Partida Rol por web

- sucede algo más - Alexander se había quedado pegado mirando a Valeria unos instantes y luego levantó su cara hacia Tarmes, con una expresión de incomprensión, pero cuando escuchó el nombre de Temperance, su cabeza de movió de lado a lado y pareció conectarse con el tema.

- ella está embarazada, Temparece...- se muerde la lengua, y furtivamente mira a Jake, esperando ver su reacción, ¿acaso el vampiro le temía al humano? - y ese hijo es mío... soy el más interesado en encontrarla, e intentado rastrearla, pero me ha sido imposible... - bajó la cabeza, y miró sus manos.

- Blackwood, tú eres  como el hermano de Alexander, y muchos vampiros de la hermandad te seguirían, ambos sabemos que eso es verdad, mi exilio tras lo de Mathilde fue demasiado largo como para tomar su lugar - el vampiro tenía una predilección por las humanas, y ahora con sus palabras confirmaba los rumores que Tarmes había escuchado sobre Alexander y Mathilde, pero ahí faltaba la pieza del príncipe - por eso creo que mereces esto - llevó sus manos a su cuello, y sacó una gema azul, que brilló hermosamente, todos los presentes verían por primera vez un fuego azul...- es el fuego azul que quedó  luego de que Mathilde se sacrificó por todos nosotros, Temperance me lo dio, pero ahora creo que debes usarlo tú para poder caminar entre los diurnos, los vampiros te seguirán, Blackwood...

Se sentó al lado de Tarmes, pero no soltó su mano, ni se apartó de él, quedando cabizbaja gran parte del tiempo, pero cuando escuchó lo que Alexander tenía que decir, y lo de la reunión privada, carraspeo la garganta.

- ey ey.. muy lindo todo - cortó el momento, y se puso de pie, hacía un gran esfuerzo, pero de todas formas lo hacía  - ey ey, Tomic - llamó a un hombre alto que pasó justo en el momento, era corpulento y al escuchar la voz de la mujer se detuvo - contacta al comandante Le Blanc, creo que va a estar entretenido lo que tengan que decir todos estos, también trae a Asimov y por cierto, necesito que busques información de Leah Adams, sí esa pechugona rica que te gustó  - al decir eso, el hombre abrió los ojos, y a pesar de parecer un curtido nombre de guerra, se sonrojó. Dicho esto, el hombre se fue.

- creo que les gustará conocer a los tambores mayores de esta orquesta.- guiñó un ojo, y se tomó del brazo de Tarmes - ayúdame guapo, los llevaré a todos a un agradable lugar...

En eso otra persona llega e informa que los licanos estaban en la entrada, Valeria sonrió y dijo "el circo está completo"

-¿quién va por ellos? - preguntó  sonriendo.

Escuché atentamente a Alexander, no podía creer lo que escuchaba. Temperance esaba embarazada, y daría a luz a un niño que sería mitad vástago y mitad humano. Aquello, aunque intuía la relación posible entre Alexander y la humana, me dejó estupefacto el hecho de que hubieran engendrado vida. Sus palabras siguientes me sorprendieron aún más. Con la pérdida del Príncipe temía una guerra abierta entre los vástagos para ocupar un vacío de poder, y aunque me consideraba un posible candidato, jamás hubiera esperado algo así. Suspiré, pues era un alivio que al menos no nos desangrásemos entre nosotros, no pretendía una guerra encarnizada por nuestra parte, pero esto al menos podría solventar uno de mis temores. Pero el siguiente hecho me dejó totalmente anonadado. - Un fuego azul... - Susurré, estuve unos momentos mudo de asombro, simplemente contemplando el cristal azulado.

Finalmente las palabras de Valeria me sacaron de mi asombro. Volví en mi, tenía que responder. - Buena idea, Valeria, busquemos información, debemos reunirnos con los licanos de inmediato, y luego convocar a todos los nuestros que queden vivos. Debemos mejorar nuestra seguridad de ahora en adelante. - Contesté, hablando a todos en general, pero a nadie en particular. Entonces me dirigí a Alexander y acepté su presente. - Me regalas el sol, y depositas en mi tu confianza. Espero no traicionarla y demostrar que es merecida. Gracias. Sin embargo, no puedo ser esto solo, siempre fuiste un gran pilar para mi hermano, y pasasteis tiempos difíciles juntos. Te pido que ahora seas mi apoyo, así como fuiste el suyo. - Contesté con agradecimiento, mientras suavemente aceptaba el cristal y lo sostenía frente a mi, contemplándolo antes de guardarlo y ponerlo en lugar seguro.

Tomé a Valeria del brazo y la ayudé a ponerse en pie, e indiqué a los demás que era la hora de ponerse en marcha. - Vayamos, si hay una manera de solucionar esta crisis es aunando nuestros esfuerzos lo máximo posible. Debemos hacer ver a los humanos el peligro al que todos nos presentamos. Necesitamos actuar juntos, o será nuestro fin - Intentaba no parecer desalentador, pero realmente nos enfrentábamos a una gran amenaza, y no podíamos permitirnos olvidarlo ni por un momento.

Illana avanza por ese terrible lugar con la ayuda de su prometido y de Dante.

Al llegar a la sala, mira sorprendida el lugar. Sin duda, Temperance no estaba. La habían perdido.

Mira a los dos licanos y les dice - Creo que es momento de entrar y organizarnos. Debemos proceder rápido. Por Peyton - mira a Dante y sonríe.

Sabía la agonía que estaba pasando él con todo esto y extender su dolor, sólo ocasionaría más problemas. Además, Peyton necesita su ayuda.

- Debes aguantar... Debes, intentarlo Temperance.-Susurró mientras la miraba. Con pesadez sus ojos se cerraron, las cosas no estaban bien y ella lo sabía, por más que pensaba no encontraba la forma o manera de recuperar el control de su bestia. Una presión en el pecho la hizo llevarse la mano hacia allí, sus dedos se cerraron sobre aquel colgante que le había regalado la anciana "Debes protegerlo y estar junto a él... Eres su razón de vivir ¿Qué debo hacer ahora? Ni siquiera puedo cuidar por mi" Abrió una vez más los ojos, los tenía enrojecidos por las lágrimas, pero no cayó ni una sola. Lentamente posó la mano sobre el brazo de ella, frotándole.- No les necesitabamos.. Solo debes aguantar un poco más, te sacaré de aquí.-Lo de la sangre me preocupaba, creía saber o entender a que se refería, pero yo no era mucho mejor que ella. Ni siquiera sabía si dentro de mí crecía algún ser y si de ser así... Sería como yo o como aquel maldito "Te mataré... Lo juro. Por todo cuanto hiciste... Te odio" Algunas lágrimas cayeron, pero las limpié con rapidez y enfado.

- ¿Qué necesitan... Para abrir la puerta? ¿Podemos.. Detenerles de alguna manera? No podemos dejar que eso suceda, no podemos dejar que esto pase...-Me levanté de la cama mientras caminaba por la habitación nerviosa. De espaldas a ella toqué mi vientre, pero solo duró unos segundos pues aparté casi al instante la mano. Cómo la loba que era caminaba de un lado a otro por ese pequeño sitio.- Te necesito aquí... Te necesito junto a mi...-Susurró mientras se movía de un lado a otro. Sus ojos miraron el anillo que estaba en el anular.

Arkin entró, y presenció aquel espectáculo de razas encontradas, apoyándose entre sí. En un primer momento, quedó paralizado. Por primera vez se encontraban la alianza de bruces. Ahora era un hecho.

Cerró el puño con lo dicho por Illana. Asintió con la cabeza, y mientras avanzaba aún con la Fianna apoyada entre Dante y él, levantó algo la voz para que los escuchasen los que pasaban por allí.

-¿Donde está el mando? 

Preguntó, de manera seca e imperativa. No podía esperar mas. No. Debían iniciar aquello ya... Debían hacer algo. Por Dante. Por Peyton. Por todos los que habían caído hasta ahora. Todos merecían que ellos dieran un paso.

Y eso harían.

- ey, que sólo es hasta que esto acabe, luego debes devolverselo a Temperance - sonríe el vampiro, entregando el fuego azul, y sujetando el antebrazo del vampiro, como él lo haría con él, en un saludo bastante fraternal - y bueno, haciendole caso a la señorita, iré por los licanos...

Longuinus se separa del grupo, y sigue al humano al que Valeria le dio instrucciones hasta llegar a la entrada en donde estaban  los licanos, acercándose a ellos. El vampiro los saluda con parsimonia y los conduce hacia donde estaba el resto de grupo. A todas luces, los Licanos no estaban mucho mejor que los humanos y vampiros, Dante traía el brazo vendado y Arkin lucia demacrado, incluso, la hermosa Ilanna tenía un aspecto demasiado cansado y también lucia diversas vendas.

Valería se puso de pie, y los condujo hacia el salón que dijo, que no era mas que una habitación de pertrechos modestamente acondicionada como sala de reuniones, lo único agradable, es que parecía tener una corriente de aire, que hacia que este estuviera menos viciado, pero en las  murallas se agolpaban cajas y cajas cubiertas por lonas, obviamente armas, pero no cualquier cada, sino con símbolos de la casa Blanca, así que esas armas habían sido conseguidas robándolas o los desgraciados de Washington estaba  colaborando con la insurgencia humana. Pero no había tiempo para esos detalles.

Ahora estaban todos reunidos, aunque  los que Valeria había mencionado, no habían llegado. La rubia se sentó, y miró con perspicacia a todos, aunque esta vez no dijo nada más. Alexander quedaría unos pasos más atrás  mientras esperaba que los licanos tomaran asiento... Un nuevo concejo se estaba reuniendo.

- veo que todos  hemos sido atacados - indicó una voz que sonó detrás de ustedes, a girarse, era un hombre alto, de aspecto varonil y fornido, a su lado, una mujer también alta, de cabello negro y mirada gelida y azulina, ambos llevaban ropas militares, pero desarregladas, como si de una guerrilla se tratase.

La pareja camina hacia delante del grupo, y ambos se fijan de inmediato en Valeria, aunque los vampiros y licanos también podrían reconocer lo distintos en esas dos personas, podría ser el aroma o que sus corazones latían más débil, pero era inconfundible, ambos eran dhampiros.

- que bueno es verte viva, Valeria- hubo un tono contenido al decir viva, la mujer, que no dejaba el lado del hombre, sonrió mostrando ligeramente sus colmillos más largos, y luego se giró hacia el resto de los presentes, inclinándose hacia delante, mordisqueando como una nena su labio ingerior. La larga trenza que contenía su largo cabello negro cayó hacia un lado, y luego sonrió.

- sí, veo que todos han sido atacados, nosotros también, diversos puntos de enclave han sido destruidos, también teníamos un topo, pero este escapó, y como saben la situación es crítica- miró a Tarmes y luego a Dante - pero antes de hablar, necesito saber cuales son los líderes licanos y vampiros, con la desaparición del gobernador, no sabemos como los vampiros actuaran-  era evidente que desconfiaba profundamente de ellos.

Illana entró, aún apoyada en Dante y en Arkin, cuando éste entró. Podía ver la desesperación en su voz, en sus músculos. Arkin quería saltar a la batalla y recuperar a Peyton. Sólo esperaba que no se viera comprometida su actuación por sus sentimientos.

Muchos eran los reunidos pero era poco el orden. Todos parecían deseosos de tomar la iniciativa, aunque otros parecían asustados. Los sentimientos de todas esas personas era algo que Illana podía percibir bien. El temor estaba en el ambiente. Cuando Arkin avanzó, Illana se soltó de él. No es como si él la hubiera soltado, fue ella quien decidió soltarse.

Los dhampiros habían hecho su aparición e Illana los escuchó. Ella debía hablar, tal vez Arkin no encontraría las palabras indicadas para ello. Su sangre hervía por justicia. Ella, por su parte, escuchaba los gritos de la tierra, la agonía de su madre y de su gente. La voz de los caídos retumbaba en sus oídos y ella, a pesar de todo, trataba de mantenerse fuerte. Por ellos.

Se acerca a las dos criaturas con paso quedo y dice - Yo soy la líder de los Fianna y Arkin, mi prometido, tomará el lugar de Dante - señala a Arkin y continúa - Debemos organizarnos rápidamente. Nuestra hermana, Peyton, ha sido secuestrada por uno de los traidores. Sabemos que Temperance también lo fue - temblaba un poco de mantenerse por sí sola de pie, pero no podía mostrar debilidad ahora.

Una vez estuvo allí, y vio como Illana se quitaba de su apoyo, la miró con brevedad. Una vez entendió lo que quería demostrar, y a sabiendas de que había hablado la primera para calmar su sed de sangre, apretó los puños, tratando de continuar la senda que había marcado su prometida.

Cerró los ojos por unos segundos, tratando de calmarse, pero todo a su rededor se encontraba imbuido de un poder arcaico, tan antiguo como el mundo. 

El olor de la guerra. Aquella mezcla de miedo y emoción. El sentimiento de luchar por algo mas grande que uno mismo.

Se encontraba absorto en otras cosas, no en la conversación que estaban teniendo aquellos que se acercaron a ellos con aires de grandeza. 

A pesar de que eran días de unión, podía oler su podrida sangre. El desprecio que muchos de ellos seguían sintiendo hacia los Garous.

Su cuerpo amenazaba con desbocar la energía vital de un Ahroun en tiempos de batalla. Si en pasados encuentros su postura era dominante y amenazadora, esta vez era sobrecogedora. Podía sentirse por toda la sala. La rabia... La rabia que los caracterizaba. La rabia de miles que murieron de manera injusta, sin poder defenderse. La rabia por haber sido atacados por aquellos que antaño fueron hermanos.

Era en aquellos momentos cuando la voluntad de Arkin quedaba con una fina red sosteniendo una inmensa carga. Abrió los ojos. Su severa mirada se posó en los que habían hablado como si no estuviese sucediendo nada. Parecían tan tranquilos hablando de las bajas. Tan poco conscientes de que el orden mundial pendía de un hilo.

Aquello quemaba sus entrañas.

-¡BASTA!

Rugió Arkin. Su cuerpo vibraba.... Nadie parecía entender la gravedad de la situación. En vez de eso, estaban de nuevo haciendo política. Parecían no sentir la pérdida de los suyos.

Repugnante...

-Soy Arkin, lider de los Fenrir. Y no he venido a hablar del tiempo. 

Comentó con un desprecio bastante evidente a la forma de hablar tan señorial de los vampiros y los dhampiros.

-Ahora, hablemos de lo que nos incumbe. Los muertos no esperan, reclaman la sangre de nuestros enemigos. Así que debemos emprender acciones ya.

O juro que me iré solo... Y después os destruiré a todos ¡A TODOS!

- Yo soy Arthur Blackwood y hablo en nombre de los vampiros. Agradecería que mantuvieramos la calma y las formas durante esta discusión. Nosotros hemos perdido a Temperance, que ha sido secuestrada, y a Alexander, mi hermano de sangre y nuestro Príncipe. Sabemos lo que es el dolor de la pérdida. Pero cegarnos por la rabia y la venganza podría llevarnos a la destrucción total. - Contesté sin inmutarme ante el ataque de rabia del licano. Aquél en concreto parecía muy pasional, algo bastante opuesto a la líder de la otra manada. Sin embargo ambos demostraban la misma iniciativa, idea la cual yo también compartía.

- Comparto la idea de que la premura es necesaria. Sin embargo, ya hemos podido comprobar que desconocemos hasta dónde llega la red del enemigo, por lo que lanzarse al ataque sin la debida planificación previa sería seguramente nuestra perdición. Debemos organizarnos de inmediato, analizar a nuestro enemigo y buscar la forma de golpearlos tan duramente. Sin embargo, ahora que nos hemos presentado creo que deberíamos escuchar lo que nuestros invitados tengan que decir - añadi, refiriéndome a los dhampiros, mientras tanto levantaba una mano con la palma hacia fuera para solicitar calma a los lupinos. No negaba que pudieran tener razones para alterarse, para enfurecerse y reclamar la sangre de nuestros enemigos. Pero tantas como teníamos nosotros mismos, y en este caso no dudaba que el movimiento que esperaban nuestros adversarios era un asalto furioso y precipitado. Era todo lo que necesitaban para lograr el Jaque Mate, y eso no era algo que estuviera dispuesto a permitir.

Illana escucha la declaración de Arkin y se muestra la ansiedad en su voz. Parecía haberse querido controlar pero no lo había logrado. Era normal. Ellos eran más sensibles al azote de la tierra, a sus gemidos de dolor, a los espíritus de los caídos. Los vampiros no entendían esas cosas. Ellos habían abandonado su lazo con la tierra el día que habían tomado su naturaleza.

Mira a Arkin y deja a los dhampiros solos por un rato para ir con Arkin y Arthur. No quería que él tuviera problemas. Se acerca a él y su cuerpo tiembla un poco. Su paso es lento y su actitud es cansada. Mira a los ojos a su prometido, con aquella mirada que inspiraba siempre compasión y paz. Su corazón y su mente estaban inquietos. Le dice con voz suave - Calma tus ansias, mi amado guerrero. Sabes bien que comprendo tu angustia y comparto tu dolor. Sé lo que sientes y piensas, pero debemos esperar. Ellos no ven a Gaia con nuestros ojos. Ahora es cuando debes comenzar a ser un líder, más que un Fenrir - le sonríe con dulzura y pone una mano en su corazón. Este gesto era para mostrarle su propio pulso y así, mostrarle que debía controlarlo.

Se recuesta sobre el pecho de su prometido y sus rodillas flaquean un poco. Logra sostenerse, aunque con dificultad y se sostiene de la cintura del garou.

Cuando logra estabilizarse, mira al vampiro y le dice - Siento mucho su pérdida y siento mucho lo de Temperance - su mirada estaba llena de tristeza y compasión - pero quisiera que entendiera algo. Desconozco aquello que les ha sucedido pero a nosotros nos han atacado dos traidores de nuestras tribus con un ejército de esbirros. Mi madre fue asesinada cruelmente y mi tribu fue diezmada considerablemente - habla con tristeza, aunque intenta ocultar el dolor de su corazón. - Han tomado a Peyton como prisionera, pues ella perdió el control de su transformación al ver que habían atrapado a una niña. No conozco a la niña pero pude salvarla, aunque a Peyton no - toca su hombro y dice - Esta herida de bala es una muestra del precio que pagué por ello. Aunque lo preocupante no es esto que he contado, sino aquello que no he dicho aún. La apariencia del traidor que se la llevó no era la de un crinos ordinario. La oscuridad del infierno que nos acosa se había unido a él, formando un ser sobrenatural y extraño. Esto está más allá de la raza y muestra que la oscuridad se está apoderando del espíritu de la tierra - habló lo suficientemente fuerte para que todos pudieran escucharla.

No sabía hasta qué punto entenderían los presentes, pero se dirige al vampiro nuevamente - Esto es lo que ha sucedido. Espero que entienda que nuestra necesidad de partir rápidamente es porque tememos del destino de nuestra hermana. Aunque comprendo que no podemos saltar a la batalla ahora mismo. Yo moriría con sólo pisar el campo - mira al vampiro y a continuación a Arkin - Pero debemos darnos prisa -.

Apenas escuchaba los temas que allí se hablaran, la desaparición de Leah me había sumido en un pequeño trance. Primero Temperance, y ahora Leah, ya no tenía fuerzas para seguir, y había activado el modo zombi, lo cual era gracioso en cierta manera, porque es lo único que le faltaba al equipo.
¿Para que me había tirado tantos años luchando si al final siempre pagaban mis seres queridos? ¿Qué sentido tenía todo esto?, pero la realidad es que solo habían sido secuestradas, y confiaba en que aun siguieran con vida, aunque no fuera por mucho tiempo. Pero hasta el momento en el que la vida abandonara sus cuerpos yo lucharía, y si no lo lograba... si no lo lograba mejor no pensar en las consecuencias...

-¡Me dan igual vuestros tejemanejes! Lo único que necesito de vosotros es la localización de Temperance y Leah, después lo mismo me da ir solo o acompañado. Así que averiguar donde están de una jodida vez y dejaros de clubes sociales...

Me constaba que la mayoría de aquellos seres podían matarme sin mucho esfuerzos, pero ya era un hombre mayor que había sufrido demasiadas penas y pocas glorias, y sinceramente me daba igual lo que pudieran hacerme.
Leah... ¿como podía ser que también poseyera aquellos poderes?... ¿como podía tener tan mala suerte?

- perdón, pero ustedes son los invitados - aclara la garganta la dhampiro, su pareja aprieta su mano, pero ella ni se inmuta, y luego pasa su mano por su frente, observando molesta como todos se alteraban y perdían fácilmente el control. Dante, incluso, que estaba tan descontrolado, había puesto su mano sana en el hombro de Arkin, para dos líderes sumidos en la ira, es mejor no tener líderes.

- y... dejando a un lado tantas muestras de fervor descontrolado .- sus ojos fueron desde Arkin hacia Jake - ellos, la Orden y los garra roja, han concertado movimientos unidos de ataque, eso muestra que en una misma noche atacaran a los licanos, a los vampiros, e intentaran matar a los grupos que buscaban su madriguera, la ciudad está sitiada, y creo, señor Blackwood, que no hay mucho tiempo para trabajos de inteligencia - se puso de pie, era una mujer bastante alta, y su rostro era reconocible, parecía ser modelo de alguna marca.

- por lo que hemos logrado averiguar, no son demasiados, pero trabajan sembrado el terror, terroristas, ya con tantos ataques en la ciudad, sugiero  que evacuemos a los civiles y nos preparemos para una arremetida directa, para nadie es misterio que la ciudad estaba  siendo vigilada, Valeria y el príncipe Alexander concertaban todo aquello, organizando a espaldas de la propia hermandad los cercos, junto con los licanos - miró a Dante el que asintió con la cabeza, Alexandra daba a entender que los rebeldes no eran tal - Las Vegas les pertenecen por completo a la Orden, y la guerra nocturna se ha mantenido desde hace doce años... ahora, en vista de que tienen diversos espiritistas, es obvio el objetivo, La Orden y Creed buscan despertar no solo a Mammon, sino algo mucho más poderoso. - Alexander se giró, y tomó un libro grande que dejó sobre la mesa, Ilanna lo reconocería, era el libro de Temperance. 

- este libro lo rescatamos de las ruinas del edificio del príncipe, pertenece a los Brunswick - el libro estaba cerrado, y se notaba que habían intentado abrirlo, pero sin poder hacerlo-  este libro relata los ritos... pero sin la llave, no podemos abrirlo, y señor Storm, la señorita  Leah está a salvo, sólo que no sabíamos sobre su condición, pero está con nosotros...

Chasqueo con mis dientes el escuchar tantas estúpideces.

-Conozco el cuartel de un cazador, tu dices y vamos.

Chasqueo mis dientes, fastidiado por esas "muestras de fervor".

-Necesitamos evacuar a Leah lo más pronto posible. Y a Temperance en cuento logremos rescatarla. No se ustedes, pero si lo que paso hace años se repite...

Chasqueo de nuevo y me hacerco a la Dhampir.

-Pasame ese libro, se mecánica. tal vez pueda jurgarle algo y destaparlo.

Me tranquiliza escuchar que Leah al menos está a salvo, pero eso no quita que Temperance siga en manos de esos bastardos.

-Quiero ver a Leah, está claro que nadie está seguro con vosotros. Mientras tanto encontrar a Temperance.- Ordeno obviando que podrían destrozarme.

Solo quiero que me marquen un objetivo, que me digan donde ir a buscarla y no esperaré a nadie para acudir en su rescate, y cuando las dos estén a salvo las llevaré lejos de aquí, a un lugar donde aun no haya llegado la escoria de los chupasangre...
Observo a Gabriel y asiento, supongo que ahora mismo es la única persona en la que puedo confiar. Aunque la realidad es que ahora mismo no me fío de nadie.

Illana mira el libro que ha aparecido y sus ojos se abren como platos. Ella lo conocía, lo había visto. Temperance se lo había enseñado.

Con paso quedo, pues su cuerpo se encontraba maltrecho, se acerca para tomarlo con delicadeza. Estaba absorta en sus ideas y mira el libro con atención. Luego, mira a todos los humanos presentes y les dice - Yo estuve aquí hablando con Temperance y ella me mostró este libro. Es el libro que las espiritistas de su familia heredan y habla de infinidad de conocimientos ancestrales - mira a todos los presentes y cierra los ojos por un momento.

Absorta nuevamente, trata de recordar aquel momento donde ella le mostró el libro y trataba de recordar la manera adecuada. Casi como retrocediendo en el tiempo, el conocimiento llega a ella y dice - Yo puedo abrirlo. Mi tribu siempre se ha caracterizado por su alta conexión espiritual - Illana vuelve a cerrar los ojos y por un momento, su cuerpo no parece cansado, su semblante es firme y su postura completamente erguida.

Illana coloca una de sus manos sobre la portada del libro y comienza a susurrar algo en un idioma extraño. El aire se volvía denso a su alrededor. Aquellos versos se mezclaban con el sonido del aire y asemejaban a suaves rugidos de un lobo tranquilo llamando a su manada. Por un momento, Illana abrió los ojos y la tonalidad de ellos había pasado al feroz amarillo de un garou. El libro parecía reaccionar a su actuación y su herradura cedía.