Partida Rol por web

-¡AAAAAGGGGHHHHH!

Los dientes de la cosa llamada Duvall arañan la pierna de Coulon, que en su huida pierde el equilibrio y cae al suelo. Aun así el viejo militar puede levantarse rápidamente.

Duvall cae al suelo con habilidad y se levanta agazapado sobre sus dos piernas. Sus ojos oscuros y sin iris reflejan el vacío del universo, la muerte que perdura a lo largo del tiempo y del espacio.

Mientras tanto el mundo continúa cayendo sobre vuestras cabezas.

       Después de ver como el que antes fue Barton le ignora, y se lanza para morder a Bruce, es entonces cuando el predicador apunta a con la escopeta a bocajarro a la criatura para soltarla en el suelo y sacar el cuchillo para clavarlo de inmediato contra él mientras que dice:

       " Que dios perdone nuestros actos y le deje descansar en santa paz Sr. Barton, así como a nosotros "    

Por poco la criatura llamada Barton hiere a Coulon. El viejo ex soldado corre pálido al ver por unos instantes su final estaba cerca. Nada más llegar a la escalera de madera, se gira y dispara a la criatura, intentando cubrir a sus compañeros.

-¡Regresa al infierno criatura del averno!

Pero ya sea por los nervios, las prisas, o por haber estado tan cerca de la muerte, falla

Ben jadea sonoramente. Está cansado. Su corazón amenaza con escapar de su pecho a través de su boca si sigue esforzándose, ya está viejo para esto.

Y, sin embargo, cargar a ese hombre (Pues ya está lejos de ser un chaval, después de todo lo que ha vivido), también ha echado sobre sus hombros una responsabilidad a la que no puede renunciar y, por mucho que le duela, su cuerpo cansado no puede apuntar y disparar mientras carga con un herido.

Con la vista nublada, da un paso, y luego otro, sintiendo como sus músculos pesan y le impiden levantar una pierna, la otra...

Vivir.

Allan Dewey y Bruce Coulon parecen haberse puesto de acuerdo en que este asunto debe de resolverse escopeta en mano, pero por desgracia todas sus salvas se pierden sin acertar a Duvall, que salta ágilmente sobre sus cuatro extremidades.

Jerry, recostado sobre Rumson, va perdiendo litros de sangre por su pierna y parece al borde del desmayo. Por otra parte, el antiguo Agente de la Ley va dando pesadamente un paso tras otro, acercándose a la salida. A pesar de su potente físico, las venas se le marcan en la frente y parece casi tan viejo y desgastado como el mismo Coulon.

De hecho, en este momento los tres os sentís demasiado veteranos para salir de aquí vivos, demasiados años sumados entre todos, demasiadas millas para vuestras piernas…

De repente Duvall da un salto y se sitúa detrás de Willis y Rumson. Abre la boca hasta un tamaño donde cabría cualquiera de vuestras cabezas y su lengua azul sale disparada hacia el cuello de Jerry, rodeándolo en varias vueltas.

De inmediato el joven abre los ojos y pone todo su empeño en intentar soltarse pero todo lo que consigue es gritar y gritar de dolor, porque alguna cosa empieza a suceder en su físico. Su tez tersa se arruga levemente y sus ojos se ahondan en las cuencas oculares.

Por si esto no fuera suficiente, Duvall tira de él con la lengua y lo levanta en el aire. Rumson mantiene agarrado al joven solo por sus piernas cuando…

Barton Duvall abre y abre su boca. Sus huesos maxilares se dislocan, su cara se expande hasta un límite monstruoso, aberrante y enfermizo. Poco a poco, va tirando de Willis hacia él, con la evidente intención de engullirlo entero.

-¡JERRY! -grita Coulon al ver como Duvall ataca al muchacho. Presa de la rabia, comienza a disparar

-¡ALÉJATE BESTIA DEL AVERNO! ¡MUERE CABRÓN, MUEREEEEEEEE!

       " Basta engendro demoniaco, desiste ante nosotros que traemos la justicia del señor ante ti! "    

        Dijo el predicador Dewey antes de disparar la escopeta y después de dar un par de pasos para acercarse dice al ex-sheriff:

       " Lárgate ya de una buena vez con ese muchacho, que yo les cubriré el escape, ya que nunca seré aceptado de vuelta en Tombstone cuando todos sepan quien fui, dios cuide sus almas señores, sobre todo la tuya muchacho "    

      Entonces dejo caer la escopeta y saco el cuchillo para plantarse frente a la bestia 

Sin sus hábitos religiosos y escopeta en mano, sería fácil decidir que Allan Dewey era solo el nombre de una tapadera y que nunca ha dejado de ser un violento Clanton. Pero de su boca solo salen palabras de justicia y sacrificio.

El Predicador descerraja a bocajarro un escopetazo sobre el monstruo. Un tiro que habría matado a cualquier hombre o quizás incluso un puma o un oso. Pero Barton apenas gruñe de dolor. Unos hilos de sangre mezclado con ese característico pus azul bajan por allá dónde la metralla ha conseguido herirle, pero la criatura no suelta a Willis.

La escena que tiene ante sus ojos es dantesca, el joven Willis atrapado por la larga lengua de lo que en el pasado fue un hombre llamado Barton Duvall.

No, tú no jovencito, tú no, hice una promesa y pienso cumplirla

-¡Que lo sueltes te he dicho!

Dispara alcanzando al monstruo, pero se da cuenta de que ha gastado su última bala, por lo que rápidamente comienza a recargar

Cada segundo cuenta, como en la guerra

Fija su mirada en el monstruo, mientras hace la recarga. Es un veterano de guerra, lo ha hecho cientos de veces, mientras la balas silbaban a su alrededor y sus compañeros iban cayendo uno a uno

No es tan distinto, un enemigo a quien batir, un enemigo a quien vencer para continuar con nuestro estilo de vida

Manteniendo una sangre fría y un pulso asombroso para su edad, Coulon dispara una certera bala que atraviesa netamente a Duvall, quién gruñe de dolor.

La bestia parece que empieza a flaquear, aunque ante vuestro asombro también os dais cuenta de que el brazo que tenía claramente roto al principio del combate ahora lo utiliza sin dificultades.

          El predicador Dewey sonríe ante el acertado disparo de Coulon y sin dar miramientos ni dudas trata de clavarl el cuchillo en el cuello mientras que le susurra a la criatura:

            " Es momento de regresar al infierno de donde veniste y que la buena gente de tomstone por fin descanse tranquila "    

El Predicador empuña el largo cuchillo con seguridad. Sin ningún atisbo de duda se acerca  a la bestia y le clava la hoja en el estómago hasta lo más hondo, hasta que tan solo emerge de Duvall el puño de hueso del cuchillo.

Esta vez sí, esta vez Barton Duvall ruge de dolor y ruge de rabia al saberse herido y vulnerable a vosotros. La lengua gruesa y azul que tiene atrapado a Willis se afloja un poco, pero la cabeza de Jerry ya casi está dentro de las fauces de vuestro enemigo.

-Mierda... ¡JODER, JODER, JODER! ¡NO! -Los tendones se marcan en el grueso cuello de Rumson.

Aprieta los dientes, que rechinan, y cierra los ojos. Pero no afloja su presa, la axila derecha rodeando las piernas de Jerry y con la mano izquierda aferrándose a sus tejanos. Las espuelas bien clavadas en el suelo y forcejeando con las piernas.

Tira... Tira... Saco apaleado... Tienes que salvar al chico...

Pero la falta de ejercicio físico y el agotamiento acumulado por el viaje comienzan a hacer mella... Sus piernas flaquean, sus brazos tiemblan... Y, aunque el monstruo ha reducido la presa, el horrible apéndice sigue acercando inexorablemente a Jerry a su final.

Los ojos de Ben exudan un par de lágrimas. No sabe si por el esfuerzo o por la horrible certeza de lo que va a pasar...

Va a morir en tus manos.

No puedes salvar a nadie.

Fuiste un horrible sheriff... Por suerte, esa época ya acabó. Y, cuando pensabas que ya no podías fallarle a nadie más, te embarcas en este viaje y haces que estos hombres te confíen sus vidas...

...Y este es el resultado, saco de huesos apaleado.

Parece que el tiempo se para en el momento en que la bestia arranca, prácticamente, a Willis de sus brazos malogrados. No se le escapa palabra alguna.

¡¡¡NOOOO...ARRGHHHhhh!!!

Su último grito de miedo y desesperación apuñala vuestros corazones. Duvall recoge su lengua, arrastrando a Jerry hacia su interior. Cuando la mitad del joven ya ha desaparecido dentro del monstruo, los enormes dientes se cierran con un horrendo ¡¡CLACK!! que convulsiona las piernas de Willis y vuestras almas. Finalmente y ya sin oponer resistencia alguna, Jerry Willis muere devorado.

Como si estuviera atraído por el horror y la muerte, el último hermano Jackson irrumpe de nuevo en la caverna. No lo veis, pero no os hace falta contemplarlo para comprender lo que ocurre.

A pesar de que notáis de nuevo un brusco descenso de la temperatura, el lago empieza a bullir. Finalmente la gigante y abotargada figura emerge. Por vuestra fortuna, su cuerpo continúa invisible para vosotros, pero el discurrir del agua por su silueta os deja ver más de lo que querríais. Su enorme ojo central parece haberse transformado en una boca gigante, que no emite sonido alguno a pesar de estar gritando. Flanqueando el orificio aparecen otras pequeñas fauces que se abren y se cierran sin cesar. El gigante avanza sobre el agua, pulverizando a su paso las rocas que caen encima de él.