Partida Rol por web

 Hice una mueca de asco cuando Bill comenzó a tocar los huesos - Antes de abrazarme lavate las manos - bromee mientras ojee la estancia, entonces, vi algo que me llamó la atención. Me acerque y mi corazón se aceleró - BILL - dije casi en un grito, de la emoción - MIRA, MIRA - dije sacando con cuidado la caja metalica - ¿sera esto lo que buscaban? - pregunte mirandole con esperanzas de nuevo - ¿sabrían esos seres que sus compañeros estaban aqui? ¿porque no han venido? dios tengo tantas preguntas - jadee nerviosa - volvamos con las luces, quizas ellas sepan - dije ansiosa 

Bill frunció el ceño por tu broma – Creo que me voy a limpiar con tu ropa- puso su mirada en ti y te sacó la lengua justo antes de que le llamaras la atención.

- Ey, ¡Es eso! Eso es lo que buscábamos… - llevado por la alegría iba a abrazarte pero en el último momento se detuvo

Tomaste la caja entre tus manos, por suerte no era de metal macizo, si no hubiese pesado mucho, era un cubo casi perfecto, sin ranuras, fisuras, ni tu ni Bill sabíais para que servia eso.

- Si, volvamos, pero… las cáscaras de bicho ¿las cogemos o no? Vamos a ir muy cargados… -

 Noté que Bill se detuvo en abrazarme - No seas tonto como me vas a dar asco, ni lleno de mier ... excrementos - corregí para no ser mal hablada - me darías asco, te quiero - dije divertida dandole un beso cuando cogió la caja - No se lo que pesaran las cáscaras pero no quiero volver - le dije con temor en los ojos, rasque mi ceja derecha y le mire de soslayo - pero imagino que hay que hacerlo - murmure caminando hasta las provisiones - ¿Tendrán armas aquí? - dije de pronto - Quizas encontremos algo que nos sirva ... 

Bill finalmete te abrazó pero separando las manos de tí y a continuación os pusisteis manos a la obra.

Os costó un buen rato sacar las cosas del cráter y hacer un par de viajes, ya anochecía cuando de nuevo llegasteis al inicio del camino ¿Y ahora? Comenzaba a hacer frío.

Comenzabais a preocuparos cuando aparecieron las lucecitas.

- ¿Encantasteis lo que buscabais? – las lucecitas rodearon en objeto cúbico que estaba en el suelo y comenzaron a entrar en él, el objeto comenzó a brillar con una luz intensa, casi había que entrecerrar los ojos, al cabo de unos segundos las lucecitas salieron de allí

- Inteligencia artificial – dijeron las lucecitas cuando formaron de nuevo una esfera – ya sabemos porque les interesa ese objeto, contiene información sobre esos seres que os mandaron aquí, existe una determinada frecuencia, una frecuencia que destruye sus cerebros, la hemos activado, manteneos cerca de ese objeto y ninguno de esos seres se podrá acercar a vosotros

 Mi vida era una maldita montaña rusa, tan pronto tenía esperanza como se iba ... y ahora, volvía a tenerla - eso es genial! - dije llena de alegría, teníamos una oportunidad muy grande - Bill podemos volver! quizás haya supervivientes y podamos salvarlos - dije tremendamente feliz. Hasta hacía apenas unos segundos, no quería volver, ahora, me moría de ganas por hacerlo.

- Muchas gracias, nos habeis dado la vida - dije a las lucecitas, ojala pudiera abrazarlas

Por supuesto de Bill también se alegró muchísimo – ¡Si que es genial! – no pudiste abrazar a las lucecitas pero él te abrazó a ti y te dio un sonoro beso – quizás… quizás podamos tener era tranquilidad que queríamos…

Tras algunas celebraciones decidisteis que en ese planeta ya nada teníais que hacer, que mejor no levantar sospechas y volver a la nave como si aún fueseis contrarreloj por llevar los explosivos en el cuello.

Ya en la puerta de la nave Bill se despidió de las luces, suspiró, efectivamente os habían dado la vida y la esperanza – Bueno, no creo que nos volvamos a ver, pero habéis sido unos seres… magníficos

 Lo que mas me gustaba de todo es que iba a pasar otros dias a solas con Bill, sin luces que nos dejaran inconscientes ni frio, ni calor ... el y yo, solamente. Aún teniendole al lado, no podía hacerse a la idea de cuanto le extrañaba.

 - Bill tiene razón, sois unas criaturas increibles, siempre pensaré en vosotras - dije con dulzura y una sonrisa - Deberiamos partir, no sabemos cuanto tiempo tenemos - le dije a Bill mirandole a los ojos 

- Si, vámonos - Sin nada más que hacer en ese planeta Bill te agarró la mano para entrar en la nave, cerró la puerta, en la sala principal, dude apareció aquella pantalla había gran punto luminoso verde que parpadeaba, instintivamente puso su mano allí y la reacción fue inmediata.

Los motores de la nave comenzaron a rugir, Bill corrió a abrazarse contigo y a sujetarse a algo fijo pues esa maldita nave no disponía de asientos en la sala de control.

Permanecisteis abrazados hasta que de nuevo comenzasteis a flotar por la ingravidez, no te soltó, comenzó a llenar tu rostro de dulces besos, habíais pasado unas horas muy tensas y ocupadas, de nuevo Bill te volvió a dedicar toda su atención - ¿Cómo estas, amor? – te susurró sonriente mirándote a los ojos de cerca.

 - Asustada - admití. Mi corazón latía a mil.

 Una razón, era por estar de nuevo con el a solas, la otra, por tener que volver - ¿y si cuando volvamos no funciona? ¿y si nos cazan? o ... - negué, no quería ser negativa pero las cosas no estaban saliendo a pedir de boca, si bien seguíamos vivos, aún estaba por ver -Porque quieren recuperar algo que puede matarles - dije acariciandole la cara.

 Mirar sus ojos me daba mucha paz, pero mas me daría saber que iriamos de vacaciones a la playa y que nuestra única preocupación era no quemarnos por el sol. - Pase lo que pase, quiero que sepas que ... te amo - bese sus labios con dulzura - aunque he tenido que cambiar de planeta para enamorarme de un extraño ser muy hermoso - bromee mordiendole la barbilla - eres lo mejor que me ha pasado cielo - susurre abrazandole con todo mi cariño 

- Bueno, pase lo que pase yo te protegeré, si te sirve de algo… - depositó un besito en la punta de tu nariz

- Pues… no sé, ellos querrían recuperarlo… - se quedó quieto como si se hubiese dado cuenta de una cosa – claro, seguramente nos iban a volar la cabeza de todos modos, una vez muertos nosotros y con el chisme en su planeta… pero no pensemos en eso ahora

Se fijo en la manera en la que lo mirabas y te sonrió – Yo también quiero que sepas que te amo – se rió por tu broma, ¿sabes? Si salimos de esta podemos buscar tu planeta…

- Tenemos unos días por delante ¿Qué vamos a hacer para no aburrirnos? – bromeó, y comenzó a besarte cada vez con mayor intensidad – creo que me sobra esto – y en un momento se quitó la camiseta

 - ¿Crees que podríamos encontrarlo? - pregunté con esperanza pero luego, me asuste, ¿y si lo encontraban las criaturas que habían acabado con el suyo? - Mejor no - dije con rapidez, - prefiero ... que nadie lo encuentre - arrugue la frente.

 Pronto se me pasó la preocupación, en cuanto comenzó a besarme y se quitó la camiseta. Me parecía una eternidad desde la ultima vez que pude besarle y acariciarle, desde la ultima vez que le vi desnudo - Creo que ... me gusta que te sobren las cosas - dije con una pequeña risa mientras admiraba su cuerpo, mirarle me hacía quedarme en un estado de placer visual continuo - me gsutas tanto - susurre acariciando su torso, tratando de recordar si cada cosa seguía en su sitio, como la ultima vez que le acaricie - te quiero - mordí mi labio y le mire a los ojos, era un te quiero cargado de sentimientos 

- Lo pondríamos intentar, pero como quieras… ahora no quiero que te preocupes por nada… - te despojó de ti camiseta y te abrazó piel con piel mientras te acariciaba con las manos.

Se rió por lo que dijiste – a ti también te sobra la ropa… - y añadió un - Te quiero – como respuesta al tuyo, lo dijiste con tal intensidad que no podía hacer otra cosa que besarte, sus manos buscaron tus pechos, Bill los había echado mucho de menos y en cuanto te diste cuenta tus pezones estaban siendo atendido por sus labios y su lengua, notabas que tenía ansiedad de ti, una necesidad muy grande.

 - No se como lo haces - susurré - primero me miras a los ojos y al momento ya estás haciendo que me derrita - jadee al notar su traviesa lengua en mis pechos - ¿Tienes algúna clase de poder que me hipnotice o algo de eso? - seguía bromeando con lo diferente que eramos, era imposible que fueramos totalmente iguales, pero le adoraba tal y como era - Seguro que ... puedes leerme la mente y saber como ... dios adoro que hagas eso - murmure cerrando los ojos cuando senti sus dientes recorrer de forma juguetona la piel de mi erecto pezón

- Bill si no paras voy a perder el control y creeme que tengo mucha tensión acumulada, vas a estar tres dias desnudo y sometido a mis deseos - murmure con una sonrisa traviesa en mis labios mientras notaba como nos sobraba el resto de la ropa 

- No hay poder hipnótico que valga, sólo hay encariño y el amor que te tengo… - dijo mientras te mostraba una sonrisa que solo podía ser de felicidad

Sus manos navegaron por tu vientre y se introdujeron por dentro de tu pantalón, mordió su labio mientras alcanzaba tu cálido y húmedo sexo, que comenzó a acariciar – es que eres tan apetecible… entiéndelo, no me puedo cansar de ti…

Se rió de forma cálida - ¿Me vas a someter? Espera que nos quitemos la ropa y dejo que me sometas a lo que quieras… - dicho y hecho, primero te desnudó a ti y luego se desnudó él, dejando su hinchado miembro a la vista.

 Sonreí - ¿Así que te gustaría que yo te sometiera? - gracias a la ingravidez, pude empujarle con facilidad hasta una de las paredes - Bien, juguemos entonces a ver cuanto aguantas - dije besándole - Agárrate a aquí ... y a aquí - dije llevando sus manos, una a cada lado para que se sujetase - Si te sueltas ... o gimes ... pararé - dije con una amenaza divertida - ¿Preparado? - pregunte pegandome a el, sintiendo su calor, comenzando a tentarle con mi cuerpo - No te sueltes ... y no gimas - comencé a besarle de forma muy suave, mas bien, lamiendo solo sus labios, sin introducir mi lengua en su boca 

Se rió – me gusta un poco de todo, bueno, contigo me gusta todo – rectificó

Se agarró de donde le dijiste sonreía al punto de estar cerca de reír de continuo – Vale, ¿Gemir con la boca cerrada tampoco puedo?

- Si, preparado… - parecía fácil, pero ya desde el principio estuvo tentado de soltarse, era una pequeña tortura, una tortura deliciosa, tu no introdujiste la lengua, pero Bill si que lo intentó, no se lo habías prohibido…e inclino todo lo que pudo la cabeza hacia delante buscando tus besos

 Respondí a su beso atrapando su lengua entre mis dientes. Sabiendo que tenía mis pezones erectos, me pege contra su pecho para que los sintiera, así como mi vientre al suyo para que mi cadera aprisionara su sexo - Uhm - jadee a consciencia para que supiera lo que se perdia al no poder hacer ruido.

 Abri los ojos y con una sonrisa, me deslice lentamente un poco hasta llevar mis labios a su cuello, el cual mordí, lamí y succione ... luego sus hombros, hasta llegar a uno de sus pechos  - los tuyos tambien reaccionan - murmure mordiendole un pezón

- Ah… - no era un gemido, era una queja cuando mordiste su lengua pero le hizo mucha gracia.

Luego cuando sintió el contacto de tu piel sobre su miembro abrió la boca, a punto de gemir, pero se dio cuenta en el último momento - ¿sabes que me estas torturando?

Se rió cuando le dijiste que sus pezones también reaccionaban - ¡Dios! - ¿Eso contaba como gemido? Sin duda había salido fruto de la pasión - ¿Y si me rindo que ocurre que ya te puedo tocar?

 - No ... si te rindes ... me pondré los pantalones y no te dejaré hacerme nada en las proximas horas - bromeo, ella sabía que no era capaz, pero le gustaba ese juego. - Asi que Shhhh - susurro poniendo su dedo indice sobre los labios de Bill y dejandolo allí.

 Se deslizó lentamente hasta lamer su vientre y su hombligo, su pelo acaricbaba sus ingles y su miembro ...

 Lenvantó los ojos y saco la punta de su lengua entre sus labios de forma provocativa ... - ¿tienes alguna queja? - pregunto apoyando su barbilla sobre l sexo de Bill

Al menos provocaste su risa – No, eso no por favor… haré lo que me pidas antes que eso… - te rogó Bill medio en broma medio en serio

Notaste como su cuerpo se tensaba, todos sus abdominales, incluso sus nalgas cuando lamiste su vientre.

- Eres muy mala… - bromeó cuado apoyaste tu barbilla en su miembro, este te daba golpecitos como si tuviese vida propia.