Partida Rol por web

El portero de la finca le dejó pasar con una sonrisa y le ayudó a localizar el buzón que estaba buscando.

Como se nota donde hay pasta.

Volvió a salir a la calle rápidamente, pues había aparcado en doble fila y los municipales andaban al acecho. Ésos eran los pequeños errores que te generaban grandes pérdidas, sobre todo si tu horario era estrictamente nocturno.

Aquella noche se pateó todos los garitos del sur de Madrid, pero no encontró a ningún vampiro, ni siquiera a gente de McArthur. Ahora que él se había convertido en el líder de los Anarquistas, toda su gente estaba presente en cada ciudad al sur de la capital.

Getafe, Leganés, Alcorcón, Fuenlabrada, incluso Parla... nada de nada. Como si se los hubiera tragado la tierra.

Conducía desanimado por la 401 rumbo a Leganés cuando de repente se le ocurrió algo. Veinte minutos después estaba en pie, en frente de la entrada del MotorThrash, ex-propiedad de McArthur. Era Villa de Vallecas, territorio Brujah de la Camarilla.

¿Qué coño estoy haciendo aquí?, pensó incrédulo.

La última vez que cruzó aquella puerta, lo hizo detrás de Miranda. Se armó de valor y avanzó hacia el bar. De repente, escuchó una voz muy familiar.

La verdad es que los tienes bien puestos, dijo McArthur.

Peña se sobresaltó, pero no se le notó... o al menos eso quería creer.

No me gusta hablar en la calle, respondió.

Aquí no hay de qué preocuparse. Ya no queda gente dentro. Tengo a dos Nosferatu en cada lado de la calle y otro... bueno, otro en otro sitio. ¿Y bien?

A Neón le pareció algo extraño el que una Toreador como Shayid se encontrara en aquel barrio, pero la verdad es que los territorios de caza de su clan estaban relativamente cerca de aquella calle. Aun así seguía pareciéndole cuando menos peculiar su presencia.
Decidió aproximarse a ella y comprobar su reacción ante la flor. Suponía que si estaba al tanto de la misión se lo haría saber de alguna forma, o al menos esperaba notarlo si ella no se lo dejaba claro.
Y si no sabe nada, nunca está de más relacionarse con este tipo de vampiros. Quien sabe, en el futuro puede que necesite algo de los Toreador y que uno de ellos sepa de mi existencia seguro que me ayuda. Pensó mientras se caminaba para cruzarse en el camino de Shayid.

Diego puso los ojos en blanco. Aunque acostumbrado a las cosas raras que tenía su amiga a veces, seguía exasperándolo:

¿Joder tía, porqué nunca me saludas por mi nombre?

Suspiró, cambiando de tema:

Bueno, ¿que tal andas?

Dani miró inútilmente a ambos lados de la calle. Otra vez en babia. ¿Hasta cuando iba a seguir haciendo las mismas gilipolleces de ir a los sitios en estado semionírico? Esta vez había sido McArthur, pero otra vez bien podría resultar alguien menos amistoso. Bueno, amistoso, por decir algo, porque la relación con el actual cabecilla anarquista era un glaciar desde que Peña dijo que se desvinculaba del movimiento.

Dani pensó que podía empezar preguntándole que coño hacía en territorio Brujah y dónde se habían metido todos los Anarquistas esta noche. Pero decidió ir al grano, en gran parte porque preguntar demasiado después de tanto tiempo podía no resultar del agrado de su contertulio, y más desconfianza no se la podía permitir en este momento. Ya habría tiempo para ponerse al día. Respondió al Gangrel con toda la firmeza y determinación de que disponía.

- Busco a Pozo - fue la tajante respuesta de Dani.

McArthur sonrió lentamente y miró al suelo. Tenía los colmillos ligeramente al descubierto y su rostro había cambiado ligeramente. Ahora lucía una barba espesa y rizada, seguramente para ocultar sus crecientes facciones ferales.

Las noticias vuelan..., murmuró.

Hizo una pequeña pausa para pensarse bien las palabras.

Las cosas han cambiado, Daniel. En la pecera, ya no hay una sola piraña que esquivar, ahora hay dos. AHORA, hay que andarse con más cuidado. Hace dos meses perdí a un equipo entero, todos ellos buenos Gangrel y Brujah. Eran mis mejores hombres. Sé que fue él.

McArthur miró al fondo de la calle como intentando recordar algo. Después clavó su mirada en la de Peña.

Déjalo estar, chico, déjalo estar. Vete a tu casa y muérete de asco allí, siempre será mejor que la muerte de verdad. Pozo se ha radicalizado hasta el infinito. Cuando le conocí, ya era un cabrón hijo de puta, pero ahora es un completo animal. Ya no hay ninguna persona dentro de él...

Dani había oído hablar de vástagos que habían perdido por completo la cabeza, convertidos en meras bestias, carentes de toda humanidad o conciencia que se le pareciese, al abrazar con frecuencia la neblina roja, y dejar que muriesen los remordimientos. No por ello eran imbéciles, ni mucho menos. Eran depredadores puros, con todo lo que ello conlleva. ¿Pero que un sólo vampiro se hubiese cargado a una cuadrilla entera de anarquistas curtidos en la toma de Madrid? Sonaba fatal.

- Lo siento Mc Arthur. Todos hemos perdido a alguien en estos años... -dijo sombrío- Y es por eso precisamente por lo que estoy aquí. Pozo es mi llave para abrir el baúl de los secretos sobre la desaparición de Miranda. - Hizo una pausa y lo miró fijamente- Tómate esto como una baza gratis. Si consigo cazar a la bestia, tus camaradas serán debidamente vengados. La Camarilla lo quiere también y puedo utilizarlos para ello. Es una ruptura andante de la Mascarada, y eso no nos conviene a ninguno. Quizá la jodida Mascarada sea lo único que impida que otra guerra vuelva a sacudir esta ciudad, y todos hemos sufrido suficiente.

Observó a Mc Arthur pensativo, y presionó:

-Dime dónde está, por favor.

Por su actitud, Dani dejó patente que seguiría adelante, con o sin su ayuda.

McArthur seguía observándole de manera escéptica. Sacudió la cabeza en ademán de asentimiento incrédulo.

Tu verás. Si mueres, luego no me pidas responsabilidades. Pozo caza en Vallecas, eso ya lo sabes, pero hemos podido observar que casi de mañana acude a la zona industrial de Vicálvaro. Y cuando digo casi de mañana, es con el cielo ya clareado. El cabrón es muy listo.

El Gangrel se dio la vuelta y abrió la puerta de su antiguo (o no) establecimiento. Cuando ya había traspasado medio cuerpo, se giró.

No puedo darte a gente, Peña, lo siento. Ah, y otra cosa, no creas que puedes torear a la Camarilla.

Ahora sí, McArthur desapareció tras la pesada puerta insonorizada.

El reloj de muñeca de Peña sonó, indicando que quedaba una sola hora para el amanecer.

Sin duda aquel joven era parte de la ayuda que mencionaba la carta, Shayid trató de ver su aura mientras lo observaba de arriba a abajo con la intención de saber algo más de él. Su cara no le resultaba familiar, pero con los años había aprendido que se puede saber de la personas fijándose en su aspecto, a menudo dejamos ver mucho de nosotros en nuestra forma de mostrarnos a los demás.
Siguió caminando en su dirección, y sin dejar de mirarle, resultaba evidente que lo estaba examinando, y , al parecer, esta vez no le importaba que el objeto de su análisis fuera consciente de este hecho.

Ambos se miraban, ambos sabían que eran vástagos.

Neón se quedó quieto, esperando conscientemente a que la mirada de Shayid le sedujera. Ella, por su parte, se acercó lentamente a él, sorteando a una decena de jóvenes que hacía cola para entrar a un club.

Buenas noches, comentó casi en un susurro. Era evidente que su interlocutor era un cainita, asi que no veía la necesidad de elevar más el tono de su voz, Un detalle muy sutil, por cierto,prosiguió acariciando suavemente la flor que el vástago portaba. Supongo que esto nos hace compañeros, hizo una pequeña pausa para entreabrirse el abrigo mostrando levemente el sobre que llevaba en el bolsillo interior y en el cual se podía distinguir el sello Ventrue, al menos de momento.Finalizó guiñando un ojo a su interlocutor.

Peña volvió pensativo todo el viaje de vuelta. En primer lugar no terminaba de creerse el perfil bajo de McArthur. Durante la guerra habría demostrado tenerlos bien puestos. Que un puto Gangrel se hubiese cargado a una de sus cuadrillas y que estuviese escondiéndose por los recovecos de la ciudad no le terminaba de cuadrar. Pero era así, hasta los hijos de Caín cambian con el tiempo. Al menos había confirmado su sospecha de que el Carnicero (apodo que se le acababa de ocurrir) aparecería por Vallecas mañana. A ver con qué elementos de la Camarilla tendría que lidiar mañana. Pero haría lo que fuera, la recompensa era algo que había estado deseando muchos meses ya.

Llegó a Leganés un poco más tarde de lo normal, asique se apresuró a abrir la puerta del apartamento y se tiró bocarriba en la cama hasta que el sopor lo reclamó.

11 de enero de 2001, jueves
19.36 horas

Sabía que se llamaba Aurora porque las facturas que había tiradas en la entrada del piso llevaban ese nombre: Aurora Martín Salcedo.

Su nueva vida había empezado hacía tres noches. Era incapaz de recordar nada más allá de unos rostros vagos y unos lugares vacíos. Miraba por la ventana de su piso y el único elemento que podía emplear para identificar el lugar en donde se encontraba era la enorme y deslumbrante mole de Parquesur. Más extraña se sintió aún cuando recordó cómo era por dentro el centro comercial, aunque ese recuerdo no se sentía atado a ninguna vivencia personal.

También sabía que estaba en Leganés. Por memoria o por suposición, conocía la zona, los aparcamientos, incluso alguna que otra tienda, aunque de nuevo, los recuerdos eran como en tercera persona, sin nada personal de por medio.

Solo vivía por la noche. El día le daba un pánico terrible y le provocaba un sueño tan profundo que no se despertaba hasta el atardecer siguiente. Había manejado la posibilidad de que en su vida anterior a la amnesia, sufriera un transtorno mental tan severo que la llevase a ese estado. No tenía hambre ni sed. No tenía un móvil con contactos, ni siquiera una agenda de papel. Tenía teléfono fijo, incluso ordenador con internet, pero ninguna persona a la que llamar.

Volvió a recordar que en tres no había hecho nada salvo mirar por la ventana. Ni comer, ni beber... ni siquiera ir al servicio. Había contemplado su pálida desnudez y, tras 72 horas sin ducharse, no desprendía otro olor que el de su propia ropa.

Tras ese recuerdo fugaz, los dedos de su mano derecha empezaron a moverse en pequeñas convulsiones incontroladas. Fueron a más según se empezó a poner nerviosa. Como acto reflejo, se llevó la otra mano sana a la muñeca y no se encontró pulso. Muerta de miedo, se dio cuenta de que jadeaba pero no respiraba. ¿Qué era aquello? Notó como sus piernas fallaron y todo se hizo negro.

Soñó con un bar lleno de gente. La música estaba muy alta y todos iban disfrazados de vampiros... unos con más gracia que otros. Las visiones eran ráfagas de imágenes con un hilo conductor muy delgado. Después, se vio a sí misma y a otro chico besándose en los baños de aquel mismo local. El beso se transformó en un mordisco. La sangre se derramaba por su garganta lenta y caliente. El placer fur gigantesco. Antes de despertar, dos palabras se clavaron en su mente: Río Uruguay.

Despertó 15 minutos después tumbada en el suelo.

   Se despertó mareada del trance, como si alguien le hubiese estrellado una botella en la cabeza, por lo que el primer instinto fue llevarse las manos a la misma. Todo el piso le daba vueltas. Angustiada se levantó y entró en el cuarto de baño donde observó una marabunta de cosméticos tirados por el suelo. Se acercó al lavabo donde se quedó perpleja mirándose al espejo y pensó: ¿Qué coño me ha pasado?
   Los recuerdos de la visión danzaban en su mente y confusa repetía en voz alta: Río Uruguay, Río Uruguay, Río Uruguay... Reconociendo su penosa imagen al espejo, se dirigió a lo que se suponía que era su habitación, allí se despojó de su vestimenta sucia y recogió un vestido largo, q mas parecía de woodstook que de nuestros dias, una chaqueta de piel marrón y unas botas. Volvió al baño y allí se peinó su larga cabellera morena, llena de enredos.
   Sin más dilación y, con más miedo que vergüenza, abrió la puerta de su piso y, ya en la calle pensó: dejemos que el azar me guie... Y comenzó a caminar sin rumbo definido, sin parar de murmurar: Río Uruguay, Río Uruguay...

11 de enero de 2001, jueves
19.36 horas

Peña se despertó lentamente. Por un momento tuvo la sensación de que Miranda estaba tumbada a su lado. Casi podía olerla. Miró hacia el hueco vacío de su derecha y una sed de sangre subió desde el estómago hasta la nuca.

Pozo. El bar de Vallecas. Los dos tipos de la Camarilla. Prometía ser una noche muy larga.

Cleo sonrió estruendosamente y se pegó a su lado. Empezaron a caminar al ritmo de su soliloquio. Los exámenes del instituto, la carrera que eligiría en un futuro cercano, los problemas con sus hermanos... cuestiones que ya nunca Diego experimentaría.

Llegaron a la puerta del Doom exactamente a las 10 en punto. El local en sí era pequeño, pero comparado con los de la zona, era todo un templo del heavy. La capacidad máxima de 100 personas del interior estaba cubierta, y la cola para entrar casi doblaba la esquina.

Tras 20 minutos de tediosa espera, entraron. Tras otros tantos, llegaron a la barra.

Para mí un ron con cola y un chupito de vodka, gritó. ¿Tú que quieres?

Vagó por las calles del barrio durante un tiempo que se le hizo eterno. La gente la miraba temerosa, o directamente evitaban todo contacto visual.

Su mirada se dirigió a algo que le resultaba extrañamente familiar. Era un local comercial tapiado hacía bastante tiempo. En sus destartaladas paredes, un ejército de carteles publicitarios competían por la vana atención de los peatones. Había algo entre la maraña de letras, dibujos y colores que le llamaba la atención, aunque no sabñia bien que era.

Finalmente lo vio. En uno de los carteles ponía:

    DOOM METAL BAR

    Fiesta de vampiros universitarios.

    El 11 de enero, ven disfrazado de vampiro y te regalamos una cerveza. Con el carnet universitario, un chupito gratis.

    C/ del Río Uruguay, 5
    Vallecas

Sin querer, se metió las manos en los bolsillos de la chaqueta de piel. Había algo en el bolsillo derecho, algo duro y frío. Lo sacó extrañada y comprobó que era la llave de un coche con el símbolo de Citröen. Por desgracia, ni sabía cual era su coche ni las llaves tenían mando a distancia.

   Sorprendida se quedó mirando el cartel y una pícara sonrisa se dibujó en su boca:

- ¡Ajá! te encontré.

   A pesar de tener la mente llena de lagunas, todavía se acordaba de cómo usar un coche, el problema era qué coche usar. Suponiendo que estas llaves sean mías, el vehículo no debe andar muy lejos...  El bloque de pisos no gozaba de la comodidad de un garaje propio asi que volvió sobre sus pasos dando una vuelta por el barrio e introduciendo "disimuladamente" las llaves en cada coche que le parecía que podría ser el suyo hasta que por fin... clic!

- ¡oh! magnífico. Veamos dónde me lleva este chisme.

   Arrancó el coche, no sin dificultad y algunas caladas, y puso rumbo hacia Vallecas. Confiaba en que el azar, que tan bien le vino para toparse con el Río Uruguay, le ayudara a llegar hasta su destino sana y salva.

  Una vez en Vallecas aparcó el coche a dos calles del garito que había visto en el cartel y se puso a rebuscar en la guantera del coche. Allí encontró papeles amontonados, un paquete de tabaco casi vacío, un monedero con 10 euros en monedas y un pintalabios rojo oscuro. Cogió estos dos últimos objetos, el monedero lo guardó en el bolsillo de su chaqueta y frente al retrovisor se pintó los labios. Como si fuera instintivo se colocó el pecho insinuando los senos y se bajó del coche guardándose las llaves en el bolsillo.

Su pose de confusión se tornó a "zorrón despeinado" y comenzó a caminar pausadamente hasta el Doom Metal bar. Mientras en su mente resonaba una frase incesantemente: Tengo hambre...

Lo mismo.

Joder, ahora toda la noche con el estómago revuelto.

Cada minuto que pasaba Diego tenía la sensación creciente de que la noche se le iba a hacer muy larga. Parecía que junto con su antigua vida estuviera perdiendo poco a poco las pocas ganas de disfrutar que le quedaban.

¿Nos quedamos en la barra o buscamos un sitio p'a sentarnos?

Cierto, nos hace compañeros momentáneos, pero no hace falta ser hostil. Esto me gusta tan poco como a tí.

Una vez dejadas las cosas claras, prosiguió:

¿Cómo crees que debemos proceder?

Supongo que lo mejor es reunir información, hasta ahora lo único que he podido averiguar es que han muerto tres chicas en tres noches en esta zona,hizo una pequeña pausa mientras dirigía su mirada hacia la gente de alrededor, no quería perderse ningún detalle.¿Sabes algo sobre ese tal "Sebas"?