Partida Rol por web

- Periodista. Hmmm ... contrabando eso siempre es interesante ... tendre que investigar. 

Al oír al egipcio enarco una ceja y yergo la espalda mientras le sostengo la mirada.

—¿Perdone? ¿He oído bien? Mire, hemos hecho un viaje muy largo para llegar hasta aquí y nos pidan que nos marchemos así como así. Nosotros no tenemos que ver con ningún asunto de contrabando, acabamos de llegar y nuestro interés es puramente académico.

No pienso irme ahora que hemos llegado hasta aquí, ¿qué dirán mis alumnos? ¿Qué dirá Aaron? Esto tiene que terminarse aquí y ahora, pienso. La lluvia sigue cayendo sobre nosotros mientras sujeto firmemente mi equipaje y guardo mi pasaporte dentro de la chaqueta, sin ninguna intención de dar la vuelta.

Puede que ese asunto del contrabando sea un tema interesante, tal cómo dice el señor Price, pero espero que no esté vinculado con la expedición. Podría retrasar el trabajo o sabotearlo en el peor de los casos. ¿Habrá personal del museo involucrado? 

Aparto un momento al profesor para que solo me oiga él.

-Profesor, manténgase firme. Creo que solo quieren evitarse problemas con extranjeros en un futuro. Deben tener muchos asuntos pendientes. Quizás pueda comprar su amabilidad y hospitalidad...

Miro un momento a Kramer, frunciendo el ceño, más preocupado que enfadado pero manteniendo la firmeza en mi rostro.

—Espero no tener que llegar a eso, Kramer, prefiero considerarme un hombre íntegro. Además, esto es un abuso, no pueden obligarnos a volver.— Le susurro a mi alumno, de modo que solo él pueda escucharme.

Viendo al profesor tan decidido guardo la documentación rapidamente y coloco a su lado, queriendo darle a entender tanto a él como a los policías que yo tampoco pienso dar vuelta. Bajo la chaqueta y la dejo sobre mis hombros, pronto siento como la lluvia moja mi pelo.

No digo nada, en parte porque mi egipcio no es tan bueno como el del profesor y porque al fin y al cabo el lenguaje corporal es un lenguaje universal... a buen entendedor...

El agente de policía hace un gesto en señal de estar perdiendo la paciencia.

- Ya. Pero eso no lo decide usted. - intenta explicar con semblante y tono de voz cada vez más molesto. Es como si le estuvieseis estropeando el día.

El egipcio levanta los brazos indicando el camino de vuelta al dirigible.

- Si son tan amables... voy a coger un catarro con este tiempo.

La lluvia sigue cayendo entre una marejada de rayos y truenos.

Consternado, aprieto los puños con rabia, todavía sosteniéndole la mirada al egipcio. Esto no puede terminar de esta forma, tiene que haber algo... no, no quiero recurrir a algo tan rastrero como el soborno. A menos que sea nuestra única opción, pienso.

—Mire, tal vez no me ha entendido antes, pero soy un prestigioso profesor de Arqueología en los Estados Unidos. Esta claro que si hay norteamericanos involucrados en un caso de tráfico de piezas de museo, nosotros seríamos idóneos para ayudarles con su investigación. Es evidente que si se toman estas molestias por el caso, hasta el punto de tener que echarnos, es porque es bastante importante. Yo podría prestarles mis servicios si dejan pasar a mis acompañantes. 

—No sé si entiende a qué me refiero. Nadie se tomará en serio a un egipcio que se hace pasar por contrabandista, pero un norteamericano que además posee conocimientos acordes al tema... ¿entienden por dónde voy?

Comencé a dudar que pudiésemos proseguir con nuestra aventura. El profesor no parecía convencer a los agentes egipcios y necesitábamos algo más para convencerlos...

Me concentré para tratar de escuchar algo de lo que decían los agentes egipcios entre ellos. Que seguramente creerían que seríamos unos turistas americanos cualquiera y no serían tan cuidadosos como para poder reservarse toda la información de la que disponían. Quizás con un golpe de suerte podríamos usar algún detalle para convencerlos.

Me siento impotente al ver que los policías están cerrados en banda y no nos dejan opciones, parece que el profesor no les da convencido y yo no se que hacer, pero imagino que tendremos ciertos derechos por lo que le hago una petición a los policías.

Al menos déjenos hacer una llamada, el Profesor Bollacher está trabajando actualmente aquí y podrá convencerles de que están en un error.

Confío, sin saberlo con certeza, que el profesor, si no él mismo, debería conocer a alguien que nos pudiera ayudar.

Ervin sonrio conciliador.

- Esta lluvia es muy molesta. Deje que le invitemos a un whiskey, usted hace un par de llamadas, comprueba que somos quienes decimos ser y evitamos un mal rato y que la embajada ponga una queja. 

Vamos amigo, ayudenos un poco.