Partida Rol por web

Si, pero es que no se, me falta algo... y lo malo es que no detecto el qué; me falta, creo, comprobar la temporalidad, o sea, si van en secuencia siguiendo una ruta, si se saltan posiciones, si hay un punto equidistante de todos los lugares; amé n de compararlos con los periódicos; por si se tratase de un mero caso de codicia inmobiliaria -que sería lo más lógico-,... no se, pero intuyo que mi PJ tendría ese tipo de inquietud.

También tenemos que la última muerte,... el punto en que sucedió... ¿estaba marcado en el mapa? ¿Hay puntos del mapa sin muertes registradas?... O sea... ¿era predictivo con datos de eventos pasados, o solo marcaba sucesos que habían ocurrido?

Jejeje... que retorcida tengo la mente

joer, si... pero no me pongas en esta a Zapata en bolas, please, que puede dar un bajón importante... Y en esta se supone que soy un tipo serio.... (y lo que me cuesta a mí llevar PJ serios...)

Miro a Marro, y asiento; el "nido de los plumillas" puede darnos una pista interesante; no debería ser casualidad que el redactor estuviese en ese lugar, y justo en el momento en que alguien pudiese morir... esa gente suele tener un instinto, en ocasiones, similar al del mejor sabueso... huelen una noticia, y la persiguen hasta que encuentran la causa... o una historia por lo menos que merezca ser contada... aunque a veces, al adelantarse a nosotros, manden una investigación a la mierda, se carguen un caso, y provoquen que los jueces no puedan condenar a auténticos criminales, por haber sigo auyentados por estos ... bueno, plumillas, en resumen.

-Si, en la redacción siempre hay gente: las rotativas funcionan muy temprano, para que el periódico esté a primera hora en la calle, así que la redacción tiene que preparar los textos antes. Podemos ir en cualquier momento, que estará llena de gente.

Incluso en el caso de los semanarios... es igual, siempre hay reporteros "de guardia", prestos a seguir cualquier noticia en cuanto surja... y más si es un medio sensacionalista...

- ¡En camino entonces! - Exclamó el inspector. - Recordad que las seis acaba el turno. ¡No hay que regalar ni un minuto! - Soltó una carcajada.

Entonces se acercó al doctor Rius y le ofreció la mano estrechándosela firmemente.

- Un placer hablar de nuevo con usted doctor Rius. - Se despidió. - De llegar más casos con similitudes al que estamos investigando, no dude en ponernos al corriente. Puede llamar a la jefatura y dejar el recado para cualquier de nosotros. Inspector Marro o agentes Zapata o López.

Una vez se despidió de forense miró a Zapata le hizo un gesto con la cabeza para indicarle que le siguiera y salió de la habitación camino del coche patrulla.

Tras despediros del forense, y recuperaros del impacto que había supuesto ver el cuerpo de aquel pobre hombre (o no verlo, en el caso de Novoa, pero sí enterarse de lo que le había sucedido), os separasteis para abarcar más terreno en menos tiempo.

En vuestro caso, volvisteis al despacho, para comprobar si había algo de interés en lo que os habíais dejado.

El lugar estaba igual de silencioso que antes, y era casi como si nadie hubiera estado allí, ni tan siquiera vosotros. A pesar de la familiaridad del lugar, simplemente no podíais dejar de percibir aquel lugar como si estuviese lleno de muerte.

Tras despediros del forense, y recuperaros del impacto que había supuesto ver el cuerpo de aquel pobre hombre (o no verlo, en el caso de Novoa, pero sí enterarse de lo que le había sucedido), os separasteis para abarcar más terreno en menos tiempo.

En vuestro caso, os dirigisteis hacia la redacción del periódico, aunque obviamente, cuando llegasteis, las puertas estaban cerradas y las luces apagadas. Más arriba, sin embargo, se podían ver algunas luces encendidas, en la tercera planta. Estaba claro por tanto que había alguien.

Al veros, un hombre, el conserje, se acercó a vosotros desde el otro lado.

-Está cerrado -os dijo, en un tono apenas audible, amortiguado por los cristales.

- Buenas noches... - Saludó con una sonrisa en los labios. - El inspector Marro y el agente Zapata, de la policía de Barcelona. Necesitamos hablar con alguien de la redacción. Se que está cerrado, pero estamos inmersos en una investigación oficial y necesitamos hablar con alguien. Un responsable preferiblemente...

Iban uniformados, con lo que no hubiera hecho falta, pero aún así sacó su placa y se la plantó en la cara a aquel hombrecillo. Esperaba que de esa forma les hicieran caso y les dejasen entrar a la redacción, pues tenían mucho que averiguar.

El hombre vio la placa y rápidamente, el gesto se le volvió serio y buscó nerviosamente las llaves. Por fin, después de probar un par de ellas, logró abrir la puerta.

-Sí, sí señor. Perdone. Es que hay mucho gracioso, ¿sabe usted? Mucho sinvergüenza queriendo asustar y gastar bromas. Arriba creo que todavía debe quedar alguien. El joven Manuel Roich, al menos. Ese pobre muchacho hace lo que puede, trabaja mucho, ¿sabe usted? Quiere ser un buen periodista. Pero entren, entren, que hace frío allí fuera y estas no son horas. Es en la segunda planta. Cuando terminen, no se preocupen, que estaré aquí abajo para abrirles.

- Muchas gracias señor. - El inspector estrechó la mano del conserje de aquel edificio. - No esperábamos menos que su colaboración. 

Dicho aquello, invitó a Zapata a pasar delante de él y ambos comenzaron el ascenso hacia la segunda planta del edificio, donde debían encontrar al becario del que les había hablado el portero. 

Estaba siendo una noche dura para Marro. Somnoliento y agotado, llegó al segundo piso casi sin aliento. Era evidente que había perdido mucho del físico que le caracterizó en su juventud y se había dejado llevar por la buena vida y el sedentarismo.

- Señ... - Intentó hablar, pero le faltaba el aire y reposó unos segundos. - Señor Roich, somos de la policía, necesitamos hacerle unas preguntas... - Y lanzó al aire esa primera pregunta, pues todavía no se había preocupado de investigar la redacción ni de hallar a tal persona.

Marro tenía aspecto cansado, observó Zapata; los turnos de noche son criminales... sobre todo si el trabajo se prolonga a la jornada siguiente.

-Cuando salgamos, nos tomamos un café doble. Si tenemos que reunirnos o hablar con alguien más, nos va a hacer falta...

Tras subir al piso que les indicó el portero, echó un vistazo en derredor; luces apagadas en su mayoría (mantenerlas encendidas en balde, era un gasto inútil), salvo algunas, como la de una mesa en concreto... Y allí se dirigieron; era de suponer que sería la del redactor que cubría el turno más aburrido, atento a cualquier aviso para cubrir una noticia en tan intempestivas horas... pues la noticia no espera a nadie, y alguien tiene que haber para encargare de ella.

Viendo que Marro empezaba las presentaciones, sacó la libreta, para variar, y terminó la frase que empezase su compañero, que aún estaba recuperando el resuello...

-... relativas, principalmente a su compañero, Carles Seguí. Verá; ha sufrido un percance, y necesitamos saber en qué asuntos andaba metido. ¿Puede indicarnos cual es la mesa de su compañero, y si sabe que asuntos estaba llevando últimamente?

Omitió específicamente hacer referencia a que el citado había fallecido, y más aún, las circunstancias del hecho; eso era una posible moneda de cambio, en caso de tener que "negociar" acceso a información más sendible, pues.... sería un caramelito que ningún periodista, en pleno ejercicio de antropofagia corporativa, podría evitar tragarse, ni vendiendo su alma a cambio

Teresa regresó con el joven Lopez al despacho.

-¿Por dónde quiere empezar? -le preguntó al agente. Él era el experto, al fin y al cabo-. En principio, debemos hacer dos cosas: asegurarnos o investigar si los puntos marcados en el mapa corresponden con las otras muertes registradas como suicidios... y si los periódicos viejos también hacen referencia a estas cosas. También podriamos ver si tiene carnet de la biblioteca y consultar qué tipo de libros consultó la última vez, no vaya a ser que estuviera investigando algo extraño por su cuenta. Pero esto solo una suposición.

Se adentró otra vez en el despacho y se plantó en medio con las manos en las caderas.

-Buscaré entre los periódicos.

Los periódicos mostraban noticias más o menos recientes... que coincidían con las muertes de los nombres que habíais descubierto en el hospital. En cada noticia se destacaba el hecho de que la muerte había llegado sin razón aparente, a gente que en principio, no tenía enemigos ni problemas. Estaban los tres casos que conocíais:

TREMENDO ACCIDENTE

Una joven cocinera muere embestida por un coche de caballos, tras salir corriendo de su casa.

"Apareció de la nada gritando como si algo la persiguiera", explicó el conductor del coche, que estaba muy afectado. La policía ha confirmado que se trató de un accidente.

HORRIBLE GESTO DE TERROR EN UN MENDIGO FALLECIDO

El sereno halló el cuerpo de un conocido mendigo acurrucado en un portal. Aparentemente, su muerte pudo deberse a causas naturales, pero el gesto, horroroso, de su rostro, hizo que el pobre hombre tuviese que ser atendido por un médico.

"Horrible, ha sido horrible", comentó el sereno.

MUERE UN TRABAJADOR AL CAER DE SU PUESTO DE CONSTRUCCIÓN

Mariano García, trabajador de la construcción y virtuoso padre de familia, fue hallado muerto cerca del lugar en el que trabajaba. Algunos testigos indicaron que fue visto por última vez corriendo desesperado, asustado por algo que nadie más vio. Sus compañeros lamentan la pérdida.

"Era un hombre tranquilo que cuidaba de su familia. ¿Qué va a ser de ellos ahora", comentó uno de sus más allegados amigos.

El joven periodista se encontraba en su mesa, repasando algunas notas, cuando aparecisteis delante de él. Al veros, se levantó con tanta prisa que tiró la silla en la que estaba sentado, al suelo, y se enderezó nerviosamente.

-Eh.. sí, sí, soy yo -respondió al policía que parecía estar algo asfixiado tras haber subido las escaleras -. Claro, ¿q-qué sucede?

Cuando le dijisteis que se trataba de su compañero, su gesto se volvió más preocupado.

-¿Carlos? ¿Un... percance? ¿De qué tipo? -os preguntó. No obstante, salió de detrás de su mesa y señaló a una mesa situada algo más atrás -. S-su sitio era ese. Díganme. ¿Le ha ocurrido algo... grave? ¿Cómo está? Él... es un buen amigo. Lleva más tiempo que yo en el periódico y de hecho, me ayuda muchas veces.

- Bueno... - Miró a Zapata, a él nunca se le había dado bien ese tipo de situaciones, pero tenían que darle una explicación a ese pobre hombre. - No me gusta dar este tipo de malas noticias, señor Roich, pero me temo que su compañero ha fallecido. - Dijo posando una mano sobre el hombro de aquel tipo. - Las circunstancias y detalles de la muerte están bajo secreto de sumario de momento, por lo que le pido, señor Roich, que sea todo lo discreto que puede ser un periodista. - Miró entonces a Zapata. - ¿Puedes revisar el escritorio del señor Seguí?

Zapata asintió y entonces Marro acercó una silla al señor Roich, el cual estaba blanco y al borde del desmayo. Marro ayudó al periodista a sentarse y le acercó un vaso de agua que tenía sobre su escritorio. Le dejó reposar la noticia unos segundos y entonces comenzó con el interrogatorio.

- Espero que quiera colaborar con nosotros. Todo detalle que pueda recordar nos puede resultar de mucha utilidad. - Comenzó a condicionar la actitud de aquel hombre. - Estamos aquí para tratar de resolver el crimen y que la muerte de su compañero no quede indemne. - Continuó con su táctica. - Pues bien, señor Roich. ¿En qué estaba metido su amigo? ¿Investigaba algo turbio? ¿Notó algo extraño en él? ¿Cambió su acritud en los últimos días? ¿Se mostraba más cauto de lo habitual, parecería esconder algo? Dígame señor Roich, ¿Que era lo que tenía entre manos?