Partida Rol por web

El predicador Allan Dewey reacciona rápidamente al despertar y automáticamente saca de la biblia que tiene en el pecho su pistola para apuntar a las sombra mas cercana que amenaza con abalanzarse sobre él y mientras que lo hace con la mano menos diestra, la derecha saca su cuchillo oculto en la pierna por si lo necesita para defenderse ... entonces lanzar su primer disparo y después de eso reza por el alma de todos los presentes en voz alta:

[B] " Padre nuestro que estas en el cielo ... santificado sea tu nombre ... venga a nosotros tu reino ... hagase tu voluntad en la tierra como en el cielo ... "
[/B]

Tras pasar mi turno de guardia regreso junto a la hoguera e intento conciliar el sueño, cosa que hago rápidamente debido a mi cansancio, pero, por desgracia, al poco se ve perturbado, primero uno, y luego el resto, nuestros caballos comienzan a relinchar, presas del pánico.

Me incorporo rápidamente lo justo para ver a uno de los caballos romper sus ataduras, pero no consigo ver cual es. Cojo mi fusil y como puedo me pongo de pie, mirando a mi alrededor.

Algo se mueve a la derecha, luego a la izquierda, son muy rápidos, pero por fin, se detienen y nos vienen de frente, lobos.

-¡Lobos!

No tengo tiempo para pensar, preparo mi rifle, mientras oigo como mis compañeros preparan sus armas. Apunto y disparo.

Las bestias saltan dentro del perímetro del campamento con una furia atroz y los caballos relinchan desesperados. Los lobos corren hacia vosotros con una actitud que jamás habíais visto: una voluntad de matar sin paliativos.

Suenan los primeros disparos de la noche. Las armas de Willis, el predicador y Coulon ya humean y los dos últimos consiguen abatir a un par de fieras.

Cuando los lobos atacan lo hacen sin piedad y uno de ellos salta sobre el joven Jerry, mordiéndole con todas sus fuerzas en el brazo izquierdo, dónde la sangre empieza a brotar.

Oís un fuerte estallido y veis que otro caballo ha conseguido soltarse de sus ataduras.

Fox tiene su arma lista para disparar a la bestia que tiene delante, pero se ve sorprendido por un segundo lobo que se abalanza sobre él y lo derriba al suelo

Mientras tanto un largo aullido resuena bajo la luna y un par de bestias más entran en el campamento.

Jerry recibe las dentelladas de los lobos y es el peor parado de todos sus compañeros. Parece como si las bestias supieran que deben librarse del más joven en primer lugar.

La sangre salpica el suelo y la cara del hombre. Aun no consigue hacer que se rinda.

El predicador Allan Dewey apunta con su pistola a la otra sombra cercana que amenaza con abalanzarse sobre él y mientras que lo hace con la mano menos diestra desde la escena anterior, saca su cuchillo oculto en la pierna por si lo necesita para defenderse ... entonces lanzar nuevamente dos disparos contra la bestia mientras que le dice al joven Willis:

" ¿Te encuentras bien muchacho? ¿Puedes defenderte por ti mismo o necesitas ayuda? Creo que sería bueno que nos cubrieramos la espalda de esas criaturas "

He puesto tu mensaje como Solo para el director porque aún falta mucho para que llegue de nuevo tu turno. Ahora estamos resolviendo el turno de los lobos (falta ver si Rumson esquiva el ataque de uno de ellos), luego le toca a Rumson y por último a Fox.

Luego empezaremos un nuevo turno, donde podrás actuar después de que lo hagan Willis y Coulon. Ya ves que aun falta mucho.

En el sistema de reglas que utiliza Cthulhu durante un turno de combate solo se puede realizar una acción. Por ejemplo: disparar, apuntar mejor para el siguiente turno, coger una arma que está a mano, cargar una arma sencilla etc.

Cualquier cosa un poco más elaborada (ir al caballo a coger mi escopeta o coger una rama y encenderla en las ascuas de la hoguera) ya requiere más de turno.

Las armas automáticas sí que pueden hacer más de un disparo por turno, pero en la época en la que jugamos solo se puede hacer con una escopeta.

Perdona si soy un poco estricto con las reglas pero es la única manera de asegurar de que el combate será justo para todos. Por lo demás, ¡ánimo con las tiradas que de momento són espectaculares!

El segundo lobo que está atacando a Jerry consigue morderle en el tobillo derecho, pero el joven forcejea y consigue liberarse de la presa.

¿Qué? Oh, sí, la guardia.

Tiene que hacer guardia, cierto, casi se queda dormido.

Acaricia su rifle con parsimonia, casi como si fuera tan frágil como el cristal caliente. Y fija la vista en la nebulosa color birlibirloque, mientras los limazones giroscaban agiliscosos, banerrando por las váparas lejanas. Siente que su cabeza es añil, y cae en el bosque turgal ¡Oh, no, es el Galimatazo!

Lleva la mano al gladio vorpal ¡tris! ¡tras! ¡tijeretazo! Y la bestia aúlla enfurecida...

¿Aúlla? No, el Galimatazo no aúlla, borguejea.

Entonces...

Ben abre los ojos, incorporándose rápidamente ¿Qué demonios ocurre? ¡Lobos! Mira a su alrededor. Los caballos, encabritados, relinchaban de puro terror ante la llegada de los horrendos cazadores nocturnos, y las sombras veloces emergen de las tinieblas que les dieron a luz para abalanzarse sobre ellos.

Todo esto es su culpa. Se ha quedado dormido. No ha debido de quedarse dormido...

Uno de los animales, espumarajeando por la boca, se impulsa sobre sus cuartos directamente hacia su pecho. Pero Ben se ha incorporado, y sus tiempos de Sheriff aun le han legado unos reflejos aceptables, aunque la bruma del ensueño aún nubla sus sentidos, por lo que le da tiempo a echarse al suelo y rodar (agiliscoso) lateralmente, dejando al animal pasar por encima de él, rozando su pelaje con la espalda.

Se incorpora, jadeando -Ya está viejo para esto- y empuña el (gladio vorpal) rifle con firmeza, accionando la palanca y descerrajando, en cuestión de milésimas, un tiro en el animal cuyo ataque acaba de evitar.

El estallido del Winchester hace a su mente rememorar escenas que estaban perdidas en su memoria.

Pero no tantas como el sonido del proyectil atravesando la carne y los huesos de un ser vivo.

Mientras el antiguo sheriff Rumson abate a otra fiera, los dos lobos que han derribado a Fox se abalanzan encima de él.

El corpulento hombre se las apaña para alzar el revólver y disparar, pero la bala se pierde en el cielo.

Los dos caballos que se han soltado huyen despavoridos. Fuera del campamento se dibujan las siluetas de más lobos que andan rondando sin entrar.

La sangre de Willis salpica la arena y a todos los que le rodean. Se encuentra gravemente herido, pero no es un joven que huya. Con las dos bestias sobre él mordiéndole sin parar, la única idea que tiene en su cabeza es matar. Apunta con su arma al animal que le hirió el brazo y lo dispara sin miramientos.

El disparo ilumina el suelo y la bala sale hacia el cielo. Willis sabe que está a punto de morir.

Adiós muchachos, ha sido un placer conoceros.

Es lo último que ven del joven antes de que los colmillos de los lobos cubran lo que va a suceder.

El viejo prepara rápidamente su rifle. Observa a dos lobos que están merodeando cerca, cuando oye los gritos del joven Willis. Se gira, para ver como dos lobos se ceban con el joven.

-¡Jerry no! -grita- ¡Apartaros de él, sucias bestias!

Sin pensárselo dos veces, dispara a uno de los lobos que atacan al joven Willis, preparando rápidamente su rifle de nuevo mientras corre hacia dónde se encuentra el joven.

El predicador prepara rápidamente su pistola para disparar al otro lobo cerca de él , cuando oye los gritos del joven Willis. Se gira, para ver como dos lobos se ensañan con el joven, mientras que Coulon le apunta a uno con su rifle y sin pensarlo dos veces le apunta y dispara al segundo mientras que le grita al joven:

" Alejate inmediatamente de aquí Jerry y espera junto a la fogata, avivala para que no se acerquen mas lobos mientras que te cubrimos! "

Sin pensárselo dos veces, dispara al otro de los lobos que atacan al joven Willis con su pistola mientras camina a paso seguro sin darle la espalda al lobo que tenía cerca caminando hacia dónde se encuentra el joven para cubrir su retirada junto a Coulon, sosteneindo en la mano el cuchillo que desde el disparo anterior preparó

Los gritos y las balas cruzan el aire de la noche.

El lobo que Willis había logrado alejar de su tobillo ya está preparado para saltar de nuevo pero justo en el momento de coger empuje una bala de Coulon lo atraviesa de lado a lado. La bestia cae muerta.

Como empujadas por un acto de venganza, las fieras que recién habían saltado dentro del campamento corren hacia Coulon y Rumson. En el último instante los dos hombres se mueven y consiguen salir ilesos por los pelos.

Mientras tanto Willis continúa forcejeando con el otro lobo, que con rabia continua mordiendo y sujetando el brazo izquierdo del joven. En ese momento el predicador se acerca con seguridad y sin dudar dispara hacia la pareja combatiente. El impacto de la bala es certero y el lobo suelta a su presa, pero con una frialdad absoluta la bestia ignora la herida y ataca de nuevo a Willis.

Al otro lado de la hoguera la situación no es mejor. Una nueva fiera irrumpe en medio de los caballos, que al instante redoblan sus esfuerzos por huir. Sin dudarlo, el lobo muerde con todas sus fuerzas la primera pata que está a su alcance. El caballo, encabritado y soltando espumarajos empieza a cocear al aire.

En el centro del campamento Fox sigue forcejeando desesperadamente desde el suelo. Los dos animales están sobre el tronco superior del hombre y no permiten ver qué está pasando. Todo es un revoltijo de pelo, dientes y manos. Su sombrero yace a un lado.

-¡Ayuda! No pued..argf…

Su mano aparece de nuevo empuñando el revólver, pero este se resbala en medio de tanta sangre y cae al suelo.

-Por fa...oghh…agrfff…

Los estertores no parecen detener a las bestias, que continúan ensañándose con Fox. Las piernas patalean ya suavemente.

Un esponjoso manto de nubes avanza por el cielo hasta que cubren la Luna y entonces la poca luz que había termina de desvanecerse.

El predicador Allan Dewey se aproxima al fuego para reavivvarlo ante la disminución de la luz por cubrirse la luz de la luna por la nubes, mientras que dispara al lobo que se aproxima a Coulon con su pistola mientras camina a paso seguro sin darle la espalda a los otros lobo que tiene cerca, trando de cubrir su retirada junto al viejo ex-militar, sosteneindo en la mano el cuchillo que desde el disparo anterior preparó para usarlo solo si alguno de los lobos se les lanza " Señores replieguense de inmediato a la fogata o liberen a los caballos, tratemos de mantener a los lobos a raya y que dios tenga piedad de nosotros ... padre nuestro que estas en los cielos ... santificado sea tu nombre ... "