Partida Rol por web

El baúl que el tío Lanos arroja al barro tras su casa no es otro que tu Arqueta de Madera:

Cuando vuelve adentro crees oírle refunfuñar: "¿Qué boñigas hacía eso en mi casa?"

-Parece que el hechizo si ha funcionado. Todo vuelve a la normalidad. ¿ Y ahora qué?- les pregunto directamente a mis amigos

- Tal como yo lo veo, tenemos dos opciones: ir a la aldea y ver a nuestras familias, pero eso conlleva el riesgo de que no nos dejen irnos, con lo que tendríamos que escaparnos...o no regresar jamás e irnos a ver al druida y seguir nuestro camino- me quedo pensativa valorándolas -Yo voto por ver a la familia y hablarles de que queremos viajar, y en cuanto podamos escabulllirnos, así sabrán que estamos bien y que nos fuimos de propia voluntad-

Nos acercamos a ver la escena, y la verdad es bastante interesante verla desde fuera, sabiendo lo que ha pasado, y el porque tienen esos nuevos recuerdos. Pero no dejo de notar los pequeños cambios de la aldea, y me intrigan. Y por otro lado, veo que Drake busca algo en sus bolsillos, y creo que se lo que busca. De pronto, una idea aterradora se me aparece en la cabeza. No...

-Chicos, Trea, Berod, esperad... Temo... Temo algo. Berod, dime una cosa... ¿Que es ese baúl que acaba de tirar el tío Lanos? ¿Porque Dísi y Noco van de la mano? No me suena que lo cuide tanto... ¿Sabéis qué creo que ha pasado? Que han olvidado... demasiado, incluso a nosotros, es como si Noco fuera su hermano, y como si ese baúl tuviera tus cosas y no te conociera y por eso las tira... ¿Y si nadie nos reconoce y nos atacan al vernos? Aparte, creo que Drake busca algo... Y es esto. -Digo enseñándoles la figura que tomé de su bolsillo.

Rupert os muestra esto:

Cuando veo al Tío Lanos tirar mi arqueta me da un vuelco el corazón. Así que es eso... la piedra que nos muestra Rupert debe estar encadenada de alguna manera a las cosas tan extrañas que estamos viendo. Algo no va nada bien, y no sé hasta qué punto nuestro encuentro con Drake tiene algo que ver.

- Rupert... creo que tienes toda la razón... Ese baúl me lo dio mi tío cuando era niño... Nunca lo tiraría, a no ser... a no ser que, como dices... ya no tuviera ningún significado para él. - Pensarlo me produce un nudo en el estómago... Me vuelvo a Trea:

- Opino como Rupert, quizá... quizá es mejor que nadie nos vea de momento, Trea, y menos aún nuestros parientes.

Debe haber algo que no hemos hecho como debíamos. Me devano los sesos intentando encontrar un sentido a lo que está pasando, ¿de qué forma hemos interferido en el hechizo del viejo Opilaf?

- Chicos... el hechizo de Opilaf hizo que los adalasinos deshicieran lo que habían hecho en la aldea... es como... como si les hubiera hecho volver atrás,  ¿no? - Miro a Rupert - Pero al coger esa piedra... quizá hemos cambiado algo que Drake no podía deshacer... Puede que hayamos cambiado nuestro... nuestra historia... Rupert, ¿por qué no nos lo habías dicho antes?

¿Qué podemos hacer ahora? ¿Cambiará en algo que le devolvamos esa extraña piedra a Drake?

Miro a Berod con interés, no había pensado para nada en el punto de vista que el está diciendo... 

-No se, quizás no tenga nada que ver... O si, como tú dices. Yo diría que el hechizo es el que les ha hecho olvidar y remodelar sus vidas, porque a mí lo que esta piedra me transmitió fue serenidad, tranquilidad... En realidad, la cogí casi en un impulso, y luego nos pusimos a esconder a Drake, a cenar... Se me fue de la cabeza hasta la hora de dormir, y luego ya... Esto. 

No creía que algo tan pequeño pudiera hacer variar tanto el destino del hechizo... Pero no había pensado en esa posibilidad. ¿Qué pensaría Trea?

-Uau, no me había dado cuenta de nada de eso- dije totalmente asombrada porque no sabía cómo era posible que se me hubiesen escapado esos detalles.

Repasaba una y otra vez los hechos y no veía ningún error, ni siquiera le daba tanta importancia a esa piedra.- Tal vez, nosotros no hallamos actuado mal, quizás el druida lo ha hecho a posta para que sea más sencillo para nosotros continuar con nuestra misión. Imaginad que al regresar a casa nos damos cuenta de que no queremos volver a irnos, si el druida cambia nuestra realidad, y la hace más hostil se asegura que continuaremos a su lado porque aquí no nos queda nada...-  

Asiento al escuchar a Rupert y Trea, la verdad es que no les falta razón a ninguno de los dos...

- Pues... sí, puede ser que el Anciano ya hubiera previsto que esto ocurriera... Tampoco sé con seguridad que esta piedra tenga algo que ver, pero... no sé, la reacción de Drake es... Quiero decir, entiendo que esté muy alterado por lo que le ha ocurrido a su cabaña, pero actuaba como si algo que le falta le hubiera dejado totalmente fuera de sí... No sé, igual me equivoco... ¿puedo verla, Rupert?

Volviendo los ojos a la piedra que sostiene Rupert, me inclino a mirarla de cerca. Es curioso, parece como... como una especie de estatuilla de ofrenda, o algo así.

- Acercarnos ahora quizá es peligroso, pero... a lo mejor podemos tener un ojo en Drake, y acercarnos a él si se marcha de vuelta al bosque, o durante la noche... Me parece raro que se haya ido a las ruinas de la plaza, pero algo me dice que... que quizá hay algo en ellas que tiene que ver con todo esto... Si tras hablar con él no sacamos nada en claro, podemos ir a ver de nuevo al viejo Opilaf. ¿Qué os parece?

-Pues me parece bien, podemos intentar darsela de nuevo, pero evitando que nos vean. Ahora mismo, me parece que ha arreglado todo para lo que dice Trea, que estemos fuera de la memoria del pueblo, que la gente nos olvide, o piense que nos hemos ido, o... Algo así. -Luego asiento cuando Berod quiere ver la piedra, y se la acerco. Quizás el vea cosas que yo no, o quizás el esté más despierto y hasta la recuerde. 

Y claro, solo queda saber qué hacer. -No sé si Opilaf nos esperaba casi inmediatamente de vuelta, así que esperar otra noche... ¿Y si vamos ya a verle, y por el camino pensamos si dejar la piedra en la casa derruida o incluso preguntarle al druida por ella?

- Pienso que es buena idea esa Rupert, vayamos a ver al druida ya. Él nos puso una prueba nada fácil, tuvimos que gestionar nosotros mismos el tiempo y el no ser descubiertos, pero...no nos habló de las consecuencias. ¿Por qué esperar? Que nos cuente todo lo que está pasando ahora mismo y bien clarito- 

Empezaba a tener demasiadas dudas, las cosas no estaban saliendo tal y como pensaba. Antes de seguir dándole vueltas, prefería preguntarle directamente al viejo Opilaf.

Miras la piedra más de cerca, analizándola, buscando algo. Notas una presencia mágica en ella, y una presencia de magia divina nada menos. No sólo existe Pelor, dios Supremo, dios del Sol, la Luz, la Vida y la Verdad, sino que hay todo un enorme y complejo panteón de dioses menores y criaturas como Koriel, innumerables e inabarcables. En concreto este rostro te resulta vagamente familiar, de niño viste muchas imágenes en el Templo, en forma de estatuillas o grabados en viejos libros.

Rao, el Señor de la Calma, no es un dios muy relevante, pero es venerado por todos aquellos que buscan el sosiego o el equilibrio por algún motivo. Recuerdas que antes era común que los adalasinos hicieran sacrificios a los dioses, portases amuletos y estatuillas (en concreto ésta es muy rudimentaria) y les pidiesen su favor... sin embargo ahora, desde lo que sucedió, desde que se demolió el Templo y se prohibió la religión, nadie lo hace ya; todos lo han olvidado. Por eso es curioso que Drake tenga esta piedra, quizá ni él mismo sepa realmente qué es o qué representa, quizá simplemente le haga sentir bien y apacigüe su miedo al adentrarse solo en las profundidades del Bosque para talar árboles... quizá con esta piedra en su poder no habría vuelto gritando al ver su casa destruida, o no estaría llorando solo, desconsolado, sobre las ruinas del Templo...

Con la intrigante piedra en tu poder te sientes mejor, más sereno y más "a salvo". En el fondo sabes que no será tan fácil devolverla a su legítimo dueño, Drake Muelatuerta. Quizás más adelante, quizás después de desvelar los secretos que esconde...

Esa pequeña piedra blanca no es una piedra cualquiera. Tiene algo especial y puedes notarlo, como una presencia, una compañía, como si os acompañase alguien que os cae bien, y que os hace sentir bien. Sin embargo también sabes que no tiene nada que ver con los Hechizos Ilusionistas que Opilaf ha lanzado sobre Adalas durante años.

De nuevo tomáis la opción del Bosque. Camináis durante una hora buscando la Torre del Druida, y finalmente dais con ella fácilmente. Empezáis a reconocer enclaves, algunos árboles con personalidad propia, alguna formación de rocas, algún claro especialmente hermoso... el Bosque empieza a no ser una entidad homogénea en vuestras mentes, sino que poco a poco os muestra sus pliegues y singularidades.

Opilaf recoge algunas hierbas del pequeño huerto, ayudándose con un pequeño y reluciente hocino plateado. Al veros llegar levanta la vista y os sonríe. Tiltán da saltos y estira sus extremidades, también se alegra de veros. Ambos salen a vuestro encuentro.

- ¡Ola! Parece ke toda salido ben... ¿no? koff, koff, más o menos... ja, ja, ja! -Está contento.

Sorprendentemente ahora el viejo habla con más claridad; o quizás sois vosotros los que le entendéis mejor...

De nuevo esa voz del viejo en tu mente:

- ¿Has encontrado algo, verdad? Bien... tranquilo... poco a poco... antes de correr debes aprender a caminar.

El camino por el bosque me resulta refrescante y agradable, aunque mis pensamientos están un poco brumosos... Con nuestra salida un poco apresurada de Adalas, no puedo evitar pensar que hemos dejado algunos flecos sueltos por resolver. Y el que más me inquieta es el que tiene que ver con Drake... los recuerdos que se abrieron paso en mi mente tras examinar la piedra que nos enseñó Rupert, me hacían pensar que devolverla al leñador podría haberle devuelto algo de sosiego. La mirada tranquilizadora de Rao era, seguramente, mucho más necesaria para él que para nosotros...

Y partir sin poder acercarme al templo de Pelor, y recorrer sus ruinas siendo más consciente de su historia, hace que sienta el corazón un poco apesadumbrado... La animada conversación de Rupert y Trea siempre me ha hecho olvidar cualquier preocupación, pero en este momento no encuentro alivio en ella...

Con esos pensamientos, llegamos a la isla del viejo Opilaf, y su presencia y la de Tiltán me alegra el corazón. De nuevo, siento cómo el Anciano habla en mi cabeza, está vez con una claridad que me sorprende... Su voz es más profunda, más firme... Esta vez intento concentrarme para contestarle sin palabras:

- Señor... creo que sí he encontrado algo, pero... temo que no hemos conseguido cumplir del todo nuestra misión... Drake Muelatuerta sufre amargamente, y... no he tenido valor para acercarme a él e intentar ayudarle...

De repente una duda se me viene a la cabeza -" soy yo o el viejo habla mejor"-

- ¿Qué quiere decir más o menos? ¿Qué ha pasado o qué es lo que has hecho que cambie?- le interrogo sin ni siquiera saludarle.

- ¿Qué quiere decir más o menos? ¿Qué ha pasado o qué es lo que has hecho que cambie?

El druida sonríe: - Je, je, koff. Sempre as sido tan curisa como ara, Trea, je, koff. El exizo saló ben, ¡ben! -y levanta sus manos, empuñando en una el hocino y en la otra un manojo de hierbas, en señal de triunfo- Un cojuro tan copejo como ese... koff... y no tuve demasado tempo... koff, koff... ¡pero ben! ¡Todo ben al final despés de todo! Ja, ja, ¿no? Beno, koff! Ubo ipevitos, koff, ubo cabos, koff, koff, cosekecis... koff... no pevitas. Umm... a veces la magi... es difícil... koff, koff, koff! Tamén para mí. A veces... koff... se manifeta eya mima... sola... a su volutad. Koff, koff. Pude coregir ago, otas cosas no. Umm, koff! Pero todo ben al final! Je! Koff, eh... pero ago sí debís saber: ¡ara sos forateros! Todos los adalasinos etán ben, pero ara sos forateros para eyos... koff, koff.