Partida Rol por web

Y en estando en éstas, que te alejaste de la ermita, et que decidiste ir a echar una ojeada y, porqué no, escuchar a través de los muros de la casa del ermitaño (y todo ello cuando en la ermita ya estánbase dando las guardias y en la casa del ermitaño ya había reinado el sueño y la calma). Et que en poniendo la oreja cerca de la entrada de la casa del ermitaño, que nada oíste, o quizá es que nada se dijera (cualquiera sabe), pero lo cierto es que te quedaste ahí pasmado.

Yo la despertaré, señora. Duerta cuanto pueda... -te avanzó el ballestero ya dispuesto a comenzar la guardia-.

Viendo que no se oía sonido alguno del interior de la casa, intento asomarme a alguna ventana para ver el interior de la misma.

Mientras estabas inspeccionando la casita del ermitaño por fuera (la cual solo tiene un ventanuco y está tapado con postigos por dentro), parecióte entrar como algo de cansancio, quizá como somnolecia, como si tu mente se adormeciera un poco y tus párparos obligáranse a cerrar... Oiste, entonces, una voz, y no supíste si venía de la tu propia mente o si es que había por aquellos parajes de la Peña donde estábais alguien oculto:

                                                 AL.....
                                                       ERMITAÑO......
                                        ..... DEBES.....
                                                                             AL..... ERMITAÑO......
                                                                ......DEBES....

              DEBES.... MATAR...
                                         ¡¡¡DEBES MATAR AL ERMITAÑO!!!
             ¡¡¡MÁTALO!!!   ¡¡¡MÁTALO!!!  ¡¡¡HAZLO!!!

La voz, que comenzaba a ser suave y susurrante, tornóse en imperativo resonante en tu sesera. ¿Que hicieras... qué? ¡¡Santo Dios!!

Debían de ser la media noche, tal vez algo más, cuando el señor de Zúñiga se levantó. Diego hizo lo que tenía que hacer, tomó lo que tuvo que tomar y se encaramó a la puerta de salida de la casa del ermitaño, pues dormitaba con él. Cuando abrió la puerta, fuóse directo hacia la ermita donde dormían sus compañeros... Sin embargo, algo le alertó... ¡POR CRISTO! ¡QUÉ SUSTO! -fue lo que debió pensar Diego al encontrarse con Iñaki en la parte trasera de la casita del ermitaño.

Y pareciera que Iñaki, de primeras, no le viera, pese a que pasó a su lado, pues su cara denotaba como abstracción, como si atendiera a otra cosa (con esa mirada perdida en plena noche) cuando apareció el de Zúñiga. ¿Qué diantre haría allí el brujo Iñaki, tan al raso en plena noche?

Et que el tu sueño seguía plácido aún, igual que el de tu marido, más herido que tu persona.

Qué non habíame fallado la corazonada de que el Iñaki durante aquesta noche, igual que en la anterior, sería turbado por obscuros pensamientos et posesiones. Espada en ristre me mantuve espectante, atento a su reacción e intentando dilucidar que ocurríale al brujo.

Cualquier movimiento extraño por su parte encontraríase con el filo de la mia espada...

Iñaki ─susurré.

- Ssssssshhhhhh Respondí mientras me ponía el dedo en los labios. Y me mantuve callado durante un rato escuchando.

¿Qué escuchades, Bruxo? ─si aqueste pretendía que me mantuviera callado tendría que decirme presto a que atendía en la oscuridad de la noche.

Este tio es tonto. Pues no le estoy diciendo que se calle? que estoy escuchando?

Sin decir palabra, sigo intentando escudriñar en la oscuridad lo que fuera que me estuviera alterando.

Nada, nada. Si ataca a parar se ha dicho