Partida Rol por web

- ¡No no Kiyoshi! Eso no es en lo que habíamos quedado. El que pagaba eras tuuuu. - le señalo con el índice corrigiendo sus amenazas mientras con la otra mano todavía me restriego el ojo dañado por Getsurugi. Parece que al fin nos ponemos todos a caminar más o menos... ¿Juntos?

La actividad en la villa a estas horas está en apogeo. En los parques se pueden encontrar gente comprendida en todo tipo de edades pasándolo igual de bien, ya sean viejos jugando a algún juego de abuelos, padres jugando con sus niños algunos y otros con sus mascotas, o niños jugando con los instrumentos de ocio del parque, columpios, toboganes... Mientras tanto por las calles es casi agobiante la circulación de personas yendo de un lado para otro aprobechando la mañana para irse de compras. Tras unos pocos minutos de paseo llegais hasta el restaurante Madoru, donde un panda gigante parece estar barriendo la entrada al recinto.

Era Kochoa, un pluriempleado de Madoru que hacía las veces de carpintero, cocinero, camarero, e infinidad de tareas más. Cuando levanta la cabeza y os ve se posa a un lado del camino dejandoos vía libre para entrar. No parece un ''hombre'' de muchas palabras.

Ay, que lindo! Un osito de peluche inflable!- Salgo corriendo a abrazar al panda - Awwww, que lindo osito, te quiero te quiero te quiero...

Le abrazo fuertemente como una niña pequeña al ver un osito de felpa.

Ignoro a Arioch y paso junto a ella, levantando mi mano derecha mientras saludo a Kochoa

-Buenas-

Entro al restaurante y me siento, esperando a los demás "mi sensei es un niño, mi compañera parece una niña enamorada de los peluches, y Kiyoshi se deja llevar por el sensei…¿Qué futuro me espera?"

Pasa por delante del panda con sus manos metidas en sus bolsillos sin hacerle mero caso.Entra al restaurante y se acomoda en uno de los asientos dispuesto a comerse un buen plato de ramen.

-......uno de ramen por favor.....- pide con su grave voz sin demostrar mucho entusiasmo.

Detrás de Getsurugi paso al local intimidado por el desproporcionado oso de ''peluche''. - ¡¡Madoruuuuuuuuuu!! - hago alarde de mi discrección. - ¡Queremos una mesa para cuatroooo! - me olvido los modales en la academia, si es que allí estubiesen.

Cuando Madoru tiene un segundo os acompaña hasta una de las mesas del recinto y anota lo que tomareis.

- Una de ramen para el chico de negro Saroke. - va dictando hacia la cocina (tras el mostrador) - ¿Que más tomareis?

- A miiiiiiiiii. Me vaaaaaaas a poneeeeeeer... Mmmmm..... Un plato especial de ramen con alguna mezcla asquerosa que todavía no haya probado. - me detengo a pensar que dedicarle esta vez a mi aventurero paladar. - Métele queso. Muchos quesos. ¡De todo tipo! - pido para mí.

Miro hacia arriba, pensativo

-Yo tomaré okonomiyaki y té verde-

Intento no escuchar al sensei, pero no puedo evitarlo y hago un gesto de asco.

Una vez pides tu ración, observas el garito brevemente y denotas que tras tu sensei, sentado frente a ti, hay otro grupo de ninjas con cintas de otro país, que no alcanzas a ver.

Gira la cabeza hacia su sensei con cierto aire de frustración, aunque intentaba disimularla.

-......silencio.....- dice brevemente casi murmurando sin ninguna intención de volver a hablar.Cierra los ojos para concentrarse y relajar su cuerpo, aún algo tenso de la caminata.

Miro al sensei y le hago un gesto para que me mire

-Kojiro, ven aquí un momento para que pruebes este okonomiyaki-

Cuando se acerca le señalo con la cabeza en la dirección en que se encontraban aquellos ninjas.

- ¿Uh? - tardo unos segundos en captar la indirecta una vez veo que no me está dando nada de su pedido. - Mmm... - finalmente veo a los ninjas y me decido a acercarme a su grupo como si tal cosa. - Hola. ¿Que tal? - empiezo a dialogar. - Resulta que aquí mi hermano mayor. - señalo a Kiyoshi. - Cree que los ninjas de otros paises no pueden estar a la altura de los de la villa. Que eso es cosa de talento al nacer. Algunos nacen con estrella y otros estrellaos, según el. Y concretamente dice que el menos habil debes de ser tu, por tamaño. - señalo al más grandote de todos ellos. - ¿Lucharías con él para demostrar si está en lo cierto? - pregunto. Tras concertar una pelea para cuando terminemos de comer, regreso a mi sitio haciendo un gesto de ''OK'' con el pulgar a Getsurugi.

- Al acercarme... He comprobado que su cinta anuncia que són ninjas del Glaciar. ¿Habil eh? - sonrío satisfecho con la operación.

Yo solo pediré un jugo, no tengo mucha hambre.- le contestó al panda sonriente.

Miré la escena y me quedé sorprendida al ver la "tenacidad" de mi sensei. Sentía curiosidad, Kazuma era aquel tipo de hombre que no podía defenderse solo, y al darme cuenta que habría problemas mi gran boca resalta:

Que sean dos contra dos entonces.

Sonrío al sensei

-Ha sido algo hábil, pero no veo porque has tenido que meter en peleas a Kiyoshi-

Le susurro, mientras debajo de la mesa mis manos se mueven hacia mi porta shurikens.

- Era irónico. A simple vista lo que parece es una cagada garrafal. - sonrío al ver como me hacen la pelota a toda tontería que se me ocurre. - Pero interactuando con ellos y con más tiempo juntos podremos curiosear que hacen por la zona, y sacar algo más de información. Además. Soy jounnin. Kiyoshi no correrá el más mínimo peligro.

Miro al sensei

-A mi no me parece que haya sido una cagada, parece que esta bien, será un buen entrenamiento-

El grupo retado ríe y murmura entre ellos hasta que más o menos al tiempo terminais todos vuestra comida. El rival se acerca protegido por sus acompañantes y se dirige hacia Kiyoshi. - Veremos quien ha nacido estrellado. Creo que en esta villa tienen la lengua más grande que el talento. Jua Jua Jua Jua. - abandonan el local de Madoru seguidos por vuestro grupo. Deben ser cerca de las 4, media tarde ya. Salvando las distancias con los ninjas visitantes os dirigiís todos al exterior de las murallas para llevar a cabo la pelea. El sol está en su momento más inoportuno para hacer un desgaste físico, sudareis como cerdos, sobretodo el grandullón del Glaciar.

Finalmente llegais a una zona apartada de bosque con una mediana explanada rodeada por frondosos árboles, quizás acacias escondidas tras grandes robles. La hierva os alcanza la altura de las rodillas prácticamente, y a Kojiro, evidentemente, casi la cintura.

- Hacía tiempo que no peleaba contra niños. ¡¡Jua Jua Jua Jua!! - me abrazo a mis compañeros alegremente preparado para quitarle las ganas de jugar a ser ninjas a los críos.

Miro al ninja

-Por tu cara deduzco que vas a intentar comernos-

Le sonrío, mortalmente frío

-Podemos empezar, empiezo contra cualquiera-

Digo avanzando un paso.