Partida Rol por web

- Tsss … aquí no. Hablaremos a solas. Corto pronto la verborrea de Smithson.

Tras un rato en la tienda, salgo fuera y espero a que Yv me siga.

- De verdad no habéis encontrado nada? No habéis bajado por los túneles? No habéis visto el Horror?

Por una vez, me sorprende que el que pierde los nervios no sea yo.

- Ya ha oído a Smithson, verdad Hyde? O hace falta que se lo repita? Se acabaron las excursiones, vuelva a la tienda. Nadie más volverá a salir de paseo.

- En cuanto los jefes terminen y los aviones estén listos, volaremos al campamento base. Retirese Hyde!

Espero a que se aparte antes de continuar, los ojos de Yv esperan inquietos una explicación que no se es posible dar.

- El diario ... era cierto Yv … ahí debajo aun habitan cosas … seres aún peores que los antiguos … que no debemos molestar … están ahí fuera Yv, por todas partes ... 

- Tenemos que irnos de aquí … creo que nunca debimos haber venido.

Me oigo y parezco un cobarde, pero como podemos solo unos hombres contra el terror que ha venido del cielo.

- El caos reptante se llevo a Dickinson ... tentaculos informes y gomosos ...

Mi cerebro desconecta, me palpo las ropas donde me toco el monstruo, estoy sudando ... respira, respira, respira ...

- Y usted parecía un hombre sensato. Esas cosas vendrán a por nosotros.

- Dimito Profesor, la seguridad de estos hombres ya no es asunto mío. Rece por ellos.

- Yo ya he visto suficiente. Hay dos aviones, quédense si quieren, ¡pero una mitad podemos volver ya! El Enderby ya está listo.

Habrá que defenderse, hago inventario las armas, explosivos, gasolina que hayamos traído. No me importa parecer un loco, esas cosas vendrán.

- Yv que has visto de mas valor en la ciudad? Es hora de sacar tajada. Dickinson dijo que tenias un comprador, es cierto?

Si esas cosas prefieren los túneles, lo mejor será un lugar elevado. Además, tal vez desde las alturas encuentre por fin a las otras expediciones.

Después de unos segundos que parecieron semanas, Moore niega con la cabeza alzando las cejas, llevándose los dedos a los ojos como quien trata de sacudirse una migraña. Unos segundos más tarde observa a Singer, incrédulo.

- Está usted en la Antártida, señor Singer. No acepto su dimisión. Estos hombres… -Moore baja el tono, tras detectar que algunas miradas desde el grupo de expedicionarios-. Sus compañeros y yo cumpliremos con lo previsto. Hemos trabajado durante años para llegar aquí, maldita sea, y no despegará un solo avión antes de tiempo. Si quiere marcharse, buena suerte atravesando esas montañas a pie.

El enfado del profesor es evidente, aunque es notable su esfuerzo por mantener el sosiego.

- El refugio está tranquilo, y no hemos visto a esas criaturas desde que llegamos. Solo estaremos un día más y los hombres están deseando aprovechar cada minuto. Cálmese, por el amor de Dios.

El gesto de Moore se relaja cuando Singer acepta esperar un día más; sin embargo, algo en su mirada os dice que quizás vuestra conversación no haya sido tan discreta como esperabais.

Apenas habéis vuelto a reuniros con vuestros compañeros cuando dos de ellos acaban de pertrecharse para salir. Decididos a continuar explorando, Winslow y Hyde retiran los restos de escarcha de las mascarillas y terminan de ajustar sus capuchas.

- Miles nos ha avisado de un edificio enorme que se ve desde su puesto. Parece importante, y está muy cerca -dice el glaciólogo-. Nos vendría bien algún guía, pero entiendo que prefieran descansar.

Starkweather apura su taza, se atusa el bigote y añade:

- Yo les acompañaré, muchachos -dice el capitán, que comprueba el tambor de su revólver antes de comenzar a equiparse-. Señor Singer, señor Smithson: si están muy cansados -dice, mirándoos a ambos con determinación-, échenlo a suertes, pero uno de ustedes vendrá con nosotros. Para eso les contratamos.

- Para eso les contratamos.

Esa ultima frase hace que se me erice el pelo como a un animal rabioso.

Muy despacio, me levanto, hasta quedarme a un palmo de su estúpido rostro.

- Aun no ha terminado de sacarse fotos, James?

- O es que prefiere ver las cuevas más de cerca antes de irnos?

- Examinar su insondable oscuridad, saborear su olor putrefacto, sentir cómo se acerca inexorable el caos reptante hasta que le alcance con uno de sus innumerables y viscosos tentáculos.

- Así podrá ver con sus propios ojos, lo ultimo que vieron los ojos de Lake mientras le separaban sus propios órganos de piel y carne.

- Adelante, les acompaño! No les hagamos esperar!

Les sonrío como un psicópata. Como un berserker antes de una batalla. El valhalla espera a los de mi pueblo. Viejas historias de mi abuelo el borracho me asaltan ahora.

Lanzo una mirada y una pregunta a Yv:

- Dos mejor que uno? Saqueemos ese lugar.

Debo seguirle el juego para no levantar más sospechas. Además, puede ser una buena oportunidad para... coleccionar otro rentable souvenir de este maldito lugar.

- Mi buen amigo Helmut Singer no sería capaz de guiarles ni en un armario ropero con la luz encendida. Yo también les acompañaré, jefe - le contesto a Starkweather, mientras golpeo con camaradería el brazo del noruego. Hyde me mira con desconfianza.

Un día más. Solo un día más.

De nuevo en el exterior, de nuevo caminando entre el viento que acaricia la planicie y aúlla y silba entre los callejones de la ciclópea ciudad. Singer encabeza la marcha, con Starkweather caminando junto a Winslow. Hyde les sigue a escasa distancia y cierra el grupo Smithson. Todos, menos el glaciólogo, atentos para echar mano de su arma a la menor señal.

No transcurre mucho tiempo hasta que vislumbráis el objetivo de vuestra marcha: un enorme edificio que colapsó hace varias edades, cuyos cascotes se reparten por entre las callejuelas cercanas. Su entrada original es ahora una montaña de escombros, pero tras algunas grietas podéis vislumbrar retazos del interior: una gran cámara, casi cuadrada, cuyo suelo se encuentra a escasa distancia de la superficie.

En un rápido examen, Singer encuentra dos o tres huecos por los que una persona podría adentrarse con cierta dificultad. Mientras Smithson parece intercambiar susurros con Hyde, Starkweather saca su linterna y cruza unas palabras con el noruego mientras comprueba que la luz funciona bien.

- Algún voluntario? Hyde, Winslow? Adelante muchachos, no sean tímidos.

- Iremos tras ustedes.

Espero a que entren todos antes de entrar junto con Yv.

Antes de entrar palpo el cartucho de dinamita que aun llevo en la mochila.

La respuesta de Singer flota en el aire durante unos segundos, hasta ser arrastrada por el leve viento que ulula entre las callejuelas. Hyde observa al noruego, el rostro paralizado por la decepción. Tras unos segundos de duda, Winslow hace ademán de agacharse junto al agujero.

- Un momento, profesor.

Con un gesto de su mano, Starkweather interrumpe el movimiento del glaciólogo. Sus ojos se clavan en Helmut.

- Señor Singer, compruebe que el lugar es seguro.

Hay que joderse … no me lo puedo creer !! Hijo de puta !! Cabron rompehuevos !!

- Pues claro que no es seguro, joder! Acaba de perder a un hombre en una cueva exactamente como esa!

- Les he traído hasta aquí! Se acabo el paseo! El interior es cosa suya … y sus putos científicos!

- O si lo prefieren damos media vuelta! Que coño quiere?

- Y no vuelva a hablarme ni de valor ni de jodidas ordenes!

- Se me acaba la paciencia James … esta jugando con fuego!

- Si quiere peces … ya sabe que hacer! Usted primero!

- ¡Basta! -dice Starkweather. Bajo las gafas y la mascarilla se le puede ver rojo de ira-. Singer, ha ido usted demasiado lejos. Estoy cansado de sus chiquilladas. ¡Maldita sea mi estampa! No quiero volver a verle, ¿me oye? No me fío un pelo de usted. Vuelva al refugio y presente su dimisión al señor Moore. ¡Fuera de mi vista!

Starkweather mantiene el brazo levantado, señalándole a Singer el camino de vuelta.

- Calma, caballeros, ¡calma! Este frío infernal está calando nuestros huesos y acabará calando nuestros ánimos.

Le lanzo una mirada funesta al imbécil de Singer a través de las gafas. Puto cernícalo.

- Jefes, si me permiten, soy mejor explorador que el señor Singer. Sugiero que él me cubra las espaldas.

Miro a Hyde con desprecio.

- Winslow también podría acompañarnos. Su conocimiento del medio nos será de inestimable ayuda allí dentro.

- JAJAJA jajaja! Tranquilo James!

No puedo evitar reírme al verle colorado, manteniendo sus estúpidos y nobles modales. Maldito idiota.

- Yv, voy tras de ti campeón. Tienes agallas muchacho, adelante. Si alguien más quiere venir, dejaremos la puerta abierta!

Le doy una palmada de aprobación a Yv a su paso. Si no es por el mataría a Rompehuevos. Un momento despues, me giro a Starkweather ahora sin sonreir.

- No se preocupe por mi dimisión, la presente hace una hora capullo. Así que le repito, por última vez, que deje de darme ordenes, a no ser que esté dispuesto a matarme. Tengamos la fiesta en paz.

- Si estoy aquí es para divertirme con usted y para jugar con lo de ahí dentro. Vamos a echar un vistazo, viene?

Le doy la espalda y me interno en la cueva.

- Fiese anda, si yo hubiese querido matarlo ... lo habria hecho hace tiempo ...

Os adentráis en cuclillas por uno de los túneles, un pasadizo que avanza entre los caprichosos huecos provocados por el remoto colapso del edificio. Encabeza la marcha Smithson, seguido de Singer, Hyde, Winslow y Starkweather. Enseguida os veis obligados a sacar un par de linternas; el camino se cubre de sombras fugaces, siluetas cambiantes que parpadean sobre piedras tan viejas como el mundo.

Vuestras piernas se resienten del esfuerzo al cabo de un rato; Winslow empieza a notar leves calambres cuando Smithson avista una obertura. El pasadizo se abre de pronto a una enorme galería subterránea, una cueva subterránea natural que en cierto momento estuvo conectada con algunos de los edificios circundantes. El glaciólogo se apoya en la pared, casi sin resuello, mientras Hyde observa la larga caída que se abre ante vosotros.

En algunos puntos de la caverna se pueden observan entradas a túneles; algunos naturales, otros con rampas artificiales. Algunos conducen a estancias superiores; otros descienden hacia la oscuridad. Como ya sucedía antes, las agujas de vuestras brújulas tiemblan y giran sin control: el camino a seguir dependerá de vuestra natural capacidad de orientación.

Cojáis el camino que cojáis, el primer paso exigiría descender por la pared casi vertical que cae a lo largo de veinte metros desde vuestros pies.

Trago saliva. He pisado simas más oscuras que una noche sin estrellas, pero la oscuridad de este abismo es sobrecogedora. Tiene entidad propia, como una gran masa viscosa latente que se hubiese desparramado por toda la estancia.

- Singer, ayúdame a asegurar las cuerdas. Winslow, tú me alumbrarás con la linterna mientras desciendo - les ordeno a mis compañeros sin dejar espacio a réplica.

Presiento que Starkweather me está mirando con perplejidad por saltarme su autoridad.

- Jefe, como escalador veterano, bajaré el primero para asegurarme que el descenso es seguro para ustedes. Le garantizo que si allí abajo me topo con un reportero del Times, no me haré ninguna foto hasta que usted no esté presente - le aclaro con una decidida sonrisa con la que intento suavizar la tensión en el ambiente. Todavía mira al noruego con ojos asesinos.

En pocos minutos, hemos sujetado la soga a los cascotes de una columna desmoronada y me hallo colgando con ambos pies afianzados en la fría roca.

https://www.youtube.com/watch?v=dAi7Q0j3uww

Las tinieblas abren sus brazos para recibirme.

Sera un condenado milagro si salimos de ahí abajo …

- Listo Yv, cuerdas aseguradas. Espéranos en esa sala, no sigas bajando muchacho. No encontraras fotógrafos precisamente.

- Recordad marcad el camino, quiero volver para cenar.

- Winslow, Hyde, listos para tomar muestras !?  

Con una dura mirada como única respuesta, Hyde se sujeta a la cuerda e inicia el descenso.

- Puede jurarlo, señor Singer, puede jurarlo. Cerca de la plaza encontré una especie de pirámide truncada... ¡con un huerto! -el pequeño glaciólogo habla como una Gatling con el eje roto, disparando palabras sin freno. Tras las gafitas se perciben unos ojos algo caóticos pero indudablemente cargados de inteligencia-. Bueno, quizás no era un huerto, pero… ¡del Comanchiano! ¡Las rocas, quiero decir! ¡Entiendo que el profesor esté emocionado! Y el hielo, ¡qué hielo! Vetas del grosor de…

- Reserve el aliento, señor Winslow -interviene Starkweather. Ha estado haciendo una marca en la boca del túnel, y acumulando unos trozos de roca helada formando una pirámide visible desde la posición de Smithson-. Se le pueden congelar las encías con tanta cháchara.

Starkweather mueve el haz de luz de su linterna por la caverna, atento a los detalles de cada boca que se abre en la piedra, tratando de descifrar cuál es la ruta correcta. Singer hace rato que la ha detectado.

Abajo, Smithson apunta con la linterna a Hyde. El canadiense desciende lento pero seguro, gracias a la luz de Yvain. Winslow se prepara para descender en cuanto Hyde toque tierra. Detrás del galés, todo es oscuridad. Diferentes corrientes de aire convergen en la cueva, acariciando la espalda de Smithson; bajo el grueso abrigo, Yvain puede notar el vello de su nuca erizándose. Quizás sea por el frío. O, quizás, por el abrumador silencio.

Por una vez este imbécil ha dicho algo sensato.

- Esta bien amigo. Iremos por ahí, ambos marcaremos el camino por separado. Luego me dirijo al resto.

- Atención a partir de ahora! Silencio y nada de tonterías. No se separen o morirán. Poca luz, despacio y sin llamar la atención. Tomen rápido sus muestras y nos vamos.

- Es posible que nos encontremos con ciertos pingüinos albinos gigantes o sus montañas de guano. Eso significara retirada inmediata.

- Yv coje lo que veas de valor. Esto se lo digo solo a él.

No pierdo de vista a Starkweather. No me fio de su interés en bajar aquí. Seguro que trama hacerse el héroe. Si hace alguna estupidez o llega el momento oportuno su nombre se perderá en este abismo para siempre.

Miro a Singer con cierta desconfianza. Ya no es aquel tipo recto y calculador que conocí al principio de este despropósito de expedición. En sus ojos anida la soberbia, y algo peor: la demencia.

- ¿De valor? ¿Has echado un vistazo a este lugar? Aquí lo único que hay de valor son nuestras vidas - le replico al noruego en voz baja.

Apunto mi linterna a la boca de la cueva.

- Jefe, sugiero que no nos demoremos más allá de lo necesario, o nos congelaremos - le explico a Starkweather.