Partida Rol por web

¡Explotan ambos jutsus! Se condensan en el punto en que se encuentran con un enorme torbellino de calor ¡El fuego y el viento sobrevuelan alrededor mío. Se alimentan las llamas! ¡Se enciende un fulgor carmesí, fogoso y casi que enceguecedor!

Giro sobre mi propio eje. Siento que avanzo a través de la poderosa barrera de viento, el cúmulo indescriptible de fuerza que venía contra mi. La resistencia que ejerce a las llamaradas de mi chakra es poderosa, y hace que, aunque el fragor de mi propia energía enardece, se alimenta para crecer en poder, mis propios giros disminuyen cada vez más. Es como querer atravesar un muro sólido, una coraza impenetrable que se enreda sobre mi ralentizando los movimientos del álgido ataque.

Pero finalmente logro pasar sobre ella. Atravieso la técnica de mi oponente, sin giros, sin mi arma. Pero el impulso que llevaba hace que las llamas sigan su curso frente a mi, hambrientas por dejarlo todo reducido a cenizas; de calcinar a mi enemigo.

Sé que no ha terminado nada. Apenas comienza. 

Hiroto es fuerte. Esto no le detendrá. 

Aquí estoy para esperarlo.

Hiroto observa impotente y con cierta sorpresa cómo su jutsu es traspasado por Sunauto. "¡Fuego!" Piensa mientras toma nota mental del error que acaba de cometer. A duras penas reacciona lo suficiente como para no sufrir de lleno la técnica de su rival, pero el calor de las llamas lo envuelve y lo alcanza.

Ha recibido el primer golpe del combate, pero enseguida se recompone del contraataque de su rival. Realmente no esperaba encontrarse frente a frente contra su némesis elemental, pero eso no hace más acrecentar el interés de Hiroto en el combate.

Con un pequeño salto hacia atrás recupera la firmeza y el equilibrio mientras las últimas ascuas se van extinguiendo sobre su armadura. Con los pies de nuevo en el suelo, con suma rapidez salta hacia su rival con la intención de probar sus capacidades en un combate cuerpo a cuerpo. El acero de sus espadas silba al tiempo que el chakra se concentra de manera precisa en el filo de sus armas con el objetivo de alcanzar a su rival.

Con suma velocidad mi oponente se sobrepone a los ataques. Ha quedado herido, pero no escatima en volver con ahínco contra mi a través del borde afilado de sus espadas. Además las carga con chakra.

A este paso voy a tener dificultades. Serias dificultades. 

Mi cuerpo fluye furioso, armonioso y rápido. Aun así no logro alcanzarle. Necesito algo más, acudir a una fuerza más explosiva. Debo hacerlo ahora, antes que sea tarde.

Como el fuego que oscila, embauca a los ojos en sus hipnóticas obras. Danzo sin danzar, me muevo sin ser visto. Soy el fulminante brillo, la última vista de luz antes de desatar el infierno. Desaparezco de en frente.

Una garra que asesto por detrás de mi enemigo. Dos. Tres ataques con el filo de mi arma, repetidos, una y otra vez. Mi rostro se llena de furia, soy un ser feral.

Hiroto ha hecho su ataque con determinación, sin miramentos a mi reacción felina. ¡Somos los felinos blancos, el fuego que no está!

La sorpresa de Hiroto alcanza un nuevo límite cuando se da cuenta de que su ataque golpeó a la nada en el mismo lugar donde un instante antes se encontraba su rival. Con sus armas aun cargadas de su chakra, dejó que su instinto reaccionara por él y su cuerpo fluyó obedeciendo a una consciencia primordial que lo defendía. Sus brazos se mueven guiados haciendo chocar acero contra acero causando un torbellino de chispas que se arremolina alrededor de los brutales impactos de los dos shinobis que se enfrentan cuerpo a cuerpo. 

Pasan algunas de las garras la armadura de mi contrincante. Han rasgado en su piel, noto la sangre que gotea en el filo de mi arma.

Quizá por eso mismo, por lo sorpresivo de mi ataque encuentro la mayor voluntad para combatir antes que mi oponente; por fin, superando su inhumana velocidad. Realmente es un combatiente feroz, ha logrado detener tras de si uno de mis ataques, muy a pesar de la fuerza con que ha procurado asestar contra mi alguno de sus sables cargados con chakra. Mis golpes han hecho daño, incluso mi jutsu ha encontrado en él una fortaleza inpenetrable que poco a poco tengo que seguir desgastando. 

Quizá de ésta forma sea más efectivo.

Somos más. Digo a mi enemigo, que no logra ver los sellos de mis manos. Lo que sí ve son ocho guerreros altos, con una garra de metal en sus guantes dispuestos a molerlo con sus cuchillos. A la espera, quizá, de su próximo ataque, para tomarle por ventaja y dar por terminado el encuentro.

Ocho guerreros con tatuajes en su rostro, fiera mirada, con la voluntad de guerra. 

No, solo sabes que es un genjutsu. Tienes que librarte de el y sin el kai no jutsu, la unica cierta es que te hagas el doble de daño que nivel de jutsu para romperlo. Sino debes descubrir alguna forma de dar con el original.

Después del duro intercambio de golpes, Hiroto contempla atónito cómo aparecen más copias de su rival. "Alguno de ellos tiene que ser el verdadero..." Piensa un tanto abrumado. Nunca se le dieron bien esta clase de jutsus ni supo muy bien cómo enfrentarlos. Pero no por ello se echaría atrás en un combate. 

Dio un salto hacia atrás para coger distancia al tiempo que se hacía un corte con la espada para liberarse de la ilusión de su adversario.