Partida Rol por web

- ¿Hablar conmigo? Cuando quieras. Bueno, ahora creo que estamos un poco ocupadas ambas.- Le contesto a la pelirroja saliendo aún más de mi concentración por intentar entender algo. - A no ser que me lo quieras decir ahora susurrante.- Añado, intentando no parecer borde pero mi tono de voz no compensaba.

Cuando Dylan hace ciertos movimientos se asusta un poco, concentrada en no perder los estribos y mantenerse fuerte a pesar de que sigue llorando. Le mira por unos instantes y se acerca, aprovechando para acomodarse la mochila y sujetar mejor el cuerpo del doctor.

-Se que ahora no...-la voz ahogada y triste de la chica, que no había hablado por un largo rato, refleja lo mal que se encuentra-. No es el momento. Luego te busco... Solo quiero que sepas que debo hablar contigo... Sé que no nos conocemos mucho, pero Zack me dijo que podía confiar en ti.

La pelirroja se acomoda la mochila y aprovecha para limpiar disimuladamente las lágrimas.

-No puedo estar con él...-expresa lastimeramente al mirar a Zack-... Le prometí que no me acercaría... Sé que quieres cuidarlo... te lo pido.

Asiento ante sus palabras, ahora sorprendida ¿Zack le dijo que podía confiar en mi?

- Eso haré.- Le digo con seguridad. - Cuando quieras hablar conmigo, vivo en la casa del terreno con huerto. Esta un poco alejada pero es fácil de encontrar.-

-Está bien...

Antye intenta esbozar una sonrisa, pero solo aparece una especie de fantasma mal dibujado en su rostro húmedo. Mira a Dylan, a Zack y después la baja al suelo.

-Muchas gracias.

Se queda en silencio a la espera de irse del centro de atención en la entrada de la biblioteca.

El chico sigue mirando a Raphaelle con esa expresión neutra, cuando ve que le da la espalda y se va, niega con la cabeza. 

James sonríe con tristeza a Raphaelle y se pone de pie - tú - señala a Scott - ayuda a esta mujer-  a lo que Scott se señala confuso, pero prefiere no enfadar más al hombre. James mira de nuevo a Raphaelle que ya estaba amenazando a Zacharias - lo peor de todo es que tiene razón... era- esa palabra la dice entre dientes- de los nuestros y ahora puede dar información si es cierto lo que dice - se masajea la sien cansado- me lo tengo que llevar, no tardaré en ir a casa de Sebastian- ahora su mirada pasa a Elsa- y tú - la señala también-  te vienes conmigo, ya me han hablado de ti...

James coge de un brazo al joven y se lo lleva con él. Scott por su parte, le pide a Antye que le deje a él y ayuda a Raphaelle a cargar con el cuerpo de Lawler. 

Llegáis a casa de Sebastian y dejáis su cuerpo sobre la cama. Scott extrañamente no habla en todo el camino. El hombre se queda un momento mirando al doctor con el ceño fruncido - maldita sea, odio cuando tienen razón- chasquea la lengua bastante disgustado consigo mismo. Se dirige a la salida, pero antes de marcharse, mira a Raphaelle- ¿la odia verdad? a la jueza digo - sus ojos brillaron con odio también cuando habla de ella- el sentimiento es mutuo. Si quieres saber cualquier cosa, pregunta. Me llaman loco, pero solo porque sé la verdad que muchos se niegan a creer...

La chica al ver que de repente el muchacho se dirige a ella, se olvida de responder a la chica rubia que parecía estar en algo parecido al shock y se queda mirándolo sorprendida. Se señala a si misma con una cela alzada. — ¿Yo? ¿Contigo? ¿A donde? Y.. Espera. ¿Por qué? — Empezó a hacer cada una de las preguntas casi sin pausa excepto la última a pesar de ser la más importante, no entendía que tenía que ver ella en todo eso, si ni siquiera conocía a nadie. Se aferró a la mochila que aun tenía en sus brazos, pues estaba blanda y no había problemas en abrazarla.

Sientes como algo nace en tu interior. Has sufrido una gran perdida y durante toda tu vida te han pisoteado y has tenido que salir adelante. Pero... ya no vas a tener más miedo, tu coraje y ganas de luchar son más fuerte que tus enemigos.

Pues al ver que se van haciendo caso omiso a las preguntas le sigue en silencio.

El camino a la casa de Sebastian se le hace eterno, y no era precisamente por el peso muerto que llevaba. El silencio del escritor, lo que recién había presenciado, las constantes lágrimas de Antye que aún no tenía claro por quién eran, la idea de que la última vez que llegaran a casa juntos uno de ellos estuviera muerto... eran suficientes cosas como para no dejar su mente en paz. Le cuesta más de un par de intentos lograr meter la llave en la cerradura, entre sujetar a Sebastian y lo mucho que tiritaba. Guió a los chicos a la habitación y, tras dejar a Sebastian sobre la cama, toma una silla y la pone a un lado de él. Se sienta allí y lo mira.

Voy a tener preguntas. Muchas. Solo... no ahora, por favor. Gracias por la ayuda, pero si no les importa, preferiría estar sola con él. Les avisaré del velorio y el funeral. - dice sin fijarse en ellos, con ojos vidriosos, mientras acaricia el cabello del doctor. 

No iba a soportar el constante pisoteo nunca más. Toda su vida había optado por ignorarlo lo más que podía, por recurrir a la violencia solo cuando era necesario, por solo irse para evitar un conflicto innecesario. No volvería a hacer eso. No volvería a dejarlos creer que podían llamarla como quisieran o hacerle lo que quisieran sin consecuencias. Habrían consecuencias. Toda clase de consecuencias. Ahora no pelearía por miedo, pelearía por honor. 

Llegáis a una casa que a Dylan ya le suena de haber estado antes el día anterior. A James no parece que le importa mucho que vaya con él y que su sobrina se apunte a la excursión, aunque parecía molesto. Entráis a la mansión. Una enorme casa en mitad del bosque, hecha con piedra negra y gárgolas siniestras como decoración. Cuando entráis os recibe Erick - ah pero ¿qué?- dice el muchacho algo confuso al veros. James os mira a las dos y os señala, muy serio y de forma amenazadora - quedaos aquí, no quiero a nadie más conmigo.

Dicho esto se lleva a Zacharias a lo que sería el sótano. Erick mira como se marchan algo confuso y después os mira a las dos para pedir explicaciones - ella vale que esté aquí... ¿pero y tú Dylan? y tú... eres la sobrina de James ¿no? - dice mirando a Delilah

A los pocos minutos escucháis gritos de dolor que provienen del sótano. Los gritos provienen del más joven de los dos. 

No había hablado en todo el trayecto. Antye trataba de controlar sus lágrimas para no derrumbarse otra vez, pues debía extraer fuerzas para lo venidero.

Al dejar el cuerpo del doctor, la pelirroja no puede sostener la mirada a esa escena y solo asiente ante las instrucciones de Raphaelle. Con sigilo se retira de la habitación y hace una reverencia aunque no la viesen.

-Permiso...

Sin saber decir otra cosa, la joven se retira hacia su destino inicial: el bosque. Se limpia las lágrimas y con paso firme camina por la calle, intentando no caer otra vez.

Escuchas como llaman a la puerta en el mismo momento que llamas a James - estoy llamando yo, abre por favor- te contesta el hombre por el teléfono. 

Antye observa a Scott de reojo y le intimida bastante que le recuerde a ese personaje de cuento. Al caminar se le queda mirando unos momentos y baja la vista, susurrando algo que bien podría ser admirable o infantil, pero quería probar algo y que solo él escuchase.

-Abajo la sangre roja, Sombrerero

Comienza a alejarse rumbo al cementerio, pues debía averiguar otras cosas.