Partida Rol por web

A vuestro alrededor, minúsculos destellos comenzaron a hacer aparición. Con cada uno de ellos, una especie de sonido "sordo", surgía de la nada, para volver a desaparecer. De repente, imágenes sin sentido comenzaron a dar vueltas por todas partes, y os disteis cuenta de que no parecía haber ni suelo, ni cielo, ni nada que os sirviese como punto de referencia.

Nada tenía sentido, ni tampoco parecía que pudierais moveros para huir o alcanzar nada, hasta que una puerta se abrió en algún punto en la distancia, mientras un cielo recién creado, se movía vertiginosamente, o quizás fueseis vosotros quienes lo hacíais.

-"Esto debe ser una alucinación", pensó... pero cuando oyó al resto, la hipótesis se fué a la mierda; ni la seta alucinógena más potente podría provocar una alucinación común colectiva, y por lo que oía, todos estaban igual que él...

...de hecho, se tocó los ojos para asegurarse de que estaban abiertos, por si acaso; cuando empezó a ver imágenes raras, ya no sabía que pensar; sólo sabía que seguía aferrado al pico... y cuando vió la puerta abierta...

-No se vosotros, pero si me dan a elegir quedarme en la oscuridad, o intentar salir por esa puerta.... lo segundo

Y echó a andar en esa dirección

-¡Espere! -gritó Teresa a Zapata-. No... No puede saber si es puerta es para salir... ¿Y si es para entrar? 

Teresa volvió a sollozar, desconsolada.

Aquello si que no se lo esperaba. Habían aparecido en... ¿otro lugar? Casi no podía creer lo que veían sus ojos. Era como un sueño, o más que un sueño, una extraña pesadilla sin sentido. La típica pesadilla que le hacía sufrir a uno, aunque no por motivos normales o miedos lógicos, sino por lo extraño y perturbador que todo resultaba. Y perturbador era un rato. ¿Qué era todo aquello que lograban atisbar? Desde luego Marro, un hombre sencillo y de poca fe, no tenía ni la más remota idea.

- ¿Entrar dónde? - Le preguntó Marro a Teresa. - ¿De qué estás hablando? - Miró entonces a Zapata. - ¿Dónde cojones estamos, Antonio? 

Su próxima preocupación fue sobre Julián. Su compañero y amigo había demostrado que la visión del monstruo, le había perturbado la mente. Esperaba que no hiciera tonterías ahora que todo a su alrededor había... ¿cambiado? Cierto era que no entendía nada y aunque estaba angustiado, por alguna razón que desconocía, no sentía miedo. Al menos de momento, pues lo único que alcanzaba a sentir era total desconcierto.

- Julián... - Pronunció el nombre de su amigo. - ¿Dónde estás? ¡Ven conmigo! - Le ordenó.

-¡No!-chilló desesperado al adentrarse en la oscuridad.

-¡Él vendrá a por mí! con los brazos simplemente trataba de cubrirse la cabeza esperando algún tipo de golpe que fuese a aplastarlo, mientras trataba de correr sin dirección alguna.

Luego escuchó las voces de sus compañeros. Aquello pareció calmarle lo justo para dejar de chillar y correr.

Tartamudeando extendió los brazos, tratando de palpar a alguien.

-¿Señorita Novoa...?-juraría que la había escuchado llorar no tan lejos de él.

Inmediatamente escuchó a su viejo amigo llamándole-¡José Alfonso! ¡Aquí! ¡Estamos aquí!-por algún motivo el no notar temor en la voz de Marro le tranquilizaba en cierto modo, como el náufrago que logra agarrarse a una tabla enmedio del mar

Finalmente, todos pasasteis por la puerta, como si fueseis arrastrados por ella irremisiblemente, pasando de la oscuridad a la luz, y nuevamente a la oscuridad, pero en este caso, diferente, difuminada. Además, delante de vosotros apareció el mismo lugar en el que estabais.

La sagrada familia.

No era sin embargo exactamente igual. Estaba como... dispersa, dando la sensación incluso de que se movía o cambiaba, como si no fuese como la recordaseis sino diferente.

Y el cielo... no era azul, ni oscuro. Era como una especie de lienzo con colores diferentes y mezclados, indefinidos y difícilmente asimilable.

Era... pero no era el mismo lugar.

Entrar a través de la puerta, les llevó a un lugar en que los sentidos parecía que se habían vuelto locos... era como... una mala borrachera... hasta que repararon en que estaban ante el Templo...

-¿Como decía el texto? algo de que el mismo Templo que se edificase en la tierra, con la piedra enterrada bajo ella... se erigiría también en el ... ¿Infierno?

Se acordó de ello, pues... este templo no era como el que habían visto en Barcelona... bueno, si, era igual, pero distinto, y si había que dar por cierto lo del texto, al igual que lo de la piedra y lo del guardián... entonces...

Uf... que mal rollito...

Miró alrededor... estaban los 4 supervivientes, ahora los podía ver, a la luz extraña de este lugar, y no estaban muertos, ergo... seguían vivos pero.... en un lugar que no era el que debería ser

-¿A ahora?... ¿Que se supone que debemos hacer? -señaló al Templo-Eso es lo único que parece haber aquí... ¿Deberíamos entrar? Recordemos que en el manuscrito se hablaba de... ceremonias impías o algo parecido, pero en la Sagrada Familia aún no se celebran, por lo que yo se, y de hecho,... creo que todavía no es suelo consagrado siquiera...

— Ciertamente esto me desconcierta... — Dijo el inspector.

Marro parecía preocupado y es que en realidad lo estaba. José era un hombre muy terrenal y lo que estaba viviendo en esos momentos escapaba completamente a su comprensión. Si no había enloquecido ya, era simplemente porque era una persona con la cabeza bien amueblada y que siempre buscaba una explicación lógica a las cosas.

— Puede que si entramos en el templo pase lo contrario a... — No continuó la frase. Le sonaba demasiado descabellado. — Es algo así como un portal a... — Resopló. Le faltaba el aire y estaba realmente angustiado. — ...donde quiera que estamos... — Suspiró. — Pero tenemos que intentarlo... — Resolvió finalmente, aunque más para si mismo que para el resto. — Señorita Novoa, no se aleje de nosotros. — Entonces se acercó a Julián. — ¿Tú estás bien? — ​​​​​​​Le preguntó.

Ninguno pudo decir nada más o pensar nada más, porque de repente, una fuerza invisible penetró en vuestra mente y os causó tal dolor y con tanta fuerza, que dobló vuestras rodillas y os hizo tener que apoyaros para no desplomaros. En vuestra mente, una figura muy similar a la criatura que habíais destruido hizo su aparición. Pero era diferente, de la misma manera en que la Sagrada Familia ya no era la Sagrada Familia.

No sabíais cómo, pero teníais claro que provenía del infierno.

Y entonces, lo comprendisteis.

Aquello era un submundo, o un universo paralelo al vuestro en el que cada elemento tenía su contrapartida. Si había una Sagrada Familia, debía existir una opuesta, y la piedra roja os había llevado hasta allí. Aquella piedra era el camino y también, el final. Sin piedra, no habría forma de unir ambos universos, pero a través de ella... cualquier ser infernal que viviese en aquel lugar, podría llegar al otro lado, a vuestro lado.

Pero Zapata había intentado destruirla con el pico y no lo había conseguido, así que cómo podríais hacerlo. 

Pero el horror de aquella realidad era casi insoportable, porque las visiones que os asaltaban, eran... indescriptibles*.

Y entonces alguien más apareció en vuestros sueños. Eran imágenes de aquel árabe... y de López, pero también de cada uno de los hombres y las mujeres cuyas muertes estabais investigando. Y fue el árabe precisamente quien empezó a hablaros.

LA PIEDRA...

DESTRUID.... LA PIEDRA...

AZAAAAD....KITOOOHN... AZAAAAD.... LAULAN. INTOMEP.... OLVADIOS... INTOMEP... INTOMEP... KLAATU BARADA NIKTOOO**

Teresa escuchó a los demás, pero no se podía mover. Al final, acabó alargando la mano y aferró la de Marro con mucha fuerza, estrujándole casi los dedos.

-No me dejen aquí, por favor.

Avanzaron hacia la puerta y llegaron al otro lado. A ese mundo paralelo que Zapata les recordó que provenía del pasaje del libro. Cuando las imágenes entraron en su mente, Teresa cayó al suelo, se sujetó la cabeza con las manos y volvió a gritar. Pero sabía que todo era producto de su imaginación, que no era real, que solo era una angustiosa hipnosis o algo parecido.

-Debemos entrar en el templo -dijo con voz quebrada-. Debemos destruir la piedra bajo el altar.

Intentaba mantener el aplomo, o al menos, parecerlo, pero lo cierto es que , la imagen de ese ser, que apareció en su mente, le había perturbado bastante,...

Como un autómata, se limitó a asentir a las palabras de Novoa.... había que romper, esta vez sí, la piedra... y la piedra, se supone que estaría en el Templo, en el lugar en que estaría en el del... "otro lado"...

Por momentos pensaba que esto le superaba...

— Sí... — Asintió convencido.— Si, es posible que funcione. — Dijo de nuevo confirmándose a si mismo. — ¡Bien, tenemos que entrar allí, pero no sabemos esta vez lo que podríamos encontrarnos. Puede que sea peligroso y puede que allí dentro encontremos más cosas como aquellas...— Se sorprendió a si mismo diciendo aquello.

Si había más cosas como aquella, sería muy difícil sobrevivir. Esperaba equivocarse y que aquella suposición no fuera la realidad. No obstante, si querían recuperar sus vidas tenían que afrontar que iban a tener que ponerlas en peligro.

 — Vamos...—Y se puso en marcha medio agazapado y con el arma preparada para abrir fuego en cualquier momento.