Partida Rol por web

Más Allá de las Montañas de la Locura

Capítulo Dos: La Muerte de un Capitán

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01/11/2010, 12:23

-Sí, sí que habló -os revela pasándose una mano por la frente-. Verán, mi hermano se vino a vivir conmigo durante varios meses tras su singladura en el Arkham con la Expedición Miskatonic. Durante el viaje perdió dos dedos debido a la congelación. Mi hermano parecía otra persona. Su carácter se había ensombrecido, se había vuelto introvertido y tenía periodos en los que se encerraba en sí mismo y se entregaba a la bebida en exceso -esto último lo comenta dudando un poco, como temiendo faltarle el respeto al muerto-. Durante estos ataques hablaba de forma inconexa sobre algunas de sus experiencias en el Polo Sur. A continuación se quedaba dormido y cuando despertaba, lo hacía envuelto en sudor y todavía aterrado por algún mal sueño. Yo le interrogaba a menudo sobre dichos sueños pero él insistía en que no podía recordarlos o a menudo negaba rotundamente todo lo relatado en estos episodios.

Aún así, pude unir las piezas de los relatos fragmentado de mi hermano. Al parecer, en una de sus historias, tres hombres habían sufrido la locura de la nieve, enfrentándose violentamente a sus compañeros de expedición. Dos de ellos fueron reducidos hasta que se recuperaron, pero el tercero se escapó y de él nunca más se supo.

En otra hablaba de unas piedras negruzcas congeladas que había encontrado en la nieve y de lo frías que estaban. De alguna manera siempre tuve la impresión de que aquellas piedras estaban relacionadas de algún modo con la pérdida de sus dos dedos.

Philip se lleva la mano al mentón mientras piensa en algo más que se le pueda haber pasado por alto.

-Recuerdo también que el nombre Danforth era pronunciado con frecuencia. Mi hermano movía la cabeza y decía: "Ese pobre diablo, el desgraciado de Danforth". Otras veces gritaba: "¡Maldita sea, Dyer, pon órden en tu tripulación! ¡Haz que pare de gritar!".

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02/11/2010, 10:48
Ernest Andersen

La verdad era que después de lo que había tenido que pasar Douglas en aquella expedición no era del todo común que quisiera volver al polo, aunque si probable. Ernest había estado muchas veces en situaciones que lo ponían al límite de sus fuerzas y siempre volvía a la montaña, como hechizado por algún tipo de conjuro que lo mantenía atado a ella y, era bastante posible que en este caso alguno de ellos volvieran del hielo sin dedos o incluso que no volviera ... Pero en la expedición Miskatonic había algo más, un componente que a todo el que no estuvo allí con ellos se le escapaba, algo había ocurrido fuera de las inclemencias meteorológicas  y los típicos problemas de una expedición. La prueba de ello era que muchos de los componentes no habían regresado o lo habían hecho mal de la cabeza ...

Ernest apuntó mentalmente los nombres de los que habló Philip, sería interesante comprobar quienes eran, aunque todo apuntaba a que eran dos miembros de la expedición anterior, uno un marinero y otro posiblemente uno de los desaparecidos. 

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02/11/2010, 12:39
Edgar Brunswick

¿Sabe si su hermano guardaba algún diario sobre su experiencia en la expedición? ¿Tiene alguna información sobre el paradero de esas piedras? ¿Qué le ha dicho la policía sobre la muerte de Douglas, tienen alguna información relacionada con la expedición y las rivalidades?

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03/11/2010, 16:18

-No, no sé si mi hermano llevaba algún diario y no se nada sobre esas piedras -contesta Phillip con sinceridad-. La policía me dijo que lo asesinaron cerca del río pero que el móvil no estaba claro aún y que estaban investigándolo. En cuanto a su expedición, pues la verdad es que el asunto no me interesa mucho. Leo poco los periódicos.

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Tirada: 1d100
Motivo: Descubrir Edgar
Dificultad: 60-
Resultado: 72 (Fracaso)

Tirada oculta

Tirada: 1d100
Motivo: Descubrir Ernest
Dificultad: 25-
Resultado: 18 (Exito)

Tirada oculta

Tirada: 1d100
Motivo: Descubrir Wallace
Dificultad: 75-
Resultado: 9 (Exito)

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03/11/2010, 16:22

Notas de juego

Os dais cuenta los dos de que el periodista que había asistido al funeral está escuchándoos discretamente y escribiendo furiosamente en un pequeño cuaderno.

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03/11/2010, 18:09
Edgar Brunswick

Voy a probar suerte con una última pregunta, que este hombre ya ha tenido bastante:

Disculpe mi impertinencia, pero ¿quién era el hombre con el que hablaba hace unos instantes?

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04/11/2010, 17:49
Wallace Stamp

 Percatándome de que Edgar no ha visto al periodista, le doy un ligero codazo y señalo con la cabeza al periodista que toma notas a gran velocidad

- Cuidado, tenemos espías...

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05/11/2010, 22:06

-Se llama Gerald Brackman, es el abogado con el que mi hermano había redactado su testamento -contesta Phillip. Luego sigue con la vista lo que señala Wallace y ve al periodista un poco más allá tomando notas. Sus ojos se abren por la sorpresa-. Ese tipo nos ha estado escuchando.

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06/11/2010, 19:59
Edgar Brunswick

Observo al periodista ante la preocupación del hermano del comandate:

Pues habrá que hablar con él.

Me despido con un apretón de manos y me dirijo al hombre que toma notas, mientras hablo en voz baja con mis compañeros.

Espero acabar pronto con este tipo, no quiero que se escape el abogado. Ese testamento seguro que tiene información muy interesante. Tal vez hable sobre las piedras.

Al llegar a la altura del periodista levanto la voz, adoptando un timbre firme y serio.

Disculpe señor, se trata de una conversación privada. Debería tener un poco más de respeto teniendo en cuenta donde estamos. ¿Podría decirme quién es usted y para quién trabaja?

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07/11/2010, 14:19

Phillip se marcha en dirección a Brackman y juntos se encaminan hacia uno de los coches aparcados frente al cementerio. Vosotros os acercáis al periodista.

-Martin Edwin, New York Times -dice cuando es interrogado. Os enseña las credenciales mientras guarda sus notas en el bolsillo del abrigo- ¿Conversación privada? Amigo ¡esto es una primicia! El público tiene derecho a saber ¿Alguna declaración sobre las experiencias del comandante en el polo? Ustedes son científicos, ¿que tienen que decir?

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12/11/2010, 01:09
Edgar Brunswick

Lo único que tengo que decir es que sabemos menos que usted. Probablemente amigo, usted disponga de más información concerniente a la muerte del comandante de lo que nosotros sabemos y no estaría mal que hablara un poco, tenga en cuenta que nos jugamos la vida en esa expedición. Respecto a lo que ha escuchado, permítame decirle que no es un buen momento para publicarlo porque no dudaré en lanzarle al inspector de policía encima si juega con esa información. Hágame caso, es un hombre duro y no creo que le guste que los plumillas como usted vayan destruyendo la investigación, ya sabe,  publicando este tipo de información que no ha conseguido atar a ningún extremo  y que, por tanto, no guarda ninguna lógica por sí misma. 

Espero la contestación del periodista, mientras le hago un gesto a alguno de mis compañeros para que vaya a hablar con el abogado de la familia. Es importante saber cuando se leerá el testamento para averiguar si el comandante había guardado información relevante.

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13/11/2010, 19:54

-Todo lo que sabemos lo publicamos en los periódicos día a día -contesta el periodista defendiéndose. Cuando Brunswick le menciona a la policía, el hombre frunce el ceño pero aún así arranca las páginas de la libreta que ha estado emborronando-. El público tiene derecho a saber -es lo último que murmura antes de tirar las páginas al suelo e irse del cementerio.

Ernest y Wallace se apresuran a alcanzar al señor Brackman. Pero este, muy educadamente, les informa que el comandante se reunió con él el día 5 a las dos de la tarde. La razón de su reunión es estrictamente confidencial pero sí les asegura que Douglas no dejó al cuidado de Brackman ningún papel o documento, así como tampoco mencionó la expedición ni por qué estaba en Nueva York.

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17/11/2010, 19:15
Edgar Brunswick

Pues después de esta ronda de preguntas me dirijo a mis compañeros.

Caballeros, creo que aquí hemos terminado.

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18/11/2010, 19:28

Han pasado ya varias horas desde el funeral del Comandante Douglas. Se ha hecho todo lo que se ha podido. Salvo por algunos pequeños detalles, la expedición está lista para zarpar. Los compañeros que se quedaron en el funeral ponen al día a los demás cuando se reúnen todos en el hotel para cenar. Al término, Moore se levanta para hablar:

-Señoras y señores, salimos mañana con la marea del mediodía. Salvo sus pertenencias, parte del combustible y algunas cosas que a última hora hemos añadido a la lista de provisiones, toda la carga está a bordo del barco. Deseo darles las gracias a todos por el buen trabajo que han hecho. La totalidad de la tripulación subirá a bordo esta noche, inmediatamente después de la cena. El primer oficial Turlow tiene la lista de los camarotes que les hemos asignado a cada uno, así que tan pronto como hayan terminado de hacer las maletas y éstas sean subidas a bordo, serán libres para disfrutar de una última noche en la ciudad.

De nuevo, felicidades y gracias por trabajar tan duro. Estamos listos para zarpar, a pesar de todos los inconvenientes que hemos superado gracias a ustedes. Intenten retirarse temprano -comenta sonriendo-, ya nos veremos a bordo.

La noticia es acogida con algunos aplausos en la sala y bastantes caras de felicidad.

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18/11/2010, 20:57
Virginia Laughton

 ¡Bueno, por fin ha llegado el día! Emocionada, sonrío a mis compàñeros, intentando que nadie recuerde las tragedias y sufrimientos de los días pasados. No sería bueno partir pensando en todo ello.

 Estoy seguro que esto será una aventura digna de recordar. Mientras hablo, parto con prisa a preparar mis cosas para el viaje. Tenía mucho que acomodar y no pretendía perder un sólo segundo.

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19/11/2010, 11:26
Bell Mellor

 -sin duda asi sera señorita Laughton-

Aunque Bell aparece feliz como los demás por la inminente partida, no puede evitar sentir dudas e inquietud, hay demasiadas incógnitas sobre este viaje y no sabe si partir las solucionara realmente, como parece que piensan los demás

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21/11/2010, 22:59
Wallace Stamp

Me uno a la alegría general, la verdad es que tengo ganas de salir ya a la aventura 

 -Aah por fin el esperado día, es increible todo lo que nos ha pasado ¡y ni siquiera hemos partido! Tengo ganas por ver lo que nos depara el destino

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22/11/2010, 00:05
Bjorn Stoltenberg

Bjorn cambió la cara al recibir la noticia.

¡Por fin!. -Pensó, el momento esperado había llegado.

Bjorn casi comenzó a temblar, tomó su gorro de lana entre las manos y lo apretó como si quisiera sacarle toda la humedad, seguidamente contempló las caras de satisfacción de los congregados en el hotel y se regocijó al ver que la alegría volvía a inundar el espíritu de la expedición.

Este será un gran viaje.

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22/11/2010, 10:06
Ernest Andersen

Ernest estaba impaciente por zarpar cuanto antes, llevaba demasiado tiempo en aquella jaula, y los prepartaivos no eran lo suyo a pesar de ser una parte muy importante de la expedición, él quería sentir la aventura, el viaje, el hielo, el frío, las montañas ... para eso se había enrolado en aquel proyecto y para eso vivía, por fin se iba a cumplir su sueño de viajar a la Antartida ...

-Yo también señor Stamp, yo también ...-

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22/11/2010, 20:08

Por fin había llegado el momento de embarcar para zarpar. El Gabrielle relucía en la noche oscura, con todas sus luces encendidas. Los tripulantes trabajaban entre gritos. Cruzan el agua hasta la calle los ruidos de los tornos y los gritos de los hombres. Respirando el aire fresco de la noche, llegáis hasta el muelle donde el guardia, con gestos familiares, comprueba vuestras identidades.

El bullicio de las grúas en las alturas es constante. Están cargando bidones de color amarillo brillante. Contienen combustible y se colocan en tres hileras superpuestas en el almacén número dos, en la parte delantera de la cubierta. Grupos de estibadores trabajaban en el pañol del muelle y en sus alrededores, moviendo los bidones hasta el lugar donde una grúa los recogía de cinco en cinco. En la bodega del barco los otros estibadores trabajaban asentando la carga. Tres de las puertas del pañol del muelle están abiertas, justo las que están enfrente del Gabrielle. En el almacén número tres, un grupo de dieciocho estibadores y algunos miembros de la tripulación están embalando y metiendo en cajas las alas de los aviones. La escena es ruidosa y confusa. Gritos, los martillos de los trabajadores, los tornos, los bidones, el estruendo de las plataformas rodantes.

Vuestros camarotes están situados en un lugar tranquilo, a pesar del distante pero continuo estruendo de la carga al estibarse. El capitán y la mayoría de la tripulación han salido a la ciudad para pasar la última noche fuera. A bordo queda un retén de guardia muy reducido, con el primer oficial Turlow al mando. Virginia tiene una cámara para ella sola, mientras que Bell, Wallace y Edgar comparte un camarote de tres literas. Bjorn y Ernest ocupan otro más pequeño de dos literas. A pesar del ruido sordo, os quedáis dormidos enseguida.

Entonces, poco después de las diez de la noche, el proceso de estibación es interrumpido abruptamente por el apagado sonido de una explosión. Inmediatamente se escuchan gritos, maldiciones, sonido de las puertas al abrirse y cerrarse y pasos apurados por los pasillos. Todos parecen dirigirse hacia cubierta y alguien grita "¡Fuego! ¡Fuego".