Partida Rol por web

Pues desconozco como es la criatura realmente, solo sé lo que nos han dejado las leyendas. En cualquier caso intentaré hacerte saber si reconozco cualquier cosa que se le parezca. - Decía el elfo a la vez que la acción asaltaba al grupo. Rápidamente tomó cartas en el asunto y con un movimiento ágil descolgó su arpa y concentrándose en aquél esqueleto que aún reconocía descargó con presteza todo el poder de su magia. - Burning Flame! - Dos rápidas descargas flamígeras recorrieron la sala impactando en la figura de espaldas. 

Todo fue tan rápido que el esqueleto no supo de dónde le llovieron tantos golpes. Por un lado, teníamos a Lily y a Gláin que huían despavoridos por el otro pasillo. Cuando doblaban la esquina se dieron cuenta, por el rabillo del ojo, que algo golpeaba la espalda del esqueleto, algo que brilló momentáneamente a la mortecina luz. Un halo de fuego que iluminó toda la estancia y trajo algo de calor a vuestros cuerpos. Pero el miedo hizo que la carrera no se detuviera hasta que hubiérais salido de este sitio. Por el otro lado estaban los compañeros que habían llegado en el momento justo. El primero en actuar fue Gallind, que conjurando un poderoso rayo de fuego, lo lanzó hacia la espalda del esqueleto, quemándolo completamente. Tolman disparó una de sus mágicas piedras y acertó en su cabeza. Tatharina corrió hacia adelante, adelantando a los demás y visionando la sala que tenía delante. Rilwen, que se había destapado como una gran espadachina, volvió a demostrar por qué era una heroína.

Segundos después, el elfo volvió a conjurar otro rayo de fuego, que impactó de nuevo sobre el esqueleto. El olor a quemado se extendió por el pasillo, ya que sus ropajes estaban deshechos. Tolman y Tatharina dispararon sobre el no muerto sus respectivas armas, pero sin mucho éxito. Dargar se dio la vuelta y atacó a la semielfa, pero éste falló, impactando el golpe en el regio escudo de Rilwen. Ésta contraatacó, haciéndole un buen corte en el torso. En la esquina inferior izquierda, los dos huidizos compañeros se dieron de bruces con Gallind, que estaba en la otra esquina. En ese pasillo oíais sonidos de lucha, lo que indicaba que los demás estaban allí también.

Un frío inmenso, más que el que habíais sentido anteriormente, se extendió sobre vosotros, helándoos los huesos. Algo más maligno que el esqueleto con el que batallabais extendía su poder sobre la zona. Además, a Rilwen y a Tatharina le empezó a afectar el frío que desprendía Dargar, al estar próximas a él. El telar que había en la sala norte empezó a moverse hacia un lado...

Algo se movía cerca del telar, podía ser el extraño y terrible ser, del que estaba hablando Gallind. Pero de momento no había mucho que pensar, tenía que tratar de acabar con el esqueleto que tenía frente a ella. Así que se preparo y le lanzó otro ataque. Este no fue tan potente como los anteriores, pero Rilwen se encontraba cada vez más desenvuelta con la espada. No era como su arco, pero podía combatir bien con este arma.

Doblo la esquina y veo a Gallind sorprendida. 

¡Gallind! ¡He encontrado a Gláin!¡Nos persigue un esqueleto que camina! ¿Dónde están los demás? ¡Necesitamos el hacha de Gláin! Ahí adentro hay algo terrible. ¡Tenemos que encontrar la forma de salir de aquí!

Y mientras digo todo esto avanzo hasta la puerta pensando en que tenemos que salir de aquí antes de que el mal encerrado tras el telar sea liberado. 

¡Bien hecho!- Por una vez parecía que habían tenido el control del combate al menos durante aquellos segundos, sin poder reaccionar el esqueleto recibió una gran cantidad de golpes. Quizás no fue suficiente para hacerle caer pero esto sumado a lo anterior debería estar cerca de hacerlo, o eso quería creer.

El frío le invadió rápidamente, aquello no era natural y le hizo recordar las palabras de Gallind minutos antes. Solo esperaba que no fuese nada de eso, que tuviese una explicación en la que no entrara una criatura aún peor que aquellos esqueletos. Sintió algo de miedo hasta que el grito de Lily le sacó de el.- ¡¿Lily?! ¡¿Estás bien?! ¿¡Estáis bien?! Por las barbas del abuelo nos habéis dado un susto de muerte, no se te ocurra volver a salir así corriendo de esa manera. Mira donde estamos.- Exactamente, estaban aún en peligro, quería ir a verla pero debían solucionar lo que tenían delante aún. Cambió de posición y volvió a disparar una piedra al enemigo.- Ese esqueleto que camina será el que tenemos delante ¿Verdad?- Pensó para si mismo.

Voltió rápidamente al escuchar la voz de Lily. - ¡Qué sorpresa! - Atisbó a decir mientras que en su rostro se dibujaba una sonrisa de alegría y alivio. - ¿Los demás? - Se quedó dubitativo mientras señalaba el pasillo delante de él. - Peleando - Y concentrando su mirada en lo que había más allá volvió a las andanzas. Golpeó con sus dedos las mágicas cuerdas de su arpa. - ¡Flama Brutal! - Proyectando otro lanzamiento contra el esqueleto. - Ellos están peleando contra un montón de huesos. Tenemos todo controlado. - Agregó. - El hacha de Glain imagino habrá quedado en el pilón de cosas que había en la recamara exterior. Aunque ahora mismo no es momento de ir por las cosas, creo. - Y mirando a los compañeros de baja estatura. - Es posible que estemos en las recámaras de un Tumulario. - Sus ojos se abrieron enormes con la solemnidad propia de sus palabras. 

Rilwen se alegró mucho al oír la voz de Lily:-A mi espalda llevo las cosas de Gláin, que se acerque y las utilice contra este esqueleto, y lo que sea que este tras ese telar. La salida tiene que estar por ahí, así que tendremos que luchar si queremos salir de aquí.-Tal vez ahora si todos colaboraban podrían acabar con el enemigo y salir de este maldito lugar, como una tumba en la que los muertos continuaban moviéndose, para espanto de los vivos.

Gláin, al ver que por fin habían conseguido localizar a Gallind, soltó un largo grito de triunfo que resonó por toda la estancia. Si él estaba allí, lo más seguro es que el resto del grupo también estuviese, aunque no fuese capaz de verlos en ese momento. Las palabras del elfo confirmaron sus sospechas.

- ¡¿En la recámara exterior?! ¡¿Y se puede saber de quién fue la genial idea de dejar allí mis cosas?! - preguntó,  malhumorado, ante el comentario del bardo. Aunque era cierto que podía combatir con la daga que la mediana le había entregado, era sabido por todos que su letalidad aumentaba cuando empuñaba su fiel hacha de guerra  - ¡Y nada de "es probable"! ¡Ya os digo yo que estamos en una! ¡Detrás de ese maldito telar fue donde me llevaron cuando desaparecí, para que le hiciese compañía a ese ser! - El enano volvió a sentir como el frío le abrazaba al recordar el poco tiempo que pasó en la cámara del tumulario.

Entonces escuchó la voz de Rilwen, y una sonrisa apareció en sus labios cuando ésta confirmó que era ella la que tenía sus pertenencias.

Después de la sorpresa inicial que había cogido desprevenido al esqueleto, éste ahora parecía enfurecido y presto a atacaros. Una maliciosa mueca veíais en su descarnado cráneo, con esos horribles puntos rojos que tenía como ojos, que destilaban odio hacia todo lo vivo. El frío que se desprendía de su cuerpo se vio solapado por otro aún mayor, que provenía de la criatura que estaba saliendo de la cavidad que había tras el telar. Esta criatura, que Gláin ya había visto, era un tumulario. Un ser poderoso que antaño fue un dirigente humano de estas tierras, pero que fue corrompido por la Sombra. Ahora lo que veíais delante vuestro era una forma fantasmagórica enfundada en una armadura de placas. Sobre el yelmo lleva una corona y blande un escudo y una espada larga.

Nuevamente, Gallind es el más rápido en actuar, volviendo a conjurar el rayo de fuego que tanto daño ha hecho al chamuscado esqueleto. Y nuevamente impacta con gran fuerza sobre él, dejándolo muy tocado. Varios huesos empiezan a desmontarse del viejo cuerpo, mientras los pocos harapos que le quedaban, arden hasta consumirse. Tolman, gran lanzador como es, vuelve a colocar una piedra en su honda y dispara. De nuevo da en el blanco, rompiendo por la mitad el hueso de la clavícula y haciendo saltar astillas por doquier. El esqueleto, con sus últimas fuerzas, levanta su gran espadón y lo descarga sobre Rilwen, que se protege detrás de su duro escudo, pero falla en la parada. La espada hace un feo corte en el brazo que empuña su espada. Pero reponiéndose a la herida, logra asestar un golpe mortal que termina con la no vida de esta criatura. Los huesos caen al suelo, junto al resto de objetos que llevaba. Tatharina, ante la visión del nuevo ser que ve, se queda paralizada por el miedo. Ya habíais acabado con dos esqueletos, ¿qué seguiría ahora?

En ese momento, a parte de la aparición del tumulario, resuena por el principio del pasillo una vocecilla familiar. Al rato resuena la estruendosa voz del enano. Habláis unas cortas frases entre vosotros y al momento el enano aparece corriendo para plantarse detrás de Rilwen y recoger sus cosas. A la joven hobbit no la veis, ya que no ha aparecido por el pasillo. Solo Gallind, de reojo, la ve pasar rauda hacia la puerta que hay detrás suya.

El miedo y el frío habían hecho que Tatharina no pudiera mover sus músculos, su mirada estaba fija en ese ser espectral que parecía absorber toda vida a su alrededor. Cuando se quiso dar cuenta, el esqueleto que los amenazaba estaba repartido por el suelo y sus Gláin volvía a hacerse notar con sus sonoros gritos de ánimo.

Esta debe ser la criatura de la que hablaba Gallind, será mejor que active el amuleto por si las moscas. La chica empezó a trastear con el amuleto, buscando alguna inscripción o algún mecanismo que le permitiera desatar el poder que contenía en su interior, pero no nada halló y nada fue lo que sucedió. ¡Lo siento chicos! ¡Estoy intentándolo pero con este frío me cuesta pensar! ¡Aguantad un poco más!

Habían acabado con el esqueleto, pero este no parecía el mayor de sus problemas, desde la zona del telar salió otra criatura, aun más aterradora que los esqueletos, parecía que era el jefe de estos. Rilwen notaba como sus fuerzas iban flojeando, poco a poco estaba cubierta de su propia sangra, y ya era mucha la que había perdido. El que apareciese Glain y Lily, había sido un estímulo, ahora tendrían mas oportunidades de poder salir de allí. Tal vez tendría que usar su arco, mientras Glain, paraba a la criatura, pero primero tendría que aprovechar la energía y fuerza que le estaba dando su maravilloso cinturón. Así que avanzó y ataco al engendro, mientras comentaba a sus compañeros:-Ánimo amigos, ya solo queda un último esfuerzo y luego podremos salir de este maldito lugar.-Pero la visión del monstruo, le quita la fuerza y falla estrepitosamente su ataque.-¡Maldita sea!.-

Bastante herido por su propio sobresfuerzo observa un momento a Lily - ¿Segura? - Dice en un casi imperceptible susurro mientras toma algo de sus bolsillos. El pequeño objeto es la última de las Saeta de Agua que porta consigo, y tragándosela de un bocado vuelve a observar delante. Allí sus amigos corren a enfrentarse contra un nuevo enemigo. Guarda su arpa e intenta tomar su arco élfico pero recuerda que está con el resto de sus pertenencias en el montículo. Aún así está decidido a brindar todo el apoyo que pueda en el combate que se avecina. - No comiencen sin mi. - Dice mientras se arroja hacia delante.

Gláin volvió a gritar de júbilo después de tomar su arma preferida del lugar que ocupaba en la espalda de Rilwen. Con el hacha nuevamente en sus manos, se sentía poderoso, e impaciente por entrar en combate.

- ¡Coged mi otra hacha! ¡La que tiene la empuñadura de color negro! - gritó, mientras posaba su mirada sobre la criatura que acababa de aparecer y que, desgraciadamente, tan bien conocía. Un escalofrío recorrió la espalda del guerrero, al mismo tiempo que éste fruncía el ceño - ¡La vamos a necesitar! -

Después, tras escupir en el suelo, y murmurar un improperio en Khuzdul, avanzó lentamente y con paso firme hasta el lugar en el que aquel ser se encontraba, y atacó, esperando poder causar el mayor daño posible.

- Me dijiste que durante mucho tiempo me habías estado esperando - masculló - Bien, aquí me tienes -

Ante las palabras de Glain, Rilwen le contesta: -Llevo esa otra hacha a la espalda, pero yo con mi espada tengo suficiente, de hecho, estaría más cómoda con mi arco.-Supone que se tratará de una buena arma, pero realmente a parte del enano y de ella misma, no parece que nadie más del grupo sea competente en cuerpo a cuerpo, y ella ha hecho un gran esfuerzo por mejorar con la espada, pero en lo que destaca es con su arco. Y tal y como se encuentra, ese monstruo puede dejarla fuera de juego en poco tiempo, tan solo el frío es ya una seria amenaza.

- Entonces, retrocede y utilízalo - gruñó el enano ante la respuesta dada por la montaraz, mientras adoptaba una posición de combate que esperaba le permitiese poder detener el ataque de su enemigo - Sé que eres buena con la espada, pero es necesario que hagamos lo que me mejor se nos da si queremos derrotar a este monstruo - continuó diciendo el guerrero, suavizando el tono de sus palabras. No quería enemistarse con la medio elfa - Yo intentaré entretenerlo todo lo que pueda -

Llego hasta la puerta pensando en que los demás estarán al otro lado, pero me paro en seco al comprender que se encuentran en el pasillo y que hemos girado en círculo alrededor del habitáculo que hay al otro lado del telar. 

La salida debe de estar entonces al otro lado de ese telar... pero ¿Entonces por qué Gláin no la vio? Tiene que haber una salida secreta de este horrible lugar. Pero ahora no tengo tiempo para ponerme a buscarla... 

Maldita sea... el veneno me sigue teniendo aturdida... Venga Lily, tienes que ayudar en lo que puedas. 

Agarro mi tirachinas y giro 180º sobre mi misma para volver por donde he llegado con la esperanza de poder colocarme al otro lado del enemigo y disparar. 

Llego corriendo a B3, me paro en seco y asomo la cabeza por la esquina. Quiero saber a qué voy a enfrentarme al otro lado de esa pared. 

¡Así se hace!- Estaba alegre por haber eliminado al objetivo esquelético pero el frío calaba cada vez más en el. Quería volver hacia atrás y comprobar el estado de Lily pero la batalla parecía que seguía, solo que no veía al enemigo. Era de los pocos que tenía consigo sus herramientas y armas, no había necesidad para esperar y Tatharina ya había tomado la iniciativa. Contó las piedras mágicas que le quedaban.- Doce.- Pensó, parecían muchas y de hecho esperaba que fuesen suficientes y que el combate no se alargase hasta el punto de tener que necesitarlas todas, pero si aquella criatura era la que Gállind había nombrado no tenía seguridad en que fuese así de sencillo. Por mucha magia que tuvieran, al fin y al cabo eran rocas y una honda. Tragó saliva preocupado, pero había poco que hacer en ese momento.

Movió su pequeño cuerpo pasando al lado de Gláin y Rilwen.- ¡Me alegro de verte a salvo Gláin! ¡Pero daos prisa!- Paró al lado de su compañera Beórnida, su aliento se heló al ver al enemigo y sin darse cuenta mantuvo la respiración. Aquello no parecía un esqueleto cualquiera desde luego, el frío era mayor y comenzaba a notarlo de verdad.- Esperemos que este frío no nos entorpezca eh Tatharina. Por los peludos pies de mi tío, quién no mandaría a aceptar esto. Allá vamos.- Cargó una piedra mágica en su honda y la giró con toda la fuerza y violencia que fue capaz antes de soltar la pedrada esperando causar el mayor estrago posible.

Vio a su hermana en la otra dirección opuesta a el y una pequeña sensación de valentía se apoderó durante unos segundos.- ¡Ten cuidado! ¡No sabemos de lo que es capaz Lily! ¡Pero me alegro tanto de verte que me da igual ahora mismo, creía que te había pasado algo grave!

En pocos segundos, todos supisteis que la criatura que salía de esa abertura en la pared era un ser maligno muy poderoso, ya que su aura os helaba los músculos y casi os paralizaba los corazones. Gláin y Lily habían aparecido en el momento justo, y tal vez uniendo vuestras fuerzas, pudierais salir con vida de esta situación. El frío que desprendía la criatura se expandía por la sala, más fría que la que desprendían los esqueletos.

Esta vez fue Tatharina la que actuó rápidamente, y recordando lo que Gallind había contado sobre estos seres, intentó activar el poder del medallón mágico que portaba, pero con poco éxito. Rilwen, espoleada por la venida del enano, avanzó unos pasos y trató de ensartar al tumulario, pero su golpe fue desviado fácilmente por la espada de su adversario. Gláin, ya armado con su afilada hacha, avanzó hacia el abominable ser y descargó un hachazo sobre él, pero un terror inexplicable le invadió, haciendo que fallara el golpe. Sus músculos se quedaron tensos, sin poder moverse. Nuevamente estaba paralizado, sin poder ayudar a sus compañeros. El frío sobrenatural se metía en el cuerpo de nuestros dos valientes aventureros, haciendo que su vida fuera absorbida lentamente. Mientras, los dos hermanos hobbits, contentos por saber el uno del otro y que estaban bien, corrieron para buscar un buen ángulo de disparo, acercándose desde ambos lados a la sala donde se centraba el combate. Por último, el maltrecho elfo fue caminando hacia adelante, intentando recuperar energías con una hierba curativa, que poco o nada hizo. Poco a poco fue acercándose a los demás, aunque no veía a la poderosa presencia, que sí sentía.

El tumulario salió definitivamente y se posicionó para defenderse de sus atacantes. Una especie de sonrisa asomó en el cráneo que había debajo del casco. Parecía que se divertía con este juego y vosotros erais sus juguetes, además de su comida...

Rilwen tenía la cara y las manos con escarcha, este frio era muy superior al de los otros esqueletos, este era un adversario terrible y sus fuerzas y su vida se le estaban agotando por momentos. Si recibía un corte de aquella espada, era fácil que acabase en el suelo o muerta. Trataría de aguantar un poco mas, y luego tendría que separarse, curarse y atacar a distancia. En esta ocasión logró un buen impacto contra la criatura.-¡Ánimo amigos! Tenemos que hacer un último esfuerzo.-Trató de animar a sus compañeros, pero la situación de Rilwen era muy delicada, solo el frío acabaría con ella rápidamente. Si le daba con esa espada........

Me asomo por la esquina y casi se me hiela el corazón al ver al tumulario erguido y enfrentando a mis dos compañeros. 

-No Lily, no puedes escapar. Tienes que ayudar a tus amigos como sea-

E intentando sobreponerme al temor estiro los elásticos de mi tirachinas mientras cargo una de mis mejores piedras y apunto justo a la nuca del espectro. 

-Vamos Lily, tienes que acertarle como cuando jugabas a darle a las calabazas del Tío Holfast. Se trata sólo de eso, de reventar una calabaza...-

Suelto la piedra y me quedo un instante congelada observando su trayectoria.