Partida Rol por web

Nieve Carmesí II

La Mansión

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27/03/2009, 10:24
Grüber

El médico sufrió un súbito espasmo. No esperaba escuchar el sonido de las teclas de un piano. Cuando las oyó, encauzo su vista hacia donde había residido uno en aquella misma sala mucho tiempo atrás, las marcas en el suelo seguían allí, y evidentemente el piano ya no estaba.

Se dio cuenta de que el sonido venia de detrás, de las habitaciones que habían dejado al pasar hacia aquí.

Iba a hablar cuando Hans comento que había visto niño. Aquello lo aclaraba todo. Y además confirmaba sus sospechas. Lo que le llevaba a preguntarse si con el niño o niños había venido algún adulto.
En cualquier caso, el niño era tan preso del clima reinante como ellos mismos.

Perfecto, un niño a cuidar también.

Dijo por lo bajo ante la noticia. No era de extrañar que no le sorprendiera demasiado. El mismo había explicado esa teoría hacia solo unos instantes.

Hans, péguele un grito a ese niño para que venga aquí. Dígale que somos amistosos, y por dios, muévase un poco que parece un muñeco de nieve.

Se giro y encaro la puerta por la que se habían marchado el resto. No tardarían mucho en volver. Y no pensaba correr por la casa en busca de un crio. Siempre cavia la posibilidad de que lo estuvieran usando como cebo para pillarlos con la guardia baja.

Así que se quedarían en la sala esperando el regreso del Sargento y del resto de los muchachos.

Cayó en cuenta de que el niño a lo mejor no sabía alemán, un pecado muy común entre los rusos. Así que dio un par de pasos acercándose al campesino que hacia horas que estaba con ellos.

Lo miro fríamente. Era la clase de hombre que le gustaba, callado e introspectivo. Si tenía alguna reserva sobre lo que estaba pasando era evidente que se la guardaba para sí.

Tú, cómo te llamas. Bueno, pues si el niño no responde a Hans, haz el favor de decirle a ese niño en tu idioma que se venga aquí.

Luego volvió a mirar la sala.

De todas formas, aun tenemos que hacer este lugar un poco más habitable, prendamos un poco de fuego lo antes posible, seguro que cuando sientan el calor el niño o quien haya más se acercara a calentarse. Ha quedado claro.

La última frase iba por todos. Los rusos y Hans, incluso por el mismo. Para un doctor en mitad de una tormenta, la prioridad seguía siendo que los cuerpos se calentaran. De el dependía que esa gente no muriera finalmente congelada. Y las ropas de todos estaban aun empapadas por la nieve y la llovizna que habían acumulado mientras caminaban por la tierra de nadie.

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27/03/2009, 13:11
Grigori

En ese preciso momento, las dos cosas que Grigori no quería hacer precisamente eran buscar al supuesto niño y encender una hoguera para ser el perfecto blanco de las tropas rusas que merodeaban por los alrededores.

Señor, si es un niño, no será peligroso, así que... ¿porqué no lo deján sólo y ya bajará si quiere? ¿o me va a decir que el glorioso Ejército Prusiano, heredero del espíritu marcial de Federico II el Grande y de su padre Federico I el Rey Sargento, tiene miedo de una simple e indefensa criatura?

arr.. mi nombre, señor, Grigori, comerciante habitual en otro tiempo, eventual soldado del 13º Batallón de la Opelchenie, y, ahora mismo, retenido por ustedes, que supongo la vanguardia en descubierta y exploración, de un Cuerpo de Ejército Alemán.

Era un riesgo para Grigori el ponerse enfrente a sus captores, pero pese a ello, el campesino intentó convencer con su labia al médico germano, pues por nada del mundo quería ver quién o qué habitaba la casa. Además, con sus preguntas, el ruso quería comprobar cuan perdidos y desamparados estaban sus captores, pues estaba viendo demasiados errores en ellos para que los conmetieran gente  fogueada ya en el arte de la guerra.

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27/03/2009, 23:15
Hans

Al ver la reacción de Alexeva y oír el ruido de la madera al chocar contra el frío suelo, Hans volvió a lo que parecía ser la realidad.

Se fue hacia el distribuidor... Pero, juro por lo que mas queráis, que ese niño... Ese niño estaba muerto. -concluyó indeciso, aunque bastante alterado por lo que vio. Cuando dijo eso, no pudo creerse sus propias palabras, y estuvo un largo instante mudo por la impresión. Hans empezó a temblar, aunque no sabía si era por lo irracional que era la situación que se les planteaba o por el frío que empezaba a notar en sus huesos. El irrespetuoso comentario del campesino, ahora descubierta su identidad, le entró por un oído y le salió por el otro. De no haber estado paralizado por la impresión, le hubiese dado un buen mamporro. Por qué parecía tan tranquilo? Como podía Grigori aguantarlo todo sin mostrar ni un signo de debilidad?

Sin duda sabía algo, y Hans se propuso descubrirlo. Cada vez estaba más seguro que Grigori sabía demasiado de lo que aparentaba saber.

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27/03/2009, 23:12
Grüber

El médico se quedo atónito durante unos segundos mirando el rostro del granjero que le estaba hablando.

Lo siguiente que cruzo la sala con rapidez, mayor de la que parecía posible tener en aquel estado de penuria y cansancio, fue la mano del doctor al dar una sonora bofetada al ruso.

Imbécil. No tengo miedo, y si de verdad hubiera estado en la guerra no dejaría por ahí suelto a ningún niño que no sepa que esta de su lado, y aunque lo este también.

Lo miro con ira, la que despertaba en el las palabras que aun mordían su consciencia. No le gustaba recordar ni a Federico II ni a ninguno de su estirpe si no era en un bar con compatriotas. Y que aquel burro ignorante osara dirigirse a él de aquella manera le parecía insultante.

Puede que el relatar sus virtudes fuera una manera entablar conversación o de parecer más fiable a los ojos de sus captores, pero a Grüber eso no le importaba. Solo quería que las cosas que eran necesarias hacer se hicieran de la manera más rápida y con diligencia.

Haga lo que le he dicho o esta noche dormirá afuera. Y si ha sido soldado más vale que no cavile tanto. No me gustaría pensar que es usted un espía. Porque de así considerarlo acabaría aquí y ahora con su vida.

No necesito añadir que si había quedado claro. Sus palabras si bien no habían salido de su boca con excesivo volumen, si habían sido pronunciadas de una manera clara y concisa. Vamos que no dejaba lugar a dudas.

Esperaba en los ojos del Ruso alguna reacción de furia o ira, pero sabía que tarde o temprano cedería esa tonta rabia que solían tener los hombres del campo cuando se daban cuenta de que una mente superior estaba dirigiendo sus vidas.

Habían venido a conquistar ese país, y por el momento para aquel hombre preocupado únicamente por volver a casa, lo único que había conquistado del pueblo Ruso era un desprecio total. Merecían caer bajo la bota del poder Alemán.

Dio un par de pasos y realizo un gesto para que el bueno de Hans hiciera lo que le había pedido. Y espero que los cautivos realizaran las gestiones que se les habían encomendado.
Parecía que la terquedad de la mujer a inventarse historias de miedo, con muertos vivientes, y la inusitada capacidad del granjero para creerse mejor combatiente que los curtidos soldados alemanes, se oponía de manera férrea a su idea de pasar el tiempo de tormenta lo mejor posible y salvar el pescuezo para volver a su casa de una pieza.

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29/03/2009, 21:05
Director

La situación en la sala de baile era cada vez más tensa. Grüber, al lado del ruso, esperaba su reacción mientras Alexeva permanecía quieta a e inmóvil, casi incapaz de ocultar sus temores. Hans permanecía inmóvil ante la puerta, evidentmente alterado por lo que fuera que había visto. Casi parecía que no había escuchado a Grüber, que por por momentos se volvía más iracundo al ver que todo el mundo parecía ceder a lo que él consideraba un cúmulo de supercherías.

Notas de juego

Sigo atento a vuestros movimientos, pero por el momento entiendo que estáis todos en la sala.

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29/03/2009, 23:26
Alexeva

Miro a Grigori sorprendida que clase de persona soltaba tal discursito en semejantes circunstancias.
Si ya se lo tomaban por un simple campesino, ¿para que?
La reacción del medico no hubo que esperarla pero ella ya había quedado atrapada por las palabras de Hans.
¡Muerto!
Y ahora el medico parecia ordenar al hombre ir a buscar al crio acaso no le habia escuchado. Sus piernas temblaron, ¿como reaccionaria?

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30/03/2009, 00:58
Grigori

Grigori, comprobó en sus propias carnes lo desquiciados que estaban los prusianos cuando desbordó por completo la paciencia del médico alemán. El campesino, que en un principio no había esperado para nada la reacción del que supuestamente era el más instruido de sus captores, vió de nuevo una escapatoria para su situación, quizás una escapatoria muy arriesgada, pero se la había dado su propio captor... y, para más inri, pasaba por no subir a buscar al niño que él no quería ir a buscar.

El veterano ruso pensaba rápido cómo salir del embrollo dónde estaba, sacando el máximo beneficio de la situación. Y poco a poco se fraguó en su mente una nueva idea, que nada tenía que ver con la que en un principio pensaba llevar a cabo... ¿y si en vez de convencer a los alemanes para que me lleven con ellos a su país, los entregaba a las tropas rusas que antes o despues los acecharían?

La nueva idea de Grigori tenía un cabo suelto, y era su posición de desertor a ojos del Ejército Bolchevique, pero el campesino confiaba en que sus compatriotas pasarían por alto ese detalle si se buscaba una buena coartada además de contarles a sus supuestos superiores la posición de los alemanes... Y Grigori tenía una coartada perfecta para darles a antender a los mandos rusos que no era ningún desertor.

El campesino había luchado con su batallón de la milicia, el 13º Opelchenie, en Tannemberg contra los alemanes, y en esa batalla, no hacía ni un mes, los rusos habían sido derrotados estrepitosamente por los prusianos. Las últimas noticias que Grigori tenía era que más de 120.000 rusos habían sido capturados en los días posteriores a los combates, habiéndose rendido a los teutones divisiones enteras sin ofrecer resistencia alguna. Todo el frente era un caos desde aquel desastre.

Grigori contaba tambien con otra cosa a su favor, pues su unidad había estado destacada en la retaguardia, concretamente en Willengerg, y ellos habían sido los que encontraron el cuerpo sin vida del Comandante en Jefe del Ejército Ruso, el Mariscal Samsonov, después de que éste, loco de remate, y tras decirle a sus hombres de confianza que oía voces en su interior, se alejase a dar un paseo por el bosque, dónde acabaría descerrajándose un tiro en la frente para acabar con su más que notoria locura... ¿cómo narices esperaba el Alto Mando Ruso que un simple miliciano aguantase la presión, cuando el General en Jefe de las tropas no había sido capaz de hacerlo?... Esa era la baza que Grigori había estado esperando... tenía que darles a entender a sus compatriotas que no había desertado, sino que su ausencia del Batallón era un cúmulo de casualidades nefastas comenzando por el suicidio del Mariscal...

Pero para que su nuevo plan acabara bien, debía de escapar de la casa, y el doctor se lo acababa de poner en bandeja...

El veterano ruso se pasó la mano por los labios para limpiarse la sangre de las comisuras y soltó con aplomo, manteniéndole la vista a su captor:

Sea la segunda opción. Dormiré fuera, pero a por el niño, no subo.

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30/03/2009, 22:42
Hans

Grüber pareció ignorar el comentario de Hans, y eso le hizo pensar que quizás no lo había llegado a pronunciar. Quizás hasta no estaba en esa casa y cuando se despertase se daría cuenta en que se quedó dormid junto a su esposa.

Su esposa... De bellos cabellos rubios, tez fría pero de corazón cálido y encantador.

Por un momento levantó la mirada sin ver, y vio la vio delante suyo, muerta de miedo y sin saber que hacer exactamente. Rozando el límite de su cordura, Hans se adelantó y como pudo puso a funcionar su cerebro. Si señor, iré a buscar a ese niño. -concluye tras haber pensado en como haría que esa mentira pareciese mínimamente creíble, con la mirada fija en Alexeva- Pero ella me ayudará. Si el niño es ruso necesitaré un intérprete, y seguro que una mujer le resulta menos amenazadora que un soldado.

Y con una súplica en su mirada, Hans agarró a la campesina por el brazo y la arratró hacia el distribuidor.

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30/03/2009, 23:02
Grüber

Grüber estaba que explotaba de rabia. Todos actúan como locos, y el necesitaba calmarse.
Decidió ignorar deliberadamente a Hans, seguramente solo quisiera follarse a la rusa, o cualquier cosa peor.

Se acerco lentamente a las cristaleras. Miro como fuera todo era blanco, como un mal sueño una pesadilla. Reflejado en el cristal se veía mientras el vaho que salía de su boca empañaba el cristal por el lado de dentro.

Y detrás de él una habitación vacía. Vacía de muebles, de calor y color, de vida, si se paraba mínimamente a pensar lo extenuados que estaban todos tras un día de caminata por un medio tan hostil como una ventisca.

Estaban todos lejos de sus casas en un lugar triste y abandona, con el peligro de la guerra tocando a la puerta. Era normal que la gente se pusiera nerviosa, pero desvariar de la manera que se estaba desvariando. Casas encantadas, paparruchas. Aquella casa tan grande como era, no era más que un refugio de cualquiera.

Aun así la oscuridad reinante y el frio parecían empezar a hacer mella en su propia cordura. Solo deseaba que los que estaban allí con él se fueran, se perdieran. Eran mucha responsabilidad. Un grupo de locos, de dementes, pidiendo morir congelados. Si esa era la elección para ellos, la elección para escapar a la locura de la soledad de aquella vida que les tocaba vivir. Adelante.

Estaba cansado. Era algo inaguantable. El cuerpo frio y calambres que recorrían su cuerpo lo hacían parecer más débil de lo que estaba. La mano derecha empezó a temblarle. La miro fijamente hasta que el temblor pasó. Sabía lo que era. Era el frio, que se estaba adueñando de la situación.

Porque solo el sentía que desfallecía y veía la urgencia de entrar en calor, de dar calor a aquella apestosa casa.

Otra vez mas fijo su vista y su mente en la nieve que lo cubría todo fuera. Tenía que ser mortal, y el estaba a solo una pared de distancia de la muerte blanca. Desagradable forma de morir, sin duda.

La petaca le quemaba la mente. Necesitaba otro trago pero tenía que posponerlo. Ahora necesitaba centrarse en algo, dirigir todos sus pensamientos hacia algo productivo. Porque si no, sino, sería el fin.

Calentar la sala seria ahora su máxima prioridad, era necesario, y no había nada mejor que hacer.

Se volvió, Hans se llevaba a rastras a la mujer. Mejor cuanto antes la perdiera de vista antes dejaría de sentir como pensaba en maldiciones todo el tiempo. El granjero, bueno si quería morir en la nieve por él no era problema. Maldita sea, el no era un militar, por mucho arma que le pusieran en las manos. Solo era un pobre doctor, uno que quería volver a su casa.

Haced lo que os plazca. Insensatos, yo encenderé el fuego.

Sus botas empezaron a oírse claramente por la habitación. Recogió la madera que podía servir para la quema y la apilo frente a la venta que aun tenía el resto de vaho que había dejado momentos atrás. Encendería un fuego de alguna manera. Seguramente gastara su preciado licor en ello, pero si eso le salvaba la vida, sería un precio justo.

No volvió a molestarse en mirar al resto de las personas mientras se ponía a ello. No tenía nada más que añadir, y empezaba a no preocuparle demasiado si solo salía vivo de allí él.

Cuando el sargento volviera seguramente se sentiría contrariado, pero eso sería otro problema que tendría que resolver, y lo primero era el calor.

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31/03/2009, 00:18
Alexeva

El comportamiento de Grigori era increible.
Pero que demonios hace este idiota, finge hazte el temeroso el cobarde pero no te hagas el chulo.
Pero comparado con el comportamiento del prisionero estaba el del otro soldado,
aquello si que le resultaba desconcertante, cuando Hans dijo que iria a buscar al niño sus ojos se abrieron como platos pero eso no fue nada con la sorpresa y el terror que la embargo cuando insistió en llevársela y la tomo por el brazo.
Que era aquello que le suplicaban sus ojos, apenas un murmullo salio de su boca mientras la arrastraba, pero estaba cargado de terror y suplica.
Pero.. si ha dicho que esta muerto

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31/03/2009, 19:44
Grigori

Las palabras de la campesina recorrieron la mente de Gr¡gori cómo si de un agujón envenenado se tratase, pues el campesino quería salir de aquella casa lo antes posible para intentar fugarse en un descuido de sus guardianes, pero, el escuchar que el niño no estaba vivo era algo que lo sobrecogía pese a su fortaleza y normal apatía con el resto de la gente.

Grigori pensó rápido, algo que se le daba de perlas, y encontró una manera de encauzar la situación y sacar más rédito aun.

Si logro sacar a la mujer de aquí. ésta intercederá por mí si mis mandos no creen mi historia cuando vuelva a filas a delatar la posición de los alemanes, y todo cobrará forma... y a mi favor.

El ruso miró a  su compatriota fijamente por primera vez, y supo que él no era el único que ocultaba algo, pero no le dió importancia, ya que no era el más indicado para cometer la indiscrección de preguntarle a una campes¡na porque no tenía tan callosas las manos cómo se suoponía a alguien de su condición. Grigori escondía demasiados secretos cómo para preocuparse por los de los demás, salvo que invirtieran en su propio beneficio, y. además, conocía a demasiadas campesinas a las que no les importaba calentar las frías y solitarias camas de los solteros pudientes de las aldeas a cambio de una sustanc¡osa mejora en sus condiciones de vida.

Fue entonces cuando se dirigió a los alemanes, antes de que se la llevasen.

¿porqué no la dejaís ir? Es una simple jornalera que a nadie le hará daño, y una muchacha en una casa solitaria rodeada de hombres y en mitad de una guerra es cómo un imán para los problemas. Aprovechad cuando me abraís la puerta para que salga yo, para que ella se vaya, pues esta no es su guerra... tan sólo es una víctima.

Con sus palabras, Grigori esperaba, además, ir sembrando semillas de discordia, meter cizaña a los alemanes para que no estuvieran cómodos; pues a mayor vulnerabilidad de sus captores, mayores esperanzas y oportunidades tendría el campesino para poder escapar de aquel lugar.

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31/03/2009, 21:21
Director

Mientras Hans agarraba del brazo a Alexeva, al lado de la puerta, Grigori soltó su parrafada. Grüber estaba en ese momento observando las madera apiladas. Prenderían sin demasiada dificultad al aplicarle un mechero pero ¿y el humo? El doctor se giró para mirar alrededor: la estancia era grande pero las ventanas estaban cerradas para impedir que la tormenta irrumpiese en el interior. Si le prendía fuego a aquello ¿qué pasaría con el humo?

Se había girado sopesando en su cerebro el problema del fuego y las palabras de Grigori cuando todos vieron a la niña en el medio del salón. ¿De dónde había salido? La puerta que daba al recibidor estaba ocupada por Hans y Alexeva. La otra puerta conducía a donde se encontraban los otros soldados, y nadie había dado la alarma. Pero allí estaba: en medio del salón, a escasos seis metros del grupo. ¿Cuánto tiempo había estado allí?

Hans contuvo la respiración. En realidad hasta Grüber contuvo el aliento y olvidó por un momento el frío, los rusos, hasta la guerra...

La niña vestía un vestido de seda blanca y no aparentaba tener más de seis años. Su rostro estaba terriblemente pálido y sus ojos hundidos, como si hubiera llorado durante mucho tiempo. Su pelo negro revuelto estaba cubierto de tierra, como su propia ropa. Aferraba un osito de peluche deshilachado con unas manos ennegrecidas, sin uñas, cubiertas de sangre seca. Nadie pudo apartar la idea de la cabeza: parecía como si hubiera cavado su salida desde la tumba...

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31/03/2009, 21:31
Niña

La niña los observaba inexpresivamente, como quien mira a unos peces a través de la pecera. Dijo unas palabras en ruso:

- Вы будете играть?

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31/03/2009, 21:33
Director

Notas de juego

[Traducción: - ¿Os vais a quedar a jugar?]

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31/03/2009, 22:33
Hans

Sin pararse a pensar de dónde había salido esta chica, Hans, que aún tenía a la campesina agarrada por el brazo, no puede evitar llamar su atención. Oye, tu la has entendido, verdad? Que... Que ha dicho?

Aunque realmente no quería saberlo. Lo que quería era huir, pero algo en la calidez del brazo de Alexeva le hacía mantener la poca cordura que le quedaba.

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31/03/2009, 22:37
Grigori

 

дерьмо.

Notas de juego

[MIERDA]

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01/04/2009, 00:19
Alexeva

Fue como si su corazón se detuviera, Alexeva miraba a la niña con los ojos abiertos como platos luego estos pasaron por los rostros de todos los presentes, mientras que Hans la agitaba preguntándole, intento hablar una vez pero de su boca repentinamente seca solo surgió un sonido ronco. Su mirada se centro unos segundos en Gruber y luego en la niña ahora con un poco mas de saliva hablo.
Человек около деревянной кучки знает много игр
Mientras hablaba retrocedía incluso tirando de Hans si hacia falta, y cuando la ultima palabra salio de su boca miro solo una vez a Grigori

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01/04/2009, 00:34
Alexeva

Notas de juego

Traduccion para grigori y master.
 

[El hombre junto al monton de maderas conoce muchos juegos.]

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01/04/2009, 16:10
Grüber

Grüber no tenía claro que estaba pasando. Ahora había frente a él una niña en vez de un niño. Durante una fracción de segundo estuvo a punto de hablar, pero no lo hizo, porque sus ojos, analíticos por naturaleza, observaron en detalle a la joven que estaba con ellos en la habitación.

Y de repente, se quedo seco, seco de ideas de pensamientos.

Esta pálida, pero no es solo del frio, ese tipo de piel es la de un muerto, parece un cadáver, y sin embargo está de pie. Me mira, nos mira, pero parece que no ve. Esta como ida. Los ojos, esos ojos es como si no hubieran tenido descanso en décadas, mierda. Además esta andrajosa. Las uñas tienen resto de roña y sangre.

Sus pensamientos eran un torbellino loco, que parecía salir de lo más hondo de sí mismo. En el momento en el que la niña hablo, en aquella extraña lengua, que más parecía la lengua del diablo que cualquier otra que hubiera escuchado antes en su vida.

No sabía que decía, no entendía las palabras ni deducía nada de la entonación ni del cuerpo. No se movía, era como un mal sueño, un espectro.

Hans había preguntado que había dicho, al no le importaba. De repente no le importaba. Estaba asustado. Y paralizado. No sabía cuánto tiempo estaría así. Pero la situación era sobrecogedora y el estaba empapado de la locura que se respiraba en la habitación.

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01/04/2009, 22:09
Hans

Hans se puso totalmente en guardia cuando Alevexa le devolvió el apretón al brazo, mostrándole que la niña la inquietaba de sobremanera. El pobre hombre no necesitó nada más. Retrocedió un paso, mirando fijamente la niña y dando la espalda a la puerta, abierta, que llevaba al distribuidor. El hecho que la campesina le agarrase con fuerza le impidió salir corriendo como un loco. Pero al ir retrocediendo ella tras oír la niña y responderle, decidió esperar la reacción de Alexeva.