Partida Rol por web

Después de que Coulon volara parte de la protección de Elroy, Dewey le dispara una certera bala en el hombro.

El Pinkerton asoma un instante para devolver el fuego al predicador, pero cuando ve que Willis y Rumson están juntos y al descubierto cambia su objetivo. Su escopeta escupe metralla de nuevo, pero de nuevo se pierde sin hacer daño alguno. Elroy se cubre tras la roca visiblemente herido y arroja la escopeta al suelo para desenfundar su revolver.

Mientras tanto, el cuerpo de su hermano se ha disuelto en una masa informe y purulenta. Pero lo que más os preocupa es que de los vapores de su cadáver se ha formado una extraña entidad gaseosa compuesta de decenas de esferas transparentes y flotantes. Una asociación de burbujas goteantes que cambia constantemente a medida que las pequeñas esferas que la componen revientan, se intercambian de posición, aumentan o gotean hasta desaparecer. Flotando poco a poco, el extraño cuerpo avanza hacia vosotros.

-Gracias, Willis -Dice Ben con una sincera inclinación de cabeza.

Con la hemorragia controlada, el antiguo sheriff aprieta los dientes y, con esfuerzo, se levanta, echando mano del candil. Ya es hora de acabar con todo, el último disparo del Pinkerton casi lo alcanza, y no sabe qué demonios ha pasado con el cuerpo del brujo; Mucho menos desea saber qué está pasando entre Duvall y... Lo que quiera que sea esa cosa.

Llegó la hora de atajarlo.

-¡Fuego en el agujero! -Avisa, mientras intenta encender la mecha con la llama de la lámpara.

Willis hace un gesto de aprobación a Ben y se prepara para la explosión. El joven ha salido muy malparado en esta aventura. Su única posibilidad de sobrevivir será tras una cobertura. Prepara su arma y espera que la explosión no lo arrolle. Si aparece alguien que no sea amigo, lo barrerá a balazos.

Coulon está atento a todo

-Chicos, del cuerpo de ese desgracia ha salido... algo, ¡no me gusta nada! ¡son unas esferas burbujeantes y vienen hacia nosotros! ¡Ben, lo que tengas que hacer hazlo ya y salgamos de aquí!

Al escuchar las palabras de Ben, comprende que se ha encendido la mecha

-Predicador tenga preparado el cuchillo por lo que pueda pasar

Se mantuvo a cubierto mientras buscaba a Elroy

Ese cabrón puede venirnos por detrás, no lo permitiré

Pero por mucho que se fija, sigue sin poder verle. Se mantiene en alerta vigilando a la posible presencia de Elroy y de las esferas extrañas, mientras espera a que la dinamita estalle

         Aprovechando que Willis ha mantenido entrtenido a Elroy, el predicador trata de acercarse cuanto le es posible mientras que le dispara con su revolver un par de disparos para mantenerlo cubierto y si le es posible tenerlo a mira dispararle de nuevo para llegar a cualquier lugar cerca de el Pinkerton que le permita cubrirse de sus disparos y en ese momento cambia el cuchillo por la pistola mientras que les grita a los demás:

         " Dios nos acompaña aún en estos momento de oscuridad ... por favor tengamos fé y diganme donde estan exactamente esas esferas y la cosa que se fue sobre Duval? "   

Las balas vuelan cerca de Elroy, que no encuentra el lugar por donde zafarse y se queda oculto tras las rocas.

- ¡Estúpidos! ¡Estáis muertos y aun no lo sabéis! Vuestra muerte será horrible e inútil…

Un pedazo de roca se desprende del techo y cae sobre el lago subterráneo, levantando una gran ola que muere antes de llegar a vuestros pies.

El cúmulo de esferas ha ido avanzando por el aire poco a poco, goteando y siseando hasta llegar cerca de vuestras cabezas. De repente... se deja caer sobre Bruce.

El cúmulo de esferas se retuerce cerca del suelo intentando adherirse a Bruce, deformándose y alargándose hasta casi contactar con el viejo militar, pero Bruce se echa al suelo justo a tiempo.

De pronto, una extraña niebla azul empieza a emanar de una esquina en el techo detrás de vosotros. Aunque físicamente sería imposible, de en medio del humo y la roca aparece primero un brazo retorciéndose, luego otro y finalmente el cuerpo entero de Barton Duvall.

El minero es una auténtica parodia grotesca de lo que algún día fue un ser humano. Con la ropa hecha jirones quedan a la vista las deformidades de su cuerpo, con protuberancias negras que sobresalen de sus costillas, bultos gigantes donde debería haber músculos y heridas purulentas en vez de piel. Una de sus monstruosas garras cuelga como muerta y rota y todo su cuerpo aparece surcado de centenares de poros sangrientos.

Barton, desposeído finalmente de toda humanidad, ruge desde el techo.

La dinamita, encendida, hace un sonido que a Ben se le antoja ensordecedor y eterno. Se queda mirando la chispa en la mecha que se consume, como absorbido por la luz, en su mano temblorosa. No quiere tirarla. Es preciosa. Una luz tan brillante...

"Estúpido. Vas a condenarlos a todos"

Sacude la cabeza. No. Tiene que deshacerse de ella. Rápido. ¿Dónde? Está claro, el Pinkerton. En esa caverna están pasando cosas demasiado raras. Lo mejor es sepultarlo todo. Sí, esa es la solución. Ben suda demasiado. Se enjuga la frente. 

Se levanta.

Por el amor de DIos ¿Qué es ese sonido? ¿Esa niebla? El antiguo sheriff contorsiona su rostro en una mueca de horror al ver a Duvall emerger con tal horrible aspecto, y un gruñido que parodia un grito de horror escapa de su garganta.

Los juicios son para los hombres, no para los monstruos.

—¡¡¡¡FUEGO EN EL AGUJERO, HIJO DE PUTA!!!!

Echando el brazo hacia atrás, y fijando la vista en la roca tras la que el Pinkerton se oculta, lanza los cartuchos de dinamita con la mayor precisión que puede...

Si sólo las palmas de las manos no le sudasen tanto...

¡¡¡BOOOOUMM!!!

El sonido de la dinamita al estallar lo engulle absolutamente todo y os hace cubriros instintivamente. Pedazos de roca y tierra os golpean la ropa y la piel desnuda. Allan Dewey, que estaba alarmantemente cerca, consigue protegerse en el último momento contra un saliente rocoso y aunque todo su cuerpo se convulsiona con la explosión, tan solo le sale volando el sombrero unos metros.

Cuando levantáis la vista, la nube de polvo levantada por la explosión aun lo cubre todo. Lo único que atisbáis es ver como un sector entero de la caverna se resquebraja en varios trozos y las rocas se van desplomando una detrás de otra. Un fino polvillo empieza a caer por todas partes y finalmente la caverna entera ahoga un grito ronco y profundo, un crujido grave que se impone al ruido de las paredes al caer.

El joven no está acostumbrado a lo que le ha tocado vivir los últimos días. A su alrededor, el mundo tiembla y se destruye. Coge su revólver en un intento desesperado de sobrevivir y dispara hacia Barton el minero. Willis está tirado en el suelo, tras una roca tras haber curado a su compañero.

Entre las runas y el polvo, el viejo revolver del joven Willis dispara una bala que impacta en la criatura del techo. Sin inmutarse siquiera, Duvall abre sus fauces para dejar ver una larga y goteante lengua azul.

El viejo Coulon no salía de su asombro, Duvall convertido en algo monstruoso, uno de los Pinkerton muerto del cual habían salido unas esferas que casi le atrapan...., sin olvidar a Elroy que seguía por allí

Esto se está poniendo feo

-¡Vámonos, predicador, tenga a mano ese cuchillo!

Sin quitar ojo a las esferas, se aleja mientras intenta ver a Elroy, pero sin éxito, aún así dispara hacia la posición dónde piensa que podría estar para cubrirse mientras se mueve en dirección a la salida por dónde vinieron. Luego se intenta ocultar tras una roca, lo más lejos posible de las esferas y sin perder de vista a Duvall.

-¡Hacia la salida, vamos!