Partida Rol por web

El hombre alza ambas cejas realmente sorprendido y de una pequeña carrera se pone a tu altura - vaya, vaya ¿quién te ha dicho quien soy? ha sido el príncipe ¿verdad? - se lleva un dedo a los labios- no, no, es imposible, no me ha visto antes de todo este macabro espectáculo- sonríe divertido y te mira como si fueses una especia de puzzle que hay que resolver- ¿cómo lo sabes niña?

Con espada en mano, va a abrir la puerta. Era consciente de que ahora era una amenaza para la jueza y sus peones, y no iba a dejar que se la llevaran sin pelea. Estaba segura de que podían forzar a James a ayudarlos, sin duda alguna. 

Ves a James al otro lado, con una botella de wisky sin abrir. Te la muestra - es para subir algo el ánimo ¿cómo estás preciosa?- alza ambas cejas al ver la espada- espero que no me quieras dar con eso por llevarme al muchacho... 

Comienzo observando incrédulo el espectáculo, pero entendiendo la seriedad del asunto cuando el hombre cae muerto y la llegada de la doctora Hyde lo confirma. Entonces todo un torbellino de acontecimientos se comienza a desenvolver, conmigo presente hasta el final escuchando y mirando. Rascándome el mentón con mil y una dudas.

Descaro ante la multitud, conversaciones personales en público. Cuentos y mitologías mezclados, pequeñas referencias en el comportamiento de un lado para otro. La reina de corazones, bestias interiores, control mental, magia, caballeros. No sabía que la gente del pueblo estaba tan... aburrida. Hubo un asesinato frente a nosotros y todo lo que pueden hablar es eso?¿Qué hay con la jueza prófuga? Entró a un edificio cerrado y la dan por desaparecida?.

-Dios, que decepción...- Me encuentro diciendo en un susurro a mí mismo al momento que doy cuenta que también estoy en estado de shock. Me había dispersado a mi mismo, refugiado en el análisis y olvidando mi propia existencia. Aunque nadie pareció molestarse con mi presencia y siguieron con lo suyo, al fin y al cabo, no es como que estuviera respirando sobre sus hombros. Aún así, me hubiera gustado poder decirle algo reconfortante a mi colega, pero no tenía nada y ella parecía tener suficiente.

"Pobre doctor... pobre doctora... pobre jueza... pobre gente."

Me digo a mi mismo mientras comienzo a caminar lentamente hacia la iglesia, procesando todo lo ocurrido. Mirándoles al pasar para ver si querían algo de mi o si estaban felices obteniendo su privacidad en un espacio público.

¿El príncipe? Entonces lo que quiso probar es un hecho: algunos parecen recordar quiénes son en realidad y no sólo unos cuantos. ¿Exactamente cómo es que ellos saben ese hecho desde antes, y al parecer desde mucho tiempo? No le iba a preguntar a un hombre con el que no ha convivido, no confiaba en él aunque pareciere de lo buenos. Quiso sonreír, pero no le nace.

-En este pueblo... en esta dimensión hay ojos por todas partes, señor. Las aves cuelgan en los cables y el viento se lleva las palabras. Usted tenga su cofre y yo la mia, al menos por ahora.

Espera que Scott le entienda para irse y llegar al cementerio.

No lo haría. No a ti, en todo caso... Solo estoy siendo precavida. - contestó seria, desanimada. Dejó la espada sobre una mesita cercana a la puerta de entrada, donde el doctor le había dejado las llaves el primer día que había dormido aquí, y extendiendo el brazo hacia el interior de la casa lo invitó a pasar.

Aunque había dejado de llorar ya, sus ojos estaban hinchados y se notaba que había pasado todo ese tiempo en ello. Ni siquiera se molestaba en quitar la mirada para intentar ocultarlo, pues no sentía que tuviese nada que ocultar.

Adelante. Tenía que hablar contigo... Y esa botella me viene de maravilla. Me tragaría todo el Black Rose si pudiera costearlo. - intentó bromear, aunque sus chistes sonaban amargos y bastante poco cómicos. 

El hombre suelta una risita cuando te escucha y no puede evitar ensanchar su sonrisa - muy bien mi niña misteriosa- te dice mientras te pone una mano sobre la cabeza- pero aquí los ojos están ciegos, no creen en sombrereros, y las palabras que se llevan el viento no hacen que se levante un pueblo entero con ganas de luchar por su libertad... - se da la vuelta dispuesto a marcharse- ah y nuestros pájaros visten con chaleco y bombín...- es lo último que le oyes decir.

El hombre entra en la habitación y te mira apenado. Te entrega la botella - toda tuya... - mira a su alrededor un momento- bueno dime ¿de qué querías hablar? intentaré ayudarte en lo que necesites- te coloca una mano en el hombro en señal de apoyo. 

Antye tuerce su boca, una imitación de sonrisa que indica que comprende lo dicho. No expresa nada más, se limita a observar que el hombre se retire y reanuda su camino al cementerio. Espera encontrar de nuevo a esa cosa que vio ayer y si es necesario, introducirse a la cripta donde lo vio desaparecer.

Llegas al cementerio, tan vacío como siempre. No hay señales de aquel ser que viste el día pasado. Cuando te acercas a la cripta y llegas a su entrada puedes leer el nombre de la familia "Mills". La puerta de la cripta es de piedra y por desgracia parece ser que está cerrada. 

Cuando te fijas un poco más en la entrada ves dos cosas que te llaman la atención. La primera que no hay polvo, ni hojas en la entrada, parece ser que han hecho uso de la entrada. Lo segundo es que el suelo está bastante arañado por el uso de la puerta y jurarías que hay algo de gravilla, como si la hubiesen abierto hace poco. 

Recibe la botella con lo que el hombre puede adivinar es su mejor intento de una sonrisa, pero que como mueca tenía más de siniestra y peligrosa que de alegre a pesar de sus mejores esfuerzos por agradecerle apropiadamente. Mira la mano en el hombro, y luego a James a los ojos. Podía confiar en él. Pero si le mentía, ella misma le cortaría la cabeza.

Gracias. ¿Quieres? - pregunta por pura cortesía porque, esperando que la siga para salir de esa habitación, va a la cocina, saca dos vasos y sirve ambos hasta el tope antes de que el pueda responderle. Lo que sea por evitar esas miradas de pena.

Le entrega un vaso mientras ella toma un buen par de sorbos que acaban con su primer whisky en cosa de segundos, para servirse otro rápidamente antes de seguir hablando.

Quiero... quiero que me entregues a Sally. Sé que es peligroso, pero puedo costearle todo lo que necesite en cuanto a seguridad, y no confío en que nadie más la tenga. - hizo una pausa, para darle otro sorbo al vaso - A menos que la tengas tú. Pero... ¿Tú tienes a Zack, no? No los quiero juntos.

Levanta la mano en señal de rechazar al whisky. Agacha la cabeza y entrelaza los dedos de sus manos. Comienza a meditar sobre lo que le has pedido. Al cabo de unos pocos minutos alza la cabeza para mirarte- está bien, creo que cuidarás bien de ella... - frunce los labios- pero hay un problema ¿Sebastian te habló de Nick, el niño de la alcaldesa? 

Oh, bueno, más para mi - Maldición, ya empiezo a sonar como el alcoholico de mi padre..., piensa tras acercarse el vaso que le había ofrecido a James. - Si, me habló de él. Hansel, su hijo. 

Suspira un poco y se cruza de brazos- modera un poco, aun queda día y seguro que necesitarás más de esa botella- resopla un poco, sin saber muy bien como decirte lo siguiente sin que te lo tomases mal - dime ¿hasta qué punto creíste a Sebastian? Me refiero con todas esas cosas extrañas sobre maldiciones y magia... - se rasca la cabeza y frunce el ceño- sé que no es momento, ni lugar, pero es importante...

Mariam no decía ni una sola palabra solo observaba... Viendo la situación que no era de buen rollo y que algunos decía cosa no normales... Aunque lo que si era cierto es que la Alcadesa era rara y que tal vez pudiera tener algo que ver con lo sucedido ....De hay a matarla...Tras ver todo y escuchar todo lo que decían....Ella decide irse al Hospital a ver al Michael a ver le pasaba y a ver si podría explicarme algo de lo que estaba pasando....

Delilah no tuvo demasiado tiempo para reaccionar, quería saber qué ocurría, qué significaba todo eso y... por qué su tío sabía todo eso y nunca se lo dijo. Sin embargo, no quería perder el contacto de Scott, pues también sabía cosas importantes... además de que parecía tener cierta idea de lo que pudiese pasarle... o algo así, pues el escritor tampoco parecía muy normal. Pero cualquier ayuda sirve, por ínfima que sea. 

- Esta noche en el Black Rose-le dice simplemente a Scott antes de salir corriendo tras su tío, la chica nueva, Zacharias y Dylan. 

Su tío parecía molesto por alguna razón, desconocía si sería porque ella había decidido acompañarlos o por todo lo que estaba ocurriendo... A Delilah le gustaría decir que le daba igual, pero no, su tío seguía siendo la persona más importante para ella y que estuviese metido en tramas como aquella sin haberle dicho nada... la preocupaba y enfadaba al mismo tiempo. 

Llegaron a una mansión que Delilah no había visto nunca... se sorprendió al ver a Erick salir de ahí, ¿pero él no vivía en el centro del pueblo? Delilah solía tener cierto control sobre el lugar de residencia de quienes le interesaba, y Erick, siendo el muchacho más rico del pueblo, joven y guapo, pues le había echado el ojo por futuras inversiones. Aunque ahora mismo, su mentalidad de artista con aspiraciones a saltar a la fama se veían sepultadas bajo una incesante melodía y la confusión.

Su tío les prohibió el paso a las tres muchachas y dejó a Erick vigilándolas, o algo así. Cuando Erick les pregunta, Delilah sonríe de medio lado, nerviosa. No le pasaba por alto la normalización de la chica rubia.

- Sí, soy su sobrina, Delilah-se presenta-. ¿Podrías explicar qué dem...?-entonces, los gritos del muchacho resuenan desde el interior de la casa, haciendo que la chica se sobresaltase-¿Qué está pasando ahí dentro?-pregunta, haciendo el amago de entrar.

Erick se sobresalta también al escuchar el grito y mira atrás de la puerta. Cuando ve que Delilah tiene intención de entrar se interpone para intentar que no pase al otro lado- ¡No! ¡Espera!