Partida Rol por web

- No, nada, solo era para comprobar si estaba sola en casa... - dijo sin importancia - hay nuevos inquilinos en el 4360, iré a darles la bienvenida como es debido - dijo con una amplia sonrisa.

Luego se dirigió hacia la cocina, un dulce será perfecto, pero... yo no sé cocinar, cada vez que intento algo, acabo por quemarlo... se quedó un momento pensando, sabía que no tendría mucho tiempo, la puerta de la casa de los nuevos vecinos estaría llena de gente curiosa, así que optó por la que consideraba la mejor opción, buscó la guía de teléfonos de servicios y ojeando encontró una pastelería que le era familiar, cogió su móvil y marcó el teléfono de ésta:
- ¿La pastelería Whit Pride? Me gustaría hacer un pedido, y es urgente- luego pensó como podría ser el pastel - un pastel de chocolate al 4349 de Wisteria Lane, por favor - y pulso el botón de descolgar.
Subió las escaleras para ir al cuarto de baño y ducharse lo más rápido posible, el pedido vendría cuanto antes, o eso esperaba.
Después de la ducha, abrió el armario para ver las posibilidades que tenía, finalmente escogió un vestido muy simple, pero muy bonito, que marcaba su figura, se lo puso ,claro está, encima de aquella ropa interior tan sensual que poseía, se colocó unos tacones, y bajó a la planta inferior esperando el pastel.
El timbre sonó y un chico apareció detrás de la puerta con un paquete cuadrado, ella le preguntó el precio y le dio el dinero.

Esperó impaciente mirando por la ventana ver a alguna de sus amigas dirigirse hacia allí, pero finalmente optó por llegar a casa de Susan.

Llaman a la puerta.

Ves por la ventana a Gaby que se dirige a la casa de Susan con una tarta de chocolate en las manos.

Adam mira como Edie se va alejando poco a poco sin poder evitar acompañarla con la mirada. Después de esto mira de nuevo la calle y sonrie volviendo a mirar a Katherine.

Todavía con la sonrisa en el rostro y rascándose la parte posterior de la cabeza

-Parece que la gente de aquí es agradable. No me gusta la forma en la que hemos venido a parar aquí pero… ahora que ya estamos me alegra haber venido. Creo que nos merecíamos un descanso y creo que Dylan estará contenta en un lugar como este. No creo que lo que hacíamos en Chicago fuera conveniente para ella.

Coge una caja que tiene justo en los pies y se dirige hacia la puerta de la casa

Creo que tenemos que hablar acerca de lo de Dylan. Por aquí hay gente que te conoce y quizá haya detalles que conozcan y que no hayas pensado en ellos. No me gustaría que diéramos versiones diferentes de la historia por lo que prefiero que me lo aclares lo mejor posible

- Hasta la próxima, señorita Britt. La llamaremos.

Katherine sonrió ampliamente, ocultando con perfección su fastidio. La siguió con la mirada hasta que puso los pies fuera del alcance de su territorio, y luego se volvió hacia su esposo.

Le echó una mirada totalmente significativa, que volvía a mirarla con una sonrisa luego de seguir con la mirada a la otra. Ella dejó de sonreír. Le sacó los ojos de encima y siguió con lo suyo mientras Adam se acercaba y le hablaba. Suspiró profundamente dejándolo hablar, apretando los párpados sintiendo que iba a enloquecer, y después guardó silencio unos momentos antes de responder.

- Esperemos que esto de verdad sea mejor.

Volvió a cerrar la caja luego de sacar todo. La contempló. Y después miró a Adam.

- Terminemos primero con esto, que hay que poner un poco de orden a este desastre, y hablaremos en calma, por ejemplo en la noche. Por lo pronto, lo mejor es que evitemos el tema. Dylan no se acordará de nadie aquí, y aunque traten de hacerla recordar, sólo la asustarán. Cuando nos pregunten, decir que tiene amnesia no es complicado por ahora.

Me observo un rato en el espejo de cuerpo entero, una falda blanca y una camiseta de rombos blanco, verde y rosa pastel, me dan un aire elegante pero nada ostentoso. Voy a buscar unos zapatos blancos también, con algo de tacón. Aparto las semi transparentes cortinas de la ventana y veo a Gaby dirigiéndose a casa de Susan y llevando una tarta.

Qué se traerá entre manos? Habrán quedado las chicas y no me han invitado?

Voy hacia el tocador, me peino un par de veces y le devuelvo la sonrisa a mi imagen en el espejo. Me retoco un poco el maquillaje y me pongo unos pendientes de perlas.

La perfecta anfitriona, la mejor ama de casa. Soy la viva imagen de la mujer Wisteria Lane.

Bajo a la cocina, de un armario saco una cesta de mimbre con asa. Cojo el teléfono de la cocina y marco el número de casa de Susan. Mientras espero que me conteste voy poniendo unas cuantas madalenas en la cesta. Cojo algunas flores cortadas hace un rato en mi jardín y las reparto entre las madalenas. Una cinta rosa en el asa y la cesta está lista. Doy un paso atrás para observarla mejor y le doy una vuelta de 360 grados. Asiento un par de veces con una ancha sonrisa.

Cuando te diriges a contestar al que espera en la puerta, llaman insistentemente al teléfono.

Susan abre rápidamente la puerta y le invita a pasar, pero lo hace tan rápido que no se da cuenta de quién está al otro lado de la puerte. Me voy a volver loca, y eso que creía que hoy iba a ser otro día normal y tranquilo.

-Pasa, voy a coger el teléfono.

-Ahora mismo te atiendo. ¡Cómo si estuvieras en tu casa! Dice ya a lo lejos mientras está cogiendo el teléfono.

Susan descuelga el telefono y con su voz melodiosa dice:
-¿Diga? ¿Quién es?

Susan esperar ansiosa a descubrir quién la llama y quién está en su casa.

Susan descuelga el telefono y con su voz melodiosa dice:
-¿Diga? ¿Quién es?

Susan esperar ansiosa a descubrir quién la llama y quién está en su casa.

Casi estaba a punto de colgar cuando oigo la voz de Susan al otro lado de la línea.

Susan, soy Bree. Acabo de ver llegar a una nueva familia al barrio y había pensado ir y darles una bienvenida a lo Wisteria Lane, ya tengo la cesta a punto. Te apuntas?

Aparto un poco la cortina de la ventana de la cocina y echo un vistazo para ver si hay algo interesante que ver.

Susan siente como una especie de alivio al saber quién es una de las dos personas antes desconocidas.

-Claro que me apunto. Me encanta ir a saludar a los nueos vecinos, ¿necesitas algo a parte de la cesta?

A Susan le encanta este barrio y conocer gente nueva, además de la tarde con las chicas jugando al póker.

-Bueno Bree llegaté a mi casa y vamos juntas. ¿Has llamado a las chicas? Bueno te tengo que dejar que tengo visita.

Susan cuelga el telefono justo cuándo Bree se despide de ella y se dispone a ir al encuentro de la persona que dejó esperando.

-Hola, no te había podido ver antes. Me ha llamado Bree, dise que si queremos ir a dar la bienvenida a los nuevos vecinos y yo le he dicho que sí. Bueno ¿qué te trae por aquí? Susan habla de forma aliviada, ahora ya sabía quién estaba en su casa por otra parte estaba contenta de que fuera Gabrielle y no un ladrón ya que si no se lo hubiera puesto en bandeja.

Se sorprendió por el gesto de Susan, ni siquiera había mirado quien entraba aunque era muy propio de ella siempre ocupada o nerviosa, al parecer tenía que atender una llamada, cuando terminó de hablar por teléfono se acerco a Gabrielle y ésta le dijo:

- Pues yo venía a proponerte lo mismo, que fuéramos a dar la bienvenida a los nuevos vecinos y mira... - dijo con una sonrisa y mostrando el pastel de chocolate , ¿qué te parece? me pareció una buena idea llevarles algo, y creo que esto es perfecto - luego rió ambas sabían que ella no era capaz de preparar aquel pastel - Bueno, ¿nos vamos?

Perfecto. Ahora mismo voy a llamar a Lynette, en un momento estamos ahí.

Cuelgo y me dispongo a llamarla, pero cuando llevo marcados un par de dígitos decido ir en persona, será más rápido. Dejo el teléfono en su sitio y cojo la cesta. Salgo de casa, el sol brilla con fuerza, inspiro profundamente, de pie en la puerta observo mi calle, la gente paseando, arreglando sus jardines y ocupada en sus quehaceres diarios. me siento completamente orgullosa de vivir en este barrio. Decidida cruzo mi cuidado jardín y me dirijo a casa de Lynette. Desde luego nuestros jardines no tienen nada que ver, claro que con cuatro hijos pequeños, es difícil mantener el orden. Llamo a la puerta y con una sonrisa espero a que abran.

Susan sorió porque se notaba que el pastel no lo había hecho Gabrielle pero la intención es lo que cuenta.
-¡Tiene una pinta deliciosa! dijo entre risas.- Le he dicho a Bree que se llegue a mi casa así que la esperamos aquí y nos llegamos a por Lynette. Bueno y ¿qué tal te va la vida? ¿Algo que te haya pasado que no nos hayas contado? ¿Algo interesante? Susan intentaba por medio de la palabra hacer que la espera de que Bree llegara fuera un poco más amena pero más bien le estaba resultando como si fuera un interrogatorio.
-Siento hacerte tantas preguntas jeje. ¡Ah! se me olvidaba, ¿quiéres tomar algo?
Susan era buena atendiendo a sus invitados, pero era un poco despistada la mayoría de las veces se le olvidaba ofrecerles comida o bebida. Susan miró la hora y vió que se aproximaba con rapidez la hora de llegada de Julie.
-Ya mismo viene Julie. Le he dejado una nota en la cocina para qué cuándo venga, si no estoy aquí, sepa dónde estoy. ¿Crees que hago bien dejandola aquí sin prepararle la comida? Susan puso una cara de preocupación. -Aunque ya es bastante mayorcita y sabe prepararse algunas cosas.

Dejas a los niños en el colegio y te diriges a casa cuando llegas ves a Bree tocando a tu puerta, lleva una cesta en la mano con magdalenas.

Dylan baja las escaleras cuando estais en la más importante de la conversación.

Mamá, papá voy a salir un poco, mi cuarto está en orden - la muchacha tiene una amplia sonrisa en el rostro.

Recuerda que en la misma ciudad en la que se encuentra estaba una antigua novia suya Nora Huntington. Hace poco te llamó diciendo que tiene algo importante que contarte y que tienes que ir a su casa a verla, por teléfono no es muy buena idea ni el sitio idóneo para tratar esos temas.

Alma miró las magdalenas.

Pues la verdad Orson, no me gustan demasiado parecerá ostentoso, yo querría algo más... casual - a la mujer no le terminaban de gustar.