Partida Rol por web

No es necesario pedir disculpas. - Le dijo a Rilwen antes de comenzar a seguir el sendero colinas a dentro. - Todos tendremos diferentes ideas a lo largo de este viaje. Tu idea no ha sido mala, solo que consideramos mejor avanzar. Ya serás tu la que nos dé la mejor opción en el futuro. Lo verás. - Y sonriendo amablemente se perdió entre los arbustos del sendero y bajo la suave tela de su capa élfica. 

Más tarde frente a un sencillo picnic oía a los hobbits levantarse de uno en uno e ir alejandose del grupo. - Espera. - Dijo mientras se reincorporaba. Y a las prisas acercandose a Lily, la tomó del hombro y le dijo. - Momento. Lleva esto. - Y de entre sus ropas sacó la daga cuya empuñadura estaba adornada en blancos pétalos. Tomó la mano de Lily y depositó el arma entre sus dedos diciendo - Es una daga mágica. Si toca la carne de alguien cuyo corazón sea negro, éste caerá en un sueño profundo. Llévala contigo y úsala si lo crees necesario. - Concluyó cerrando la pequeña mano de la hobbit sobre la empuñadura. 

Con Rilwen a la cabeza, el grupo empieza a andar por el sendero, adentrándoos poco a poco en esta tierra plagada de colinas. La hábil montaraz no pierde de vista el sendero, que en algunos tramos parece esfumarse, para pocos metros después volver a aparecer detrás de algún arbusto o piedra. El camino sube y baja pequeñas colinas, otras veces bordea algunas más altas, pero en definitiva, va serpenteando hacia el sur, hacia la Colina de Storch. Rilwen lo sabe bien. El resto seguís detrás de vuestra guía, atentos a los alrededores. Pequeños arroyos surgen de vez en cuando y vuelven a desaparecer, alimentando las raíces de los pocos árboles y arbustos que crecen a su vera. No veis animales grandes, solo pequeños animalillos, como algún conejo. El silencio del lugar es roto por los sonidos de los insectos y de alguna ave que surca el cielo sobre vuestras cabezas. El sol aprieta y os lanza sus poderosos rayos, haciendo que la marcha sea calurosa. Cuando lleváis un rato de caminata, Rilwen propone parar a decansar y reponer fuerzas, pero el resto opináis que es mejor avanzar y llegar cuanto antes a la base de la Colina de Storch; así que continuáis. Pasada una hora y media, casi dos, llegáis al inicio de dicha colina, y os detenéis en un lugar apropiado para poder comer algo y descansar unos minutos. Pero los inquietos hobbits, temiendo que en su cima haya algún bandido, hacen de tripas corazón y deciden saltarse la comida, cosa inédita en esta raza. Con Lily ya de pie y dispuesta a subir sigilosamente a la cima, Tolman hace lo propio. Justo antes de salir, Gallind les ofrece la daga mágica que encontrasteis entre el tesoro de los trolls. En un abrir y cerrar de ojos, como solo los hobbits saben hacerlo, ambos hermanos desaparecen de vuestra vista. Los hobbits, con sus capas verdosas, pasan totalmente desapercibidos a ojos que no sepan dónde mirar. Vosotros los vais siguiendo con la mirada, viendo como ascienden escondiéndose detrás de los pocos elementos que hay hasta su cúspide: piedras, arbustos y algún árbol. Abajo, el camino casi no se ve por donde discurre, pero al seguir a los hermanos, podéis ver que zigzaguea en su ascensión a la cima. Coméis rápido y os preparáis para las señales que Lily ha dicho, sean las que sean.

Los dos vais subiendo por el sendero, con las capas echadas, resguardados por los pocos elementos que os sirven de cobertura. El camino zigzaguea hasta llegar a la cima de la colina. Arriba, podéis ver más claramente que la cima está cubierta de árboles, arbustos bajos y piedras. Echáis una fugaz mirada abajo y veis el lugar donde están vuestros compañeros escondidos, esperando vuestra señal.

Poco a poco, sigilosos como solo vosotros los hobbits soléis serlo, vais ascendiendo hasta llegar a lo más alto. Veis que el sendero termina en una especie de claro, rodeado de vegetación y de piedras. En la otra punta, podéis ver otro sendero que desciende de la colina por su cara sur. En silencio, os vais acercando al claro. Parece que no hay nadie. Desde esta altura, se divisa todo el entorno: Bree, el Gran Camino del Este, las colinas circundantes, etc. En un lado del claro, al resguardo de una peña, hay un montón de cenizas.

La precipitada marcha de Lily pillo a Rilwen por sorpresa, no paro ni para comer, lo hizo sobre la marcha. Nos dijo que harían señales con un espejo para indicarnos que deberíamos hacer el resto. Al menos su hermano la siguió, ir solo ella podría haber resultado muy peligroso.

Os deseo la mejor de las suertes, tener mucho cuidado y estaremos pendientes de tus señales Lily. En caso de que haya alguien en la cima, actuar con mucha cautela, ya que si lograse escapar podría avisar al resto y perderíamos el poco factor sorpresa que podamos tener en estos momentos.

La verdad es que apenas tenía hambre, y tan solo dio unos mordiscos a un trozo de pan, y a un trocito de un sabroso queso curado. Estaba preocupada por lo que podrían encontrar en la cima sus pequeños amigos.

Espero que todo salga bien, pero tendremos que comer pronto y estar preparados para subir a ayudarles, en caso de apuro. Yo llevaré la mochila de Lily, alguien tendrá que llevar la de Tolman.

Y cuando por fin los dos hermanos llegaron hasta la cima y por lo tanto salieron de su campo de visión, sus nervios la mantuvieron en tensión a la espera de lo que pudiese ocurrir en cualquier momento.

El incremento del viento que cada vez cargaba con más nubes el cielo de la zona, avisaba de un cambio a peor en las próximas horas. 

Al menos con este viento será todavía más difícil que les escuchen llegar, si es que hay alguien en la cima.

-Esas cenizas me dan mala espina Tolman... Aquí ha habido alguien acampado. Y alguien que acampa en lo alto de una colina seguramente lo haga para poder vigilar los alrededores. Deberíamos acercarnos a las cenizas para inspeccionar el lugar. Seguramente haya alguna pista. Pero antes creo que deberíamos asegurarnos de que estamos solos aquí arriba-

-¿Te parece si le damos la vuelta al claro escondidos entre la maleza?-

Y si Tolman no opina lo contrario recorremos el lugar agazapados entre la maleza hasta estar completamente seguros de que aquí arriba no tenemos compañía.

Miro a Gallind antes de ponerme en marcha. 

-Gracias Gallind, pero esa daga mejor déjasela a mi hermano. Yo lo único que sé hacer con un cuchillo es cortar queso y tallar figuritas de madera. Y para eso creo que me sirvo con el mío. En todo caso espero que ninguno de los dos tengamos que utilizar un arma como esa. Eso sería una horrible noticia.-

Una vez que los dos hermanos se perdieron de vista, Rilwen termino su frugal comida y aprovecho para preparar su equipo. Lo primero que hizo fue montar el arco, realizar su mantenimiento. Colocó bien la cuerda, ajustando bien la tensión y comprobando el correcto funcionamiento del mismo. Luego comprobó el carcaj y las flechas, ajustando las plumas y dejando todo bien organizado. Y terminó colocando bien su mochila, y la de Lily a la espalda, ajustando la espada y el escudo, que también llevaría de momento a la espalda. Su intención era en caso de combate, utilizar el arco, y soló si fuese necesario pasar en el cuerpo a cuerpo, donde de momento no se sentía muy cómoda. Luego observo a sus compañeros y les dijo en voz baja, ya que a pesar del viento, debían ser precavidos y tratar de no hacer ruido, ni conversar muy alto.

Cuando terminéis de comer comprobar que tenéis todo el equipo listo, por si es necesario que actuemos con rapidez. Mejor estar preparados para cualquier eventualidad que pueda surgir. 

Y continúo la larga y tensa espera, mirando hacia la cima de la colina y alrededores. 

Con esas pequeñas manos puedes tallar mil piezas y es sutil la misma destreza que necesitarás para usar esta daga. - Rechazando a su vez el rechazo de Lily insistió en dejar en sus manos a resguardo el mango del arma mágica. - Llévala contigo, aquí de poco servirá. No sabemos que hay delante y sé que si las cosas se complican la necesitarás. - Luego, acercandose a su oreja musitó algo que los demás no lograron oírle. 

Dijo suavemente en el oído de la hobbit. - Me temo que tu hermano todo este día ha estado bastante adormilado. Se de buena fe que su habilidad con las hojas, como la que portas ahora en tus manos, es en suma admirable, pero debido a que no podemos estar seguros de que esté del todo despierto, allá arriba, preferiría que la llevaras contigo. - Y sonriendo con admiración y cariño. - Yo no descreo que no seas igual de capaz que él con un arma como esta. Yo creo en ti. - Y antes de dejarla decir palabra o reproche, agregó. - Lily de Bree, que tus hazañas sean propias de historias. Pues serán las voces de mil trovadores las que reciten tu buenaventura en todos los confines de la tierra media. 

Gallind regresó con el grupo y se sentó sobre la hierba donde un momento a tras se disponía a probar algún bocado. Vió a Rilwen maniobrando y alborotando todo su equipo para poder llevar ambas mochilas y tenerlo todo listo. Era muy gracioso verla hacer tanto movimiento a la misma vez que se esmeraba por ser todo lo sigilosa que podía. Gallind miró su arpa y sagazmente le respondió - Mi Arpa está lista. - Enseñandosela con el brazo extendido. - Si quieres puedo probar si sus cuerdas vibran bien. - Y no pudo disimular una sonrisita. - Deberías relajarte. Lily y Tolman estarán bien. Saben cuidarse solos. - Luego se dispuso a darle unos mordisquitos a un mendrugo de pan. Y entre mordidas, como si una pícara idea lo hubiese abrumado de golpe, agregó como entremés a la tensa merienda. - ¡Qué lleve Glain la mochila de tolman! Si es que tiene la mejor de las espaldas que hay en este lado de la comitiva. - Y se rió ya sin poder aguantarlo. - Perdón. - Suspiró. - Necesitaba relajarme un poco. No creo que ahora mismo estemos en peligro y este podría ser nuestro último almuerzo juntos y tranquilos. Relájate por un momento Rilwen y siéntate con nosotros. - Le dió unos golpecitos a la hierba junto a él. - Yo puedo llevar la mochila de Lily si lo deseas. - Y esta vez con una risa amigable y ya no burlona en su rostro agregó . - Aunque sé de buenas a primeras que me volverás a increpar de que no confío en tu fuerza y tus capacidades como  exploradora y guerrera. Como aquella vez cuando todo esto empezó tras el plan en el smial de los Pulgaverde. - Hizo otra pausa mientras observaba a su amiga, seguramente aún tensa. - Tambien me ofrezco, si eso ayuda a que te relajes, a cargar con la mochila de Tolman, si así lo deseas. 

Tatharina avanzó entre las lomas en completo silencio, su ensimismamiento contrastaba con la actitud alegre de esta mañana. Se la notaba completamente entregada a moverse en silencio exceptuando los breves instantes en que su estómago rugía en contra de su voluntad. Momentos en los que, si alguien se giraba, su rostro parecía adoptar el mismo tono que su cabello. 

Cuando más tarde pararon, se tiró de cabeza a por la empanada de carne que llevaba oliendo horas en la mochila de Tolman. Tanto se estaba deleitando en ese manjar que no alcanzó ni a despedirse de los hermanos y, cuando los quiso buscar en la colina, fue incapaz de localizarlos con la mirada. 

En cualquier caso, ahora más relajada por tener la panza llena, vio que el ambiente general era tenso pese a los poco sutiles intentos de Gallind por relajar al grupo. Creo que debería imitar a Rilwen, ella siempre parece tan preparada... No como yo que veo una empanada y me olvido de todo... Pensado y hecho, se puso a revisar su equipo y organizar las hierbas de sus zurrones para saber dónde buscar qué en el momento preciso. - Chicos, estoy pensando que estaría bien que llevarais una de estas cada uno de vosotros, por si se da una emergencia y, por el motivo que sea, no puedo asistiros al momento. La beórnida saca de un zurrón tres bayas de un intenso color azul marino de un tamaño de un tomate cherri y las ofrece al grupo sonriendo. Si os las tomáis os sentiréis llenos de energía y os permitirá ganar tiempo hasta que llegue yo. 

Gláin no dejaba de observar la colina mientras roía un chusco de pan con aire ausente. Hacía ya un rato que había dejado de ver a los dos hobbits, pero sabía que estaban allí, en algún lugar de la empinada ladera, trepando entre las sombras de los peñascos cubiertos de verdín y los arbustos de brezo.

El enano echó un vistazo al cielo y frunció el ceño.

—Espero que no empiece a llover... Subir por una ladera embarrada no va a resultar fácil. Ni silencioso.

Rezongando por lo bajo y sin dejar de lanzar miradas desconfiadas hacia las nubes, cruzó el improvisado campamento y tomó la mochila de Tolman. La ató toscamente a la suya usando las correas de ambas y se echó el conjunto al hombro.

—Bueno, teniendo en cuenta las circunstancias, no puedo estar más preparado. Espero que esos Pulgarverde no estén metiéndose en algún lío... —dijo mirando hacia la lejana cumbre, haciéndose visera con una mano.

Cuando Tatharina repartió esas curiosas bayas, Gláin aceptó una con una sonrisa de agradecimiento. Esa muchacha tenía un corazón de oro. Tal vez no hubiera sido buena idea meterla en este entuerto: para perseguir bandidos valía más la fuerza que la ternura. Pero para eso estaba el enano. Si alguien se atrevía a amenazar a Tatharina, primero tendría que mantener una cortante conversación con el filo de su hacha.

Gracias Gallind, trataré de relajarme un poco, pero me resulta difícil esta espera. Supongo que los dos hermanos podrán arreglárselas bien, al menos un rato.

Luego acepto un fruto curativo que amablemente le ofreció tatharina.

Muchas gracias Tatharina, tu siempre tan amable y pendiente de ayudar a los demás. 

Y Glain también había terminado su escueto almuerzo y estaba listo para la acción, y fue el quien recogió la mochila de Tolman.

Bueno, pues parece que ya estamos listos, ahora debemos de tener paciencia hasta que tengamos alguna señal del espejo de Lily. Yo también espero que no llueva Gláin, al menos de momento. Pero cada vez hay más nubes en el tiempo, mejor que tengamos las capas preparadas por si el tiempo sigue empeorando.

¿Lily de Bree?... suena curioso. Como más importante que Pulgarverde...

¿Voces de mil trovadores que reciten mi buenaventura en todos los confines de la Tierra Media? ¿Mi buenaventura? ¿Trovadores? Se me hace todo tan ajeno... como si de repente mi vida hubiera dado un vuelvo en apenas dos amaneceres. ¿Qué está siendo de Lily la pintora de acuarelas?

Salgo de mis cavilaciones cuando escucho los pies de mi hermano pisar suavemente la hierba a mi espalda. Nos queda aún un ascenso largo. Espero que allá arriba no haya nadie esperándonos...

Escondidos tras unos arbustos, vigiláis los alrededores, pero no veis nada sospechoso. Empezáis a moveros por la cima, de roca en roca o de arbusto en arbusto. Como ya visteis al subir, todo está cubierta de árboles, arbustos bajos y piedras. Poco a poco, vais dando la vuelta completa al claro, sin encontrar presencia alguna. También habéis podido comprobar, que la senda que parte de la cara sur de la colina, baja zigzagueando hasta la base y prosigue hacia el este, paralela al Gran Camino del Este, pero a cierta distancia de él.

Os acercáis al lado del claro desde donde, al resguardo de una peña, hay un montón de cenizas. Desde ese punto se divisa la puerta sur de Bree. Parece un sitio perfecto para espiar la villa y el camino que parte de ella. Al atizar los restos del fuego dais con un viejo clavo y un trozo de cuerda gastado. El clavo es del tipo utilizado normalmente en las herraduras, pero no hay ninguna pista sobre la función original de la cuerda. Con poco mas de un metro de tamaño, sus usos son bastante limitados.

Examináis el suelo de alrededor y podéis ver muchas huellas de botas, que al estar a resguardo del peñasco, han debido de estar protegidas del viento y de las lluvias. De ellas se desprende que aquí han estado un mínimo de cuatro personas diferentes. Extendéis la búsqueda en derredor, y en el sendero del lado sur del claro, el que se pierde por el este una vez que desciende la colina, encontráis unas huellas de caballo, que si bien no son frescas, no tendrán más de tres días.

Mientras que esperáis abajo a que los hobbits suban la colina y os hagan una señal, aprovecháis para comer algo y prepararos para la ascensión. Los nervios están a flor de piel, ya que de haber algún bandido en la cima, los hobbits deben de apañárselas solos. Sabéis que son muy capaces, pero siempre hay riesgos. Si estuvieran en peligro, tardaríais un buen rato en llegar hasta ellos. En ese momento, la joven beórnida os saca de vuestro ensimismamiento, dándoos una baya curativa que ha sacado de uno de sus múltiples saquillos. Más vale prevenir que curar, dicen. Volvéis de nuevo la vista a la cima, esperando ver de un momento a otro la señal del espejo de Lily. Una nube cubre de repente el sol, nublando momentáneamente el cielo. Todos miráis hacia arriba a la vez y podéis ver un pequeño águila sobrevolando la zona en busca de alguna presa que llevarse al estómago.

El ceño de Gláin se frunció más todavía ante la aparición del oscuro nubarrón que ocultó el sol. Su sombra cayó sobre la colina como una mortaja y la temperatura pareció bajar un par de grados.

—¡Maldición! ¡Sin sol no habrá reflejos en el espejo de Lily! —se quejó el enano. Sus manos apretaron con fuerza el asta del hacha de batalla hasta que los nudillos palidecieron—. ¡No podremos saber si necesitan nuestra ayuda! ¡Tenemos que subir!

Sin esperar respuesta, apartó a un lado los arbustos tras los que se ocultaban e inició el ascenso hacia la cumbre, intentando en la medida de los posible mantenerse oculto tras las escasas peñas que se alzaban indiferentes aquí y allá y la rala vegetación de la empinada ladera de la Colina de Storch.

—¡Vamos! ¡No hay tiempo que perder! 

Ciertamente el creciente numero de nubes en el cielo, podía resultar más que un contratiempo cuando Lily necesitase hacer las señales con el espejo, es muy posible que estuviese cubierto. Y aunque apenas habían pasado 20 minutos desde la marcha de los hermanos, tal vez ya era hora de emprender la marcha hasta la cima de la colina.

Tienes razón Gláin, tenemos que subir, pero tratemos de ser sigilosos. A ver si podemos llegar hasta la cima sin hacer mucho ruido, ni llamar la atención.

Se levanto y tras colocarse bien la mochila de Lily, adecuo su capa y emprendió el camino hacia la cima, tratando de pasar desapercibida. Y prestando atención por si podía oír o ver algo sospechoso.

La montaraz ya había empezado a trepar cuando una poderosa mano se cerró sobre su brazo como una tenaza.

—Espera, Rilwen —le pidió el enano, sin soltarla. Con un leve gesto de la cabeza, Gláin señaló al cielo—. Parece que es sólo una nube pasajera.

Tras la maciza silueta de la Colina de Storch ya empezaba a vislumbrarse la cola deshilachada de la nube. 

—Disculpad. Esta espera me pone los nervios a flor de piel... Podemos esperar un poco más todavía. Quizás esos hobbits estén llegando ya a la cima y no necesiten que un enano ruidoso escale tras ellos poniendo en alerta a la mitad de la región...

Si Gláin es una nube pasajera, pero cada vez hay más nubes en el cielo. Tal vez cuando Lily trate de hacer señales otra nube pueda estar ocultando el sol, y no podría hacerlas. Hace ya unos minutos que llegaron a la cima. Y son muchas las nubes que van apareciendo por el cielo, el tiempo continúa empeorando.

Si queréis, podemos esperar un poco más, pero no mucho, ya que el ascenso es largo y no es cuestión de dejarles solos durante mucho tiempo.

Gláin trata de ser lo más sigiloso posible, lo intentas, aunque entiendo que eso no es lo tuyo. 

Y esperó un rato, tal vez sus nervios la habían traicionado, y al ver salir a Gláin, no lo dudo ni un instante tenían que ir cuanto antes. Pero darles un poco más de tiempo a los medianos, podía ser la mejor opción.