Partida Rol por web

Brianna había intentado alcanzar el sarcófago y liberar las piernas de Lord Badak, pero sus músculos no le respondieron y un latigazo de dolor recorrió su cuerpo, haciendo que cayera al suelo de rodillas. Apretó los dientes, intentó levantarse, pero ya era demasiado tarde, el suelo acabó cediendo, haciendo que el ataúd desapareciera de sus vistas. Por suerte el bibliotecario ejecutó un Wingardium Leviosa impecable y consiguió que el Arlequín se mantuviera flotando por encima del agujero. La cadena que Brianna había temido que arrastrara al pobre diablo también cayó por el agujero, quedando sólo un pedazo colgando de la pierna del Arlequín.

Dolorida y exhausta, Brianna se levantó del suelo y empezó a caminar, cojeando, hasta casi el borde del agujero. Lord Badak flotaba por encima de él, pero era imposible alcanzarle, era demasiado arriesgado. 

Su mirada se dirigió hacia el trozo de cadena que permanecía enrollada en su pierna. 

— Puedo intentarlo... — Murmuró, hablando consigo misma y alzó la varita mientras pronunciaba una palabra y señalaba hacia un extremo de la cadena. 

— ¡Accio! —

Michael había logrado mantener al Arlequín Feliz levitando, pero a pesar de que habían logrado derrotar al boggart mejorado tras mucho esfuerzo, el bibliotecario sentía que los peligros en Azkaban estaban lejos de terminar. Lord Badak se hallaba en aquellos instantes levitando y con un pedazo de cadena agarrando una de sus piernas. Goldman podía haberse adelantado para tratar de ayudarle, pero en esos instantes la mente del bibliotecario estaba en otro lugar.

Se dejó caer en el suelo, llevándose las manos a la cabeza, consciente de lo que estaba escuchando, incapaz de creer que los otros no acabasen de oírlo.

-No... No estamos solos... -balbuceó el bibliotecario, mientras permanecía tendido en el suelo-. La serpiente... La gran serpiente nos matará a todos... Moriremos... Moriremos en este lugar...

Maldijo por lo bajo cuando no logró echar una mano con su hechizo. Fue entonces cuando vio que Michael lograba mantenerlo a flote - ¡Bien Michael! - Brianna lanzaba el siguiente hechizo para seguir atrayendo a Lord Badak hacia dónde estaban Bueno, parece que al menos la suerte nos sonríe... por esta vez... pensó. 

Apuntó con su varita hacia Badak para ayudar también cuando escuchó a Michael. Se giró extrañado hacia él y abrió los ojos por la sorpresa cuando lo vio en el suelo - ¡Erick! ¡Ayuda a Brianna! ¡Voy con Michael! - se acercó al bibliotecario. Se agachó para estar a la misma altura que él. Lo examinó rápidamente para comprobar que no tuviese ninguna herida. 

Tiberius se encontraba delante del bibliotecario y dudaba - Hey... no estás solo... estamos aquí... - comenzó diciendo suavemente para no alterarlo más. Lentamente, posó sus dos manos sobre los hombros del hombre, para llamar su atención - No vamos a morir aquí... ya nos hemos enfrentado a varias criaturas y juntos hemos salido de todo. Vamos a lograrlo, Michael... - le decía mientras apretaba sus hombros ligeramente e intentaba sonar lo más convencido posible. No tenía muy claro cuál sería el destino de todos ellos, pero por el momento, habían conseguido superar todos los obstáculos juntos.

Tiberius pudo comprobar que su compañero no poseía ninguna herida visible que fuera algún indicativo de peligro o algo similar, por lo que físicamente Michel se encontraba bien o al menos, tan bien como se podía esperar dentro de la situación tan horrible en la que se encontraban todos y después de haber sobrevivido a tanto horrores, estaba claro que todos se encontraban ya cansados y adoloridos. Sin embargo, el abogado pudo detectar que su compañero se hallaba tal vez en un estado de crisis, tal vez mental después de haberse enfrentado a sus miedos gracias al Boggart modificado, sus palabras sin sentido también apuntaban a que se trataba de algo más psicológico. Fuera de esto, no logró captar más cosas que tuviera Michael, algo que hasta cierto punto, podía darle tranquilidad.

 El Accio conjurado por Brianna le ayudó a que los restos de la cadena que permanecía amarrada a la pierna de Badak saltaran hacía ella, haciendo posible sujetar las mismas y jalar al pobre hombre lejos de la caída libre que tenía debajo. El Arlequín Feliz seguía riendo y tosiendo como loco, por lo que muy seguramente sería imposible sacarle alguna palabra cuerda en esos momentos, sin embargo le habían salvado de un atroz destino, pues aunque era aún díficil entender si estaba vivo o muerto, habría caído de lleno junto al Boggart, un compañero que seguramente nadie quisiera tener. Con Badak fuera de peligro, la calma pudo por fin inundar el lugar en el que se encontraban en su totalidad, el resto del suelo en el que estaban todos no parecía haberse resentido por bombardear el centro de la sala, aunque algunas grietas podían verse como era lógico si se miraban con la suficiente atención, nada preocupante. Sin embargo, las heridas y golpes tanto físicas como psicológicas ya empezaban a acumularse y resentir a todos por igual, haciendo que la necesidad de escapar de ese lugar fuera cada vez más vital, tenían que seguir luchando.

Mientras Tiberius estaba con Michael, y Brianna se ocupaba de Badak esperando que Erick se le uniera en la labor, todos pudieron escuchar el sonido de un mecanismo activarse, lo que parecían ser engranajes se comenzaron a mover dentro de alguna zona que no era visible en esos momentos, y de esta manera una de las zonas que parecía ser un cúmulo de rocas sin más comenzó a moverse hacía arriba, exponiendo que era una puerta secreta y dejando a la vista un pequeño pasillo que terminaba en unas escaleras que ascendían en vez de descender ¿Se encontraban por debajo de Azkaban? O tal vez, la habitación del Boggart era una zona secreta anexada a alguno de los pisos que conformaban esa enorme y macabra prisión, al ser un experimento de Bloodborn... Fuera lo que fuera, el único camino posible a tomar era el que ahora se abría para ellos, y por supuesto, saltar y probar suertes al agujero sin fondo que habían abierto no era una opción.

Agradecido de tener algo concreto y tangible, Erick obedeció, y corrió a ayudar a Brianna. No podían dejar a aquel hombre hundirse en el abismo después de todo el sufrimiento que había visto en sus recuerdos. dijera lo que dijera aquel auror perverso. 

Agarró la cadena que Brianna había conseguido atraer e intentó tirar del desgraciado con ella. Aunque no pudo evitar echarle un vistazo de reojo y pensar 

​​​​¿Cuánto de real tenían las ilusiones de esa cosa?

Con la ayuda de Erick, Brianna terminó de conducir a Lord Badak hasta suelo firme, alejándolo del peligro del agujero que se abría bajo él. 

Cuando el Arlequín ya estuvo a salvo, la joven se agachó, apoyando las manos sobre sus muslos y cerró un instante los ojos. Sentía que no podía más, cada movimiento era una tortura para sus doloridos músculos y para las heridas que todavía estaban sangrando. Escuchó el sonido de un mecanismo activándose y abrió nuevamente los ojos, irguiéndose para dirigir su mirada hacia el origen de aquel ruido. 

Era consciente de que no aguantarían mucho más. Michael empezaba a delirar y, si continuaba allí, acabaría como el Arlequín, eso siendo generosos. Ella se encontraba al límite de sus fuerzas, no creía que pudiera aguantar un nuevo combate, le dolía todo y empezaba a sentirse mareada... 

Se mordió el labio y empezó a caminar hacia esa salida, lenta, casi arrastrando la pierna que le había fallado cuando intentó lanzarse para coger al Arlequín.

— Venga, no podemos desfallecer... Debemos continuar... Erick, ¿puedes encargarte de Lord Barak? — Se detuvo para mirar a Bloomwand, esperando una afirmación por su parte y, tras eso, su mirada se dirigió hacia Tiberius. — ¿Puedes ayudarle...? — Le preguntó, señalando con la mirada al bibliotecario.

En aquellos instantes, Michael se hallaba totalmente abstraído, con los ojos abiertos como platos y totalmente evadido de lo que estaba sucediendo. Había visto las escaleras que ascendían y sabía que eran la única posibilidad que tenían de seguir avanzando. No obstante, debido al estado mental en el que se encontraba, el bibliotecario no se atrevía a marchar delante, convencido de que lo único que les aguardaba más allá era la muerte.

-No hay forma... No saldremos de aquí... -balbuceó Goldman, que comenzaba a abrazarse mientras se rascaba los brazos, como si en aquellos instantes estuviese sintiendo un claro escalofrío-. Lo peor aún está por venir... Moriremos todos si seguimos avanzando...

El bibliotecario no era capaz de mirar a sus compañeros en esos momentos, con los ojos puestos en aquellas escaleras, la única vía de continuar que tenían pero que para Michael se antojaban también un lugar en el que únicamente encontrarían peligro tras peligro.

A pesar de la condición en la que Michael se encontraba, su mente poco a poco pudo irse recuperando de la impresión por haber escuchado aquellos susurros horribles que venían en idioma parcel, sintiendo que se aclaraban sus pensamientos al menos un poco. La cercanía que tenía con Tiberius también ayudo, para que sintiera que en efecto, no estaba solo en esa pesadilla, su mente parecía volver en si aunque para el bibliotecario estaba claro; Los horrores que había estado enfrentando ya le estaban cobrando bastante caro, y si no cuidaba la poca claridad que tenía, bueno… el Arlequín Feliz era un claro ejemplo de lo que podría pasarle, si su mente terminaba derrotada. Tenía que salir de allí, ahora más que nunca antes de que sucediera algo peor.

Aún asi, a pesar de que su mente había recuperado la poca lucidez que le quedaba, estaba consciente que aquellos tenebrosos susurros no se irían esta vez, y más bien tendría que soportar que estos estuvieran acosándole tal como había sucedido en esos instantes.

Con Lord Badak fuera de peligro y la forma de poder continuar avanzando dentro de aquella horrible prisión a la vista, el grupo tenía la vía libre para ponerse en marcha, Brianna fue la primera en buscar caminar hacía el pasadizo que se había abierto en la zona en la que estaban, esperando que sus compañeros también hicieran lo propio. La mujer del grupo era la que parecía más dañada físicamente y con razón, pues los horrores que habían estado enfrentando no habían sido un juego de niños, más bien habían sido pruebas feroces y horriblemente peligrosas a partes iguales. Los demás también se encontraban heridos evidentemente, siendo las marcas de los Lethifolds las más visibles en todos, además, se tenía que sumar también el daño psicológico como el que parecía tener Michael, todo esto era un indicativo del horror que habían estado viviendo en Azkaban, un horror que no había sido consentido de ninguna manera por supuesto.

Ahora, habiendo superado incluso la tenebrosa arma que había creado Bloodborn como forma de cumplir sus retorcidos y horribles deseos, no quedaba otra opción más que seguir avanzando ¿Sería posible que el jefe de aurores cumpliera su promesa? Habían derrotado al Boggart modificado, demostrando asi que incluso las creaciones más horribles de la magia oscura podían ser superadas, Bloodborn había hecho la promesa de otorgarles libertad si salían vivos, aunque sin duda confiar en las palabra de un hombre que había dejado morir a sus propios compañeros con la excusa de hacer un bien mayor, no sonaba como la idea más correcta. Sin embargo poco o nada podían hacer si confiaban o no realmente, lo mejor sería tener precaución.

Por el momento, avanzar hacía el pasadizo y ver en que sección de Azkaban saldrían era lo más importante, tal vez por fin podrían encontrarse en los niveles más bajos de la prisión, y con esto estar más cerca de encontrar una forma de escapar finalmente. Por fortuna parecía que no había ninguna trampa ni nada por el estilo, Brianna podía comprobarlo al ser quién estaba más cerca de la entrada secreta, por lo que podían continuar sin preocuparse por ahora.

Tiberius tenía la atención puesta en Michael, por lo que se sobresaltó cuando escuchó un mecanismo activarse. Sin quitar las manos de los hombros del bibliotecario, giró la cabeza en la dirección del ruido, comprobando que no era ningún tipo de peligro nuevo. Suspiró aliviado y centró de nuevo su atención en su compañero.

Está en un estado de shock... pensó. Observó cómo el bibliotecario se encogía más en sí mismo. Retiró una de las manos del hombro y la pasó por delante de sus ojos, como si lo estuviera saludando suavemente - Hey... no estás solo - se mordió el labio pensando en los pasos siguientes.

Le desabrochó los primeros botones de la camisa que llevaba*. Miró a Brianna - Puedo intentarlo... Me gustaría no tener que recurrir a la "violencia" para sacarlo del estado de shock en el que está - le comentó a la rompemaldiciones mientras hacía un gesto con sus dedos de comillas sobre la palabra violencia - Michael, estamos contigo. Brianna, Erick, yo... hasta el Arlequín feliz - comenzó diciendo. La idea del abogado era que el bibliotecario se centrara en sus palabras para ir poco a poco sacándole de su estado. Le señaló donde estaba Lord Badak - ¿Ves? Gracias a ti, hemos conseguido salvarlo, como él nos ha estado ayudando, a su manera, pero ayudando al fin y al cabo. Has sido muy valiente desde que hemos entrado en Azkaban y... bueno, entre Brianna y tú habéis conseguido que avancemos un montón, no solo por las criaturas a las que nos hemos enfrentado, sino también por vuestros conocimientos... - le dijo. Las manos que tenía colocadas en los hombros del bibliotecario las llevó a las mejillas de éste y suavemente, zarandeó su cara - Michael, te necesitamos - por favor, no me hagas utilizar la vieja usanza...

Michael tardó en darse cuenta de que Tiberius tenía puestas las manos sobre sus hombros. El bibliotecario volvió en sí mismo, dirigiendo una mirada horrorizada a su alrededor y fijándose en Tiberius al escuchar las palabras que le dirigía. Hizo un gesto de negación, como si tuviera claro que no importaba nada de lo que ellos cuatro habían hecho y que el verdadero desafío se hallaba aún delante, sin que lo hubieran superado.

-Tenemos... tenemos que seguir avanzando... -dijo, zafándose de los brazos de Tiberius, con la mirada perdida-. Hay más... Hay una serpiente... ¿Vosotros no la escucháis...? Esto aún no ha terminado... Bloodborn aún nos tiene reservados más peligros... No saldremos vivos de aquí...

El bibliotecario echó a andar hacia las escaleras, detrás de Brianna. No tenía esperanzas de que consiguieran sobrevivir a los peligros que albergaba Azkaban y, tal y como se encontraba Michael, su mente veía peligros en cualquier parte.

Brianna continuó caminando hacia el pasillo. De fondo escuchó lo que hablaban Tiberius y Michael y sus labios se torcieron en una suave mueca. Tenían que salir cuanto antes de allí, si no lo hacían acabarían perdiendo la cabeza como Lord Barak o muriendo como tantos otros.

— Lumos. —

Pronunció, haciendo que la punta de la varita empezara a brillar y se adentró en el pasadizo, dirigiéndose hacia las escaleras que ascendían. 

Erick había asentido, pero en verdad no tenía muy claro por dónde empezar, más allá de hacerlo bajar y sentarlo suavemente en el suelo.

Aunque al menos es una compañía más alegre que otras, se dijo, mirando de reojo cómo el bibliotecario desvariaba.

Finalmente se hizo la luz en su cabeza y pensó en ofrecerle algo de agua para suavizarle la garganta ¿Qué había sido de su caldero? 

-¡Accio caldero!

Una vez lo tuvo en la mano, dio un golpecito en el borde con la varita y recitó el conjuro para llenarlo de agua. Acto seguido, se la ofreció al dolorido Badak. -Tome amigo, beba un poco a ver si se le pasa esa tos tan fea y puede contarme qué es eso tan gracioso. 

No pudo evitar pensar en té con pastas. Llevaban demasiado tiempo sin comer. ¿Qué hora debía de ser ya? En aquel lugar tan oscuro parecía que el tiempo no pasaba. -¿Aquí en Azkaban no hay nada comestible?

Aquel que en elgún tiempo fue Lord Badak, ahora convertido en una alma errante dentro de aquella prisión maldita, convirtió poco a poco su risa enloquecida en una tos que sonaba bastante dolorosa, el peligro para el pobre hombre ya había pasado y aunque seguía sin recuperar la lucidez que en algún momento todos en el grupo pudieron ver, no tardó en aceptar el agua que le ofrecía Erick, tan pronto como este último recuperaba su caldero por medio de un accio y lo rellenaba de agua. Fue hasta que hubo tomado un gran trago que solto un suspiro pesado, mirando al comerciante por unos segundos y después haciendo lo propio con los demás miembros del grupo que se encontraba allí. Su voz entonces por fin logró emitir palabras. —Los valientes pajarillos… incluso… ¡Se atreven a liberar a otros de sus destinos y martirios!— Si voz sonaba débil, y una nueva oleada de tos le atacó tan pronto como terminó de decir esto. Ya hacía tiempo que el Arlequín Feliz, alter-ego de Badak, se refería a ellos como unos pajarillos, y la prisión la asemejaba a una jaula, tal vez en su locura había un sentido lógico después de todo. Aunque Azkaban era mucho peor que una jaula por supuesto.

En cuanto Badak observó que el grupo se disponía a avanzar después de la feroz batalla contra el Boggart, él enloquecido hombre hizo su intento también de ponerse en pie para seguirles. Ninguno podía saber a ciencia cierta si Badak, en su forma de Arlequín Feliz sería de utilidad más adelante, pero había dejado en claro los valores que compartían al no dejarle morir junto con aquella criatura tenebrosa, aquello debía significar algo.

Con Lord Badak integrándose para poder seguirles y Michael recuperando sus sentidos que, por un momento había perdido debido a las consecuencias de enfrentarse al Boggart, el grupo volvió a enfocarse para seguir adelante en su cruzada por escapar de aquella horrible prisión. Por supuesto, la situación tanto física como mental de todos en el grupo estaba bastante resentida, a comparación de pisos anteriores se podía sentir la gran diferencia después de haber estado sobreviviendo por quién sabe cuánto tiempo, dentro de una Azkaban que parecía destruir el concepto del tiempo y el espacio; ninguno podría saber a ciencia cierta cuánto tiempo había pasado desde que habían llegado allí, y ciertamente las necesidades físicas también se comenzarían a hacer presentes pronto, comer y dormir principalmente. Aunque no todo eran cosas malas, el gran trabajo en equipo que habían adquirido y la propia adrenalina por querer sobrevivir habían logrado lo imposible para muchos,  llegar tan lejos era todo un logro que no debía tomarse a la ligera, incluso ahora estaban amenazando a aquellos responsables por la horrible matanza y experimentación que se estaba llevando dentro de la prisión.

De igual forma, y a pesar de los daños que cada uno cargaba debido a los enfrentamientos anteriores, una cosa muy importante había cambiado; ya no se encontraban a ciegas, pensando las razones por las cuales habían despertado en tan tétrico y tenebroso lugar. La ignorancia respecto al porqué estaban allí había desaparecido al momento en que conocieron a Bloodborn y su retorcida ideología, ahora sabían quién era el enemigo en aquella prisión, el responsable de crear una horrible matanza en las paredes de una zona qye debería estar clausurada. Por supuesto seguramente había mucho más detrás que aún no conocían, pero estaba claro que su supervivencia tenía la primera posición en sus prioridades.

Una adolorida Brianna lideró al momento en que el grupo se dispuso a salir de aquella zona por medio del pasadizo que se había abierto. Con un Lumos de su parte, buscó iluminar el trayecto mientras era seguida por Michael, ya reincorporado aunque hablando de un enemigo extraño y desconocido, y Tiberius quién se había quedado a su lado. Finalmente en la retaguardia se encontraría Lord Badak con Erick, el primero pareciendo un espiritu errante, perdido en las inmensidades de Azkaban, al menos había dejado de reir de forma enloquecida. El grupo avanzó por lo que parecía ser un largo tunel, el pasadizo seguía extendiéndose como si la habitación del Boggart estuviera bastante alejada de cualquier otra parte de la prisión, aunque no tardo mucho para que llegarán a una enorme y amplia zona de recepción; pasillos mucho más amplios y ordenados llevaban a habitaciones administrativas, de archivos y a pequeñas celdas que parecían ser temporales. Por supuesto, tanto el mobiliario como las paredes, techo y suelo compartían el mismo estado deplorable, pútrido y lleno de humedad que ya habían visto antes y que seguía siendo el común denominador.

Seguramente el único que podría reconocer el lugar sería Tiberius, pues habían salido en una sección que el abogado ya había visitado antes, en el pasado, cuando Azkaban seguía estando vigente. Se trataba de una de las secciones inferiores de Azkaban, el primer filtro en donde se llevaba a cabo las labores administrativas de la prisión por los pocos aurores y empleados del Ministerio que, en esos momentos, se encontraban en servicio. Como abogado, era normal visitar esta zona y no subir más en Azkaban a menos que fuera estrictamente necesario. Fuera de las trivialidades, esta sección significaba una cosa muy importante; la salida no podría estar demasiado lejos ahora.

Se encontraban cansados, adoloridos y con sus percepciones alteradas por todo el horror al que habían estado sobreviviendo, y ahora una nueva sección se abría ante todos en el grupo.

El bibliotecario avanzaba temeroso, convencido de que, por más que avanzaran, ninguno de ellos saldría con vida de Azkaban. Estaba asustado y seguro de que aquella prisión pronto sería una tumba para todos ellos.

Michael miró a su alrededor con miedo al notar que habían llegado a una amplia sala de recepción que, al igual que en los casos previos, mostraba claros signos de abandono. Nunca había estado en un lugar como aquel y no pudo identificarlo. Permaneció en pie, en silencio, sin avanzar. Había sido excesivamente confiado con aquellas túnicas que se habían convertido en lethifolds, por lo que prefería no tocar ni acercarse a nada si podía impedirlo.

Erick, sirviendo de apoyo al debilitado Badak para seguir al resto, le comentaba -Ojalá fuéramos pájaros. Al menos a ellos les dan alpiste.-

Sentirse más cerca de la salida le producía una cierta sensación de esperanza. Incluso empezaban a pasar por su mente cuestiones normales. como si aquellos libros se podrían publicar y vender, o qué le gustaría hacerle a Bloodborn si se lo volvían a encontrar. Pero no se atrevía a imaginar nada concreto: Aún temía volver a encontrarse de un momento a otro en otra situación horrenda. O simplemente parpadear y volver a estar encima de aquella escoba entre la tormenta. 

Escudriñó la oficina decrépita con extrañeza. Algo no cuadraba con aquellos sitios tan obviamente abandonados.