Partida Rol por web

  Inmediatamente después de volver a disfrutar de la desesperación de la cuatro ojos que tenía ante mi y antes de poder siquiera inventarme algo para engañarla y, así, ya hacerla mía totalmente, aparecieron las autoridades sin darme cuenta.

  - ¡Mierda! Se acabó la diversión - Espeté con repulsión al verlos.

  Miré nuevamente a la chica, parecía totalmente paralizada e incapaz de asumir la situación. - Mierda, si esta tía no reacciona y hace caso me veré en problemas yo también. - Pss, ehh - Traté de llamar su atención sin que los policías se diesen mucha cuenta mientras alzaba las manos al cielo tal y como nos oredenaban. - ¡Oye! Haz lo mismo que yo, ¿ves? ¡Los brazos, los brazos! Levántalos o nos meteremos en un lío.

  Ni de coña podía dejar que llamasen a la Brigada Star, acabarían con nosotros en un abrir y cerrar de ojos. - ¡Pero vamos! ¡Esos cerdos no son mas que unos carniceros! ¿A quién se le ocurriría llamarlos para hacerse cargo de dos adolescentes? - Levanté los brazos un poco mas para que fuesen bien visible mientras miraba al hombre del megáfono.

  - ¡Ey! Estamos haciendo lo que nos dice, ¿lo ve? La chica está aterrorizada, simplemente.

  Venga, venga, reacciona cuatro ojos, no me jodas...

Levantarse del sueño fue como colocarse el mundo sobre los hombros. Cada centímetro de su cuerpo parecía pesar una tonelada y sus articulaciones eran como bisagras oxidadas. Una vez en posición miró hacia su acompañante entre atemorizada y descolocada. ¿Cómo podía estar tan tranquilo?

De nuevo se concentró en mover sus pies en dirección al policía. Un paso, otro, otro más... los brazos seguían en alto. Sabía que visto desde fuera parecía ir a cámara lenta. Pero, ¿podía hacer algo más? El miedo la paralizaba tanto como el terror hacia los STAR la hacían avanzar.

Esperaba que me echase una reprimenda por mi actitud, cortándole en su discurso de una manera tan poco educada, pero no sería la primera vez. Tenía una boca muy grande cuándo me veía en situaciones cómo esta. Lo que no me esperaba es que metiese a las revoltosas Davies en el saco.

- ¿Monique y Wendy? - pregunté confusa. Pero si ellas no habían dicho nada... Miré hacia Janelle, haciéndole un gesto cómplice (que en realidad no necesitaba ya que su curiosidad era tan enorme como mi bocaza) para que usando su poder nos siguiese. 

Miré a la más pequeña de las Davies, que hasta ahora estaba disfrutando con Megastar y por mi culpa estaban llamadas al despacho del director (aunque seguía sin entender cómo mis palabras las metían en líos a ellas, ese sería el siguiente punto de mi discurso con el director). 

- Lo siento. - dije encogiéndome de hombros, sin poder hacer mucho más en ese momento, y pasando el par de sillas que me apartaban del pasillo, para ir a dónde nos habían mandado.

Tan pronto como los dos alzaron los brazos unos cuantos hombres saltaron con cuerdas desde el helicóptero y armados se dirigieron hacia ellos, los rifles siempre apuntándolos, y los esposaron con los brazos detrás de la espalda. De repente vieron y sintieron como dejaban el suelo debajo de ellos y subían rápidamente, por la misma cuerda por la que habían bajado los hombres de la brigada STAR, hacia el helicóptero. Éste se puso en marcha hacia la isla Blackstone, en la parte Sudoeste de la ciudad. Al cabo de unos minutos vieron la isla con una única edificación que se encontraba allí, la imagen recordaba a la prisión de Alcatraz, pero no podía ser que esa edificación que parecía tan pequeña encerrara a los criminales más peligrosos de la ciudad...

***

Hannah avanzó por la calle en busca de algún sitio tranquilo, pero parecía más bien un salmón nadando en contra de la corriente con toda la gente que había queriendo aproximarse hacia la zona del terremoto u explosión. Al seguir avanzando pasó la parte dónde había más gente y vio a una chica, aproximadamente de su misma edad, avanzar en la misma dirección que ella. No se dio cuenta y su brazo rozó el de un hombre que avanzaba rápidamente hacia adelante, por unos instantes sintió una gran ira y una mezcla de... ¿lujuria? 

La chica en la que se había fijado momentos antes se adentró hacía un callejón y segundos después el hombre con el que se había rozado se adentró también siguiendo los pasos de la chica.

Aquella sensación fue como un desagradable calambrazo en el brazo, viéndose obligada a apartarse con rapidez y una fuerte sensación de asco. Pero desapareció casi de forma inmediata, dejando a Hannah parada con expresión confundida, siendo evitada por la multitud que luchaba por abrirse paso hasta el lugar del accidente. ¿Qué había sido aquello? Resultaba desagradable, casi nauseabundo. Su mente se había quedado en blanco por unos segundos y de repente aquellas sensaciones sin sentido la habían invadido con fuerza, adueñándose de ella por un segundo.

Le dio una profunda calada al cigarro, observando como el papel se consumía por una fina aureola de fuego. Y entonces sus ojos vieron algo más: aquel hombre con el que se había rozado entrando en el callejón tras una chica. Antes de que cualquier pensamiento racional cruzara su mente ella misma seguía los pasos de ambos, impulsada tal vez por el instinto o tal vez por un lado mucho más oscuro y bastante más autodestructivo.

Ver a esos hombres ir directos hacia ellos hicieron que las piernas de Debra temblaran de forma incontrolable. No iba a aguantar de pie. Estaba segura de que, al siguiente paso que diera, caería de rodillas en el suelo. Quizá fuera lo mejor. Si se acurrucaba en un ovillo y cerraba los ojos pasaría toda esa pesadilla. Quizá se quedara dormida y pudiese olvidar el dolor que en esos momentos sentía. O si no, quizá pensaran que estaba intentando hacer algún tipo de truco sobrenatural y le pegaran un tiro directamente en la cabeza. Una solución limpia y eficaz que le ahorraría esa vida de sufrimiento.

No tuvo tanta suerte. Antes siquiera de que sus rodillas empezaran a doblarse notó las manos de los hombres sobre su cuerpo y, de repente, dejó de notar la tierra bajo sus pies.

Van a mataros por lo que has hecho. A los dos. Será tu culpa la muerte de este chico y toda la desgracia que caiga sobre tu hermana. Ojalá no fueras así. Ojalá nunca hubieras nacido.

Sentir de nuevo sus pies sobre algo sólido le animó a abrir los ojos. El sonido del helicóptero era ensordecedor, y lo que le rodeaba no vaticinaba nada bueno. Incapaz de ocultar su miedo, acercó sus piernas hacia su pecho. Su cabeza, apoyada sobre las rodillas, quedaba en el ángulo perfecto para mirar lo que podía pasar a su alrededor.

Esos hombres le daban mucho miedo y no podía dejar de temblar. ¿Qué iban a hacerle? ¿Por qué no la habían matado en que habían tenido la oportunidad? ¿Y a donde la llevaban? Un escalofrío recorrió su cuerpo. ¿Y si iban a experimentar con ellos? No... al chico solo le matarían. ¿Qué podían querer de una persona normal?

Eres un monstruo. Siempre lo has sido. Tu hermano tenía razón.

- ¿D-dónde nos llevan? - no estaba segura de que los hombres hubiesen escuchado su voz pero le daba demasiado miedo repetir la pregunta. ¿Y si se enfadaban? ¿Y si le pegaban para que se mantuviese callada? Algo le decía que, dijera l o que dijera, solo empeoraría las cosas. Miró hacia su compañero intentando entender qué estaba pasando por su cabeza. Quizá él pudiese sacarles algo de información. Parecía ser mucho más valiente y fuerte que ella.

  Sin darme cuenta de nada, me rodearon y me inmovilizaron al instante. - ¡Eh! que yo no tengo nada que ver con esto, simplemente pasaba por aquí y vi la explosión, ¡soy Charlie Clarke, mi padre es el presidente del fondo de inversiones Clarke! Contacten con él.

  No hicieron caso a mis palabras, en pocos segundos ya estaba flotando en el aire en dirección al helicoptero. Una vez dentro traté fallidamente de comunicarme nuevamente con ellos y podía ver, junto a la chica, cómo el helicoptero se dirigía hacia aquella isla, mas bie conocida por ser una prisión de alta seguridad.

  - ¡Eh, hacedme caso! No soy mas que un estudiante de instituto, se supone que debería haber ido a la inauguración hoy, pero me retrasé y luego vi la exploción, me acerqué a ver qué pasaba y vi a la chica allí, me entró curiosidad y bajé a hablar con ella.

  Nada parecía surtir efecto, al menos de momento, ¿me iban a encerrar con ella en aquel sitio? - Maldita cría...

¡Y ahí estaba! Monique no tenía escapatoria. Debería hacer caso aunque no le apeteciera nada meterse en esos asuntos. Fulminó con la mirada a Daria aunque pronto se le pasó. Suspiró y se levantó mirando de nuevo a su hermana que tendría que moverse y apartarse de ese MegaStar.

- Me debes como mínimo cuatro chocolatinas.- le comentó a Daria mientras comenzaba a caminar a su lado.

Bueno. ¡Miraré el lado bueno! Me he ganado cuatro chocolatinas.

Continuaba caminando mientras notaba cómo su estómago rugía. Pensar en chocolatinas sin haber desayunado ampliaba su apetito.

- Y súmale una mega hamburguesa. Y hablando de "megas"...- ahora miró a Wendy.- ¿Qué tienes con MegaStar?

La miraba intrigada. No creía que Wendy fuera a decirle nada interesante, pero al menos su expresión lo comentaría por ella. Se imaginó de pronto a Wendy llevando al chico para que sus padres lo conocieran. ¿Cómo reaccionaría su madre? ¿Y su padre?

- Deberías llevarlo a casa en vacaciones.- será de lo más divertido.

Antes de que Debra pudiera contestar al chico que la acompañaba notó como le ponían algo en la cabeza y tan sólo vio oscuridad. Dos personas, probablemente guardias de la Brigada STAR la cogieron por cada uno de los brazos y la arrastraron, lo que pensándolo bien le indicó que el helicóptero en realidad debía haber aterrizado hacia pocos segundos. La dejaron bruscamente encima de algo metálico y notó un temblor, se estaban moviendo hacia abajo como si de un ascensor se tratara. Después de un buen rato de descenso la cogieron otra vez y esta vez el arrastre fue menor, la subieron a una especie de vehículo ya que pudo sentarse. Al cabo de unos minutos, que a ella se le hicieron eternos, la volvieron a arrastrar, escuchó gritos que sonaban como enlatados.

"¡Traen carne fresca chicos!"

Escuchó toda clase de frases malsonantes e insultos que Debra no supo si iban dirigidos hacia su persona o hacia los guardias. De pronto le agarraron la tela que tenía en la cabeza y el cambio de iluminación le obligó a entrecerrar los ojos. Estaba en un cuarto, una celda más bien, que se componía por una mesita, un váter y una cama. Cerraron la puerta metálica y se abrió una rendija en la misma, la voz de uno de los guardias se impuso por encima del griterío de la gente:

- Ésta será tu nueva casa a partir de ahora, vete acostumbrando...no verás nunca más la luz del Sol.

La rendija se cerró con un golpe seco. 

Cuando Hannah llegó al callejón vio que el hombre tenía la chica arrinconada y con un cuchillo en el cuello.

- Si haces lo que te digo no te haré daño...

- Por favor, coja mi dinero, ¡no me haga nada por favor!

El hombre le acariciaba la mejilla con la otra mano.

- Shhh...¿Eres muy guapa, lo sabes? ¿Tienes novio guapa? Te voy a enseñar algunos trucos para que después se lo hagas a él.

Los ojos de la chica se encontraron con los de Hannah, estaba aterrada, pero fue el acto de apartar la mirada del hombre lo que hizo que él se percatase de la presencia de Hannah y Lex.

***

Wendy sonrió mientras las tres chicas avanzaban hacia el despacho del director Summers.

- MegaStar es algo tímido a pesar de su tamaño y...¡Claro, sería de lo más normal llevar a un chico con el pelo plateado y los ojos iluminados de luz azul a casa de nuestros padres!

Al llegar al despacho del director llamaron a la puerta antes de abrir. El director Summers las esperaba al otro lado de la mesa.

- Por favor, tomad asiento. Quiero que llevéis a cabo un trabajo que debe llevarse a cabo en secreto y quiero que lo llevéis a cabo como equipo. Antes de aceptar, tomaros un minuto, no es una simulación, es real, y probablemente si os descubren las balas también serán reales...Aún así...¿estáis interesadas?

Poco después de ver cómo se llevaban a la chica con una bolsa negra de tela en la cabeza le llegó el turno a Charlie Clarke. Se hizo la oscuridad y lo agarraron como habían hecho con la pobre chica. Al cabo de unos minutos y de escuchar sonido de puertas al abrirse y cerrarse lo depositaron en una silla y le quitaron la bolsa. Sus ojos tardaron unos segundos en acostumbrarse a la fuente de luz; se encontraba en un despacho delante de un elegante escritorio de madera y delante de él tenía a un señor con traje y gafas.

- Soy el alcaide Drummer y ahora dime hijo...¿cómo has conseguido meterte en este lío?

No sabía cómo había sabido lo que iba a pasar pero de algún modo su subconsciente debía de haber captado información que su cerebro racional no era capaz de procesar. El cigarro escapó de su boca, cayendo al suelo sin ruido mientras la mirada de aquella chica se clavaba en la suya, aterrorizada.

La pulsera con el cascabel anunció su llegada de modo inoportuno así que podía olvidarse del factor sorpresa. Tampoco era algo que se le diera bien así que se limitó a dirigirle una mirada sombría y peligrosa al hombre mientras apagaba de un pisotón la colilla que humeaba en el suelo.

- Eh, cerdo - alzó el mentón en ademán chulesco, dirigiéndole una mirada cargada de menosprecio -. Si lo que quieres es una puta encuentra trabajo y págate una. Pero como toques a esa chica delante de mí... - Lex terminó la frase por ella con un sordo gruñido amenazador.

- Os invito a las dos al menú especial de los viernes noche en la bolera, aunque en realidad no sé porqué os castigan a vosotras si la bocazas soy yo... - dije a Wendy y Monique encongiéndome de hombros mientras caminaba por el pasillo. Culpable por asociación, eso era. Y era injusto.

Estaba preparándome mi discurso mientras las hermanas hablaban del novio de Wendy cuándo llegamos al despacho del director. Tras picar a la puerta y entrar y cuándo estaba a punto de empezar con mis argumentos de cómo esto era injusto y blablabala... El director se me adelantó y me sorprendió con una petición. No nos castigaba, nos...¿premiaba? Nos estaba dando un vote de confianza y una oportunidad de demostrar nuestra valía fuera del campus. Y creía saber qué era.

- Tiene que ver con el terremoto de esta mañana, ¿verdad?- no podia ser otra cosa, el timing era perfecto y mi bocaza había sido la gota necesaria para colmar el vaso (aunque en una manera positiva, o eso creía)-  Tenemos que llegar a esa persona antes que los Stars... - aunque teniendo en cuenta el tiempo que había pasado desde eso hasta ahora, y la velocidad en la que actuaban ellos... - No, tenemos que recuperar a esa persona de dónde sea que la han mandado los Star. ¿Ando muy lejos de la verdad, director? - ¿Qué si no? Hablaba de balas y peligros, no nos mandaba a ahcer la compra precisamente.

Monique se esperaba lo peor. Volver a fregar los pasillos, los lavabos, barrer todo el lugar... pero no. ¡Aquello era algo mucho mejor! Conforme se fue enterando de que se trataba de una misión real, la chica fue incorporándose poco a poco en la silla mientras su expresión cambiaba del total desinterés a una atención y emoción incomparables.

Aún mirando a su interlocutor, dio varias palmadas en la pierna de Daria.

- ¡Aceptamos!- ¿qué había que pensarse? ¡Llevaba mucho tiempo intentando mejorar para que le dieran una oportunidad como aquella!- Eso, eso. Cuéntenos más.

Después de haber tomado la decisión grupal, dejó que Daria se ocupase de recabar la información. Era curioso ya que su amiga solía ser la que entrase en acción y ella la que fuera con más cuidado y, técnicamente, quien fuera en sigilo solía tener una personalidad más dada a informarse, pero ellas se compenetraban de un modo distinto. Quizás por ello formasen un equipo único y diferente.

Wendy asintió mostrando su apoyo tanto a su hermana como a Daria.

El director Summers suspiró, acto seguido se levantó de su silla y se dirigió a la ventana que daba a los jardines del colegio, sin girarse hacia ellas empezó a hablar.

- Me temo que eso queda fuera de nuestras oportunidades, al menos por el momento. Un asalto a la prisión federal de Blackstone sería un suicidio a parte de ser un acto completamente en contra de la ley y las fuerzas policiales. El recinto es mucho más de lo que se ve a simple vista, los presos residen a no menos de cuarenta y cinco metros de la superficie y los más peligrosos son mantenidos en los niveles más profundos del mismo. Los sistemas de seguridad son una maravilla, tecnológicamente hablando. No, no puedo ni debo enviaros allí, ese tema se solucionará, espero, por la vía diplomática, ya me he puesto en contacto con la Liga. Os estoy ofreciendo la oportunidad de rescatar a otra chica.- diciendo esto Summers sacó un dosier que contenía fotos e información.- Hannah Mason, de diecisiete años, hace ya un tiempo que la estamos observando, pero me temo que no somos los únicos, hasta el momento no estábamos seguros de que tuviera ninguna capacidad especial, pero los otros han decidido mover ficha...

***

El hombre dejó a la chica a un lado, en ese momento Hannah pudo fijarse que se trataba de una chica de más o menos su misma edad, de ojos azules y pelo rojizo, con una indumentaria bastante deportiva.

- Eso habrá que verlo.- dijo el hombre acercándose con el cuchillo hacia dónde se encontraba Hannah

Monique se presentó algo descepcionada ante el hecho de que no iban a meterse en la cárcel. ¡Con lo divertido que podría haber sido! Todos los obstáculos que el director le fue nombrando no eran gran cosa para Monique pues podía atravesar cualquier tipo de superficie. Haber entrado y salido habría sido pan comido. Eso sí, si es que lograba controlar su poder hasta aquellos extremos pero ella era una chica repleta de confianza.

Aún así, el hecho de tener que ir a rescatar a alguien también le sonaba bastante interesante. Observó la foto de la chica mientras escuchaba las palabras del director, fijándose en los detalles por si acaso luego no tendría opción de ver la foto más adelante. ¡Otra chica con poderes! Aunque por lo visto era dos años mayor que ella. Quizás no le hiciera tanto caso como esperaba realmente...

- Esto será muy fácil, dire.- comentó. ¿Realmente sería tan sencillo como esperaba? ¿Llegar, adelantarse a los demás y traérsela convencida de que era lo mejor? No todos eran como Monique o Wendy, que habían decidido venir a la academia por su propia iniciativa.- ¿Ya se sabe qué poder tiene? 

Así que el director había confirmado mis preguntas en la sala: era un adolescente y se lo habían llevado a Blackstone. Yo esperaba que no estuviese ya allí, pero al parecer lo estaba. Además, me estaba dando un montón de información sobre la estructura de la prisión...

Eso no es algo demasiado prudente conociéndome, director.

Sin embargo nos mandaba a otra misión, a encontrar a una chica que al parecer iba a estar en problemas si no nos dábamos prisa. 

- ¿A quién se refiere con los otros? - pregunté mientras miraba la fotografía de la chica. Parecía una chica muy guapa, me preguntaba cuál sería su poder, y dada la pregunta de Monique ella también se lo preguntaba.  - ¿Qué tal si nos dice dónde podemos encontrarla y nos deja uno de los coches que guardan en el garaje? Algo me dice que no podemos esperar mucho si "los otros" ya han dado el primer paso. - si cuela cuela y me deja el coche, sino, más les vale llevarnos en helicóptero o algo...

Había vuelto a meterse en un lío a raíz del cuál podía acabar en el hospital en el mejor de los casos y violada en el peor. Muerta era tan solo la opción intermedia y teniendo en cuenta el tren de vida temerario que llevaba no era tan alarmante como cabría suponer.

Sabía por qué se había metido en ese callejón en lugar de pasar del tema. Por un lado era por la sensación de peligro que había percibido y que parecían atraerla como una adicta a la adrenalina y por otro era el maldito deseo de dominación del machito común de aquel país y que le provocaba deseos de hundirle las gónadas a todo el género masculino para que vivieran en comunión con el estómago.

Permitió que la leve inquietud producto del miedo quedara enterrada por el desprecio y la ira que siempre la acompañaban mientras adoptaba una posición semiagachada que se le antojaba más adecuada para un combate.

- ¡Ataca! - gritó sin previo aviso.

Y esperando la distracción de aquel asqueroso Hannah se lanzó con todas sus fuerzas en dirección a las piernas de aquel asqueroso, intentando hacerle caer y esperando que la chica aprovechara la ocasión para escapar.

  Nos habían separado y eso no era nada bueno, no en aquella prisión.

  ¿Qué pretenden hacer con nosotros? - Realmente la chica no me importaba mucho, pero sí me preocupaba lo que iban a hacer conmigo, tenía que intentar salvar mi pellejo como fuese, no podía ser encerrado en ese lugar, no era algo admisible.

  Mientras pensaba en mi incierto futuro me cubrieron la cabeza de la misma forma que lo habían hecho con aquella chica, intenté forcejear con la cabeza en un intento infructuoso de que no me impidiesen completamente la visión y me arrastraron por pasillos que no conocía de nada, atravesé varias puertas y, finalmente, me sentaron a la fuerza en una silla a la vez que me quitaron la bolsa.

  Frente a mi había un hombre que se presentaba como el alcaide de la prisión.

  ¿Voy a tener que contarle la misma historia que a los guardias? Maldito incompetente...

  Puse cara de asustado para que mi historia fuese mas creíble y traté de que mi voz sonase temblorosa. - Verá... Yo iba caminando por la calle y escuché la explosión, vi una columna de humo levantarse a lo lejor y tuve curiosidad por ver qué pasaba. - Empecé a sollozar mientras continuaba con la historia. - Debería haber ido al instituto en vez de desviarme, maldita sea, ¿por qué yo? - Me tapé la cara con ambas manos, las y mantuve la posición varios segundos mientras soltaba algún quejido y me frotaba la cara. - Ni siquiera sé quién es esa chica, simplemente la vi ahí en medio del cráter y sentí pena por ella, parecía muy asustada y destrozada, quise ayudarla.

  Miré al suelo y apreté los puños sobre mis rodillas con gesto de rabia, mi teatro tenía que ser creíble, levanté la cabeza rápidamente y miré a aquel hombre a los ojos y en un arrebato de, lo que quería aparentar que era, desesperación le hablé directamente y alzando la voz. - ¡Llame a mi padre, al instituto, incluso a mi psicólogo si le hace falta, todos corroborarán mi historia!

  Volví a llevarme las manos a la cara mientras me echaba para atrás en la silla y miraba al techo. - Esto no me puede estar pasando.

La sensación de esa tela alrededor de la cabeza hizo que su corazón y su respiración se multiplicaran y en su pecho comenzara a sentir tanto miedo y ansiedad que, de aumentarse, acabaría acabando con su vida. Las manos que la sujetaban de los brazos eran grandes y fuertes, y Debra intentó mantener su cabeza ocupada imaginandose cómo serían esos hombres. La sola idea de que sus cuerpos y músculos fueran proporcionados a sus extremidades hizo que todavía se pusiera más enferma.

Iba a morir, estaba segura, y el miedo que sentía era indescriptible. No podía evitar preguntarse por qué. ¿No era lo que llevaba años queriendo? ¿Desaparecer?

El golpe contra la superficie metálica le sobresaltó. Creía que se sentiría mejor sin el contacto con sus cautores pero, encontrándose sola le hacía sentirse todavía más pequeña e inservible que de normal.

¡Traen carne fresca chicos!

Esas palabras le provocaron múltiples escalofríos. ¿Dónde le estaban llevando? ¿Qué le iban a hacer? ¿Era alguna especie de lugar en la que se divertían haciendo sufrir a aquellas personas que no eran 'normales'? Se imaginó frente a otro 'ser', a punto de entrar en una pelea por la supervivencia. No necesitó seguir desarrollando la escena para saber cual sería el resultado. Solo esperaba morir de forma rápida y poco dolorosa.

Luz. El fuerte impacto hizo que cerrara los ojos e intentara esconder la cabeza sin éxito. Esos hombres estaban demasiado cerca y no le dejaban moverse ni un ápice. Cuando la dejaron allí dentro sintió ganas de echar a correr hacia la puerta y golpearla para que la volvieran a abrir. Pero no pudo moverse, el miedo la paralizaba por completo.

- Por... ¿por qué me hacéis esto? - sus piernas temblaban tanto que, si no llega a ser porque tenía justo detrás la cama, hubiese caído en el suelo. Poco a poco fue deslizándose hasta quedar tumbada en la cama como un ovillo. - ¿Por... por qué? - sin poder aguantar más se echó a llorar.