Partida Rol por web

10 de Febrero de 1198

Te encuentras en tu residencia cuando se presenta ante ti un hombre con un gran carruaje, sin casi mediar palabra alguna, te hace entrega de una carta escrita sobre pergamino de gran calidad y sellada con el escudo de tu sire.

Junto a la carta también te entrega una invitación, es un pergamino de mas alta calidad aún, enrollado y atado con cintas rojas y un sello de cera del mismo color.

Una vez habéis leído las cartas que se os han entregado y preparado el equipaje que preveéis necesitar para el viaje, montáis en el carruaje que os llevará a Buda-Pest. Es un viaje largo y por ello el carruaje está perfectamente preparado para vuestra comodidad y para que la luz del día no os afecte.
Tras unas largas jornadas de viaje, os despertáis en un claro, a la sombra de unos grandes árboles, en el exterior de la ciudad. Es 15 de abril. Extrañados, preguntáis a los cocheros y estos os cuentan que los carruajes que entran en Pest son registrados para cobrar una tasa sobre su carga, pues se supone que está destinada a la venta en los mercados locales. Por tanto, no podían arriesgarse a introduciros en la ciudad mientras dormíais.
Cuando el último de los carruajes ha llegado, cada guía presenta formalmente a su pasajero indicando su nombre, títulos en caso de haberlos, y ciudad de origen. El sol acaba de ponerse por lo que aún tenéis tiempo antes de que llegue la hora de la reunión...

Esa misiva me ha estado rondando la cabeza todo el viaje, me ha echo separarme de mis estudios y de mi venganza. Al menos Markus me acompaña, el viaje me ha recordado nuestros años mortales cuando aun disfrutaba de sus caricias.
Ese atardecer me despierto y me desperezo un poco mientras abro los ojos, esta a mi lado como lo lleva estando desde que nos volvimos a encontrar. Abro la portezuela
Voy a salir a estirar las piernas, deberias hacer lo mismo al salir veo donde estamos y que hay muchos mas alli reunidos, todos miembros de mi gran familia, los miro uno por uno investigandolos intentando ver los vinculos que los unen, que son realmente todo para usarlo en mi propio beneficio si es posible. Mientras espero a que se presenten antes de hacerlo yo, me siento en una roca y saco un ajado pergamino para leerlo mientras tomo notas con mi pluma ajada en el, rememorando mi ultimo experimento.

Salgo de mi carruaje, llevo un vestido rojo, mi largo pelo esta suelto, es lacio y parece recien peinado. Os miro un segundo antes de sentarme en una roca y sacar un pergamino de una de las mangas de mi vestido, tras lo que lo abro y saco una pluma de una pequeña bolsa que llevo a la cintura para escribir un poco con pulso firme pero tembloroso por no tener donde apoyarlo.

Desde la ventana del carruaje observo de que debo de ser el ultimo carruaje en llegar de los citados a la reunion, debido a la cantidad de carruajes que hay en el claro.

Tras presentarme mi cochero a los demas vampiros reunidos, gozo disfrutando como la vision del resto de cocheros e incluido a algunos vampiros que aun no habian visto a alguien de mi clan. Me miran de arriba a abajo y se les revuelve el estomago, veo como otros giran la cabeza o les produzco pequeñas arcadas debido a mi piel arrugada con pustulas y yagas, pareciendo un cuerpo abrasado por un incendio y por mis dientes, todos puntiagudos y salidos hacia fuera.

Llevo unas botas marrones normales, no en perfecto estado desde luego, un pantalon marron de pana y una camiseta negra, la verdad, viendo a los vampiros que vienen, no voy muy arreglado , todo sea dicho, pero total...no creo que lo arreglase ni con las mejores pieles de transilvania pienso.

Veo que muchos de aqui no habiais visto a ningun Nosferatu, iros acostumbrando compañeros, estaremos juntos un buen tiempo por lo que creo y nos explicaran adelante, estare en vuestros sueños al menos en los de algunos bueno sueños, pesadillas pienso y suelto una risa macabra desternillandome ya acostumbrado a causar ese efecto tanto en los vivos como en los no muertos.

Al ver la cantidad de recién llegados, todos en carruajes oscuros y velados a la luz del día, el primer pensamiento (el mas obvio) es que todos han sido convocados aqui por el mismo motivo que yo. Desciendo del carruaje una vez que mi cochero me ha presentado, y veo que algunos comienzan a acercarse entre sí, escuchando lo que dicen los guías. Cainitas, según toda apariencia, al menos para el ojo avisor.
Mis deseos de acercarme a ese grupo de gente es como siempre, muy escaso. Mas al cabo de unos momentos llega el segundo pensamiento.

Podría haber alguien interesante, que sirviera para mis propósitos.

Mi interés social así se acrecentó un tanto, y me acerco a la muchedumbre. Una cantidad elevada para estas noches aciagas.

-Buenas noches, compañeros.-saludo. La palabra compañeros parece adecuada. No tan amistosa como amigos, no tan radicalmente alienante como extraños. Aún asi, no llega a describir mis sentimientos. Inexistentes, claro está, aparte de la (escasa) esperanza de encontrarles utilidad.

-Veo que una cantidad extraordinaria de...pares, podría decirse, ha arribado a las puertas de Buda-Pest. Digamos...¿una extraordinaria coincidencia? Creo que nos ha reunido una misma llamada, lo cual ya me parece extraño. ¿Que podeis expresar a este respecto?

Mmm...que patético intento del Nosferatu...pero no pueden hacer mas, clro está.

Bajo del carruaje mostrando mis ropas de buena calidad aunque envejecidas, una espada en el cincho y mis ropas son negras y verde oliva una capa para el frio cae por mis hombros y mi mirada recorre a todos lo presentes cuando bajo sin decir ninguna palabra tan solo los miro, mi rostro es agraciado pero duro, mi pelo es negro, soy alto pero sin sobrepasar la media en mucho y mis manos se ven duras pero se notan cuidadas.

Me vuelvo al carruaje después de escrutar a la multitud y abro de nuevo la portechuela quedandome mirando el interior unos segundos para decir acto seguido, puedes bajar creo que ya estamos todos, mi mano se alza para ayudar a alguien a bajar mientras observo al cochero decir nuestros nombres y una vez baja la mujer que viene conmigo le tiendo el brazo para que se agarre a mi y así poder andar donde están los demás.

Cuando llego a donde están todos hago una reberencia con la cabeza a modo de saludo mientras digo, buenas noches a todos.

Patrizia sale del carruaje, ayudándose de la mano que Alexander le tiende caballerosamente mientras con la otra sujeta la falda de su elegante vestido de color verdoso. Realmente resulta incluso chocante pues sus finos bordados, tejidos e incluso la estilizada forma del mismo no es habitual por ésa zona ni por la mayoría de Europa, sin embargo parece haber otra mujer de vestimenta parecida, lo cuál llama la atención de la joven tan sólo por un momento.

El cochero los presenta como Patrizia Bianichi, dama de alta cuna y sobrina del duque de Verona, acompañada del señor Alexander Rentznik.
La muchacha se sujeta al fornido brazo que le tiende y mientras avanzan se distrae contemplando el claro del bosque en el que se encuentran con una sonrisa algo embobada, pues no está acostumbrada en absoluto a ése tipo de lugares y por tanto incluso los olores que se desprenden le resultan atrayentes e interesantes.
Su atención vuelve de nuevo a los allí presentes cuando el primero de ellos empieza a hablar, y su rostro no disimula en absoluto la sorpresa e incluso desagrado que le produce la visión de Vladimir y su risa.
Personas cómo él le hacían plantearse realmente porque insistían en denominarla loca a ella...

-Buenas noches tengan- dice educadamente, con voz suave y armoniosa cómo la de una chiquilla, mientras realiza una pequeña reverencia bien ensayada -Lo cierto es que no tenía noticia de que seríamos tantos...- comenta mirando a Alexander cómo si esperase que él pudiera darle una respuesta al respecto, pero enseguida su vista se distrae de nuevo contemplando a los allí presentes, sin fijarse apenas en los nobles puesto que a ése tipo de gente los ve demasiado a menudo. Los que le llaman la atención son los demás...

A la luz de la luna un carruaje atraviesa los parajes de Buda-Pest. En su interior, un vampiro de piel negra mira por la ventanilla con mirada ausente. Está acostumbrado a recibir extraños encargos, y más aún a citas como a la que se dirige. Cuando vislumbra la pequeña "reunión" la observa con detenimiento, intentando memorizar todo lo que puede ver.

Una vez que el carruaje se detiene, abre la puerta y baja con un ademán marcial. Se detiene ante el grupo de los que aparentan ser cainitas (por vestimentas y palidez) y, llevandose las manos primero al corazón, despues a la boca, y finalmente a su frente dice: Salam malekum, terminando el gesto con su brazo en una especie de media reverencia.

Sin esperar respuesta se incorpora y su mirada se vuelve medio ausente, en espera del anfitrión de la cita.

Del mismo carruaje que Malik salen dos figuras que contrastan duramente entre ellas. La primera es un enorme norteño de brazos tatuados y marcado con mil cicatrices. Con tremendo respeto tiende un brazo a una mujer fragil y bien vestida.
Antes de acercarse a la multitud parece hablar en voz baja con Malik y su acompañante, después se acerca observando con una fina sonrisa a los presentes, y no parece mostrar ninguna mueca de asco ante la presencia del Nosferatu.

Salud, Narcia... para servirles Dice con una reverencia y media sonrisa a los presentes sin pretender dar muestra de altanería. Y él es Sergei Tzachenko; mi primo.

Durante el viaje ha ofrecido como "aperitivo" a su compañero Malik algo de sangre que denomina como "fina cosecha", sacada de una vasija de porcelana.
Aqui amigo Malik, hay sangre de un séptimo hijo. Mi padre (es como llama a su Sire), me la proporcionó para dar a mis más allegados. Fuerte y densa como una noche de tormenta. Dice mientras le dedica una sonrisa mientras se relame de forma divertida.

Cuando descienden del carruaje... No me gusta estar rodeada de cainitas y fuera de mi dominio... Los Rom no somos del todo bienvenidos por algun tipo de rumores que circulan acerca de nosotros. ¿Crees que habrá algun problema?
Su voz resulta familiar y agradable.

Tras bajar del carruaje es presentado con un escueto Lanceot de Orleans , sin nombrar su clase , por lo que no debía ser muy importante.

Buenas ... noches -un marcado acento frances delata que el también es forastero allí.

Dedica sus primeros instantes a examinar a los alli presentes: él lleva puesta su desgastada y vieja armadura , que en un tiempo fue elegante. Saluda desde la lejanía a las damas con un leve cabeceo pero rápidamente su atencion se ve desviada hacia el que parece ser un musulman.

Entrecierra la mirada y parece que vaya a echar mano a su espada pero, finalmente, se aleja hacia uno de los árboles para recostarse en él a la espera de novedades.

De uno de los carrujes sale una mujer vestida con unos largos ropajes negros, adornados con rebordes plateados. Es alta y tiene una mirada penetrante. Observa concienzudamente a todos y cada uno de los hombres y mujeres que han bajado de los carruajes.
Buenas noches a todos- dice en un perfecto acento rumanés, aunque se nota que no es nativa del lugar-.Gracias por el tranquilo viaje-dice también dirijiéndose directamente al conductor de su carruaje.

Después de la presentación del nosferatu dice - He conocido a algunos, pero generalmente como se lo diría... son más discretos a la hora de presentarse- dice con una media sonrisa en los labios.

Nuestros nombres resuenan en la noche, mi acompañante hace unos minutos que ha bajado, yo he preferido quedarme en el carro esperando las presentaciones de los demás, cuando me parece adecuado bajo tranquila y pausadamente agarrándome a la puertecilla. La cierro tras de mi y me coloco un poco las vestimentas y la larga espada que pende en mi lado izquierdo.

Soy un hombre de estatura un poco elevada, pero no sorprendente, mi capa de piel grisácea pende de mis hombros dejando uno al descubierto, mas libre de movimientos. Mis ropas son de colores oscuros, con un peto de cuero tachonado y unas botas de caña media y piel flexible. No parecen de muy buena calidad y se ve que han tenido tiempos mejores. Mi rostro es frío, castigado por los elementos y el contacto con el aire, pero desprende cierta perfección en sus medidas.

Repaso a los asistentes, menos a mi compañera de carruaje, la cual esta sentada en una roca escribiendo con alguna dificultad. Mis ojos se detienen curiosos en el nosferatu pero solo esbozo una sonrisa ladeada antes de dejar escapar un pequeño chasquido con la lengua. Buenas noches... el acento marcado indica que no pertenezco a la zona, pero hablo con fluidez el idioma, por lo que puedo escuchar como muchos de los asistentes.

Camino hacia el cochero ¿cuanto vamos a tener que esperar aquí? mi voz suena autoritaria, acostumbrada a ser escuchada y obedecida.

Aparentemente no han escuchado...quizás un problema de oído durante el Abrazo.

Mientras van llegando, los someto a un escrutinio pausado. Mucho y de lugares lejanos llegan. EL de piel oscura posiblemente pertenece al linaje de los aasamitas, y el de poco tacto y risa inapropiada es obviamente una Rata. Me pregunto quienes serán los otros. Ya lo averiguaré.

Mmm...Patricia y Alexander...tienen mucha confianza entre sí, para permitirse el contacto físico...
¿Y la mujer de negro? ¿Una indicación, o una afectación solamente? Podría intentar averiguarlo...

Me acerco a la tal Melinda, y me presento:

-Buenas noches, mi señora. Mi nombre es Franz Von Hofften. A fuer de ser sincero, vuestra presencia me ha atraido sobremanera. No deseo asumir nada, pero esta congregación de Cainitas parece indicar que hemos venido atraídos por una misma llamada, y eso me intriga. ¿A usted no?

Adam lanzó una rápida mirada afuera antes de salir del carruaje. Pero qué era aquella multitudinaria reunión? Por el plural de la invitación había deducido que serían más de uno pero... tantos? Por lo que veía, además, había toda clase de gente... Cuál era el propósito de todo aquello?

Con muchísimas preguntas y ninguna respuesta salió, esperando resolver todo aquello, mientras el cochero le presentaba como "Barón Wald, de las tierras del Sur". Vestía ropajes realmente buenos en calidad, aunque tal vez por llegar de viaje, tal vez por atrevimiento, se desviaba de manera... interesante y ligera de la moda del momento.

Buenas noches, damas y caballeros - saludó a todos los allí congregados con una leve reverencia con la cabeza. Su voz sonaba educada y sin acento (al contrario, por lo que veía, que la mayoría del resto)

Sus ojos echaron un rápido vistazo a todos los presentes. Algunos guerreros, miembros de la nobleza... su vista paró un momento en los ojos de Patrizia, a la que había visto en algún baile, y le dedicó otra pequeña reverencia. Y... un nosferatu? La cara de Adam no mostró ni un áspice de la repugnancia que sintió por un momento...

Narcia observó desde algo de distancia a la multitud. En alguna ocasión busca cruzar miradas con el atractivo noble Adam Wald.
Viste una camisa de seda fina verde esmeralda que hondea ligeramente con el viento. Unos pantalones de cuero negros y unas botas de media caña la hacen distanciarse de la estética noble de la época. En su cinto cuelga una cimitarra que parece más un adorno que un objeto marcial.
Al ver que solo están los cainitas en la plaza, se quita los guantes de cuero y muestra unas delicadas manos que parecen tatuadas en azul.

Melinda había estado concentrada en todos los invitados por igual, sin reparar más en uno que en otro, pero sin duda el comentario de Franz captó su atención.

Cita:

Ante las palabras de Franz, se gira y le observa atentamente.
Buenas noches señor Hofften. Voy a tomarme eso como un cumplido. Disculpe por no haberle contestado antes, el comentario del señor Shaek ha llamado mi atención... Desde luego está situación está lejos de ser casual, sin embargo desconozco los motivos de tal encuentro.

La portezuela de mi carruaje me saca de mi ensimismacion, miro a mi acompañante y esbozo una sonrisa mientras enrollo de nuevo mi pergamino y lo guardo con el material de escritura. Todos, los he observado y la verdad no creo que tengamos mucho en comun.
Un grotesco nosferatu, una extraña mujer con ropas oscuras, puede que...no su piel no es como... La sobrina del duque de Verona y parece que es una enferma, tal vez, si su mirada la delata y su acompañante tiene que ser algo mas que eso para ella. Un arabe y parece que a alguien no le ha parecido bien su presencia aqui, sus acompañantes son del norte desde luego pero la mujer oculta mas cosas de las que muestra. Nuestro amigo, parece que tampoco le hace gracia el grotesco acompañante que tenemos pero peores compañeros podemos tener Me acerco al resto hasta donde esta Markus, con paso suave elegante mientras la luz de la luna ilumina mi cenicienta piel aunque mas parece que la realza.
Espero no tener que esperar mucho, tenia cosas mas interesantes que hacer en Napoles la voz es melodiosa con un pequeño acento italiano casi imperceptible, sonrio mirando a los demas Ademas tengo algo de hambre y no es bonito verme hambrienta no es asi?