Partida Rol por web

El compañero ha salido triunfante donde ellos no lo lograron... bien por él! ... Ventajas de trabajar en equipo.

Asintió a las nuevas intrucciones, y revisó rápidamente sus notas...

-De acuerdo... Juana López, ... por lo que tengo apuntado, tenía 33 años, de profesión, cocinera; fallecida el 3 de abril en el cruce de las calles Mallorca y Sicilia. Por lo que parece, atravesó la calle corriendo y gritando, siendo embestida por un coche de caballos....  Si es que el tráfico está fatal... no se a donde iremos a parar.

.. Pocos datos, pero suficientes para empezar

-Novoa, le toca bailar con el más guapo... Así que vayamos para allá. Procuraré no romper nada esta vez, pero esté atenta por si ve que voy hacia el desastre. Preguntaremos en donde se produjeron los hechos: debía vivir o trabajar cerca.

Zapata y Novoa se dieron la vuelta para dirigirse hacia la casa de Juana López. Hablar con la familia de un fallecido era siempre una tarea desagradable, pero eran sus pistas y había que seguirlas.

Mientras tanto, el resto del grupo continuó en la biblioteca, ante el nerviosismo de la bibliotecaria.

Una vez fuera de la biblioteca, tuvisteis que cruzar media ciudad para llegar a la casa de Juana López. Situada en un barrio obrero, aquella mujer no parecía tener nada que ver con el lugar de su muerte. A pesar de todo, no tardasteis en llegar a su vivienda, en un edificio bastante estropeado.

Tras llamar, no tuvisteis que esperar demasiado antes de que una joven mujer os abriese la puerta.

-¿Sí, qué desean?

- Pues si me disculpan... - Dijo el inspector acercando la mano a López para que le entregara el tomo. - ...yo iré a la oficina a empaparme del libro, mientras ustedes - Dijo refiriéndose a Balaguer y el propio López - se encargan de hablar con la familia de Mariano.

Una vez tuviera el libro en sus manos se dedicaría a la lectura. Una actividad mucho más tranquila y acordé a su propia naturaleza. Y podría merendar algo al fin. Pensaba que en el colegio de abogados me ofrecerían algún tentempié. Craso error.

Sin lugar a duda, esta es la parte más ingrata del trabajo de policía... ser quien da las malas noticias, o quien reabre heridas que aún sangran, como era este caso.

Con semblante sombría habíamos llegado a la dirección de la víctima; un intercambio de miradas nos sirvió para ser conscientes, ambos, de que iba a ser un mal trago. Para "coreografiar" lo que iban a hacer, tiró de experiencia (que dicen que es un grado) para que no hubiese caos...

-Si no le importa, cuando lleguemos, haré las presentaciones... Dudo que saquemos algo de interés, pero no hay que descartar nada. Ojos y oidos atentos, y si se le ocurre alguna pregunta, no se la guarde; simplemente, antes de plantearla, tenga en cuenta las circunstancias, y actue con tacto. Se que es extraño... pero terminas acostumbrándote a estas cosas.

Llegados a la dirección que les diera la Comisaría, una mujer les abrió la puerta...

-Buenas. Agente Zapata, de la Policía Metropolitana. Ella -hizo un gesto de presentación con la mano en dirección a su eventual compañera- es la señorita Novoa. Por lo que tengo entendido... en esta casa vivía la señorita Juana López. ¿Nos permite pasar? Tenemos que hacer unas preguntas, para aclarar las circunstancias de la desgracia que le sucedió.

Sin duda, era un mal trago. Suponía que Novoa no habría que tenido que vivir nada similar desde la perspectiva en que iba a hacerlo ahora; era una situación... difícil, por resumirlo.

La comisaría tenía el mismo aspecto organizado y carente de entusiasmo de siempre. Era como si no te hubieses ido nunca. El turno de día se entretenía en fumar y mirar documentos, atendiendo poco o nada a los problemas de los ciudadanos, o al menos, eso era lo que parecía.

Pero cuando entraste, viste que el Comisario en persona se ponía en pie y salía de su despacho.

-¡Marro! ¡Hay un nuevo fiambre en el hospital. Ve a echarle un vistazo.

La mujer os miró con seriedad, casi... con tristeza.

-Sí. Ella... era mi hermana mayor. Pasen, por favor -os dijo, abriendoos la puerta y echándose a un lado.

La casa era antigua y parecía estar llena de muebles recogidos o prestados. En verdad daba la sensación de ser bastante pobres. El salón estaba prácticamente a oscuras y no había ningún ruído.

-¿Qué...quieren saber? -os preguntó, una vez entrasteis. 

- ¿Otro? - Le preguntó al comisario. - De hecho quería hablar con usted. Ayer fuimos a la morgue y el forense nos mostró un cuerpo. Un periodista había muerto y su muerte tenía similitudes con la de Aureli. Al parecer hay otros tres casos coincidentes y la actividad del asesino parece centrada entorno al templo de Gaudí. - Explicó. - Puede que haya un asesino en serie que asesine de forma ritual a sus víctimas. Hemos localizado un tomo antiguo. Un grimorio que podría estar relacionado y me disponía a leerlo para sacar alguna pista si la hay. - ​​​​​Se rascó la barbilla. - Pero si me confirma que no es el señor Seguí, el periodista el muerto, iré de inmediato al anatómico. Ya leeré más tarde. - Antes de que el comisario pudiera responder a todo aquello. - ¡Estamos haciendo muchos avances!

El Comisario parecía estar algo molesto con tu relato de lo que habíais hecho, pero no terminabas de entender por qué hasta que habló, aunque era muy sencillo. El Comisario Morales era un hombre de resultados. El cómo le daba lo mismo; solo le importaba terminar el trabajo.

-Sí, sí, sí, me parece muy bien todo eso. Están haciendo un gran trabajo. Pero ¿y mi asesino? Eso es lo que me interesa, que dejen de darme la paliza desde arriba. Todo lo demás me sirve tanto como tener un cuchillo para tomarme un maldito plato de sopa, Marro. Así que déjese de tonterías y vaya a ver el nuevo muerto. Y su nombre no es Seguí. Murió esta mañana y se llama Gaudó, Gadí, o algo parecido. ¡Venga, muévase! 

-Por supuesto, usted manda, señor Zapata. Me habría gustado quedarme leyendo el libro, ¿sabe? Se me dan bien esas cosas, pero ya que Marro ha tomado la iniciativa al respecto y no me lo ha endosado a mí, pues le doy las gracias por dejarme acompañarle. En verdad todo este asunto es muy desagradable. ¿Visitaremos el templo de la Sagrada Familia en algún momento? 

Una no se prepara para hacer este tipo de trabajo, era desagradable en más de un sentido y a Teresa solo le interesaban los libros. La vida real... la vida real no era agradable y menos en momentos así. Ella había tenido una buena vida, había podido estudiar y había tenido acceso al archivo de la policía. Podía ser que no la tomasen muy en serio por ser una mujer y no estar casada o ser una estudiante, pero desde luego que no iba a cambiar estar allí investigando por nada del mundo. Se dio cuenta de eso en cuanto vio la casa de la mujer. No todos tenían las oportunidades que había tenido ella. 

Tragó saliva ante aquella situación, en verdad no sabía muy bien qué hacer, así que dejó que Zapata, que tenía experiencia en todo eso, tomara la iniciativa. Ella se encargaría de pensar y de investigar un poquito.

Instantes antes de llamar y que les abriese la hermana menor de la víctuma, tuvo tiempo de responder a las inquietudes de Novoa.

- Si, yo también tengo curiosidad por ese libro; por lo menos, saber de que trata, y si tiene algún tipo de anotación que pueda arrojar luz sobre este asunto. Cuando volvamos a la Comisaría, mientras hago el informe pertinente, échele un vistazo. Estos asuntos es bueno verlos desde distintas perspectivas, y Marro... no es muy sutil en sus apreciaciones a veces, de modo que su punto de vista puede aportarnos más de lo que quizá pudiésemos esperar. Y en cuanto a la visita al Templo... Está en obras, y el acceso está vetado, pero... una placa abre muchas puertas. Como parece que todo ha pasado en las inmediacines de aquel lugar, tendría sentido entrar, como poco, aduciendo la sospecha de que un posible asesino haya entrado para ocultarse tras sus fechorías, o tal vez aceche desde allí; en cualquier caso, son motivos válidos para acceder al recinto, y casi diría que para movernos con libertad, si las condiciones de seguridad lo permiten, que una obra, es un lugar un tanto peligroso... con muchas cosas que tienden a caerse... y ya ha podido ver que yo tengo tendendia precisamente a ser patoso.

Una vez que Luisa López se ha presentado, y les ha permitido el acceso a su humilde casa, Zapata procede a la parte ingrata de su trabajo. Han pasado meses desde la defunción, pero... las heridas de este tipo tardan años en cerrarse, si es que lo llegan a hacer...

- Gracias por su tiempo, y mis condolencias por lo sucedido. Han pasado ya varios meses, pero necesitamos algunos datos. Verá...  Tenemos que averigüar el motivo por el que su hermana estaba en el cruce de las calles Mallorca y Sicilia en la noche del 3 de Abril. Sabemos que trabajaba de cocinera, pero me gustaría que nos confirmase, a ser posible, por qué estaba allí ese día a esa hora. También, si había algo raro en su comportamiento en las fechas inmediatas a la de los hechos.

Dejando unos instantes de pausa, antes de tener una respuesta, añadió otra pregunta...

- Y también necesitaríamos saber si tenía a alguien conocido, alguien en especial, con quien coincidiese en esas fechas; algún tipo de amistad, grupo de conocidos, incluso... permítame el atrevimiento: pretendiente...

Marro se rascó la frente. Otro muerto eran malas noticias. Eso significaba más trabajo, pero sobre todo significaba que no podría merendar y que no podría leer el tomo. Tenía que regresar al anatómico forense, con suerte estaría allí el doctor Rius y le podría informar mejor de lo sucedido. Con suerte querría merendar, aunque no confiaba en ello, pues Rius frecuentaba el turno de noche. Aunque quizás, dadas las circunstáncias del nuevo cadáver, le hubieran llamado para que acudiera con urgencia. 

- Iré de inmediato. - Le dijo al comisario. - Si no le importa, le diré a Sánchez que me acompañe. Me he fijado que tenemos a tres agentes en puertas hoy. Así podré leer el libro de camino. Hay un buen trecho hasta allí. Más si hay tráfico... 

Sánchez era un agente que estaba muy cercano a la jubilación. Ya no hacía servicios normales, sino que solía hacer de chófer a los mandos o bien estar en puertas o en comunicaciones. Marro se llevaba bien con él. Le gustaban los deportes y solía leer prensa deportiva, por lo que tenían conversación afín. Sus mayores defectos eran que su equipo el Español de Barcelona y aunque en la temporada 24-25 le dio guerra al FC Barcelona, parecía que este año, el equipo de Marro, el azulgrana, volvería a ganar el campeonato de Cataluña. 

Y así, Sánchez y Marro debatieron sobre fútbol en el trayecto de la oficina al vehículo patrulla, pero una vez pusieron rumbo al anatómico forense, Marro se concentró en la lectura. No obstante, las constante interrupciones de su compañero y el poco tiempo que tardaron en llegar hasta su destino, hizo imposible que Marro entendiera una puñeta de lo que ponía en aquel tomo.

La mujer se sentó en una silla y se tomó su tiempo antes de hablar. Parecía estar afectada de verdad.

-Mi... hermana llegó de nuestro Teruel hace años, y trabajaba como cocinera en una... buena casa. El año pasado, y viendo que las cosas marchaban bien, me llamó para que viviese con ella. Yo... trabajo limpiando en algunas casas.

La joven necesitó tomar aire para continuar.

-Cada noche regresaba a casa, después de estar todo el día trabajando para sus señores, y pasaba por las cercanías de eso que están haciendo allí, esa gran construcción, y muchas noches cuando llegaba, me decía que sentía miedo, que oía cosas extrañas, ruidos, e incluso una vez, oyó un grito, pero no se detuvo a mirar de qué se trataba. Ella... estaba de camino, no sé qué le ocurrió, no entiendo como no se dio cuenta de aquel coche...

Finalmente, Luisa rompió a llorar desconsoladamente. No parecía ser capaz de seguir hablando.

Gracias a los movimientos del coche, estuviste a punto de romper el libro por la mitad en un par de ocasiones, pero afortunadamente, lograste mantenerlo de una sola pieza, y cuando llegasteis, otra vez, al hospital, ya sabías el camino. Esta vez, la puerta del forense estaba abierta y no había nadie en su interior.

Quizás hubiese ido a comer o simplemente, no hubiera llegado todavía para el turno que le correspondía. Lo que sí que había era un nuevo cuerpo bajo otra sábana. Seguramente, sería el que estábais buscando... o no.

Sánchez tenía mala vista. Eso era evidente. Sus facultades para conducir un vehículo estaban ya muy mermadas. Era necesario que se jubilara ya. No volvería a pedirle que le hiciera de chófer. Estaba bien en puertas, pero ya no servía para mucho más. ¡Casi parte el libro por la mitad con uno de sus volantazos! 

Pero al fin había llegado al anatómico. Pudo acceder con mucha facilidad al laboratorio forense y por extraño que pareciera, allí no había nadie salvo un cadáver tapado con una manta. Marro no era una persona que se asustara con facilidad, no al menos de un muerto. Había visto muchos en sus años en el cuerpo y ya había visto el rostro del terror en las otras víctimas. Sin embargo, se acercó cauteloso. Sentía curiosidad, pero también estaba algo inquieto. 

Cuando al fin estuvo frente al fiambre, se santiguó aunque no fuera demasiado creyente, agarró el extremo de la sábana donde debiera estar la cara del fallecido y poco a poco la fue levantando para descubrir el rostro.

Condescendiente, Zapata extendió un pañuelo a la mujer. Nunca se cierra la herida por la pérdida de un hermano... Lo sabía bien, no por haber perdido hermanos de sangre, sino de armas, allá en la lejana Cuba, muchos años atrás, cuando vigilaba las trochas contra las partidas mambises. Le dejó unos momentos de paz, mientras se intentaba serenar...

-"Pañuelo a lavar... a ver como se lo explico a mi mujer, como quede manchado de algún tipo de potingue de los de la cara, aunque no parece gastar de eso"

Tras emitir un suspiro al pensar estas cosas, primero en sus antigüos camaradas, y luego en la que le pudiera caer por el moquero, se giró hacia Novoa, por si se le ocurría algo que preguntar que a él se le pudiera haber escapado; sabía que ella era perspicaz, y aguda en su criterio.

La visión de un cuerpo recién muerto estaba convirtiéndose en una costumbre. Esperabas encontrarte con la misma visión horrorosa que habías visto la última vez, con una mueca de terror y un cuerpo en perfecto estado, pero destrozado de alguna manera por fuera, o al menos, algo similar. 

Lo que viste se asemejaba mucho a como debía estar la mujer que habían ido a ver Novoa y Zapata; era un hombre con aspecto de pobre, que parecía haber sido arrollado por un coche de caballos. Habías presenciado demasiadas veces casos así, sobre todo entre mendigos y algunos niños, y sabías identificarlo perfectamente.

Mientras estabas observando aquel pobre cuerpo destrozado, oíste un ruido a tu espalda.

Ejem. Otra vez usted. ¿Puedo ayudarle en algo? ¿O es que simplemente se está afionando a la visión de hombres y mujeres recién fallecidos y quiere añadir otro más a su colección?

Las hirientes palabras del doctor parecían ser más duras de lo habitual, pero no estaba habituado a que entrara nadie en su lugar de trabajo y menos aún, a que curiosearan entre los muertos.