Partida Rol por web

El disparo del David impacta en el tipo, que lo veis tambalearse entre la oscuridad, escaleras arriba. Cuando ya se ha perdido en ella, saltáis de la motora al muelle. Allí yacen los cuerpos de los dos enemigos abatidos y, no sin cierta sorpresa, veis que ambos están vestidos de arlequín.

Madeleine debe estar en algún lado de la isla, pero no tenéis la menor idea de dónde.

- ¡Eh! - Escucháis a cierta distancia.

Cuando os giráis, veis a más tipos con las mismas ropas de arlequín en lo alto de la escalera junto a los muros de la iglesia. Deben ser unos cuatro o cinco.

Buen tiro

Le dice a David animada. Aquellos tres iban vestidos con las ropas de arlequín, junto con los nuevos integrantes

Anne busca algún sitio donde poder tomar cobertura. Aunque enfrentándose contra tantos lo mejor sería buscar otro lugar y alejarse de allí

Al escuchar un grito, David levantó la vista y vio a más sujetos vestidos de arlequín. Los apuntó con la pistola, para amedrentarlos, y retrocedió, intentando ocultarse tras las rocas.

―¡Cuidado! ¡A cubierto! ―les advirtió a Anne y a Hans.

Ahora estaban en inferioridad numérica y la cosa no pintaba nada bien.

Podriamos quitarles la ropa y vestirnos como ellos para camuflarnos con el resto de guardias- dice tras ver los extraños ropajes de arlequin que llevan y suponiendo que abra mas igual, por desgracia  el comentario llega tarde dado que varios atacantes mas se dirigen hacia ellos.

Corred!!!- dice echandole mano a la señorita zimmer para guiarla a un sitio a cubierto, mientrs se pregunta cuantas veces le han disparado en los ultimos años y  cuando sera el dia que una de esas balas acabe produciendole una desgracia

Aquello no pintaba nada bien. Maddie pensaba que la subasta iba a ser algo progresivo, algo que le permitiera ganar tiempo para que sus amigos llegaran a donde ella. Pero claro, no estaba muy segura de cuanto tiempo había pasado desde que se separó de sus compañeros, cuando decidió ponerse la máscara. 

Desde entonces había visto muchas cosas, estaba en medio de una subasta con mucha gente rica y también Arlequín. Ella no olvidaba que habían ido a investigar una serie de cosas pero... allí sola, se sentía algo vulnerable y no pensaba con claridad. 

Volvió sus ojos hacia Arlequín. Ella tenía que pujar. Un poco más al menos. Contó con sus dedos el dinero que le quedaba, estaba algo nerviosa y trataba de disimularlo. 

- Cuatrocientos cincuenta. - dijo procurando que su voz sonara segura. Buscó con la mirada quien podría ser su principal competidor. Ahí mucha gente tenía interés en ganar esa puja.

- ¡Ya vamos por cuatrocientos cincuenta! - Anuncia El Arlequín.

De repente, Wolfgang Kiershner interviene.

- ¡Seiscientos!

- ¡Ochosssientos! - Grita el Sr. Krechov con su indistinguible acento.

Se escuchan efusivas palmas, probablemente de El Arlequín. Entonces, suena una voz nueva, que debe corresponder a la del invitado holandés, callado hasta ahora.

- ¡Mil!

- Bienvenido, Sr. Van Eytins. Ha entrado usted por la puerta grande. ¡Mil dólares! - Anuncia El Arlequín excitado.

Un silencio inunda la extraña sala de espejos durante unos segundos, pero entonces...

- ¡Mil a la una! ¡Mil a las dos!...

- Diablos... ¡Dos mil! ¡Dos mil dólares! - Grita el Sr. Kiershner.

Suena una carcajada de El Arlequín.

- ¡Dos mil a la una! ¡Dos mil a las dos!...

- ¡Y dos mil a las tres! ¡Deme la maldita profecía! - Interviene el alemán.

- ¡Y dos mil a las tres! Así es, Sr. Kiershner. Usted es el ganador de la subasta. Puede depositar su dinero en la bandeja deslizante que hay frente a la profecía en cuanto el vidrio separador se levante.

Suena entonces un mecanismo, que intuyes debe ser el vidrio protector que tenía el invitado alemán delante, levantándose. Entonces ves aparecer al Sr. Kiershner, con un maletín en su mano, frente a la profecía. Todavía no puede acceder a ella, debido a otro vidrio protector, sobre el que deposita su mano, ansioso. Luego, deja el maletín en la bandeja y la bandeja con el maletín desaparece por un lateral. Ves entonces cómo el alemán se separa del vidrio de manera extraña y, un par de segundos después, una explosión proveniente del lugar por donde se esfumó el maletín rompe los muros levantando una enorme polvareda. Los vidrios y espejos que os aprisionan se hacen añicos. Ahora, entre la enorme nube de polvo hay un boquete tras el cual se ve la estrellada noche, el mar y un muelle a unos cincuenta metros, donde ves a tres conocidas siluetas. Wolfgang Kiershner, que parece tener todo esto planeado, coge la profecía pues el vidrio protector también ha sido pulverizado y, con una sonrisa en los labios, rompe el lacre. Una luz brillante celestial inunda la estancia y el rostro del Sr. Kiershner se muestra maravillado y pletórico, pero las carcajadas de la visión que contempla se tornan agónicos gritos de dolor cuando sus ojos arden como dos ascuas. Cae de rodillas al suelo, incapaz de sorportar el sufrimiento, mientras la profecía cae a su lado cerrándose su lacre como por arte de magia.

Tras los tipos vestidos de arlequines, aparece otro numeroso grupo de ellos, en lo alto de la escalera. El único camino parece que será enfrentarse a todos ellos a un todo o nada, si queréis recuperar a Madeleine.

Cuando los tipos comienzan a bajar los escalones de madera, junto a los muros de la iglesia, una explosión inesperada del interior de la misma lanza por los aires a media docena de hombres, que caen, ya sin vida, a las aguas del mar. La polvareda del interior es seguida por un extraño fulgor que proviene de dentro y unos gritos de dolor. A los pocos segundos, a través del agujero, podéis ver los cuerpos de varios hombres vestidos de arlequín, numerosos fragmentos de espejos y, tosiendo entre el polvo en el interior de una extraña sala, a Madeleine.

David sacudió la cabeza para recuperarse de la conmoción. Una explosión desde el interior de la estructura la había hecho volar por los aires junto con parte de los “Arlequines” que estaban a punto de atacarlos. A David le dio un vuelco el corazón al pensar en Maddie y se tambaleó hacia los restos de la edificación. Le volvió el alma al cuerpo al ver aparecer a su prometida tosiendo entre la nube de polvo.  

Corrió hacia ella y la rodeó con sus brazos.

―¡¡Maddie!! ¿Estás bien?

Por un momento Hans pense que iba a ser su hora, demasiados hombres para ellos tres  pero cuando ya estaba haciendo tripas corazón y sacando su porra extensible para vender cara su vida llego la explosión.

Hans nunca estuvo tan contento de ver explotar algo y pese a que en un principio sintio miedo por si todo a su alrededor saltaba por los aires viendose por un lado libre de varios de los atacantes y por otro fuera de peligro al no haber mas explosiones lo unico que podia lamentar era la destruccion de la estructura que posiblemente tuviera parte de valor historico .

¿ como esta ?,¿necesita un medico?- dijo al deparar que Wilson-Harris se lanzo hacia la recien aparecida señorita Archer que parecia haber vivido la explosión mucho mas de cerc

La imagen del nuevo grupo acercándose y preparándose hizo a Anne dar un paso atrás. Eran demasiados, pero debían de intentarlo, aunque fuese poco a poco.

Pero la explosión lo cambió todo, allí vió a Madeleine. En cuanto la vió supo que David se iba a lanzar a por ella, nadie se podía quedar atrás

David se lanza con sus brazos hacia Madeleine, que tose aún confundida con lo que acaba de suceder. Los tipos vestidos de arlequín airean sus porras en la mano y bajan en tropel hacia el grupo.

- ¿Qué ocurre? - Pregunta nerviosa Theresa.

David se interpone entre los hombres armados y Madeleine y los apunta con su pistola. Si van armados sólo con cachiporras, es posible que sea suficiente para disuadirlos. Si no es así, abrirá fuego.

-Non muoverti!!!

- ¿Qué ocurre? - Pregunta nerviosa Theresa.

no se preocupe  señorita Zimmer son solo 6 pequeños contratiempos disfrazados- dice Hans  intentando alejar a la joven del peligro mientras se resigna a sacar su porra extensible , mientra añora las tardes seguras de estudio en la biblioteca 

Lo que hay que sufrir por desvelar los conocimientos del mundo- se dijo haciendo de tripas corazon preparandose para defenderse

Anne-Sophie se cruje los dedos, destensa un poco la espalda y riéndose un poco.

Bon bon, on commence le spectacle!

Prepara su arma aunque sus nudillos comienzan a calentarse.

Maddie no sabía muy bien dónde estaba. La explosión... todo lo que había sucedido era demasiado confuso. Para cuando quiso reaccionar no pudo y lo siguiente que vio fue a David abrazarla. Se sorprendió de que estuviera ahí. Quería decirle lo que había visto, quería contarlo todo pero lo único que podía hacer era toser. Había demasiado polvo en aquel lugar. 

¿Qué hacían ahí? ¿Cómo habían llegado? Eran preguntas apropiadas pero Maddie solo pensaba en que se alegraba de que estuvieran, se había sentido sola en aquel lugar.

- Arlequín. - consiguió decir al final y señaló en la dirección en la que estaba. Cerró los ojos intentando pensar lo que había sucedido y buscó al alemán.- Él.. un hombre, con un maletín, pujó, por la profecía, se la llevó pero su maletín.. explotó y, y... entonces la luz, y.. - seguía buscando a su alrededor, quería ver dónde estaba ese hombres. - Él la ha cogido.. se le ha caído. - dijo señalando de nuevo hacia la dirección en la que había sucedido todo.

- ¡La profecía! ¡Tenemos que cogerla! - Grita desde atrás, Theresa.

La acción se acelera. La nube de polvo se disipa y, en el interior de la Iglesia de San Jorge el Mayor, a través del boquete abierto por la explosión, se encuentran varios cadáveres y un tipo retorciéndose de dolor con los ojos calcinados y humeantes. A sus pies, un pergamino lacrado.

Qu'est-ce...?

Con su arma dispara al más cercano

¡Theresa, en la iglesia hay algunos de ellos con los ojos calcinados, no pinta bien. ¿Cómo lo cogemos?!