Partida Rol por web

Nieve Carmesí II

La Mansión

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24/03/2009, 18:35
Director

En el mismo momento en que Grüber y Alexeva alcanzaron la nueva sala todos vieron como Pieter y Octavius se movían. Algo parecía haber llamado su atención, ya que Pieter se adelantó con cautela mientras Octavius avanzaba tras él cubriéndolo con su arma. Los dos soldados desaparecieron por el umbral de la puerta, posiblemente más preocupados en lo que tenían ante ellos que en los compañeros que dejaban a su espalda.

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24/03/2009, 22:02
Grigori

La forma de actuar de Grigori cambió cuando llegaron el doctor y la prisionera, pues el campesino no quería que pareciera evidente su futura deserción, pues no sabía cómo podía acabar lo que en la casa estaba ocurriendo y quería estar bien posicionado para sacar beneficio de la situación.

Al igual que en el resto de su vida, Grigori se movía a dos bandas, y siempre el el filo de la navaja.

Y ahora, de nuevo, permanecía tan en silencio que más de uno pensaría que era mudo, observando lo que hacían la pareja que el sargento había mandado de avanzadilla.

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24/03/2009, 22:31
Hans

Al ver que la puerta estaba realmente abierta, Hans no pudo evitar mostrarse avergonzado por su comportamiento. Se cuadró e intentó mantener una actitud impasible, aunque por dentro le comía vivo la duda. Sus compañeros no parecían haber notado nada así que no llamó la atención de su hermano.

Entonces, uno de los prisioneros se acercó al sargento e intentó aconsejarle. Hans no cayó en un principio, pero cuando vio las libertades que se tomaba Grigori no pudo evitar fruncir el ceño, aunque no le llamó la atención. Después de todo, no tiene hacia donde ir, y si realmente hay alguien peligroso por aquí tendrá los mismos problemas que nosotros... -pensó Hans por un momento, aunque algo le rondaba por la cabeza, quizás era demasiado rebuscado. Grigori estaba muy tranquilo, demasiado quizás- Podría ser que... Grigori nos haya llevado hasta aquí? O al menos que conozca los habitantes de la mansión? Sería demasiado rebuscado. Era el teniente el que nos dirigía. Pero...

Y con estos pensamientos rondándole por la cabeza, no se fijó en que sus compañeros quizás habían visto algo.

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24/03/2009, 23:09
Grüber

El doctor dejo a la dama al lado del hombre del norte. Y luego toco el brazo del sargento.

La mujer es idiota, no sabe nada de importancia, si vuelve a hablar la silenciare yo mismo. Solo tenemos que preocuparnos de los enemigos y del frio. Y esta sala puede darnos la cobertura que necesitamos para evitar quedar congelados...

Parecía que quería añadir algo más. Pero se cayó. Sabía que con lo que le había susurrado a su compañero de fatigas era más que suficiente. Sabía que el sargento sabría valorar las opciones que tenían ante sí, y que sacaría la mejor opción a relucir. Aunque a veces eso no fuera lo que el mismo quería.

Así que dejo de atosigar con sus ideas y echo un vistazo a lo que le rodeaba.

Se agito un poco, tenia aun frio y necesitaba calentarse de alguna manera. Vio los restos de las sillas y el mobiliario, y le pareció más que adecuado para encender un fuego calentarse.
Claro que estratégicamente una habitación tan grande y con tantas entradas o salidas no resultaría adecuada para montar un improvisado campamento.

Pero al menos sabia de donde sacar madera para un fuego. Y eso sería algo a tener en cuenta.

Ahora parecía que los soldados habían encontrado algo. Así que asió como mejor pudo su arma. Quizás aun hubiera que tirar un par de veces a los rusos antes de poder tomar un respiro.

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25/03/2009, 00:20
Alexeva

La dejaron al lado del otro campesino, pero desde que habia entrado sus ojos habian recorrido la habitación con gran sorpresa.
Jamas había visto una habitación así.
Por un instante imagino como debió ser la sala en sus buenos tiempos con hombres y mujeres de aspecto galante, y eso que ella no había visto ninguno. Imagino el piano.
¿Que clase de música habrían tocado...? ¡Música! Aquella cavilación la devolvió al mundo real y al nerviosismo que este le producía, ¿de donde había salido la música que escucharon?, no había visto nada que pudiera producirla así que en el tono mas bajo posible y acercándose un poco, pues no quería molestar mas al maldito medico, le pregunto a su compatriota.
¿Han descubierto de donde venia la música?

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25/03/2009, 22:11
Karl

 - Bien Grüber, buen trabajo. La dejo en tus manos entonces... - Karl susurró dirigiéndose a Grüber mientras veia como Octavius y Pieter avanzaban en posición de peligro - por lo demás, yo seguiré y cubriré las espaldas de Pieter y Octavius. Vigilad a los prisioneros, no hagáis demasiado ruido... quizá podíamos ir mirando de encender un pequeño fuego ya que la casa parece en efecto estar desierta. 

Karl cogió su fusil y avanzando lentamente siguió a Octavius y Pieter desde atrás, sin perderlos de vista.

- Esperen un rato, en cuanto se compruebe que está todo despejado, comenzaremos con la idea del fuego... vigilen la puerta. Esta sala a parte de grande, con dos puertas, parece ser perfecta también para una emboscada. - Dijo Karl otra vez con una voz susurrante dirigéndose a Grüber y Hans, se le notaba tenso y la reacción de sus dos hombres más adelantados no le inspiraba nada de confianza.

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25/03/2009, 23:03
Hans

En efecto desierta? -pensó Hans, con escepticismo, al oír el inocente comentario de su compañero. Hans asintió ante el susurro de Karl y se acercó a la puerta por la que entraron. Echó un vistazo al distribuidor, y centró su mirada en la puerta de entrada de la mansión. No pudo evitar que el recuerdo del teniente asesinado y la tensión del ambiente le hiciese subir una arcada, que logró frenar a tiempo. Sin haber sido vista otra muestra de debilidad, aparentó una postura y actitud segura y siguió mirando, sin salir de la biblioteca, el distribuidor. Les daba la espalda a los prisioneros y no se preocupaba demasiado por ellos. Aunque algo le llamó la atención. Giró la cabeza hacia la puerta de dónde salió la música. No ve ni oye nada.

Será mi imaginación. Cálmate Hans... Cálmate!

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25/03/2009, 23:14
Director

El sargento avanzó hacia la nueva sala mientras Grüber y Hans permanecían con los prisioneros.

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25/03/2009, 23:15
Director

Un ruido sobresaltó a Grigori... Pisadas. En la planta superior. Pisadas moviéndose rápido, como descalzas... Y algo más ¿una risita? ¿una risita infantil?

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25/03/2009, 23:16
Director

Un ruido sobresaltó a Alexeva... Pisadas. En la planta superior. Pisadas moviéndose rápido, como descalzas... Y algo más ¿una risita? ¿una risita infantil?

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25/03/2009, 23:17
Director

Un ruido sobresaltó a Grüber... Pisadas. En la planta superior. Pisadas moviéndose rápido, como descalzas... Y algo más ¿una risita? ¿una risita infantil?

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25/03/2009, 23:17
Director

Hans echó un nuevo vistazo a la entrada. De pronto se quedó boquiabierto. En la entrada había un niño. Un niño pequeño, de unos seis años. Vestía una ropa de domingo: un traje negro, con adornos dorados en sus mangas. Parecía un pequeño uniforme. Luego se fijó mejor: no parecía un uniforme. Parecía un traje de luto. Un niño vestido de luto en una mansión abandonada. Aquello era ridículo. Los ojos del crío, enormes y verdes, lo miraban carentes de toda curiosidad. Su rostro era pálido. Abrió la boca como si fuera a decir algo, pero en ese momento un montón de gusandos salieron serpenteando de la oscuridad de su mandíbula. Hans contuvo la respiración y se frotó los ojos. Repentinamente el muchacho salió corriendo hacia el distribuidor central. Por un momento el soldado solo sintió el latido desacompasado de su corazón. ¿Había visto aquello de verdad? ¿Qué podía hacer un niño en aquel lugar? Había algo en la zona donde se había encontrado el niño: gusanos. Una bola de gusanos que ahora se esparcían por la madera podrida...

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25/03/2009, 23:21
Director

Karl avanzó hacia la siguiente sala, dejando atrás a sus hombres y a los prisioneros. Al llegar allí echo un rápido vistazo. Sus ojos se acostumbraron poco a poco la oscuridad reinante. Parecía que aquellas puertas daban a una nueva estancia de gran tamaño, que ahora se ampliaba de norte a sur de la casa, como si fuera paralela al recibidor por el que habían entrado. En las paredes de enfrente había unas enormes cristaleras, tapadas en su totalidad con unas pesadas cortinas que impedían pasar la luz. El lugar olía a rancio y abandono.

Había una enorme mesa dispuesta para una docena de comensales. Era evidente por el polvo y las telarañas que aquella mesa llevaba mucho tiempo abandonada sin que nadie acudiese a la llamada de la comida. Había un cadáver sentado a la mesa. Era un individuo con uniforme ruso y estaba evidentemente muerto. Su cabeza descansaba lánguida sobre el pecho, pero lo peor era el rostro: le habían arrancado los ojos y cosido la boca. Karl nunca había visto nada parecido.

Sus hombres parecía que ya lo habían visto y examinado, ya que ahora se dirigían hacia el fondo de la sala, donde había otras puertas dobles. Pieter se había detenido junto a ellas, con Octavius un poco más retrasado cubriéndolo con su fusil.

Karl apartó por un momento la mirada del cadáver y se fijó en otra puerta que se encontraba a su espalda. Era una puerta sencilla, poco elaborada, a diferencia de la que había utilizado para entrar en esa sala o la que se encontraba al lado de Piter.

Notas de juego

Pasa a la escena explorando.

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26/03/2009, 02:14
Grigori

Enervándose y poniéndose más serio que de costumbre, Grigori pareció sobresaltarse por algo.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del campesino y le hizo preocuparse por su vida... No sabía porque los demás no se habían percatado de ello, pero él estaba seguro de lo que oía... y no le tranquilizaba para nada.

Se dirigió a los alemanes que lo custodiaban.

Arriba... Hay alguien arriba... por favor... No le hagan daño...

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26/03/2009, 10:07
Grüber

El médico también había escuchado alguien, pero era algo que no le sorprendía.
Habían visto luz, y también escuchado una cajita de música. Era evidente que había alguien más en aquella mansión.

Hacia un rato que había descartado a las tropas enemigas, puesto que hubieran puesto vigilancia en la entrada del edificio.

Pero si que era plausible que hubiera mas personas dentro, refugiadas a causa de la tormenta que se vivía en el exterior.
Al escuchar ruido sobre sus cabezas, y recordar el sonido de la cajita de música y de las luces, llego a la conclusión de que podía fácilmente tratarse de unos niños que habían venido a dar con sus huesos hasta el mismo lugar que ellos.

Y era más que probable que si escuchaban las voces de soldados alemanes, estuvieran realmente asustados. Quien no temía encontrarse con un pelotón alemán en los tiempos que corrían.

Así que no se preocupo demasiado. No había por el momento nada más que temer, o al menos nada que él no conociera ya de ante mano.

Tranquilo. Si son rusos, y no van armados, no se abrirá fuego sobre ellos. Es posible que sean unos niños, y no somos bestias salvajes.

Pisadas descalzas. Era curioso, cuanto menos. El hecho de que hubiera alguien descalzo le hacía pensar o bien en que el calzado estaba mojado del todo, algo realmente probable, y si no era de esa manera, en que seguramente necesitarían cuidados médicos aquellos pies que caminaban.

En cualquier caso, solo debían de preocuparse de lo que en aquella sala había.

Repaso mentalmente todo el material del que poseían, y volvió a hablar.

Tú y tú

Dijo a los rusos.

Arrimad todo la madera de esta sala, y dejadla en aquel rincón. Vamos a acumularla para poder hacer fuego. Aun sigue haciendo mucho frio, y todos tenemos las ropas empapadas.

Espero que los rusos siguieran sus instrucciones, nada iba a impedírselo. Y no creía que quisieran echarse a correr.

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26/03/2009, 11:23
Alexeva

La mirada de Alexeva se habia clavado en el techo desde que el sonido los sorprendiera, un ligero escalofrio habia recorrido su columna y su rostro se habia vuelto mas serio, pero no habia abierto la boca.
¿Un niño habia sido capaz de entrar en aquel lugar? ¿habia vencido el terror a las bombas al terror de las viejas historias?...
No estaba segura de ello, las palabras del soldado podrian haberla convencido de no ser por lo que habia sonado como una risita, ningun niño asustado se reia...
Agito la cabeza para espantar los temores y se puso a obedecer las ordenes, mientras esos extraños hechos sucedieran lo mas lejos de ella posible, mejor.

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26/03/2009, 22:32
Director

Alexeva comenzó las labores indicadas por Grüber. Hans parecía haberse quedado pasmado en el umbral de la puerta, observando el recibidor que habían dejado atrás. En ese mismo momento todos escucharon una musiquita... Unas notas de piano tocadas al azar. Parecían proceder de la sala que se encontraba al otro lado de la pared. Todo apuntaba a que venían de la biblioteca que habían atisbado a través de la puerta entreabierta del recibidor.

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26/03/2009, 22:50
Hans

Eh, compañeros... -intentó hablar Hans, pero algo le llamó la atención y lo sorprendió de tal manera que no pudo desviar la vista del recibidor. Se atragantó con su propia saliva y tuvo que esperar un momento antes de intentar hablar con sus compañeros- Acabo de ver un niño, parecía que...

Pero algo lo interrumpió. De la biblioteca salieron unas notas discordantes, sacadas de un piano como si el que lo tocase lo hiciese sin saber hacerlo. El hecho de haber visto a un niño y oír ahora esta música le hizo pensar en que quizás Grüber tenía razón. También algo le preocupó. Aunque no se lo comentó a sus compañeros. Después de todo, no es demasiado normal ver a un niño escupir gusanos como si estuviera muerto.

O si?

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26/03/2009, 23:33
Alexeva

Alexeva llebaba entre las manos lo que podian ser los restos de una silla cuando Hans hablo.

Cita:

Acabo de ver un niño, parecía que...

Los restos de madera se le cayeron al suelo.
Dios entonces es verdad hay niños aquí Mientras se preguntaba porque la voz del alemán sonaba tan nervioso, la música los sobresalto. Miro hacia la puerta de la sala con el corazón acelerado.
Tranquila... serán los soldados que están dentro que han encontrado un piano y no tenían nada mejor que hacer que comprobar si funcionaba Pero acaso se creia a si misma.

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27/03/2009, 01:10
Grigori

Los temores de Grigori iban aumentando mientras sacaba fuerzas de flaqueza para que no se le cayeran las maderas que llevaba para apilarlas...

Uno de los alemanes había visto un niño... pero en aquel lugar... ya no debería de haber niños...

El campesino, sudaba cómo nunca, enmudecido y tembloroso... con un frío atroz recorriéndole el cuerpo.

Y por primera vez en su vida, tuvo miedo a lo desconocido.