Partida Rol por web

Tragó la bilis en su garganta y trató de evitar las ganas de vomitar, el mareo la llenaba, pero tenían que seguir. Se apresuró tras su compañeros antes de que la dejaran atrás por ir más lento que el resto, pues le había sentado un poco mal todas aquellas raras ilusiones, esto la tenía un poco molesta porque no era la primera vez que atravesaba una trampa. Tenía que dejar de estar tan asustada, dejar eso de lado para concentrarse, tomar aquello como una tumba peligrosa más que tenía que atravesar para encontrar el tesoro, aunque allí sería salir y sobrevivir más que encontrar algo. —Sí, pero tenemos que seguir — respondió a Michael y le intentó dar ánimo al resto y comenzó a caminar al siguiente piso y así poder avanzar.

El grupo que estaba compartiendo aquella desventura pronto tuvo que avanzar por las escaleras a las que les había costado horrores llegar, para asi avanzar un piso más por aquella prisión que estaba cada vez mas claro, estaba destinada a la muerte, algo que por supuesto podía causar que hubiera mayor empatía por todos aquellos desdichados que habían encontrado su muerte en Azkaban, abandonados a su suerte por el ministerio que por supuesto, no ayudaba en nada al panorama general que rodeaba a aquella prisión. No tardaron mucho en descender, esta vez a una enorme y amplia habitación, tan grande como las dimensiones de toda esa prisión sin ninguna puerta o sección que la dividiera, formando asi una habitación entera y colosal delante de ellos.

Esta sala por supuesto, estaba cimentada con multiples pilares tan dañados por el tiempo y las condiciones tan deplorables como el resto de la prisión que ya habían visto todos anteriormente, estos pilares formaban ciertas agrupaciones en donde uno podría encontrar lo mas parecido a una habitación en ese lugar, usualmente estando agrupados en bloques cuadrados o rectangulares y siguiendo lineas perfectas para sostener el techo y que este claramente no se desplomara debido a las dimensiones y el peso de los pisos superiores. Al mismo tiempo, un sentimiento de vacio acompañaba este piso en particular, tal vez debido a lo amplio y desolado que se encontraba, nada más que aquellos pilares, humedad y antigüedad acompañaban al grupo que estaba llegando a esta zona.

Sin embargo, tan pronto estuvieron en este nuevo piso, pequeños sonidos de risas inundaron el lugar, haciendo un eco bastante amplio y que resonaba por cada rincón que había en esta zona. No tardaron mucho en darse cuenta que se trataba de aquella alma que se habían encontrado en el piso superior, ese hombre que había sugerido abrir el libro que portaba Michael antes de salir corriendo para dejarles a su suerte, este hombre (o criatura) parecia estar corriendo erraticamente y sin rumbo alguno por el lugar, casi como una forma de recibirles a todos ¿De quién se trataba este tipo? Estaba claro que no sería fácil encontrar la respuesta a esta incognita, pues tan prontó aquel ser se percato de que todos habían logrado llegar a esta zona, salió corriendo para alejarse de ellos aunque, no había forma de escapar de allí. Pues la habitación en la que se encontraban no tenía por ningún lado una salida.

Un piso más se abría ante ellos, y por primera vez desde que habían llegado una persona (o al menos lo que quedaba de una) parecía estar viva en ese lugar. Ahora tenian que planear su siguiente paso, pues por supuesto la única opción era seguir haciendose paso, si es que querían salir de allí y vivir para contarlo.

—¡Usted! ¡Amigo! ¡Gracias! —Erick retiraba la cabeza y cuello hacia adelante mientras gritaba. —Fue de mucha ayuda su consejo.¿Quieres venir? Vamos a salir de este edificio, y si vamos todos juntos será menos difícil. ¿Vienes?

Con paso dubitativo comenzó a avanzar. Temía ser chocado, pero era probable que la salida estuviera al otro lado.

Al escuchar aquella risa, Michael supo de antemano de quién se trataba, incluso antes de llegar a divisarlo. Estaba seguro de que ese individuo, por más que pudiera ser un recluso de Azkaban, hacía mucho que estaba prisionero en aquella prisión en medio del océano, sino que probablemente consideraba aquel lugar como un hogar.

-¡Arlequín Feliz! -le gritó, esperando algún tipo de reacción por parte del extraño.

Sin embargo, el bibliotecario no se movió de su posición ni salió corriendo tras el desconocido. Él no era especialmente veloz, por lo que dudaba mucho que pudiera llegar a alcanzar al desconocido.

Al llegar a aquella estancia inmensa, Tiberius no pudo evitar mirar a su alrededor asombrado. ¿Cómo era posible que aquellas columnas pudieran sostener todo el peso de la estructura que estaba sobre sus cabezas? Aún con magia, aquello resultaba impresionante.

Pero las preguntas duraron poco, pues enseguida escucharon el sonido de las risas y contemplaron la presencia de aquél ser inquietante. Michael y Erick le interpelaron, pero Tiberius, desconfiado, se limitó a observar sus movimientos. ¿Hacia dónde corría? No había a dónde ir en aquella habitación enorme... ¿o sí?

Miró alrededor con curiosidad, intentando ver qué podían encontrar allí, pero no veía nada útil más allá de un gran lugar circular y cavernoso ¿Y ahora hacía donde podían ir? Suspiró por lo bajo, tratando de discernir qué podían hacer, cuando aquel hombre, ser, ¿fantasma? apareció corriendo como un loco, riéndose sin sentido, causándole un escalofrío esperando que no les sucediera lo mismo. Todos lo dejaron pasar, ella en cambio, intentó ir detrás, no corriendo, caminando, pero observando a ver si terminaba por chocar con algo antes que ellos. Mejor ver si le sucedía algo al hombre antes que ellos mismos levantaran alguna trampa.

El hombre (O lo que quedaba de un ser humano) seguia huyendo de forma erratica, sin embargo a medida que este seguía adelante, también se iba perdiendo su rastro visual pues la habitación en la que se encontraban era enorme y la oscuridad helada que habitaba allí causaba que el rango de visión de todos se viera muy limitado a no ser que se usara magia para iluminar el área, nada que por supuesto un Lumos maxima no solucionara ¿Cierto? Aún asi, las risas de aquél prisionero que provocaban un eco extraño en toda esa zona seguían escuchandosé aún aunque esté hombre estuviera oculto en la oscuridad de aquella sala. Sin embargo estos sonidos bastante desentonados con la situación terminaron en un profundo y tétrico silencio tan pronto como el bibliotecario le llamo por ese nombre... como si la sola mención del tal "Arlequín Feliz" hubiera traido desolación en ese hombre que por el momento no podía ser visto debido a la oscuridad en la que se encontraba inmerso.

-¡Feliz! Feliz cual una lombriz... sin embargo a la lombriz se la comió la codorniz- Una voz soltó desde la oscuridad, haciendo un eco profundo y causando un escalofrío en todos los presentes, pues parecía la voz de un niño pequeño, demasiado aguda para ser considerada dentro del rango normal, sin embargo prontó se escucho una risa mas profunda y grave -¡Pero que tonterías digo! Ustedes... ustedes no deben terminar como yo, deben escapar- La voz sonaba mas propia en esta ocasión, seguido de estas palabras un sollozo comenzó a resonar por toda la sala en la que se encontraban. -Usen esos libros... ¡Es su única oportunidad! Antes de... antes de que... terminen como todos terminaron- Tan solo terminó de decir esto, una vez más aquella figura en esos momentos escondida entre las sombras comenzó a reir cual demente.

-Los pequeños pajaritos, en su jaula estan perdidos... ¿Como van a volar pajaritos? Si en la jaula estan perdidos- La voz chillona y severamente aguda volvió a decir, al mismo tiempo que volvía a reirse. Asi como sus pasos parecían volver a resonar en el eco de la enorme sala en la que todos se encontraban, indicando que estaba volviendo a corree sin rumbo aparente. 

No parecía exisitir una salida en ese lugar, aunque solo podian ver una pequeñisima fracción de todo ese lugar, tendrían que empezar a investigar si querían encontrar una manera de avanzar al siguiente nivel.

El hombre (O lo que quedaba de un ser humano) seguia huyendo de forma erratica, sin embargo a medida que este seguía adelante, también se iba perdiendo su rastro visual pues la habitación en la que se encontraban era enorme y la oscuridad helada que habitaba allí causaba que el rango de visión de todos se viera muy limitado a no ser que se usara magia para iluminar el área, nada que por supuesto un Lumos maxima no solucionara ¿Cierto? Aún asi, las risas de aquél prisionero que provocaban un eco extraño en toda esa zona seguían escuchandosé aún aunque esté hombre estuviera oculto en la oscuridad de aquella sala. Sin embargo estos sonidos bastante desentonados con la situación terminaron en un profundo y tétrico silencio tan pronto como el bibliotecario le llamo por ese nombre... como si la sola mención del tal "Arlequín Feliz" hubiera traido desolación en ese hombre que por el momento no podía ser visto debido a la oscuridad en la que se encontraba inmerso.

-¡Feliz! Feliz cual una lombriz... sin embargo a la lombriz se la comió la codorniz- Una voz soltó desde la oscuridad, haciendo un eco profundo y causando un escalofrío en todos los presentes, pues parecía la voz de un niño pequeño, demasiado aguda para ser considerada dentro del rango normal, sin embargo prontó se escucho una risa mas profunda y grave -¡Pero que tonterías digo! Ustedes... ustedes no deben terminar como yo, deben escapar- La voz sonaba mas propia en esta ocasión, seguido de estas palabras un sollozo comenzó a resonar por toda la sala en la que se encontraban. -Usen esos libros... ¡Es su única oportunidad! Antes de... antes de que... terminen como todos terminaron- Tan solo terminó de decir esto, una vez más aquella figura en esos momentos escondida entre las sombras comenzó a reir cual demente.

-Los pequeños pajaritos, en su jaula estan perdidos... ¿Como van a volar pajaritos? Si en la jaula estan perdidos- La voz chillona y severamente aguda volvió a decir, al mismo tiempo que volvía a reirse. Asi como sus pasos parecían volver a resonar en el eco de la enorme sala en la que todos se encontraban, indicando que estaba volviendo a corree sin rumbo aparente. 

No parecía exisitir una salida en ese lugar, aunque solo podian ver una pequeñisima fracción de todo ese lugar, tendrían que empezar a investigar si querían encontrar una manera de avanzar al siguiente nivel.

El bibliotecario escuchaba la voz del Arlequín Feliz en medio de la oscuridad. Aún no sabía hasta qué punto podían confiar en ese mago, que a la vista estaba que no se encontraba en sus plenas facultades mentales. Sin embargo, el Arlequín Feliz no les había mentido hasta entonces, por lo que Michael decidió confiar.

-Alguno de ustedes debería conjurar un Lumos -indicó el bibliotecario, dirigiéndose a sus compañeros-. Algo me dice que, precisamente, nos va a tocar volar...

Michael decidió entonces abrir el libro que había portado desde el inicio de su encierro, convencido de que encontraría alguna pista sobre qué hacer a continuación. El Arlequín Feliz quería que danzaran al son de su música y, en el caso de Michael, al menos eso era lo que iba a hacer.

—¿Volar? ¿A qué te refieres? —preguntó Erick nervioso.— Espera un poco. ¡Lumos Máxima!

Mientras caminaba por la habitación buscaba si había algo que justificara el extraño proceder del otro prisionero.

—No hay que ser tan pesimistas, amigo. Saldremos de aquí. Y tú podrás venir con nosotros. Sólo necesitamos que nos indiques por dónde está la salida.

Tiberius tragó saliva al escuchar las palabras que venían de algún lugar en aquella enorme sala. Ese hombre parecía ser víctima de algún caso de posesión o doble personalidad. ¿Era ese el destino de los que acababan por no poder superar la macabra prueba a la que todos ellos estaban sometidos en aquél momento?

El abogado sacó la varita, tratando de dominar los temblores de su mano. Tenían que conseguir luz para poder ver algo útil en ese lugar.

—¡Lumos!

En cuanto el bibliotecario decidió abrir el libro que tenía en su posesión en esos momentos, pudo ver como extrañamente no había información nueva en lo absoluto y tan solo una de las páginas que anteriormente estaban en blanco parecía contener algo nuevo. Se trataba de una pequeña y diminuta frase, que por muy pequeña que fuera, esta misma si que decía lo suficiente como para darle a Michael una pista lo suficientemente grande como para comenzar a ponerse manos a la obra:

"Encuentra la Runa, si quieres tener fortuna"

De esta forma, casi como si aquel libro tuviera una conciencia más allá de lo normal, en cuanto el bibliotecario acabo de leer estas palabras, se comenzó a formar la imagen de una runa en tinta negra, la cual parecía ilustrar el tradicional sombrero que usaban los arlequines en las épocas más antiguas, este sombrero parecía estar atravesado por una serpiente en forma del símbolo infinito. El hecho de que estuviera presente el símbolo de la serpiente no era de extrañar pues al final de cuentas el libro abundaba en lenguaje parcel. Aquella debía ser la runa que debía encontrar, sin embargo ¿Comó? En esa habitación casi tan amplia como la totalidad de la propia Azkaban, sin secciones o pasillos que lo hicieran más manejable, era sin duda una tarea brutal.

En cuanto los encantamientos Lumos y Lumos Maxima fueron conjurados por el grupo, pudieron ver cómo la fuerza de la luz que habían logrado invocar en esos momentos logró iluminar gran parte de aquel lugar, Aunque dadas las enormes dimensiones de Azkaban misma era casi imposible dejar todo el lugar bien iluminado, causando asi que tuvieran varias secciones entre las sombras. Por supuesto la presencia de la luz causó que el prisionero que habían encontrado comenzará a gritar como loco ¿Cuanto había pasado sin haber visto el sol en ese lugar? Por supuesto esa fue la razón por la cual vieron como el pobre hombre corría a ocultarse en uno de los extremos que aún se hallaba en parcial oscuridad, por otro lado ahora podían al menos caminar estando seguros que no había trampas o zonas potencialmente mortales alrededor de ese piso.

Lo extraño era, qué a comparación de los anteriores pisos, esta zona se veía sospechosamente libre de peligros inminentes, tal como habían visto al llegar a esa zona, el área de ese lugar no cambiaba mucho y es que era una simple habitación triangular (dada la forma de la propia Azkaban) con dimensiones descomunales y que se encontraba únicamente en pie gracias a esos pilares, por lo que se podía ver ahora que tenían una mejor visión, no había ningún rastro de alguna puerta, pasillo o vía de escape alguno. Dejando a todo el grupo que se encontraba allí presente con un único pensamiento ¿Que era lo que tenían que hacer para avanzar? Estaba más que claro qué había una manera de salir y descender, después de todo parecía ser que las pruebas estaban diseñadas para ser completadas si se tenía la capacidad para ello. Sea como fuera, había mucha área que cubrir y que investigar ¿Tal vez en los pilares? ¿En las esquinas? Incluso en el suelo o en el techo.

Erick no logro encontrar nada que pareciera indicar el porqué aquel hombre se encontraba en ese estado, dejando más claro que se trataba de alguien que había enloquecido por haber permanecido mucho tiempo en ese infierno llamado Azkaban, nada más y nada menos. Sin embargo, la percepción del comerciante se iluminó por una curiosa situación qué podría encontrar si se miraban los pilares con detenimiento; pues aunque eran enormes, algunos de ellos parecen estar golpeados con suficiente fuerza como para destazar grandes trozos de piedra, otros parecían tener rasguños lo suficientemente grandes como para hacer visibles ahora que se encontraba la zona iluminada.

Por último, algunos pocos pilares parecían tener impactos de lo que Erick podía deducir, eran impactos de hechizos que habían sido lanzados con mucha habilidad y poder, algo que solía ser usual en encantamientos ofensivos. Ninguno de sus compañeros parecía haberse dado cuenta de estos detalles pero ¿Que significaba esto en realidad?

Michael había abierto el libro, notando que únicamente una frase había aparecido en sus páginas, hasta entonces en blanco:

-Encuentra la Runa, si quieres tener fortuna -leyó el bibliotecario en voz alta, esperando que aquello también sirviera para alumbrar a sus compañeros-. Hay que buscar una runa que parece una especie de sombrero de arlequín atravesado por una serpiente... Es la única manera de que avancemos.

Acto seguido, Goldman decidió echar un vistazo a su alrededor, buscando en las paredes de la sala aquel símbolo que acababa de ver aparecer en las páginas del libro.

—Vean, parece que alguien la ha emprendido contra las columnas. ¿Habrán estado intentando remover la pintura para buscar esa runa de la que hablas? Quizá vendría bie si alguien supiera un conjuro que limpie paredes .

Tiberius escuchó atentamente las palabras de Michael. En aquella situación, cualquier pista era buena, pues sin ella estarían forzados a buscar a ciegas una manera de continuar. Y en ese sitio no parecía haber nada que llamase la atención especialmente, aparte de lo que Erick había mencionado sobre las columnas destrozadas.

—Una runa en forma de sombrero de arlequín... —repitió el abogado, empezando a mirar las paredes y columnas cercanas—. Con una serpiente atravesándola...

Comenzó a andar despacio, apuntando con su varita a los viejos ladrillos para iluminarlos con la esperanza de vislumbrar algo parecido a ese símbolo que el bibliotecario había descrito. El tamaño de la sala era descorazonador. Si la runa era pequeña, podían pasar días o semanas buscándola...

Erick pasó la mano sobre los ladrillos dañados de uno de los pilares y subió or él su mirada hasta posarla en el techo. ¿Habían intentado voltear estás columnas? ¿Para que el techo de caiga? 

Un rato se quedó callado con el cuello doblado mirando hacia los techos, buscando dibujos, o también patrones formados por los puntos donde se insertaban las columnas.

Erick se concentró esta vez en el techo, los ojos del hombre de inmediato recorrieron el mismo en toda su extensión sin encontrar nada realmente interesante, mas allá de las columnas que también se encontraban presentes y una cosa extra; Justo en el medio del techo parecía cambiar el material con el que estaba construida la totalidad de esa sala, en lugar del típico concreto lleno de humedad y corrosión por el paso del tiempo, esta zona estaba cubierta con metal, formando un cuadrado en el centro en donde se podía observar el metal oxidado y casi como estuviera incrustrado contra el propio concreto.

Si se observaba mejor, cualquiera podría decir que eso era una enorme caja de metal, con dimensiones no tan grandes como la sala en la que se encontraban pero lo suficientes para decir que tenía una extensión peligrosa si llegaba a caer contra ellos ¿Que sería aquello? Y para qué proposito estaba allí...

Mientras su compañero se enfocaba en observar el techo en esos precisos instantes y la única mujer del grupo parecía haberse quedado atrás en la búsqueda. Ambos hombres, Tiberius y Michael se concentraron en buscar la runa que el libro había mencionado en sus páginas, una tarea colosal considerando las proporciones que aquella habitación tenía pero que al final tenían que hacer si es que querían obtener esa pista extra que el libro que cargaba el bibliotecario contenía para ellos. Pese a esto, el esfuerzo combinado de ambos hombres poco a poco fue dando sus frutos y es que recorrer aquella sala en búsqueda de algún objeto en particular no parecía ser tan difícil al momento de ponerlo en práctica, pues su extensión era equivelente a lo vacío que se encontraba, más allá de los pilares que demostraban cierto deterioro con aquellos rasguños y golpes de hechizos que habían recibido en algún momento del pasado, todo lo que quedaba era el concreto con lo que había sido construido Azkaban en general, dejándoles con una tarea más sencilla al no tener que enfocarse en muchas cosas mas que en su objetivo actual, encontrar ese simbolo del Arlequín.

Finalmente fue Tiberius quién logró ver, mientras iluminaba con su varita algunos ladrillos de la pared, aquella runa en un estado mucho mejor conservado que el resto de aquella vieja y húmeda sala, como si la hubieran tallado hace poco tiempo o tuviera algún hechizo para protegerse del paso del tiempo, asegurando asi que no se deteriorara al grado de ser irreconocible.