Partida Rol por web

El Chatsubo es un antro en toda regla y si hubiese una competición de lugares como ese, ganaría sin duda. El cartel de neón se ilumina de vez en cuando y suelta alguna que otra chispa.

Su interior no es mucho mejor. Tu calzado se pega al suelo, el aire está cargado y estás seguro de que gran parte de ese humo no viene de ninguna sustancia legal. La música que suena por el hilo musical tiene el volumen justo para que puedas hablar sin gritar y para que puedas escuchar la canción si lo deseas. La música que suena es cutre y está desfasada.

Algunos tipos de la peor calaña beben en las mesas y apuestan entre ellos. La pantalla de la pared del fondo muestra imágenes sin sonido de disturbios en alguna zona de la ciudad. Sangre, cuerpos abatidos, Avs sobrevolando la zona y abriendo fuego, lágrimas y gente huyendo. Destaca sobre todo ese caos la preciosa reportera asiática vestida con traje de vivos colores que cubre la noticia, con un mercenario a su lado arma en mano.

Te acercas a la barra y ves que no la limpian muy a menudo. Tras ella hay un tipo, gordo, sudoroso, mal encarado y con pinta de no haberse lavado en varios días. Limpia un vaso con un trapo, o parece que lo hace, pues ambos objetos están asquerosos.

Al fondo, junto a la puerta que da a los servicios hay otra. En ella hay un cartel que pone reservados. Delante de ella hay un hombre de ascendencia africana que roza los dos metros de altura. Viste un pantalón de camuflaje y una camiseta sin mangas, que deja al aire sus fornidos brazos.

- ¡Eh! - Te dice el barman consiguiendo que le prestes atención - Artiste,¿vas a beber algo?

El tipo de la puerta con cinta rasta me indica que los buenos negocios tienden a ser secretos mientras me abre la puerta y asiento con la cabeza, me dice que es la primera puerta a la izquierda. -Gracias tío, acábatelo.- Le indico dando una calada al porro y ofreciéndole el resto.

Quería estar despejado a partir de ahora, todo lo que iba a escuchar a partir de aquí era mi salvoconducto para escapar de la mierda que me había tocado tragar, así que no quería entorpecer ni embotar mis sentidos con el THC del canuto. Supongo que en el resto de puertas hay otros reservados, pero vamos es apenas una intuición ya que no conozco este garito.

Abro la puerta y me meto en la estancia, no se que me voy a encontrar ni de que puede ir el trabajo en Marte, pero si la paga es buena espero solucionar mis problemas lo antes posible a que me coja la mafia rusa y me pongan mirando para el Kremlin... 

Analizando mentalmente trato de discernir por qué una banda como los K W tiene algo que ver con éste curro, a no ser que solo sea el gorila del local y no tenga nada que ver con el trabajo... En cualquier caso no creo que tarde demasiado en averiguarlo.

Un mensaje en su celular fue lo único que le despertó aquel día. Ni alarmas, ni ningún cabo suelto que arreglar, nada.
El teléfono móvil esperaba en una de las mesas del salón, como una visita inesperada que requería atención.
Aquel trasto era el que le avisaba cuando tenía a alguien interesado en sus servicios.

Jackie había reservado ese día para relajarse y ordenar las ideas en su mente, no quería que nada trastocara aquella intención. Tomó un desayuno formado por unas barritas enérgitas e intentó leer la prensa, pero su mirada se postraba en el celular, testigo de todo lo que estaba haciendo.

-Hace mucho que no tengo un trabajo en condiciones- pensó el mercenario mientras se cambiaba de ropa.

-Pero le prometí a Turinia que iba a dejar de hacer ese tipo de trabajos- Jackie se lavó la cara y se miró en el espejo.

-Ya, ¿y qué? Ella es una puta y continua montándose a otros. Su vida es fácil, tú solo vales para esto, Jackie, para esto- su cara reflejada en el espejo se volvió una calavera y no pudo más que frotarse con la toalla, para que aquella alucinación cesara.

Fue directo a por el móvil dispuesto a tirarlo por la ventana, pero no pudo, aquel reflejo de sí mismo tenía razón, además necesitaba una buena suma de eurodólares para salir de aquel barrio de la periferia de Night City.

- Un trabajo más, solo uno más y prometo buscar otra cosa- se dijo a sí mismo.

Leyó el mensaje, en él ponía DESCONOCIDO, y una pequeña frase: A las 8 p.m en el Chatsubo, ven solo.

Un pequeño escalofrío recorrió su espalda y empezó a prepararse, como solo los que lidian con la muerte a diario saben hacerlo, en un laborioso silencio, luego tomó un trago de la botella de vodka que estaba encima de un mueble.

Al hacerlo se sintió más animado.

- Ningún mercenario muere en su cama.- se repitió Jackie con una sonrisa, viejo dicho de los Black Scorpions, su antigua banda criminal.

Entras en la puerta que te ha indicado y cierras antes de sentarte a la mesa. En la habitación hay un mesa con sillas a ambos lados y sobre ella, frente a ti, hay un terminal conectado a una pantalla plana.
Antes de que digas una sola palabra la grabación se activa. Puedes ver a una mujer de largo cabello oscuro y unos músculos que harían palidecer a muchos hombres grandes y cargados de testosterona.

La pista de audio dice lo siguiente:
- Me puedes llamar M, aunque eso no importa mucho. Estás aquí para hacer negocios. Mi jefa es una importante corporada de la Nasa. Reside y trabaja en la base Paradise en Marte.
>> Lo que necesitas saber es que pagará mucho dinero si te presentas allí y la ayudas a descubrir quien confabula contra ella. Debes ser sus ojos y oídos en las calles del Paraíso.
>> Por algún motivo que no es de mi incumbencia alguien ha hablado bien de ti. Si sigues interesado sal de este antro por la puerta del fondo y súbete a la limusina blindada. Todas tus preguntas se contestarán dentro del vehículo, o en Marte.

La grabación se apaga.

Subes a tu moto. Aceleras. Te mueves a tanta velocidad que tienes la impresión de que el asfalto se levanta y arde mientras avanzas.
Llegas al punto de encuentro. Hay un coche aparcado cerca y una moto. El cartel de neón parpadea y suelta chispas. Estás seguro, es un antro en toda regla. De esos en los que no se atreven a entrar ni los rayos de sol.
A pocos metros de la entrada, ves a tres tipos que amenazan a un hombre que está en el suelo.
Parece que no se han percatado de tu presencia.

Al entrar hay una mesa con sillas a los lados y un terminal pero no hay un alma, no se si tendré que espe... Entonces la pantalla se enciende y aparece una grabación con una tía que tiene más testosterona que yo, la tal M anuncia el esbozo de lo que puede ser el trabajo, pero lo que más me sorprende es que sigan que han hablado bien de mi, supongo que serán los contactos con los que yo he hablado para enterarme de este curro.

Bueno parece ser que hay una corporativa de la Nasa algo paranoica que necesita confirmar si es paranoia o esta jodida de verdad en el paraíso de Marte. Ok no dan nombres claros ni quienes pueden ser los confabuladores, así que si quiero seguir sabiendo del asunto debo coger una limusina  y seguirles el juego.

Una vez acaba la grabación me termino la cerveza y la dejo encima de la mesa para salir después de la habitación y salir por la puerta del fondo, allí miro si esta la limusina y las respuestas que rondan en forma de preguntas en mi cabeza. Si es así entro en ella...

Continuo avanzando hacía la entrada mirando a los hombres que están cerca de la entrada.
No voy a ayudar a nadie, no es la primera vez que veo a gente sufrir injusticias y me suelo mantener neutral ante ello.
También puede ser que sea una treta de unos ladrones para sorprender al "buen samaritano" que va a ayudar y le quitan todo lo que lleva.

Lanzó una última mirada a aquella gente y voy a la puerta y me dispongo a abrirla.

Oís disparos. Tenéis el presentimiento de que alguien ha muerto. Una vida ha llegado a su fin. Una imagen se abre paso desde vuestros subconscientes y os imagináis un cuerpo sin cabeza. No ha sido decapitado, han hecho que sus sesos se esparciesen por toda la acera disparándole entre los ojos.
Su cuerpo ha sido saqueado y alguien lo arrastrará a un callejón, donde será olvidado y se pudrirá, para pasar a formar parte de la mugre de esta ciudad.

- ¡Me cago en la puta...!

El respingo hace que Nimara gane un par de centimetros de altura a la par que su piel palidece y su pelo se torna azul.

Nim mira al resto de parroquianos, al Barman, al gigante de ebano... ninguno ha desenfundado ni se ha alertado.
La movida es fuera.

- Como me hayan mancado de seso la moto juro por dios que... que...

Entonces recuerda la pregunta del barman mientras niega con la cabeza y se dirige al africano de dos metros.

- De momento nada Boss... creo que me estan esperando ahi dentro. Me envía mi Manager a cerrar un trato. Soy Neon... de Cr4$h-R3P0rt

Se para frente al gigante de ebano esperando que le dejen entrar...

El gorila te mira. Te fijas en la correa que lleva al cuello. La tira tiene los colores de la bandera Jamaicana y se pueden ver las letras K W. El tipo es un pandillero de la banda de King Willie y dominan mucho territorio, tras una guerra contra Escorpio que sucedió hace años.
- Los buenos negocios es mejor mantenerlos en secreto - te sonríe y te guiña un ojo, tras abrirte la puerta para dejarte pasar.
Te asomas y ves un pasillo corto. Hay cinco puertas en total, dos a cada lado y una al final.
- Según entras la primera puerta a tu izquierda.- El matón está convencido de que eres una mujer y te mira el culo mientras te diriges al interior.

Bienvenido a Night City, pienso al oír el disparo, en este mundo hay dos clases de personas, las que disparan y a las que disparan; y yo no seré de los de la segunda clase. Cabeza fría, eso, podría haber sido yo si me coge la mafia rusa, pero por eso estoy en la limusina blindada para hacer un viajecito a Marte.

Determinación, supervivencia, aplomo, esas son palabras en mi diccionario que hacen que no me convierta en la clase de persona que deja que sus sesos se desparramen en HD por el suelo y formen parte de la ciudad. Por eso esta mierda tiene que funcionar, averiguaré quien confabula contra la corporativa y volveré aquí a pagar a la mafia por mi cagada con intereses.

Se como funcionan, se que soy valioso para ellos, pero también se que ahora mismo soy prescindible, una deuda que hay que cobrarse y no, no estoy dispuesto a ello...

El sonido de un disparo hizo sentir al mercenario que aquel pobre desgraciado había muerto.

-No era una trampa después de todo- pensó.

Jackie entró y tomó asiento, en una de las mesas más escondidas, con la espalda cubierta por una pared y pidió un trago al camarero.
La silla no era especialmente cómoda, pero cumplía con su función, apoyar sus posaderas...y estaba limpia, cosa rara en aquel tugurio.
Mientras, se dedicó a observar el lugar donde se encontraba y ver que o quién era DESCONOCIDO, el cuál le había citado allí.

- Él me encontrará...- se dijo a sí mismo Jackie, tratando de disfrutar de este breve período de tiempo, antes de que la cosa se empezara a poner seria.

El Chatsubo es un antro en toda regla y si hubiese una competición de lugares como ese, ganaría sin duda. El cartel de neón se ilumina de vez en cuando y suelta alguna que otra chispa.

Su interior no es mucho mejor. Tu calzado se pega al suelo, el aire está cargado y estás seguro de que gran parte de ese humo no viene de ninguna sustancia legal. La música que suena por el hilo musical tiene el volumen justo para que puedas hablar sin gritar y para que puedas escuchar la canción si lo deseas. La música que suena es cutre y está desfasada.

Algunos tipos de la peor calaña beben en las mesas y apuestan entre ellos. La pantalla de la pared del fondo muestra imágenes sin sonido de disturbios en alguna zona de la ciudad. Sangre, cuerpos abatidos, Avs sobrevolando la zona y abriendo fuego, lágrimas y gente huyendo. Destaca sobre todo ese caos la preciosa reportera asiática vestida con traje de vivos colores que cubre la noticia, con un mercenario a su lado arma en mano.

- ¡Eh! - Te dice el barman consiguiendo que le prestes atención - Artiste,¿vas a beber algo?

Te acercas a la barra y ves que no la limpian muy a menudo. Tras ella hay un tipo, gordo, sudoroso, mal encarado y con pinta de no haberse lavado en varios días. Limpia un vaso con un trapo, o parece que lo hace, pues ambos objetos están asquerosos.

Al fondo, junto a la puerta que da a los servicios hay otra. En ella hay un cartel que pone reservados. Delante de ella hay un hombre de ascendencia africana que roza los dos metros de altura. Viste un pantalón de camuflaje y una camiseta sin mangas, que deja al aire sus fornidos brazos.

Jackie contesta al barman.

- Sí, ponme una jarra de cerveza.- le contestó.

Miró detenidamente al gigantón que había al lado de los servicios, allí estaba el reservado, seguramente debería ir allí.
Después de tomarse la cerveza y haber esperado a que alguien se le acercara, intuyó que no iba a ser allí donde encontrara a DESCONOCIDO, fue al fondo a hablar con aquel tipo que custodiaba la puerta de al lado de los servicios.

- Amigo, me han citado aqui. Ninguno de los borrachos que hay detrás mío podría pagarme el sueldo. Así que imagino que la persona con quién he de hablar está en el reservado.
Puedes decirle que he llegado, soy Jackie Welles.- intentó mostrarse cortés y educado, lo más que puede ser alguien que no está acostumbrado a un mínimo sentido de protocolo elemental.

Miró a aquel matón, atento a sus movimientos, no era la primera vez que le habían soltado un puñetazo sin mediar palabra.

Abandonas el recinto por la puerta trasera y sales a la calle. Ves una limusina negra que sin duda está blindada. Mientras te acercas una de las puertas se abre y de ella sale M.

- Bienvenido, pasa y tómate algo. Hemos de esperar un poco.

El barman te señala los reservados con un movimiento de cabeza. Sabes que no te queda más remedio que acercarte y lo haces.
El gorila te mira. Te fijas en la correa que lleva al cuello. La tira tiene los colores de la bandera Jamaicana y se pueden ver las letras K W. El tipo es un pandillero de la banda de King Willie y dominan mucho territorio, tras una guerra contra Escorpio que sucedió hace años.
- Los buenos negocios es mejor mantenerlos en secreto - te sonríe y te guiña un ojo, tras abrirte la puerta para dejarte pasar.
Te asomas y ves un pasillo corto. Hay cinco puertas en total, dos a cada lado y una al final.
- Según entras la primera puerta a tu izquierda.

Entras en la puerta que te ha indicado y cierras antes de sentarte a la mesa. En la habitación hay un mesa con sillas a ambos lados y sobre ella, frente a ti, hay un terminal conectado a una pantalla plana.
Antes de que digas una sola palabra la grabación se activa. Puedes ver a una mujer de largo cabello oscuro y unos músculos que harían palidecer a muchos hombres grandes y cargados de testosterona.

La pista de audio dice lo siguiente:
- Me puedes llamar M, aunque eso no importa mucho. Estás aquí para hacer negocios. Mi jefa es una importante corporada de la Nasa. Reside y trabaja en la base Paradise en Marte.
>> Por algún motivo que no es de mi incumbencia le gusta tu música y alguien la puso en contacto con tu manager. Si sigues interesado en relanzar tu carrera, sal de este antro por la puerta del fondo y súbete a la limusina blindada. Todas tus preguntas se contestarán dentro del vehículo, o en Marte.

La grabación se apaga.

Cuando me acerco a la limusina la puerta se abre y aparece M aquella mujer de la grabación esta ahora frente a mi, vaya, la verdad es que impresiona por su tamaño, seguro que anda chipeada al máximo, me fijo en sus manos, su porte, su mirada, su atuendo, sus modales... Sin duda es una mercenaria.

Ante sus palabras asiento. -Gracias, eres más impresionante en vivo que en videochip, a cuantas personas esperamos?- La digo sin que pretenda que suene a ligoteo, simplemente afirmo lo obvio, como también lo es que esperamos a más gente por sus palabras.

Aún así entro en la limusina y me acomodo, busco el mando a distancia y enciendo la TV para poner las noticias, es importante estar informado, una persona con información es poderosa, sin ella, tan solo sigues la corriente...