no tengo ni idea de qué ha pasado o que han hablado entre ellas. O si acaso han entrado en la zona común. 

La voz se reduce aún más, llegando a un susurró. 

— Si, como mariposas en el estómago, revoloteando — reconoce — así me sentía — la mano de la mampara se mueve en su búsqueda — Pero aún hay tantas cosas y tanto tiempo por pasar juntos.  Dijiste que me contarías un secreto casi al oído. ¿Lo harás? 

Carraspea un poco y se acomoda en esa posición. Vuelves a oír el inconfundible sonido del caer de los zapatos. 

— Estuve pensando sobre tantss cosas que nos quedan por saber y ni siquiera se tú estación del año favorita. ¿Serías capaz de adivinar la mía?

Se le oyó decir reflexivo –Chicas aturdidas... ¿Sabes que con mi quinta cita ni siquiera llegué a hablar?

Se expresó pero no había un tono dolido, más bien parecía divertido.

–Lo haré...te contaré algo pero no tengamos prisas. Disfrutemos del reencuentro– dijo golpeteando la mampara – A pesar de que estaba seguro de que eras mi número uno, me sentí nervioso al tener que hacer votaciones. Casi como un chiquillo.

Al oír el sonido de los zapatos sonrió –me encanta que te descalces... Hay muchas cosas que nos quedan pero mucho tiempo por delante. – se puso a sopesar cual sería su estación con murmullos reflexivos y al punto aventuró –¿El otoño? Me atrevo a decir eso solo por puro egoísmo porque es mi época preferida. Cuando se agota el rumor del verano y las playas se quedan vacías, los paisajes se llenan de ocres y los cuerpos empiezan a buscar el calor de otros al contacto con los primeros fríos.

¿Cuál de los cuatro elemento te considerarías?

Suelta un sonido de sorpresa— ¿De verdad? ¿Ni una palabra? No me pareció que ninguna fuese tan tímida o acaparase la conversación de tal manera que no pudieses hablar - reflexiva 

— No tengo prisa. Has tardado en llegar, pero estas aquí. No tenía mucha esperanza en la última cita y...es como si un torbellino hubiera arrasado - dice en el buen sentido - Pero entiendo lo que dices, siempre que hay que hacer una lista, da un poco de incertidumbre. Si te sirve de tranquilidad, también tenía claro que eras mi número uno. 

No escuchas pasos, por lo que, lo mismo sigue sentada, pero descalza. 

— Mi madre tiene un estudio de fotografía. Cuando trabaja , a pesar de ser una mujer muy elegante y coqueta, siempre camina por el estudio descalza, mientras observa el mundo con su cámara. Me acostumbré a verla así, serena, cómoda, a escuchar el roce de sus pies contra la madera . Tanto, que de niña, terminaba también descalza mientras ella me ayudaba con las tareas o más de mayor a preparar trabajos para la facultad. Según mi padre es una ironía del destino, que con la fortuna que tiene mamá en zapatos, pase más tiempo descalza que con ellos. En mi caso, me tranquiliza no llevar zapatos. Sentir el tacto del suelo en mis plantas. Me relaja. 

Después de este comentario evocador suelta un gemido de sorpresa cuando le hablas sobre la estación

— ¿En serio? No es egoísta. El Otoño es mi momento del año preferido, sin contar fiestas, digo. Me gusta ver cómo tras el calor del verano empieza la nostalgia y el romanticismo del otoño, los días que se hacen más cortos, las hojas doradas y rojizas poblando los suelos y las calles. Ese crujir al caminar , ese momento en que aún el sol brilla durante el día, pero ya tienes algo de frío y necesitas una chaqueta. O como bien dices, alguien a tu lado con quién sentir la brisa de octubre. Octubre es el mes más bonito. Definitivamente

El crujir de ropas te dice que cambió de postura, apoyando la espalda a un lado de la mampara

— Nunca había pensado qué elementos soy, pero definitivamente agua. Ese fluir tranquilo y pacífico la mayoría de veces y otras veces en catarata,  desordenado. Calma al fuego, alimenta a la tierra y ofrece resistencia al aire. Además, me he criado junto al mar. Era bastante complicado sacarme del agua. Allí sientes la ingravidez y si pruebas a meter la cabeza hasta los oídos, lo unico que escuchas es el sonido de tu propio cuerpo, latiendo, moviéndose, incitando a la reflexión. ¿Y tu, que serías tú?

Con un tono reflexivo expuso –Creo que fue más una cuestión de que yo tardé en llegar, me entretuve entre cita y cita y cuando entré nadie llegó a contestar, igual ni estaba. Lo curioso de eso es que me ha elegido en el top 3 y yo también. Probablemente haya sido una compensación... O que el resto ya no le convenció.

Se rió con aquella percepción– De no aparecer tú mi decisión hubiera sido muy complicada. Por eso agradezco que estés aquí.

Se acerca un instante al compartimento y deja allí algo –Te he traído algo para empezar

Dentro del compartimento aparece una copa grande de batido de chocolate con nata y una enorme cereza roja 

Asiente a su afición por andar descalza –Otra de las cosas que me encantan de ti. A mi también me relaja, aunque el suelo esté frío. Es algo superior a mí.

Apoyó el cuerpo contra la mampara y suspiró. Luego soltó un ajá alegre por acertar con la estación y contestó a la pregunta sobre el elemento y asintió a la posibilidad de que fuera agua y con ironía –ya la has contestado tú. Soy un poco aire, suave brisa pero si me emocionó puedo llegar a convertirme en huracán ¿No te lo parece?

- Creo que yo estaba tan nerviosa que llegué a todas demasiado rápido. Pero si que pudo ser. Esta bien que te haya dado otra oportunidad. Egoístamente preferiría, obviamente, no tener competencia. Pero muchas veces es bueno ver varias realidades, así tu decisión se basa en un pensamiento meditado y no en un hecho al que te ves abocado, porque no tienes más remedio. 

Ilusionada, se acerca a la trampilla y toma el batido, dando un gritito emocionada. 

—  Eres increíble - dice al ver el batido y con la  cereza - Me enfhanta - se escucha hablar y probablemente se haya metido la fruta en la boca por la forma de pronunciar - Yo también traje algo, que la organización no me ha puesto pega. Pero has hecho lo que siempre he soñado con hacer, tomar primero el postre. ¿Tienes otro para ti o compartimos este? 

Le da un trago al batido y espera tu respuesta. 

— Ir descalza o incluso con poca ropa en casa, me da mucha sensación de libertad. Hasta cuando el suelo está frío, es agradable. Bueno, no frío nivel esquimal. Sino frío nivel ... Otoño. 

A tu comentario sobre el aire response con un "mmmm" dubitativo y añade. 

— Creo que si, que podrías ser aire. Esa brisa de otoño que trae olores a castaña, a caramelo y a final de verano, que levanta el cabello y la falda de los jóvenes y que da tregua al calor del estio. Viento que huele a niños jugando en la playa y a madres gritando que se pongan la chaqueta. Me gusta - concluye-  Y no entra en contradicción con el agua. Eso sí, no me gustaría ver el modo huracán...en el mal sentido. Siempre que no seamos fuego  y agua. 

Finalmente no espera tu respuesta y te pasa el batido tras la mampara. 

— Hablando de otoño, de niños y playa. Se que te lo pregunté antes pero fue de forma más genérica, sin embargo, si esto sigue adelante ¿ Desearías ser padre? No ahora,  no me malinterpretes, pero sí en un plan a futuro. ¿Te ves despertándote el domingo con una manita que te quite la sábana y te pida que le subas a la cama?

–al corazón adecuado se llega lento o rápido, sea la primera o la última persona en llamar. Ójala todos los hechos a los que te ves abocados fueran como tú. Los corazones son egoístas porque no atienden a razones. 

Se ríe escuchándola gritar de la emoción  – Es que tú eres mi postre, aquello que estás deseando encontrarte antes de ver siquiera el menú. Tengo otro aquí conmigo –dice dándole un sonoro sorbo.

–Descalza y con poca ropa. Ahora ya sí que estoy deseando verte. Vamos a tener que vivir en un eterno otoño entonces.

Se queda en silencio, muy en silencio escuchándola hablar diciéndole aquellas cosas tan bonitas. Al final apunta con un murmullo –el aire mueve las olas, y le da besitos al mar cuando crea las trombas marinas. La anterior cita fue en cierto modo un huracán inesperado y no fue para nada mala.

Escucha como mete el batido en la trampilla y lo saca metiendo el suyo –te lo cambio y así me imaginaré que te estoy dando un beso.

–Comomun plan de futuro. Sí. La anterior vez te dije que solo con la persona adecuada. No sería capaz de vivir con alguien que antepusiera su ego antes que el cuidado de su hijo. He visto demasiados chicos rotos por matrimonios inadecuados como para incurrir en ello.

Definitivamente me levantaría así y lo disfrutaría sin duda –Asintió.

Suelta una sonora carcajada, divertida cuando te escucha decir que es un postre. 

— Nunca me habían definido así, pero me gusta. Un postres dulce. ¿Sabes? Me encantan esos días en los que hay algo de oleaje. Nada exagerado, olas pequeñas , que te metes en el agua y te elevan como una montaña rusa, subiendo y bajando. Y cuando estás en la cresta, el vértigo de la bajada crea mariposas en el estómago. Me gusta esa sensación, la de las mariposas y la de los días en que hay un rastro de de espuma blanca cuando se retira la marea. 

Toma tu batido de la trampilla y le da un sorbo profundo. 

— Este chocolate sabe a besos. Tienes razón. Este me sabe aún mejor - confirma. 

Suelta un par de sonidos de aprobación cuando hablas de niños. 

— Mi madre deseo tanto tener hijos que en esa búsqueda y en ese proceso, casi le cuesta el matrimonio. Por eso es importante para mí saber en qué punto se está. Al final, papá siempre estuvo encantado teniéndome, pero...digamos que fue reticente al principio. Tienes toda la razón, un niño sería siempre lo primero. O debería serlo. Por eso hay que estar muy seguro de con quién se tienen. Ya te digo, un plan a futuro. Como tantas cosas locas que hay en la cabeza. 

Da otro sorbo sonoro al batido seguido de un pequeño gemido de extasis. 

— Veamos, veamos. Ya que tenemos claras las cosas terrenales, a ver qué tal se nos da lo divino. Si el genio de la lámpara se apareciera delante de tí y te diera la opción de pedir tres deseos ¿Qué pedirías? Y recuerda las tres reglas de Aladino, no se puede resucitar ni matar a nadie, ni hacer que nadie se enamore de ti. A parte de eso... Todo es posible 

-Reconozco que es una ligera satisfacción cada vez que dices que nadie te había llamado así, o hecho tal chiste. Es como vivir en el misterio, como el de esta mampara -dijo con cierto aire de orgullo.

-¿Y bien? ¿Cuál es tu sorpresa? -dice mientras se le intuye cerca del suelo colocando algo sobre el suelo.

-Hay quien me dijo que tener un niño es como dar un hachazo en mitad de una relación. No tiene que ser fácil para ninguna de las partes. -confirmó con cierta duda en la voz.

Resopló después de la pregunta y se puso a meditar la respuesta en voz alta -Si todo vale pediría, lo primero, más tiempo para pensarlo, bien, tres son demasiado. -dijo aguantándose la risa- un par de dones no van a definir la vida de nadie...

— Bueno, eso está bien. ¿No crees? Ser el primero en muchas cosas. En mi caso, seguro que hay mucha cosas que no se de ti. Y que me encantará descubrir. 

Escucha tu comentario y ese tono, a lo que te confirma — Si que debe ser complicado. ¿Te da miedo que te pase eso?

Se escucha un ruido, como el chirriar de una bisagra  y el chocar de loza. 

— Si que traje algo. Me dejaron preparar un pequeño piscolabis  ver si te gusta. 

Te pone un pequeño plato con un tenedor en la compuerta. 

— Está aún templado - el plato tiene dentro berejenas patata, carne y bechamel. Una musaka — Estuvimos hablando de este plato que me gusta. Quizás no el que  más, pero es el que sé hacer - dice sincera. 

— Puedes acompañarlo del batido. Olvidé traer de beber - se lamenta. — sería un buen regalo a pedir a genio de la lámpara - Bien, tiempo para pensar. No me parece un mal deseo. Las cosas hay que meditarlas. ¿Cuál sería el segundo?

–Es verdad, por eso ha llegado la hora de que te cuente mi secreto inconfesable –Soltó una risilla antes de continuar –Pero antes un poquito de música...

Como te has portado bien serán dos secretos. Primero, de pequeño tuve un mote que me acompañó mucho tiempo. Gordi. Por desgracia yo no lo llevé bien y sufrí bastante las consecuencias de esa espiral hasta llegar a pesar 180 kilos. Pero eso me trajo mi segundo secreto inconfesable. –Suspiró hondamente antes de continuar– Una profesora del instituto apareció y primero fue capaz de disipar la sombra de acoso que se había generado a mí alrededor por otros chicos del colegio. Y lo segundo fue que me tutorizó, me cuidó y me ayudó a salir de mi espiral viciosa. Y yo... me enamoré perdidamente de ella. Durante años fue mi único amor, platónico por supuesto, pero puedo decir que a veces incluso el amor no correspondido nos puede ayudar a crecer...

Hizo un pequeño resoplido y contestó a la pregunta negando –No exactamente. Es temor a que la pareja no esté suficientemente cohesionada y eso lo lleve a un fatal desenlace. Ten en cuenta que se destruye la intimidad, los horarios, la predisposición. Todo eso desaparece y hay que estar dispuesto para un sacrificio. Osea, creo que hay que estar muy dispuesto a querer incondicionalmente sin recibir la recompensa al instante. 

Abre la compuerta emocionado –¡Musaka! me encanta... Yo sí traje de beber, una botella de champagne, que le va a venir muy bien... también el picnic que imaginábamos en París –Se oye un taponazo al abrir la botella de champagne y echar el líquido en una copa.

Mete la copa en el compartimento y una tabla con queso Brie, Roquefort, Camembert y Emmental, con un poco de mermelada de frambuesas, uvas, un posito con miel y algunas nueces esparcidas por el plato, y un cuenco con fresas.

Y tras el intercambio de platos volvió a la musaka y la degustó con un sonoro gesto de aprobación –mmmmmmm... es deliciosa Daphne... a la altura de los dioses –dijo mientras se echaba a reír.

–Bueno en cuanto a los deseos y ya que no puedo puedo pedir amor pediré una salud de hierro, para mí y para ti, ¿Eso cuenta como uno o dos deseos?

Ella escucha con hacia el comentario sobre que se había ganado el derecho a escuchar el secreto por tantas primeras veces. Pero se queda sería y callada, mientras le cuentas algo tan importante haciendo ruiditos de asentimiento. 

— Gracias por contármelo — te susurra cuando terminas — Hay cosas que son difíciles de exteriorizar. Y que vuelques en alguien lo que tú corazón guarda es un acto de valentía. Me alegro mucho que apareciera en tu vida está persona. Es cierto que al final, hay un primer amor platónico en la juventud, relacionado con figuras que nos ayudan y nos enseñan. Me juego lo que sea a que eres el amor de alguno de los muchachos o muchachas de tu centro. Más siendo un amor, como eres. 

Cambia de postura, para tomar un sorbo de batido. 

— Tener hijos es algo que no se debe tomar a la ligera. Ya te digo. Y estar bien seguros que con quien lo haces, es para siempre. Aún así, creo que es un placer que merece la pena aunque la recompensa no sea inmediata. 

Escucha descorchar el champán y ve los quesos. 

— Has pensado en todo - sorprendida casi sin aliento - Me encanta el queso. Podría ser una ratona en otra vida 

Toma el caso con el líquido de la compuerta y un trocito de Brie. 

— Con lo de tu deseo, cuenta como uno. Al final el objetivo es conseguir la felicidad ¿ No? Pues eso, un deseo. Así que creo que tienes aún otro. 

Se le escucha dar un sorbo suave del alcohol. 

— Oye esto está delicioso - anuncia - Espero no emborracharme, bebo poco alcohols y además le tengo poca tolera que - ríe divertida. 

— Por cierto, gracias por lo que me toca - refiriéndose al tema de pedir salud para ella - Así que creo que te has ganado que te cuente todo lo que quieras. La pregunta que desees. Piensa bien, que esta es sólo una, no como los deseos - suelta en tono de intriga

El susurro lo deja en silencio. Te escucha y al final con la voz temblorosa dice –Uf, me ha temblado todo el cuerpo. Además creo que tienes razón, debería usar esto que te he contado con los chicos para que puedan usarlo como referencia.

Toma un sorbo de batido y asiente a tus palabras –Claro, la imagen de una manita que te despierta un fin de semana es un bien ejemplo de recompensa. O cuando te hacen un dibujo y te lo regalan, o te dicen que de mayor quieren ser como tú.

Ríe con sus palabras y dice –¿Pensado en todo? Oh no, simplemente pretendía llevarte a París tal como hablamos...

​​​​​

Aha, osea que me queda otro... Vale, pensaré en él. Ya que tengo el tiempo de mi lado.

Se le escapó una carcajada al escucharla temer emborracharse – Yo llevo años sin apenas beber, aunque tengo mucho aguante y he abusado de joven. Pero si nunca has bebido debe ser gracioso verte un poquito contenta.

Un sonido de sorpresa se escuchó y tras un silencio asintió y dijo –Bien, si es una pregunta quiero que sea general. Quiero conocer tu experiencia en el amor. Cómo te has sentido por amor y que experiencias has tenido?

Sonríe o más bien se ríe  con lo de la manita. 

— Hablaremos cuando hayan pintado las paredes o metido al gato en la lavadora - dice como si supiera algo por experiencia. 

Da otro sorbo al champán. Y toma de la bandeja otro trozo de queso. 

— Ce fromage est délicieux.En plus du détail, avec bon goût — te suelta en un perfecto francés sin acento — Exquisito. Podemos entonces comenzar la luna de miel ¿ No? - divertida

A comentario del alcohol te responde con suavidad la 

— Digamos que he sido una niña muy buena y que solo me he emborrachado un par de veces. Que por cierto, ni recuerdo. Así que, prefiero estar en mis plenas facultades. No sea que se me trabe la lengua. 

Cuando te arriesgas a un cheque en blanco siempre pueden pedir lo que quieran. 

— Exacto, vete pensando el deseo que te gustaría pedir. Con respecto al amor — ahí comienza a hablar más bajito, como avert — Digamos que no he tenido mucha suerte. Soy bastante tímida y vivo en un lugar donde el culto al cuerpo es lo primordial. He encontrado algunas personas, pero nada que pase de un mes o poco. Nadie que me llenase como para dar pasos más importantes. En muchas ocasiones, me he sentido algo decepcionada, así que...bueno el resto ya lo sabes. Preferí probar suerte en un sitio donde el envoltorio no fuese lo principal. Donde el encontrar a alguien no dependa de lo mucho que te guste salir a un bar. Así que...bueno...- titubea - Muy poca experiencia 

Se le escuchaba masticar y disfrutar de la musaka y no habló hasta terminarla –Deliciosa, francamente deliciosa. Ya es uno de mis platos favoritos.

Cuando la escucha hablar francés hace un inciso –Era un pequeño adelanto, ya sé que en tu perfecto francés no voy a tener que usar el mío de las montañas. Lo demás llegará a su debido tiempo ¿Estás preparada?

Se queda unos instante pensativos tras la palabras de ella. Luego dice con voz tenue –¿Y no tienes miedo de lo que te encuentres al otro lado de la mampara? ¿De que sea algo que no te esperas? 

Aprovechando para apurar su copa de champagne te escucha y piensa en su tercer deseo por lo que expone –Teniendo salud, y tiempo ya solo necesito dinero. ¿Pero sabes qué? Creo que antes que pedir eso prefiero pedir el teletransporte. Dar un chasquito y aparecer en el lugar del mundo que me apetezca... y poderme llevar a quien tenga de la mano. Así viajar apenas cuesta dinero y puedo hacerlo entre semana. Imagínate irnos a dar un paseo a las cataratas de Iguazú un martes por la tarde. Y el jueves a la isla de Pascua. ¿No te parece genial?

Asintió varias veces a su exposición sobre el amor y luego dio unos golpecitos en la mampara –Te siento triste recordando –dijo en un susurro –Ahora estás aquí y te estás descubriendo de otra forma. Igual que yo... podemos dejar de lado otras cuestiones y centrarnos en lo que nos preocupa. ¿Cómo de tradicional eres? ¿Esperas que sea yo el que te pida matrimonio o lo harías tú?

— Me alegra que te guste. Creo que es de los pocos platos que me salen decente. Por cierto, solo alabe tu buen gusto al elegir el queso. Pero si, todo llegará a su tiempo. Por cierto ¿para qué tengo que estar preparada? 

Otro bocadito de queso y un sorbo de champán. 

— Ese si que es bueno. Teletransporte. Siempre fantasee sobre cómo sería. Yo habría elegido tener el poder de viajar en el tiempo ¿ No te parece súper útil?  Así puedes hacer las tareas del tirón y en ese tiempo también ir a otro lado. O arreglar errores. 

Los toquecitos en la mampara hacen que ponga la mano ahí. 

— No espero nada de lo que hay tras la mampara asi que no espero decepcionarme. Básicamente no tenía nada al venir así que en cualquier caso, me iré mejor que lo que vine, con alguien para toda la vida, ya sea amistad o romance. 

Al escuchar tu pregunta se permite unos instantes para meditar la respuesta. 

— Te diría que me gustaría ser tradicional. Al modo princesa, pero es que no lo sé. Mi padre me educó para ser una mujer liberada y mi madre fue la que puso las cartas boca arriba en su relación. Vengo de esa herencia. Pero también he visto las típicas películas y está metido dentro del subconsciente, las ideas sobre gente que recibe rosas y proposiciones. 

Suspira de confusión. 

— Así que en esto, me has cogido por sorpresa. No sé si esperaría que me propusieran matrimonio o lo propondría yo. Quizás por inseguridad o miedo, no lo pediría yo, más que por tradicionalismo. Ahí, me has pillado - pensativa. Durante unos segundos permanence callada — ¿Y tu? ¿Que preferirías hacer? Eres de los que piensan que hay que ser caballeroso y no quieres que te chafasen la posibilidad de declararte o preferirías que fuese algo común o incluso que te lo propusieran? Al final, creo que es cuestión de cómo se sienta uno y en estos casos es como un " sentirse deseado" si eres el preguntado. Me he liado un poco ¿No?

–¿Para qué? Para tu luna de miel..  –dijo un poco entre avergonzado y pícaro.

Apuró el champagne y preguntó –¿Quieres otra copita? Me gustaría brindar contigo...

Asintió sin duda alguna a la posibilidad de viajar en el tiempo –yo dije que quería controlar el tiempo pero no dije nada de viajar a través de él. Tampoco sé hasta qué punto podría hacer cambiar las cosas.

Acaricia la mano tras la mampara –Yo espero muchas cosas del otro lado del espejo –confirmó alegre.

La escuchó con atención y midió muy bien sus palabras. Hablaba despacio, pronunciando cada palabra –Me he sentido a veces tan solo y tan rechazado que me encantaría que alguien fuera quién apostara por mí. Pero no tengo ningún  inconveniente en pedirlo. Aunque creo que puede ser igual de romántico con una chica pidiéndolo ¿No crees?

Se escucharon unos pasos alejarse de la mampara y caminar por la habitación, en silencio. Tras unos minutos los pasos dejaron de sonar junta a la mampara y una voz dijo –Yo te deseo...

— Espero estarlo - dice divertida . Entonces escuchas un chocar contra el cristal de otro cristal - Habia pensado brindar así. Me tomaría otra copita contigo - te dice.

Tampoco hace muchos más comentarios con lo de tocar el tiempo pero sí que dice graciosa 

— Tienes razón, a saber lo que podría pasar. Mira cómo terminó Marty Mcfly. Es mejor no jugar con el tiempo, lo que es, será y lo que no debió ser, nunca será.

La mano suave de la mampara se posa donde ella ha brindado y contiene la respiración. 

— Me dejas sin palabras cuando sueltas cosas así. Espero....no decepcionar lo que esperas del otro lado del espejo. 

Medita las palabras y lentamente responde. 

— También te gustaría que te lo pidieran, por lo que veo. No tan tradicional - resume en buen tono-  Es bueno. Espero - se ríe - También podemos echarlo a piedra papel o tijera  - bromea suave - Vale, vale, culpable. No bromeare con esas cosas. Pero tienes razón. Llegado el momento el corazón dirá lo que tenga que decir. 

Y varios segundos después, cuando tu voz se ha parado frente a ella en la mampara. Pasan varios minutos después del comentario y si tuvieras un oído fino, sentirías como se le ha acelerado el corazón. Lo que si puedes oír, es su respiración densa y pesada. Parece que la dejaste, ahora sí de verdad, sin palabras.