Partida Rol por web

Kana se acerca a Sebastian y apoya una mano en su cabeza revoloteandole el pelo.

- Ya has oído, es nuestra canción. - se ríe - ¿Todo bien? - le pregunta referiéndose realmente a qué se debía su presencia allí mientras repasa mentalmente cuantos cuchillos le quedan escondidos en la ropa. 

-Siento molestar, pero me ha parecido oír unos ruidos y me ha entrado la curiosidad ¿Supongo que no soy el único que ha oído una mujer riéndose, con el mismo tono que haría "Cruella De Vil" sola en un zoo y unas tijeras a mano?- Pregunte, aunque no hacían falta que me respondieran, el pelirrojo con su bazooka ya era una señal mas que evidente de que ocurría. El enemigo esta a las puertas.

-Dime, sirvienta gata-pelirroja-masquesexy.- Le llame la atención, mientras la acompañaba a la salida y desenfundaba mi espada.- No conozco al enemigo mas que de oídas, así que quería saber ¿Algún consejo que darme?

- Intenta que no te maten. - Consigue decir Kana mientras se ríe de su propia ocurrencia. En realidad sabía que no tenía gracia, ni siquiera era original, pero estaba nerviosa, o quizás algo asustada.

No  era la primera vez que luchaba por lo que sabía que ese dolor punzante en el estomago y en los pulmones eran de ansiedad al desconcierto. Sin embargo era la primera vez que sus manos estaban frías y de ello desconocía el significado.

Después de calmar su risa y psarse el dedo indice por el lagrimal, tomó aire y añadió.

- No los conocemos tampoco, pero por lo visto hay una tipeja que hipnotiza, o algo parecido, y un tipo indestructible - se encoje de hombros- o algo parecido.

Pero no son nada comparado con el príncipe de las tinieblas, ¿verdad? - Esa ultima interrogación la acompaño en secreto del deseo de que le confirmara que era verdad.

Y ello hizo que se avergonzara, en teoría ella estaba allí para proteger a la familia y no al revés.

Entonces, queriendo librarse de ese sentimiento ocupando su cabeza en otras cosas, señala a Carrol quien había salido ya al pasillo y añade.

- ¿No le vamos a dejar deambular solo por la mansión, verdad?

Carrol Camina hacia una de las ventanas que dan al patio frontal mientras el enano da su discurso, discurso que Carrol ignora por completo, al menos hasta que Kana hace su pregunta.

[B]-Dejalo que haga lo que quiera, con suerte terminara muerto-[/B]

Tras el movidito día anterior, esperaba que aquella nueva jornada fuera algo más tranquila, pero en el fondo sabía que eso no iba a ser así.
Mientras me dirigía a preparar los desayunos, se empiezan a notar cosas raras: viento... temblores... y la extraña risa de una mujer.
Preocupada, dejo todo lo que estoy haciendo y me dirijo en busca de Aimi. Apuesto que quien quiera que fuese, tenía intenciones malas con la ama...

La joven no había puesto mayor resistencia al rechazo de Kana, cuando ella quitó su mano del cuello pero, sin duda, el grito en su cabeza le afectó. Trató de taparse los oídos pero no se iba. Miró al joven pelirrojo mientras se iba con cara suplicante pero él estaba muy centrado en su propia batalla.

La joven no pudo resistirlo más y perdió el control de sí misma. Se escuchaban contracciones musculares muy fuertes y el sonido de tendones rompiéndose, huesos creciendo súbitamente. El cuerpo de la joven iba transformándose poco a poco mientras ella perdía su cálido ser. Sus ojos perdían sus pupilas y se volvían los de una bestia enfurecida.

Todos estaban atentos en los ruidos que venían del exterior como para notarlo a tiempo. La mujer lobo se levanta con sed de sangre y llevada por el grito como si un hubiera sido un llamado a la locura. Con un fuerte garrazo, trata de barrer a los tres individuos que se encuentran al frente de ella, pero la única que logra salvarse es la felina maid, que en un acto reflejo, salta hacia atrás, viendo cómo sus amos son arrojados a las paredes por la poderosa y peligrosa bestia que habían enfrentado el día anterior. La bazooka de Carrol cae al suelo y queda cerca de él pero no la tiene en sus manos. La maldición de la joven había vuelto a despertarse.

Riku llega donde se encuentran Aimi y Kahei algo agitado. Dice - Aimi-san, Yaeko no despierta y no sé que le sucede pero... - se veía algo de temor en su voz. En ese momento llega Kansai junto a Aimi. Riku la mira y luego dice - Esa era mi madre. Deben cuidarse de ella, incluso tú, Kahei-san - dice mirándolo. - Eso es sólo alarde de su habilidad. Tengan cuidado -.

Un fuerte rugido se escucha proveniente de dentro de la casa. Un rugido ya conocido por ustedes. Era el mismo rugido que se había escuchado cuando regresaron de la reunión con los Nagase. Era el rugido de la mujer que Carrol cuidó toda la noche. Había vuelto a transformarse y estaba dentro de la casa. Riku mira a Aimi y dice con voz suave - Ouka... - los músculos de Riku se tensionan y sus ojos se ponen brillantes. Sólo estaban ellos abajo, así que los otros debían estar con ella. Ellos debían manejarlo. Mira a Aimi y conteniendo su ira, dice - Aimi-san, iré a donde usted me diga que vaya -.

Aimi apoya su frente en la palma de la mano.

- Parece que no todo el mundo sabe ser tan buen huésped como tu - comenta referiéndose a Riku aunque si dirigirse a él.

Levanta de nuevo se cabeza y ahora sí girándose hacía él le pide que fuera a ayudar con la chica lobo:

- Sí, creo que será lo mejor - finaliza su petición - a ti te conoce. - Aunque en realidad Aimi pretendía alejar a Riku de su madre que aparentemente tenía poca estabilidad mental y, seguramente, todavía carecería más de estabilidad emocional.

En cuanto el chico marcha a calmar a la lobo toma la mano de Kansai:

- Cuida de Khaei, creo que ha entrado en modo aniquilador. ¿Podrás?

Tras esta pequeña reunión la señora Aimi me coge de la mano. No puedo evitar ponerme algo nerviosa tras pedirme que cuide de Kahei.
Claro ama... Haré lo que sea necesario, nyan...

-¡Augh, otra vez¡

Solo habia algo peor que ser lanzado por los aires de un zarpazo, y era repetir la experiencia cuando aun no me habia curado ni las heridas. Suponia que no encerrar con llave y mordaza a una licantropa era una mala idea, pense mientras intentaba alcanzar mi espalda y contar si aun tenia todas las vertebras en su sitio, pero eso era algo que tendria que haber sugerido anoche y no en mitad de la batalla del siglo.

-!Kana, Carrol, no podemos quedarnos aqui y perder el tiempo¡- Hice comprender a la sirvienta y el pelirrojo, mientras usa mi espada como baston temporal para alzarme.-!Tenemos que salir de aqui, y encerrarla aqui hasta que se calme¡

El cerebro de Kana se había sobreescalfao pensando en como deshacerse de ese bicho gigantesco cuando de pronto una oleada de sentido común evitó el fuego.

- ¡Magnifico! - grita emocionada cuando en realidad no era más que un pensamiento referido a las palabras de Sebastian. 

E inmediatamente analiza sus posibilidades de acercar la bazooka a Carrol e huir del lugar sin perder un brazo.

La bazooka no había quedado lejos por lo que Carrol podría cogerlo sin problemas si distraía a la bestia, o esa era su idea. 

Kana toma uno de sus cuchillos y lo arroja contra la chica esperando espantarla o atraer su atención pero no dañarla y así evitarse el lloriqueo del pelirrojo. Mientras el cuchillo estaba en vuelo los nervios se apoderaron de ella puesto que no tenía muy clara la trayectoria que llevaría ya que no le había dado tiempo a calcular bien el ángulo; pero consiguió rozar  el hocico de la enorme mata de pelo sin hacerla sangrar.

De no haber estado observada por sus amos hubiese dado un salto de celebración y quizás un par de palmaditas, pero se reprimió ese instinto y salió corriendo hacía el pasillo agarrando el brazo de Sebastian en el proceso.