Partida Rol por web

¿Dónde estamos? ¿Por qué apareció el mar ante nosotros? 

Willis está empapado en sudor, balbucea a la vez que habla y tiene los labios llenos de saliva reseca.

¿Era real? Empiezo a no saber en qué realidad estoy, no sé si sois reales o sólo una ilusión de mi imaginación. Ayudadme, ... por favor.

Coulon observa a Willis con los ojos bien abiertos, luego a Duvall

Esto es cosa suya, seguro

-Tranquilo muchacho, estás aquí, con nosotros, no hay ningún océano. Ahora nos iremos a casa

Rápidamente se arranca un trozo de tela de su pantalón y le venda lo mejor que puede las heridas de sus manos.

-Te pondrás bien

Cuando acaba de atender al joven, Coulon recoge su fusil y sigue apuntando a Duvall. No puede evitar en observar sus ojos, cautivado por su mirada

No es humano, es un monstruo

Aparta los ojos y fija su mirada en su pecho, apuntándole con su rifle

A la mínima te disparo, ¡maldito hijo de la gran puta!

De repente, Ben nota como si su cabeza se agitase... Poco antes de darse cuenta de que lo que está temblando es el suelo de la caverna.

—No me gusta esto... —Dice, dirigiéndose a los demás— Hay que largarse de aquí ya. Duvall, andando.

Para evitar que huya, se coloca a una distancia prudencial a la espalda del asesino, y asiente con la cabeza mirando a Clanton.

         " Vamonos de aquí, por favor dinos Willis si puedes andar por tu propio pie, para que entonces yo vaya por delante y Bruce en la retagurdia o al revés y tu ayudes a Ben con Duvall, tal vez podriamos activar la carga de dinamita que llevo para que desrrumbe este lugar y cualquier resto demoniaco dentro de él para que no haya otros mineros que lo encuentren "   

        Dijo lo anterior el predicador armado y avanzando adelante del grupo con la lampara que traían, después de guardar el cuchillo y la dinamita en la espalda 

Bruce se coloca el último, vigilante, no quita ojo a Duvall

-¡Vamos!, cuanto antes salgamos de aquí, mejor

El lugar perfecto para emboscarnos

-Predicador, de momento no usaría la dinamita, y más cuando es muy posible que el mal que tanto le preocupa no se encuentre en las entrañas de la tierra, sino....ahí -comenta mientras señala a Duvall con el rifle- Guardemos ese cartucho por lo que pueda pasar. Venga, ¡vamonos ya!

Os volvéis a poner en marcha con Dewey a la cabeza por el estrecho túnel de subida.

Rumson, Willis y Coulon vais por detrás de Duvall, sin quitarle ojo y con el rifle de Bruce siempre a punto. Es imposible no mirar al cambiante metabolismo del preso, ver como sus enormes músculos se agolpan aquí y allá, luchando por reventar su abrigo. El hedor es insoportable y su origen parece estar en ese extraño pus azul que aflora en la piel del minero.

Duvall está silencioso, pensativo, ausente. Ni tan siquiera cuando un afilado saliente le rasga el cuello se sobresalta.

Notáis el peso de las rocas que se cierran a vuestro alrededor y sin margen de movimiento para vuestros brazos y con la inquietante compañía de este bestial asesino…

Por fin salís a la gran caverna y sentís cierto alivio pero apenas habéis dado unos pasos en dirección a la salida cuando veis que alguna cosa ha cambiado. Cerca del lago y a unos 150 metros de vosotros hay un gran boquete en la pared que sale directamente hacia el exterior. Apenas entra luz, ya que una gran cantidad de polvo y arena llenan el aire.

Justo antes de que podáis reaccionar…

- ¡Te lo dije Llewellyn! ¡Sí que eran esos entrometidos! Tenía que haber matado alguno de esos caballos de ahí fuera…

- Cállate Elroy. Ya no es momento de bromas.

De entre la nube de polvo en suspensión salen los hermanos Jackson, que caminan decididos hacia vosotros. Detrás de ellos se escuchan unos relinches y suponéis que su misterioso carruaje no debe de andar lejos.

-¡Hola viejo! –el caraquemada no le quita la vista a Coulon- Estaba seguro de que nos volveríamos a encontrar.

Tengo que agradeceros que hayas sacado a ese bribón de aquí abajo. Difícilmente lo hubiéramos encontrado en este lugar.

Los dos hermanos se detienen, a unos 100 metros de donde estáis. Llewellyn lleva las manos desnudas pero Elroy tiene su mano descansando en el revólver y lleva una escopeta colgando en su espalda.

Ahora será mejor que os vayáis porqué nosotros estamos decididos a solventar este trabajo aquí y ahora. No tiene nada que ver con vosotros, no tiene nada que ver con lo que sea que haya hecho él allá fuera… pero si os quedáis aquí, nuestro otro hermano os tendrá que dar un lametazo también a vosotros… Fuera de aquí.

Dicho esto Llewellyn se concentra y mirando fijamente el suelo empieza a murmurar unas palabras grotescas, imposibles para la garganta humana…

Y'AI'NG'NGAH
YOG-SOTHOTH
H'EE-L'GEB
F'AI THRODOG
UAAAH

De inmediato la temperatura de la caverna desciende de golpe. Alguna cosa se ha liberado.

            El predicador mira de reojo a sus camaradas y a Barton Duvall antes de volver a mirar al par de supuestos Pinkerton asintiendo, pero después de escucharles esas extrañas palabras y ver la actitud con la que les pedían a Barton hizó un gesto inconforme antes de susurrarles a sus camaradas:

            " Señores lo que ha confesado este sujeto podría hacrlo merecedor de la horca ... no me gustaría arriesgar nuestras vidas por alguien así, sin embargo este sujeto realmente se ha arrepentido y no exactamente lo que este par de infernalistas tanga pensado hacer con él .... así que repetaré su decisión ... pero mi punto de vista es que debemos regresar con él a Tombstone para que dios y los hombres lo enjuicien y no este par de tipos, si prometes mantenerte con nosotros Barton podría liberarte "   

Coulon miró fijamente a los dos hermanos, escupió al suelo sin perderles de vista

Adiós a la idea de taponar la entrada, ahora hay dos y un solo cartucho de dinamita

-Que hay feo, también me imaginaba que nos volveríamos a ver

Ante las palabras deLlewelyn, Coulon sonríe

-No hay de que, un placer colaborar con ustedes -dice con cierta ironía- pero dado que hemos realizado todo el trabajo, ¿compartiréis también la recompensa si os entregamos a Duvall? -lanza una sonrisita- ¿Otro hermano?, ¿y eso que no lo hemos visto?, ¿es más feo que él -señala a Elroy con el rifle- y por eso lo sacáis a pasear fuera de la vista de todos?

El descenso de temperatura sorprende a Coulon, que mira a su alrededor. En ese momento recuerda la visión que tuvo en la tienda del indio

¿Y si lo que vimos no tenía que ver con Duvall, sino con ellos?

Mira a Rumson y le hace señas con la cabeza señalando a los hermanos y a Duvall, antes de volver a mirar a los dos hermanos y a Duvall, y no quitarles ojo

Espero que me haya entendido, se va a montar una buena

Lentamente se aparta y se fija a su alrededor, buscando un lugar donde resguardarse en caso de lucha.

Ben traga saliva. EL sudor perla su frente y la temperatura descendente comienza a convertir la caverna en un paraje invernal.

No sabe qué hacer, pues todo parece perdido. Los Pinkerton, máquinas de matar (Él lo sabe muy bien) exigen que entreguen a Duvall. Y sólo Dios sabe lo que piensan hacer con él después de que lo tengan.

Por si eso fuera poco, uno de ellos ha pronunciado palabras en una lengua extraña y pueden notar como algo se acerca. Es entonces cuando comienza a unir puntos.

La visión del pony express destrozado.

Esa... cosa que atacó la diligencia sin previo aviso. Esa cosa que no es de este mundo.

Y el extraño carro de los hermanos... Con esa cosa similar a una jaula. 

"Una jaula que no es de este mundo para encerrar algo que no es de este mundo."

—Coulon, Clanton, Willis. Creo... Creo que han sido ellos los que... los que azuzaron a aquella cosa contra la diligencia de correos... —La voz temblorosa, la vista fija en los Jackson, y la mano aferrando aun el revólver Colt. ¿Estará bien Lewis ahí fuera?

¿Qué es la justicia? No lo sabe. Sólo sabe que es darle a cada uno lo que se merece, lo cuál jamás le ha aclarado nada. Los Pinkerton buscan a Duvall, que, si ha de creer al Piel Roja, tiene algo que no es humano dentro de él. ¿Qué planean hacer con...? 

"Oh, Por el amor de Dios. ¿Quieren usarlo también...?"

La vista nublada, la llama titilante, las palabras muertas y el tiempo detenido. El cuerpo paralizado.

"Hemos de llevar a Duvall ante la justicia.

Por aquella niña... ¿Cómo se llamaba?

Creo que han mencionado su nombre... ¿Alina? Sí, tal vez, no lo se."

No, esto ya no es por la niña. Ahora no se enfrentan a un asesino, a un monstruo, sino a cuatro. Cuatro monstruos que los atenazan entre sus garras ¿Qué es la justicia? ¿Cuál es la justicia que merecen los monstruos?

La llama zozobra y se apaga.

Se hace más tenue.

Y muere lentamente.

Pero sólo para resurgir con más fuerza. Brillante, ardiente, abrasadora. Ya no es la justicia, ahora es su convicción, su arrojo, su determinación.

Quizás nunca más pueda saber qué es la justicia, o alcanzarla, pero sabe lo que no es justo. Que aquellos hombres que han viajado con él para perseguir a un asesino mueran allí abajo sin ningún motivo.

"Date por vencido, saco de huesos apaleado.

No tienes nada que hacer. Estáis perdidos."

La voz es constante, pero cada vez más silenciosa, más baja, ya no hay espacio para la duda. Aprieta los dientes, los puños, hasta que la mandíbula le duele y los nudillos se vuelven blancos.

"Este saco de huesos apaleado aun tiene una última palabra que decir."

—¡Está bien! —Grita. Su voz es alta, tranquila. No tiene miedo. O al menos, no lo siente como antes— ¡Vosotros ganáis, Pinkerton, os entregaremos a Duvall!

Duvall es un peligro para el mundo. Ha matado a una niña en Tomstone, y a todos esos mineros. Por la presente, es acusado formalmente de sendos cargos de asesinato en tercer grado.

Los hermanos Jackson. Pinkerton. Ben no puede olvidar la masacre de Homestead. En 1892... Por la presente, son acusados de homicidio en primer grado y resistencia a la autoridad.

Se acerca a Duvall, sin dejar de mirar a los Jackson, al fin y al cabo, va a entregarles lo que quieren.

—Barton Duvall. —Le susurra al hombre... o lo que quiera que fuera— Estos hombres son un peligro para todo el mundo, y quieren encerrarte. Si te encierran no te podremos ayudar. ¿Tienes hambre? Sé que sí. Llevas mucho tiempo sin comer ¿No? Pues hagamos un trato. Si sacias tu hambre con esos dos hombres de allí delante, se conmutarán todos tus cargos... ¿Trato hecho?

Se alza, mira a todos sus compañeros, y habla a Dewis.

—Clanton... La dinamita.

Por último, clava los ojos directamente en los Jackson.

—¿Queréis a Duvall? ¿Queréis un nuevo juguete? ¡Pues aquí os va, hijos de puta!

Bruce no pierde detalle de lo que sucede. Mira fijamente a los Pinkerton y a Duvall. Cuando escucha las palabras de Rumson se sobresalta y le mira

¿Que pretende?

De nuevo fija su mirada en los Pinkerton, pero cuando Rumson pide la dinamita, le vuelve a mirar y sonríe

Ahora sé que pretende, vamos a jugarnosla a una sola carta, la verdad, no tenemos muchas más opciones, igual que la gloriosa Confederación tras la batalla de Gesttysburg.....Puede que no salgamos de esta, pero no nos iremos solos

Fija de nuevo la mirada en sus objetivos

-Y el cuchillo, no te olvides del cuchillo, tenlo listo

Duvall se sabe el centro de atención y retrocede unos pasos. Se sobresalta cuando nota un cuchillo detrás suyo y es entonces cuando el predicador le corta las cuerdas que sujetaban sus manos en la espalda. El trato con el asesino está sellado.

Luego mira a los Jackson con evidente miedo y también hacia la lejana salida, pero una intensa salivera empieza a gotear de su larga mandíbula. Se adelanta unos pasos, dubitativo…

Entonces de entre la nube de polvo y arena que hay en suspensión detrás de los Jackson vislumbráis algo. Una forma grande y deforme se recorta en el aire, flotando a escasos pies del suelo. A todo su alrededor, la silueta de una corona de apéndices largos y tortuosos surcan el aire en una búsqueda ciega, caótica y sin fin.

Burton Duvall, con el pánico dibujado en sus ojos, emprende la huida corriendo como una alimaña sobre sus cuatro extremidades y con la lengua larga y azul colgando. Se trata de una fuga inútil.

La informe slueta aparecida de entre los escombros desaparece nada más salir de la nube de polvo, pero un rastro como de centenares de serpientes avanza a toda velocidad por el suelo hacia Duvall.

¡¡¡Nooooo!!!

Un segundo antes de ser alcanzado, Duvall se gira hacia su cazador con sus fauces monstruosamente abiertas, pero una enorme mole negra y tentacular se materializa justo delante suyo antes de arrollarlo. Un bestial y abotargado ojo que ya conocéis, cubierto de extremidades purulentas y terminadas en ventosa, se lleva a Barton por delante.

¡Yiiihaaaa!

El único motivo por el cual permanecéis conscientes ante esta visión es que el choque de ambas criaturas termina fuera de vuestro campo de visión, seguido de un estruendoso derribo de rocas y estalactitas. La caverna aúlla (¿o es Duvall?) y el sonido de la roca al crujir resuena a vuestro alrededor.

Ya habéis visto demasiado.

El lechoso y enfermizo Jackson desenfunda el revolver de debajo de su gabardina y se dispone a disparar.

Ante la terrible visión que hay ante mis ojos, me quedo quieto, de piedra. 

¡Papá, papá!... ¡no, no era yo, era otro!, pero eso...eso es lo mismo que vi

Gotas de sudor resbalan por mi frente, mientras retrocedo un par de pasos.

-¡Oh Dios mío!

Pero unas palabras me hacen reaccionar. Uno de los Pinkerton está sacando su revólver

-¡Yo caeré pero no sólo! -grito antes de disparar- ¡YIHAAAAAA!

El disparo de Coulon impacta de lleno en Llewellyn, quien cae de espaldas al suelo. Su sombrero y su pistola ruedan a escasos metros.

Se medio incorpora mirando con odio a Coulon, y de su gabardina saca un pequeño objeto blanco. Pronto se advierte de que se trata de un… ¿ojo humano? Quién sabe.

Llewellyn lo aplasta en su mano mientras susurra unas palabras sin dejar de mirar al viejo soldado.