En efecto, en cualquiera de los dos casos, no lo consigues.
La Defensa de Vráulforr es 10.
Cuando todo parece seguir el nuevo rumbo que hemos decidido, algo cambia las cosas. Sorprendida veo cómo el cuerpo de nuestro compañero vuelve a tener movimiento -”Pero...¿está vivo? No puede ser, entonces...” de repente entiendo lo que está sucediendo y grito -¡Skadi aléjate, está infectado!-
Rápidamente tiro mi bastón al suelo, cojo un palo ardiendo y mi hocino en la otra mano, corro hacia donde se encuentran.
Tiro del cuerpo sin vida del cazador, notando el calor que desprende, empezando a comprender las palabras que había dicho Militsa a pesar de que seguían siendo todo un misterio. Si fuese por mí ya no estaríamos aquí, ya habríamos regresado y estaríamos de camino a la cueva. Pero no era así... arrastraba su cuerpo agarrándolo por los brazos, caminando hacia atrás con su rostro desfigurado frente a mí. Cuando de pronto sus párpados se abrieron, aunque ya no eran sus ojos. Mi corazón da un vuelco y dejo de agarrarlo hasta el punto de casi caer de espaldas, viendo como su dentellada busca mi mano pero no logra hallar más que el aire que nos separa.
—¡No puede ser, estás muerto! —digo alzando la voz, llevando la mano a la empuñadura de mi espada para sacarla de nuevo.
Las palabras de Militsa me hacen retroceder sin dejar de mirarlo, buscando a mi compañera, que parece saber algo de lo que está pasando.
—¿Infestado? ¿De qué demonios hablas? —pregunto mientras me pongo a su lado con postura defensiva —. Debimos quemar su maldito cuerpo ahí mismo.
Fardhinn se incorpora, pero aunque va vestido con la capa del cazador y lleva su arco y su espada, no reconocéis su mirada. Sus ojos rojos y el aumento de vello corporal tanto en el rostro como en las partes del cuerpo que quedan a la vista a través de las rasgaduras de sus ropas, denotan que es... otra cosa. La infección Lycanthrofia, transmitida por los mordiscos de Horst, ha debido invadir su cuerpo.
Skadi se separa del recién formado licántropo, y Militsa se reúne con ella armada con un palo ardiendo. Fardhinn, o lo que queda de él, os mira, tras haber intentado instintiva y torpemente morder a la bandida.
Tienes hambre, y mucha. Reconoces a tus compañeras frente a ti. Podrías alimentarte de ellas si quisieras, pero no estás obligado a hacerlo.
El rostro del cazador ha cambiado notablemente:
¿cuánto quedará del Fardhinn que conociste?
Cambias el Bastón por el Palo ardiendo:
Me incorporo con lentitud y dificultad, con una mano en el costado y el rostro largo.
—N-nrr-no, grr-yooo noo... Sssgrrkadi. Mmi-ilitsa. Grr-yo... hambrrre. Comida. comida —digo con dificultad.
Permanezco inmóvil, con una mano extendida y repitiendo la última palabra, aunque atento a cualquier movimiento violento por su parte.
Sigo en posición de guardia, con mi antorcha y mi hocino preparado por si atacase este “nuevo” Fardhinn.
-¿Cómo podemos confiar en ti? ¿Cuánto de tu parte humana ha quedado intacta? Yo ahora sólo veo a un lobo hambriento y nosotras somos tus posibles presas, ¿serías capaz de controlar tu nueva naturaleza?- pregunto con suspicacia, cuestionando la naturaleza a la que ahora pertenece.
En cuanto escucho su voz, hablarnos de esa forma... no puedo dar crédito a lo que está pasando. Qué demonios era esa infección de la que Militsa había hablado. Pero esto no era algo natural. Habíamos visto como esa bestia lo había despedazado y ahora se estaba convirtiendo él en otra.
Alcé la mano colocándola frente a Militsa para que no se acercara a él, solo por si pensaba hacerlo, mientras que con la otra agarraba mi espada sin intención de bajar la guardia.
—No... no es él, Mititsa, no dejes que te engañe —digo tratando de parecer segura, aunque yo misma dudo de mis palabras —. Recuerda lo que te dijo ese maldito rey, te dijo que quemaras sus resto.
Trago saliva y entonces me dirijo a Fardhinn, o a lo que fuera que se hubiese apoderado de su cuerpo.
—Darte muerte es lo más humano que podemos hacer por ti...
Miro entonces a mi compañera por encima del hombro.
—Si tú no puedes hacerlo lo haré yo. Pero no podemos dejarlo marchar.
Ante las palabras de Militsa y Skadi tu instinto de supervivencia se activa. Hablan muy en serio, estás acorralado, debilitado por el hambre en tu nueva forma, y van a por ti. La plata con la que está hecha la hoja del hocino de Militsa y con la que está decorada la espada que Skadi enarbola es percibida por tus nuevos ojos como destellos de fuego en un paisaje helado.
Si quieres evitar cambiar a la forma Crinos, haz una tirada de Voluntad a dificultad 15:
- Éxito: podrás permanecer en la forma Humana.
- Fallo: cambiarás a la forma Crinos e inmediatamente irás a por ellas.
Si no quieres evitarlo toma la segunda opción directamente.
¿No sería más lógico tratar de huir?
Un 15 es un crítico en mi caso xD.
- Lo haremos entre las dos- dije mirando de reojo a mi compañera, sin apartar la vista a la figura extraña que teníamos delante.
Máster, dejo claras mis intenciones sabiendo que Skadi está de acuerdo conmigo.
Tanto la bandida como la sanadora están dispuestas a luchar por sus vidas y a dar paz al recuerdo de su compañero cazador.
Empieza el combate.
Vráulforr tiene la iniciativa. Tras él Skadi y al final Militsa.
Lycanthrofia no te hace actuar de un modo lógico, sólo de un modo instintivo. La primera reacción, involuntaria, es la de cambiar a la forma más fuerte, donde se siente más seguro, Crinos. Cierto es que al ver la plata puede que decida huir en vez de atacar.
Anulo la obligatoriedad de atacarlas.
Te recuerdo que puedes gastar Cansancio para superar la tirada si quieres.
No, prefiero transformarme y tratar de escapar. Al menos por ahora y como parte de la estrategia jajaja (risa malévola).
Ok. Pues narra la transformación y la huída. XD
Y aumenta +1 tu Corrupción.
—N-grr-no. No acerques eso a mí —respondo al ver como las féminas mueven sus armas.
—N-no os... acerqué-aggg —gimo tratando de controlarme y al percatame de sus intenciones—. ¡Aaaaagggrrrh!
El último bramido resuena a través del desfiladero. Pierdo el control de mi cuerpo, y me retuerzo de dolor al tiempo que éste se hace más grande y peludo.
Completada la nueva forma, emito un brutal aullido con el objetivo de amedrentarlas.
Prefiero usar el talento Aullido feroz, aumentando la dificultad con 4 de cansancio. ¿O no puedo? No tengo claro cuánto tengo "usado" en total de la parte mental del personaje.
Ante vuestros ojos, el cuerpo que un día perteneció a un cazador se retuerce, deformándose sobre sí mismo en una serie de tortuosos y antinaturales movimientos. Grandes garras afloran de sus dedos, afilados colmillos de su mandíbula, los ojos se salen de sus órbitas emitiendo un destello rojizo. El pelo crece y envuelve por completo a la bestia, que ha duplicado su tamaño, su fuerza y su ferocidad. Ya nada queda del humano que fue, ahora es un monstruo que lejanamente recuerda a un lobo.
Cuando termina su transformación emige un feroz rugido que resuena en las paredes del cañón hasta el valle. El sonido aterrador os eriza el vello y os paraliza.
Skadi, Militsa, antes de actuar debéis superar una tirada de Voluntad a dificultad 14. Os recuerdo que podéis gastar Cansancio para lograrlo.
Si no la superáis quedaréis paralizadas por el miedo 1d4 turnos de combate.