Partida Rol por web

-Bien, sigánme -digo mientras echo a andar hacia el agua-. Parece que el mar está tranquilo hoy, ha pasado bastante tiempo desde la última tormenta y no hay ninguna a la vista. De todas formas, no se alejen mucho de mí, en los estrechos como éste a menudo hay corrientes fuertes, y trataré de evitarlas.

Según me acerco a la costa, echo un vistazo alrededor, por si hubiera algo o alguien a la vista.

Observo el agua en calma. Aguas cristalinas y de seguro frias. Aguas como las que ya no quedaban en la Tierra. Todavía sentía el picor de los parches cuando se acordaba del viaje. Una vez bajo el agua, la vista de poco le podía servir.

Conectó la termovisión una vez dentro del agua. Quizás así pudiese localizar corrientes cálidas bajo el agua, tenía entendido que estas eran más rápidas que las corrientes frías. Y puede que así localizase a algún que otro cetaceo, cualquier animal de sangre caliente brillaría en su visor, o eso esperaba...

Daniel lo tenía claro: él solo intervendría en caso de necesidad extrema. Sus tres compañeros estaban mas capacitados que él en la supervivencia, por lo que no les estorbaría con sus movimientos y posibles comentarios. 

Me limito a asentir a las palabras de Rodrigo. No tengo intención de morir y ese planeta me descoloca. De momento, escucharé sus consejos y me ceñiré a ellos.

Camino junto a él alerta.

- Hay... bueno, animales... que puedan causarnos problemas? - pregunto meditando nuestras posibilidades. Prefiero evitar el agua.

-Oh, claro que sí, muchos -digo con una leve sonrisa-, pero a estas horas, en esta región y en esta época del año, yo diría que no es muy probable (aunque no imposible, claro). Como digo, creo que el mayor peligro podrían ser los lugareños hostiles, todos los cuales, ya sean acuamorfos o cetáceos, son bastante probables de encontrar bajo el agua.

Ah, el mar, siempre es grato volver a él. La verdad es que llevaba varios días sin darme una buena zambullida, con todo aquel asunto de los traficantes.

Os vais introduciendo uno a uno en el agua. Equipados con branquias (artificiales o no), no tenéis problemas para respirar. Kraken es el primero en llevarse una sorpresa. Se coloca las gafas infrarrojas y acto seguido se las quita, incapaz de ver nada, salvo una masa verde y azul opaca delante de su cara. Primera lección sobre Poseidón, el IR no funciona bajo el agua.

La entrada desde la playa es cómoda. Tenéis por delante un buen camino a nado. Os sumergís un poco para evitar las corrientes del a superficie, pero no demasiado. Veis sin problemas con la luz del sol que se filtra, y a tan sólo unos metros, apenas notáis los cambios de presión.

Durante los 3 primeros kilómetros, el fondo no es demasiado profundo. Prácticamente todo el tiempo veis una enorme pradera de poseidonia que se extiende hasta donde alcanza la vista. Os recuerda a las imágenes que habéis visto en algunos museos sobre cómo era la Tierra antes de la Plaga.

Luego el terreno llega a un acantilado y cae en picado. Sin fondo de referencia, os tenéis que fiar de la orientación y vuestros dispositivos de supervivencia para guiaros.

Acostumbrado a orientarme bajo el agua, mantengo un rumbo y una profundidad fijos y procuro asegurarme de que mis compañeros hacen lo mismo.

Estaba claro que necesitaría realizar mas ejercicio. Moverse por la tierra era una cosa: hacerlo por el agua otra completamente distinta. Debería haberse entrenado algo mas en el ejercicio físico y dejar un poco de lado sus libros. Aholra pagaba las consecuencias. 

Mierda......... pienso mientras nos introducimos.

Me mantengo alerta mientras nado detrás de Rodrigo.

Espero que lleguemos pronto... no me gusta esto.

Malditos aparatos... Me limité a seguir a Watanabe.

Nadáis durante unas cuantas horas, siguiendo a Watanabe. El viaje es duro, para unos más que para otros. Cuando llegáis a la otra orilla, Irina y Daniel se tumban en la playa a tomar aliento. Por un momento, parecía que parte del grupo se iba a quedar en el camino. Por suerte el guía ha sido capaz de llevaros por una ruta bastante directa, evitando las corrientes más problemáticas, y sobre todo, a los nativos.

El paraje es muy parecido al que acabáis de abandonar. Una playa de arena fina se extiende a los lados, y a apenas unos metros de la orilla, se alza imponente una selva amenazadora, que promete peligros y aventuras a todos los que se quieran adentrar.

Queda poco menos de un kilómetros hasta el campamento. Revisáis el equipo, todo está en orden. Es hora de que os preparéis para acercaros y decidáis un método de aproximación.

Según llego a la playa dudo entre acercar a la orilla a Irina y Daniel. Pero supongo que eso no sería adecuado para la capacidad de mando de Irina. Aunque sería una buena oportunidad de tocarla.

Suelto el rifle de precisión del arnés y lo cuelgo de mi hombro con la cincha. Compruebo su buen funcionamiento. Y como hice en la zona de despliegue hago un barrido de la zona cada vez más amplio.

Zona segura -digo mientras Irina y Daniel toman aire.

Decididamente, necesitaba mejorar su ejercicio físico, mientras tanto, debía conformarse en no morir en las marchas que le esperaban. De momento había superado la primera prueba... aunque estaba reventado. Menos mal que el guía logró llevarles por un camino directo a su destino, sino a saber si hubiera logrado mantener el ritmo.

Se encontraban a pocos kilómetros de su destino. A pesar del interés que le suscitaba la selva, Daniel optó por lo prudente. Se quitó su equipo, y se sentó en el suelo.

Cinco minutos de descanso, por favor- pidió- estoy muerto. 

Mientras el médico y la soldado boquean como peces fuera del agua y el explorador asegura el perímetro, busco el punto más elevado de la playa, saco mis binoculares y miro en dirección hacia nuestro destino, en el interior de la selva.

La zona es segura. No hay fuentes de calor potentes provenientes del campamento. Aunque sí que Rodrigo encuentra algunos animales deambulando por la zona. Es de día, así que los depredadores más temibles no serán un problema. Aunque no son el único peligro de Poseidón, donde hasta los mosquitos están sobredimensionados y son letales.

Irina y Daniel recuperan el aliento. Estáis listos para dirigiros al campamento.