Partida Rol por web

Hektor frenó en seco ante la sugerente oferta de la elfa. Sonrió ampliamente. Era difícil adivinar qué es lo que estaba pensando, y fácil perderse en aquella mirada celeste de infinita locura... o cordura. 

Lentamente extendió su manga y se secó la barba con ella. Después, súbitamente, se levantó de su asiento encorvándose hacia delante, salvando la distancia que había entre él y Elentirell, que estaba sentada al otro lado de la mesa. Con un gesto absolutamente natural, le plantó un beso en la boca a su compañera. Un beso rápido, seco y suave. Después, sin decir nada, volvió a sentarse en su sitio. 

¡Oh, poderoso Saladino, que con este beso de príncipe conviertas a nuestra inocente rana en una verdadera princesa! 

Su inquieta mascota asomó el hocico de entre uno de los bolsillos del raído abrigo del hechicero. Olisqueó el ambiente un par de veces antes de desaparecer de nuevo.

El Orco aprieta los dientes y te mira con cara de pocos amigos, luego esboza media sonrisa mientras desenvaina su espada, -has cometido un grave error, orejas puntudas- de un tirón voltea la mesa haciendo que todo lo que estaba encima de esta caiga por el suelo, -nunca retes a un Orco por mejor traje que lleve encima-.

Mientras se decidían por quien besar a quien, escuchan un estruendo al fondo, justo hacia el lugar en el que Brennan se encuentra tratando con Scarbelly, cuando su mirada se centra hacia ese espacio de la taberna, pueden ver como el Orco ha desenvainado su espada y ha tirado la mesa, quitando distancia entre el Semielfo y él, las cosas no parecen ponerse muy buenas para el grupo, a pesar de la intimidación, parece que el capitán pirata es duro de roer; los demás comensales comienzan a levantar sus jarras y aupar la pelea.

No pensé que era capaz de darme un beso aquel hombre, más por su afán de hablar demasiado y hacer poco. La cuestión es que mientras el gnomo también me pide uno, desvío la mirada hacia Hektor que se incorpora para acercarse peligrosamente a mi lado. Cuando quiero acordar recibo un beso bastante bonito considerando que es un viejo decrépito y su locura no tiene lugar en la mía, más allá de que estoy comenzando a llevarme bien. 

- Vaya, no sabía que los esqueletos saben besar. Wowo, me he enamorado. - bromeo y le saco la lengua a Hektor. - Tú me pequeñín, tienes a tu enamorada. ¿No le estabas por hacer una canción bonita? 

Tras reír por ello, es un estruendoso ruido el que desvía mi atención hacia el lugar en donde estaba Scarbelly y Brennan. ¿Qué diantres ha pasado? La verdad es que se va a liar en grande por lo que veo, el orco ha desenvainado la espada y no sé que actitudes tendrá el elfo para hacerle frente, espero que sean buenas. 

- Vamos a tener que ayudar. - digo al levantarme del asiento. 

Ya con mi espada desenvainada avanzo hacia donde está el conflicto. 

Cuando Scarbelly desenvaina su espada y derriba la mesa, Felsom no puede evitar reírse como si fuera una hiena. Todo indicaba que se avecinaba un enfrentamiento entre el orco y el druida semielfo, y algo le decía al nigromante que Scarbelly sería un adversario duro de pelar.

-¡Bah, es mejor que no intervengamos hasta que veamos si el druida lo necesita! -exclamó Felsom, al oír que Elentirell se encontraba ya decidida a prestarle su ayuda a Brennan-. Quiero disfrutar un poco de la pelea antes de actuar.

En el momento en el que el orco tiró la mesa, con la clara intención de partirle el cuello a Brennan, todo saltó por los aires. Elentirell sacó su cuchillo a la velocidad del rayo, Felsom rompió en una risa estridente y Hektor se echó la mano al cinto, descolgando su ballesta en un abrir y cerrar de ojos* y, con la flecha preparada, apuntando al orco. 

Por algún motivo, o ninguno en absoluto, con Hektor nunca se sabía, unas palabras acudieron a su cabeza. Y como no tenía nada mejor que decir, simplemente las soltó, curioso por el efecto que provocarían. 

-¡Quieto parao, forajido! ¡En el nombre de Kenzil, no muevas ni un solo dedo!

 El momento de paz había terminado. Algo que hubiera hecho Brennan parecía no haberle gustado al capitán orco y este se encontraba cabreado. Tumbando mesas y tirando cosas por los aires. Se venía un enfrentamiento entre el sem-elfo y aquel colosal capitán. Frenni, un tanto intimidado por la bestialidad que mostraba Scarbelly, desvaina su daga pero se queda un par de pasos por detrás de los demás. Después de todo, aquel orco podía aplastarlo de un pisotón.

 Sin embargo, se da cuenta de que su aporte a la pelea podía ir por otro lado. Así que también saca su humilde flautín de su bolso y se prepara para apoyar a sus compañeros con algunas notas revitalizantes.

- Mmm... creo que podríamos utilizar un rondó para esta pelea.

Scarbelly observa de reojo a Gealach, hasta el momento no había notado su presencia, chasquea con su lengua y dibuja media sonrisa, nota que Brennan no está solo en la taberna, -no me hagas reír gusano de agua dulce, no me amedrenta tu mascota ni el que tengas compañía, eso hace que aumente mi interés por saber como va a terminar esto-.

El Orco hace unos ligeros giros de su muñeca, moviendo su espada, ondeándola, esperando a ver quién es el primero en enfrentarle.

Lo cierto era que, aunque esperaba mantener la situación dentro de una conversación, estaba preparado por si el pirata reaccionaba con hostilidad. Siempre había gente con la que no había forma de razonar, y con la que únicamente funcionaba la fuerza. Aparentemente, el capitán Scarbelly era una de esas personas.

Con agilidad, Brennan retrocedió un paso mientras el orco volcaba la mesa, y se deslizó a un lado. Aprovechando la cobertura de la mesa volcada, sus manos y sus labios se movieron mientras murmuraba las palabras de un hechizo, dirigiendo su energía hacia Gealach, y liberando su energía casi al mismo tiempo que las jarras de bebida se desparramaban por el suelo.

Para cuando el pirata sacó su espada, él ya tenía su lanza en la mano, y tanto él como la loba se habían situado cada uno a un lado de su adversario, flanqueándolo para aprovechar su ventaja.

-Has perdido una gran oportunidad de ser inteligente, Scarbelly. -Una expresión de salvaje júbilo se había pintado en el rostro del hombre. -Veamos qué tan fuerte eres, entonces.

 La pelea era inminente, y el gnomo no se quería ver a si mismo en el medio de un campo de batalla. Principalmente porque lo único que conseguiría es que le aplasten. Se mantiene atrás, pero rápidamente pone su flautín en su boca y empieza a tocar una frenética melodía. Con subidas, bajadas y un montón de trinos y staccatos. Era una pieza excitante e inspiradora, que buscaba infundir en sus compañeros una valentía que, quizá, al mismo Frenni le faltaba en ese momento.

 Además, acompaña la melodía con una letra más que inspiradora.

¡No podrás con nosotros, Scarbelly!

Mejor es que te rindas y nos dejes ir...

¡No podrás con nosotros, O Capitán!

Si te enfrentas a nosotros, ¡mal la pasaras!

Al ver que el lobo actuará, no quiero entorpecer el ataque del compañero de Brennan, así que guardo la espada con la intención de sacar el arco y preparar una flecha. De momento me mantengo expectante, un movimiento errado, nuestro compañero está en desventaja o algo similar, se come una flecha en el lugar que menos le gusta. 

Ya lo tengo más que decidido, además la canción del bardo ameniza bastante. No diré que inspira a dar batalla, pero le da esa dosis de adrenalina que motiva a que la sangre se derrame y no precisamente la mía. Así que tranquila y expectante busco un punto donde tener de objetivo a Scarbelly, así puedo darle cuando menos lo espera. 

Parecía que la pelea iba a comenzar. Y pintaba muy bien. Hektor adoraba los sucios altercados de taberna. El caos, las jarras volando y las sillas astillándose. Había perdido la cuenta de las cicatrices que tenía debido a batallas campales en agujeros muy parecidos a aquel tugurio. Por supuesto, el siempre estaba en medio, sin haber hecho o dicho nada, de algún modo encontraba la forma de meterse en problemas. Y tampoco es que tuviera nada en contra de ello, le encantaba ese modo de vida. 

Hektor no pudo evitar fijarse en la loba, que parecía a punto de saltar sobre el capitán Scarbelly. Le gustaba aquel animal, y ahora que el conflicto era inminente les vendría como anillo al dedo. Ojalá, en vez de una sola Gaelach, pudieran contar con dos. 

Espera, ¿y si...?

Felsom había considerado no intervenir en el combate hasta considerar la peligrosidad del tal capitán Scarbelly. No obstante, al ver que sus compañeros se disponían ya a actuar contra el orco, se encogió de hombros y decidió actuar. Aproximándose al combate, rió divertido al advertir la clara desventaja en la que se hallaba Scarbelly frente a los aventureros.

-Sois adorables... -aseguró el nigromante, con voz pegajosa.

Apuntando con sus manos hacia el capitán orco, Felsom pronunció las palabras en lenguaje arcano de uno de sus hechizos favoritos.

Scarbelly parece extasiado por el momento, -soy tan fuerte como necesite serlo- ríe estrepitosamente mientras apunta con su espada en dirección a Brennan, -contigo no necesito esforzarme mucho, ni con ninguno de los aquí presentes-. Algunos clientes simplemente salen despavoridos, otros buscan refugio tras las mesas o en los rincones, otros simplemente levantan sus jarras de cerveza riendo y aupando a la lucha.

La flauta del pequeño Gnomo comienza a sonar de fondo, las notas alegres de aquel instrumento hacen que sus energías se vean aumentadas, ahora el grupo posee un aura positiva que ayudara en el combate, se sienten impulsados por una buena vibra; Elentirell por su parte se aleja flanqueando a Scarbelly buscando una buena posición por si necesitara descargar una flecha contra el Capitán Orco; Hektor mueve sus manos y entre susurros crea una imagen igual a Gealach que se mueve a la par con la loba flanqueando al Orco, mostrando sus colmillos de manera que podría aterrar a cualquiera. La loba inicia el ataque impulsándose contra el capitán, su imagen doble hace exactamente el mismo movimiento; el Orco da un paso hacia atrás abriendo su pierna para tomar posición estable contra la embestida de Gealach, el primer ataque lo esquiva, con suerte solo desprendió un poco de la manga de su camisa, al segundo ataque, la ilusión, le intenta dar un golpe con el mango de su espada, en este justo momento la imagen se desvanece.

Felsom levanta sus manos y como si dispara un arco hace un movimiento tras unas palabras, el líquido de algunas jarras cercanas comienza a levantarse y formar una especie de lanza muy pequeña con destellos a su alrededor, -No crean que con su magia de circo van a distra…- el Orco no acaba sus palabras y es interrumpido por tres impactos en su pecho, estos hacen que el sujeto se tambalee hacia atrás cayendo de espalda.

Estoy muy dispuesta a disparar, pero el despliegue de habilidades que demuestran mis compañeros es magnífica, así que los dejo hacer tranquilamente. No voy a disparar si no es necesario, aunque mantengo el arco preparado y la punta de la flecha como si fuera una mira en cualquiera que intente saltar a defenderlo. 

- Tenemos que interrogarlo, ahora será por las malas. - digo sonriendo. 

A ver que hace Brennan, si lo ata o algo así lo llevamos hacia otro lugar para obtener información que es importante. Luego desvío la mirada hacia el bardo, que linda música. Muy inspiradora. 

En el último momento, el orco logró esquivar los colmillos de la loba, que cerró sus mandíbulas en la tela de su camisa en lugar de en su carne. Sin embargo, lo que el pirata no logró esquivar fueron los dardos de energía que Felsom descargó sobre él, con tal fuerza que hicieron que cayera de espaldas.

Moviéndose con agilidad, Brennan dio un paso adelante aprovechando la distracción mientras hacía girar en sus manos su lanza, que silbó en el aire, hasta que apoyó la punta sobre el pecho del capitán orco, apretando la tela de su pecho, pero sin llegar a clavarla... aún. 

-Última oportunidad para volver a la conversación sin sangre. -Gruñó, con los ojos brillantes por la emoción del combate. Era evidente que estaba haciendo esfuerzos por contener la salvaje emoción de la caza. A su lado, la loba mostró sus colmillos como un reflejo a las emociones de su compañero. -¿Qué dices, Scarbelly?

 Frenni había tocado sus notas más exaltantes y movidas que tenía en su repertorio; y ahora se encontraba con que su flautín no emanaba el mismo vigor que tenía al inicio de la batalla. Sus aliados ya perdían ese entusiasmo adicional que provocaba su música para pelear. Un tanto avergonzado por no poder aportar más que un poco de música para una sola ronda, el bardo saca la daga que tenía en su mochila y se pone en posición defensiva.

- E-estoy... detrás de ustedes...

 Intentaba decir esas palabras en señal de apoyo a su grupo, pero la realidad era que tener a Frenni defendiéndote en un combate físico no era muy alentador.