Partida Rol por web

Con algo de esfuerzo conseguís esquivar varios pozos y grietas ocultos por la nieve, y seguir adelante siguiendo las huellas y las piedras con símbolos. Al poco os detenéis, pues Militsa parece recordar algo. Fardhinn le muestra su extraño mapa, que guarda enrollado con un cordón y un sello de plata:

Al verlo, y casi por instinto, la sanadora saca de su bolsa de viaje un cuaderno lleno de anotaciones, dibujos y hojas sueltas entre sus páginas. Las pasa rápidamente hasta encontrar lo que busca:

Sólo ella sabe qué hay escrito ahí. Pero todos podéis entender de qué se trata al ver el dibujo de un hombre lobo.

Al ver los símbolos de las piedras te viene a la mente un recuerdo vago de algo que leíste en uno de los libros de tu tío. Pero es al verlos en papel, sobre el mapa que Fardhinn te enseña, cuando lo recuerdas con total claridad. El libro se titula 'Rara Infectio', y es un compendio de las infecciones más raras que te puedes encontrar por ahí, y detalla posibles tratamientos y curas. En tu cuaderno anotaste algunas hace tiempo, y recuerdas vívidamente haber copiado algunos de esos símbolos.

Puedes leer lo que hay, pues está escrito de tu puño y letra:

Lycanthrofia

Enfermedad que causa metamorfosis parcial o total, tanto en forma como en comportamiento, en animales o criaturas intermedias, generalmente el lobo. Los licántropos en cualquiera de sus formas no humana son tremendamente fuertes y feroces. Pueden transformarse a voluntad, aunque rara vez consiguen controlar su instinto, especialmente las noches de luna llena.

Causas y transmisión: Puede desarrollarse como consecuencia de heridas producidas por otro licántropo, maldiciones u objetos mágicos. Puede transmitirse de padres a hijos.

Tratamiento: No hay. Tratamientos con plata resultaron ineficaces, causando graves heridas y quemaduras a los pacientes.

Cura: No hay. Es aconsejable dar muerte al enfermo.

Esos símbolos tan extraños no los copiaste, pues no te interesaban. Sin embargo sabes que son los antiguos caracteres del lenguaje de los licántropos lobo, conocidos como Garou en su propia lengua. En el libro de tu tío había también otros caracteres similares pero distintos, pertenecientes a los Bastet (hombres-gato), Corax (hombres-cuervo), Gurahl (hombres-oso), Nagah (hombres serpiente)...

Un escalofrío me recorre el espinazo al contemplar el dibujo. Intento luego encontrar alguna similitud entre los símbolos de mapa y página, pero me suena a enano todo.

Percibo que Militsa se encuentra absorta en los documentos y trato de traerla de vuelta.

—Militsa, por los dioses, ¿qué significa todo esto?

Me mantengo algo apartada de la conversación, más pendiente de todo lo que nos rodea para que no nos sorprendan. Al menos es así hasta que puedo ver la figura de una bestia erguida sobre sus dos patas, lo que hace que me gire y me acerque para ver el dibujo con el ceño fruncido. Miro entonces a Fardhinn, ya que él es el que mayor conocimiento parece tener de las bestias y criaturas de es te lugar.

—Dime que no son las huellas de esa criatura las que estamos siguiendo, sino que son de bestias comunes que habitan estas tierras.

Vuelvo a mirar la hoja y la horrible figura sin poder evitar sentir cierto acongoje. Siempre me las había dado de valiente, dispuesta a meterme en cualquier pelea o reyerta, pero esto era algo muy diferente.

—Quizá sea mejor que evitemos tomar su mismo camino y arriesgarnos, aunque tardemos más en cruzar el desfiladero.

En el momento en que Fardhinn me muestra su mapa, de repente, se me viene a la memoria y busco apresuradamente en mi cuaderno -Rara Infectio- digo en voz alta.

Al leer mis anotaciones y llegar a la parte de tratamiento o cura es cuando siento como si el corazón se me fuese a salir por el pecho, siento frío y calor y el pulso aceleradísimo, mi cabeza se ha quedado atrapada pensando en la envergadura a la que nos enfrentaremos.

Escucho mi nombre y vuelvo a la realidad, despistada miro a Fardhinn – Bueno...es...parece...que existen una serie de infecciones muy raras...eh...- buscaba las mejores palabras para contarles mi descubrimiento- el ser humano puede infectarse y convertirse en animal- suelto rápidamente y con los ojos de par en par los observo.

—No... no lo sé —respondo a Skadi con dudas—. Las huellas que pude interpretar eran del oso y la manada de lobos. Pero había otro rastro de algo que no me sonaba familiar*.

—Vale, Militsa, pero... ¿Eso de las infecciones tiene relación con los símbolos de estas piedras? ¿Qué quieren decir?  ¿Y qué relación pueden tener con el mapa? —pregunto, todavía sin llegar comprender lo que ha descubierto la sanadora.

—Por cierto, ¿cuentan en esos documentos cuál es la cura para dicha infección?

Los tres habéis oído historias sobre hombres-lobo, suelen contarse a los niños para que se porten bien o para que no se alejen de las aldeas ni se adentren solos en los bosques. La mayoría, al crecer, les habéis restado importancia, pues aunque habéis visto elfos, enanos, medianos, duendes y hasta orkos y trolls, ver a un licántropo y reconocerlo es poco probable. Esto es así porque en sociedad se muestran en su forma humana, y suelen ocultar su verdadera naturaleza.

Hay algo más que se cuenta en las historias, y es su relación con la luna y con la plata. Las noches de luna llena no pueden controlar su instinto y se transforman inevitablemente, volviéndose realmente agresivos y feroces. La plata les hace especial daño, en los cuentos se les mata con armas hechas de plata. El fuego les da miedo, como a cualquier animal.

No reconociste las huellas porque nunca las habías visto, no podías recordarlas a pesar de tu asombrosa memoria. Lo que sí puedes deducir de esas huellas es que debe haberlas dejado el licántropo, ya que si las miras bien puedes reconocer una aberrante mezcla de huellas humanas y de cánido, una bestia que no es lo uno ni lo otro, y que parece tan grande y pesado como el oso al que persigue.

Mientras tus compañeros hablan, dejándose invadir por el miedo y hasta dirías que por el pánico, percibes algo por el rabillo del ojo. Una silueta se acerca rápidamente hacia vosotros por el mismo cañón por que el habéis llegado hasta aquí.

Tras hacer algo de memoria, considero que tiene mucho sentido pensar que aquellas extrañas huellas sean de licántropo.

—Perdón, Skadi... —digo con la mano en la sien—. Sí, es muy probable que aquellas marcas junto a las de la jaurí sean de algún hombre lobo. Y mañana por la noche tendremos la luna de Sêlune*.

-Me temo que los símbolos de las piedras y los del mapa sean para identificar diferentes asentamientos, porque me parece que no sólo se trata de licántropos- busco entre las hojas de mi cuaderno, pero sé casi con certeza que los otros símbolos no los copié - No los tengo escritos, pero sé que existen más infecciones de diferentes animales, por lo que supongo que cada piedra y cada símbolo marca el camino hacia su asentamiento-

—Silencio —sentencio de pronto al percibir algo, llevando mi mano a la empuñadura de mi espada para agarrarla con fuerza —. Algo se acerca.

No sé de qué se trata, si es una de esas criaturas, si es un amigo o un enemigo pero viene siguiendo nuestras pisadas. Así que al momento saco mi arma y me preparado para defendernos. Si es una de esas bestias de nada servirá correr y si es tan solo una tendremos posibilidad de defendernos, aunque esta vez esperaba no ser la única que tomara su arma.

—Parece que algo nos ha estado siguiendo. Preparaos.

Al escuchar a Skadi, preparo una flecha e indico a Militsa que se cobije tras alguna roca. Aguzo mis sentidos para tratar de avistar lo que se nos esté aproximando, desde dónde lo hace y la distancia que hay entre nosotros.

Por el mismo pasillo rocoso por el que habéis venido, una jauría de lobos blancos, lobos de las nieves, corren en vuestra dirección. Han seguido vuestro rastro, como vosotros seguíais el suyo. Moviéndose como un enjambre a vuestro alrededor os terminan por rodear. Sin cesar su movimiento describen círculos en torno a vosotros, mirándoos con sus ojos rabiosos, ladrándoos con sus hocicos ensangrentados, pero sin lanzarse a atacaros. Sin cesar su movimiento parecen esperar algo.

Es entonces cuando una silueta monstruosa se acerca dando grandes zancadas, encaramándose a las paredes de piedra, de un risco a otro, con una agilidad y fuerza sobrehumanas. Cuando al fin llega ante vosotros se yergue sobre sus patas traseras y adquiere una compostura y solemnidad dignos de un noble. Os dobla en altura como si de un gigante se tratara, sus ropas son lujosas, su mirada es profunda y amenazante, y sus orejas y hocico no dejan lugar a dudas. Es un hombre lobo.

Emite un gruñido y el alboroto cesa, todos los lobos se quedan quietos y en silencio, obedientes a su amo. Con la voz de una bestia, articulando las palabras entre gruñidos y ladridos, podéis sorprendentemente entenderle. 

Mirando el mapa: - Grrr. ¿Grré es eso? Os huelo desde anochegrrr, sé grre venís de Sonagrr. ¿Grriénes sois y grré, grrrr, hacéis agrrí?

Los lobos son tan rápidos que apenas nos da tiempo a virarnos en su dirección y ya los tenemos encima. Luego aparece el licántropo y trago saliva con temor.

Muchas historias había escuchado sobre ellos, pero ninguna lo había dibujado con precisión. La criatura es ciertamente imponente.

Mantengo el arco tenso apuntando a los lobos conforme se mueven a mi alrededor, y espero que esta vez nuestra guerrera no haga ninguna tontería. No vamos a salir de ésta luchando. No hay forma de que podamos con todos ellos, y no hay refugio conocido hacia donde el que poder huir.

—Hola. Mi nombre es Fardhinn y ellas dos Skadi y Militsa—respondo escuetamente antes de inclinarme de forma tosca a modo de reverencia, bajando el arco y mirando de frente al hombre lobo—. Somos viajeros de camino al sur. ¿Con quién tenemos el placer...?

Era cuestión de tiempo que apareciesen los lobos, nos cogieron por sorpresa rodeándonos y yo, casi sin tiempo a reaccionar y con la antorcha apagada.

Lo que me dejó totalmente descolocada fue cuando apareció ese imponente lobo, lo era muchos sentidos, desde su tamaño, su liderazgo y sus ademanes. Pero lo que casi no podía comprender, era cómo era capaz de entender lo que gruñía, para eso debió ser humano antes, era la única explicación que se me ocurría.

Trataba de observarlo con detenimiento, cada gesto y cada detalle, buscaba una explicación de cómo una persona podía convertirse en animal, pero conservando algunas cualidades humanas. Me encontraba absorta como si tuviese ante mí el resultado de un experimento que salió fallido, ¿Cuál es el origen de todo esto? ¿y por qué no hay cura?

Sus ropas te impresionan, y también su comportamiento, tratando de aparentar ser cortés y educado, pero sin esconder una actitud agresiva. La apariencia de lobo monstruoso te produce escalofríos. Te fijas e sus ojos rojos y en varias cicatrices y heridas que tiene por el cuerpo, algunas recientes que incluso sangran todavía. Repasas mentalmente lo que sabes sobre los licántropos, sobre cómo se hacen más fuertes bajo la luz de la luna (la Luna de Sêlune es la noche de mañana), y sobre cómo la plata les quema. Recuerdas tu hocino, con su hoja de plata, que cuelga de tu cinto.

Deduces que no es casual que estén aquí, días antes de esa luna. Sin saber por qué, acude a tu mente la visión, o el sueño, que anoche tuviste en la cueva de los cazadores. Desde que despertaste te ha acompañado esa compañía, de un ser bondadoso, cálido y poderoso. Mirando al fuego oíste a esa presencia pedirte tu ayuda. Al mirar al hombre-lobo a los ojos, al notar su frialdad, sabes con una absoluta certeza, que es a él a quien teme.

Entre gruñidos hace un gesto como oliendo el aire a vuestro alrededor.

- Grrr. HORST. Grruardián grr hijo de Beory, la grran diosa. Grrr. ¿Grré hacéis agrrí? Este es un lugrrar sagrradogrr.