Partida Rol por web

Al pinche de cocina y/o mecánico le costó desprenderse de sus platos, hechos con tanto mimo, que acabarían en los estómagos glotones de aquellos ricos de nuevo pelo asistentes a la fiesta. ¡Bah! Al carajo... al menos había comprobado que podía ganarse la vida como cocinero de la "alta-societé" y eso no era un mal descubrimiento. Posó el extintor cerca del horno y vigiló la reprimenda que el chef le daba al joven Yikes. Bueno, así se haría fuerte el chaval. Una pena, habían compartido ideas sobre la cantidad de harina que llevaban los panecillos que estaba cocinando.

Pero al negro lo que le preocupaba era su chaval, Randall. Si le pasaba algo el Capi no le perdonaría. ¿Quién coño era él para ejercer de padre de nadie? Pues nadie, pero había ciertas leyes no escritas en el Cuervo que hablaban de aquellas cosas. El mensaje de Todd, impaciente como un perro de Paflof, o Paulov, o como demonios se dijera, hizo saltar al exboxeador en pos de su compañero. Antes tecleó un mensaje rápido en la terminal: "Trankis. Voy a x el xico. Todo OK. Sd buenos" y con una fugaz mirada de reojo a la cocina fue detrás del chico, crujiendo el cuello y los puños. Parecía que la hora de las tortas había llegado.

Cuando enciendes el comunicador, recibes todos los mensajes anteriores:

Chicos, al menos dos tipos más como nosotros, merodean por la fiesta, supongo que para Gideon será fácil detectarlos. No se si sus intenciones serán las mismas que las nuestras, pero con nuestra suerte, no me extrañaría.

  ¿No habrá nadie intentando adelantársenos, verdad?
 

Me temo que si, chicos. O lo hacemos ya, o después se lo tendremos que quitar a ellos. ¿Que opinais?

Tranqui, capi. El chico ha ido a dar un vistazo. Esperad un poco.

¿Que quieres decir chaval? ¿Alguien ha entrado por ahí? ¿Que entremos nosotros?

Chicos cuando estéis a punto de armarla me avisáis con algo de antelación, y si queréis que la armemos para causar distracción tengo algunas ideas...

Trankis. Voy a x el xico. Todo OK. Sd buenos

Parece que tu gente se está poniendo nerviosa y, viendo lo que has visto aquí arriba, no sin razón. Tal vez sea un buen momento para empezar a coordinarse.

Los dos mensajes de Bazooka y Randall entran casi al mismo tiempo:

Trankis. Voy a x el xico. Todo OK. Sd buenos

Pero el chico parece haber escrito deprisa o estar algo colocado:

Xtou rn l trjdo. Vneana aiberta. Alrien se ha coladp yap pot aqiu cno nu arpo´n

Me acerco a Hoban con una sonrisa.

- Bueno, yo ya he disfrutado suficiente de compañía femenina. Deberíamos dar una vuelta. ¿No crees?

Luego bajo la voz un poco.

- Ese tipo me da mala espina. Y la mujer que va con él parece una acompañante. ¿Quizá sea parte del "otro grupo"? - Pongo una entonación bastante despectiva en esas dos últimas palabras. - En cualquier caso, el tiempo juega a su favor ahora mismo.

Randall contempla la alarma. Joder, sus compañeros le estaban estresando. Tenía que adelantarse a sus propios compañeros y a los asaltantes extraños y a todo el mundo. Ese puto cetro iba a ser suyo. O lograba el cetro o se tiraba desde la puta azotea para matarse, decide con total convicción de bipolar.

Enrtaron pro la vntetana. Me cueol ppor l prueta de al zatoea. Vyo a vre si ls pillo.

- Estan muy tranquilos - le dijo a Richard - Yo diría que están dando el golpe ahora mismo. En alguna otra parte y de algun otro modo. - Se preparó para salir andando a toda velocidad - Necesito un poco de ayuda por aqui.

El mensaje de Randall hace pensar a Gideon, ¿una posible distracción? Sería perfecto. Abrió el comunicador.

-Chicos, si otros intentan entrar, expongámoslos. Reveladlos, que los anfitriones sepan que les están atacando. Yo estoy cerca de la zona y en la confusión puedo meterme antes de que cierren las puertas. Adios al subterfugio y preparaos para el lío. ¿Confirmáis?

Salís del salón ante la mirada atónita de varios invitados: ¡abandonar la sala principal justo cuando llegan los anfitriones! ¡Qué falta de educación!

Mientras camináis por la mansión, ahora prácticamente vacía, véis el pasillo por el que se debe llegar a la sala de exposiciones. Sigue cortado por el cordón rojo y sigue habiendo un guardia en el acceso, aunque Hoban no tarda en darse cuenta de que no es el mismo que al principio de la noche.

De repente, un montón de camareros salen de la zona de la cocina llevando bandejas con champaigne, para que los invitados puedan brindar a la salud de los Courtland con sus copas llenas. Si teníais alguna duda, ya sabéis por dónde se puede llegar a la zona de servicio donde están Bazooka y desde donde presumís que se ha escabullido Randall.

Sales al patio y observas la situación. A pocos metros de la entrada en la que estás hay un camión de distribución de la empresa que os ha contratado, probablemente con provisiones para la fiesta. Hacia el centro de la fachada de la mansión, no demasiado lejos de tu posición, hay otra puerta vigilada por un par de guardias. Por el patio, puedes ver varios lugares donde esconderse para tener mejor visibilidad, pero hay al menos otro guardia patrullando. No parece fácil moverse por aquí sin que te vean y mucho menos buscar un acceso a la azotea.

Un nuevo mensaje de Randall os pone aún más nerviosos:

Enrtaron pro la vntetana. Me cueol ppor l prueta de al zatoea. Vyo a vre si ls pillo.

Desactivar la alarma debería ser un juego de niños para Randall: cortar este cable aquí, empalmarlo con este otro... o no, ¿o era con ese de allí? Por un momento duda, pero no tarda en encogerse de hombros y hacer una conexión. Parece que, a pesar de su medicación, acertó porque no escucha ningún atronador pitido de aviso cuando abre la puerta.

Desciendes con cuidado por las escaleras. Afortunadamente, los Courtand deben estar cubiertos de pasta hasta las orejas, porque ni uno sólo de los escalones emite el más mínimo crujido a tu paso, prueba del perfecto estado de mantenimiento de la casa incluso en una escalera que, evidentemente, no se utiliza demasiado a menudo.

Cuando llegas a la base de la escalera abres con cuidado una puerta y sales a un largo pasillo cubierto por una mullida alfombra. Por un momento te mareas imaginando el precio de la misma en base a su longitud, pero no es por eso por lo que estás aquí y, de todas formas, no sabrías cómo llevártela. ¿O sí? Rápidamente te pones a pensar en aglún plan para cargar con la alfombra... O con esos cuadros de la pared, ya puestos.

Te das un golpe en la frente. Concéntrate Randall, te dices a ti mismo al darte cuenta de que te estás dejando llevar. La alteración en la medicación puede forzarte a actuar, pero no siempre de la forma que más te conviene. Parpadeas un par de veces y miras a ambos lados del pasillo: uno está cerrado por una puerta y, si recuerdas bien los planos, lleva al otro ala de la casa, así que parece fácil suponer que ese acceso está cerrado. Por el otro lado del pasillo ves varias puertas que, si recuerdas bien, deben llevar a varios dormitorios, salas de estar o despachos. Por los planos que descargaste de la casa, al fondo debería haber un distribuidor con unas escaleras que lleven a la planta baja.

Podría tirar los cuadros al principio de la alfombra, hacerla rodar con ellos dentro para crear una especie de canalón  y atarlo con alguna cortina, que también parecen caras... si lo dejo caer por las escaleras igual empujo mortalmente al guardia que está en el primer escalón con cara de póker... Se seca el sudor de la frente y se centra. Quería el cetro y solo el cetro, no tenía tiempo para hacer rodar un cilindro de tela lleno de cuadros.

Aunque si ve algo de oro que quepa en su bolsillo será afanado también. Total, luego con el cetro tenían que dárselo a no sé quien para que les diera no se qué y seguro que intentaban tangarles. Siempre intentaban tangarles. Seguramente aparecería gente armada en el momento del intercambio y se llevarían el cetro sin darles nada a cambio, y encima agradecidos de sobrevivir. Pero si se llevaba otras cosas podía rentabilizar la operación cetro.

Se encamina todo lo sigiloso que puede hacia la centralita de seguridad. En otras circunstancias sería mala idea, pero los que se habían colado por la ventana seguramente serian ladrones de calidad y a estas alturas abran matado o atado y amordazado al guardia de la centralita, si es que no era uno de ellos abriéndole las puertas.

Mientras veo venir hacia nosotros el ejército de camareros hacia nosotros, me fijo en el guardia. Que no sea el mismo puede significar dos cosas. Que haya rondas... o que "los otros" le hayan cambiado. La verdad es que si lo han hecho, son bastante hábiles. En cualquier caso, averiguarlo sería bastante peligroso. Me giro hacia Hoban.

- Bueno, ¿cuál es el plan, capi?

Los camareros pasan a vuestro lado y os dejan sendas copas del vino espumoso antes de dirigirse al salón. Ahora mismo no hay nadie en el recibidor, aunque no sabéis cuánto van a tardar en distribuir el champagne y volver a la cocina. El guardia os mira con cierto interés, pues no es el lugar más apropiado para que dos invitados estén parados justo después de la llegada de los Courtland a la fiesta.

Te diriges hacia las escaleras cuando escuchas un ruido a tus espaldas. Mientras se abre una puerta, buscas rápidamente un lugar donde ocultarte. Rápidamente, te ocultas tras un recodo de la escalera, pero no tardas en darte cuenta de que ahí te podrían ver con solo girar la cabeza. En el último momento, abres un pequeño armario de servicio en el rellano de la escalera y te ocultas entre las escobas.

Mirando por la rendija del armario, ves a una mujer saliendo de una habitación, acompañada por uno de los guardias de Cerberus. Estás seguro de que le has visto antes, pero no recuerdas si en el pasillo o en el patio. Por la risa de la mujer, no te cabe la menor duda de que han estado "intimando" en uno de los dormitorios de invitados. Nada más salir al pasillo, coge al guarida del brazo y ambos caminan hacia tu posición.

Cuando empiezan a bajar la escalera, te fijas en ella: atractiva y perfectamente arreglada para este evento, sin duda es una de las invitadas a la fiesta de los Courtland. Tras descender el primer escalón gira la cabeza y mira el armario con seriedad, pero no tarda en volver a bromear con el guardia antes de llegar al piso de abajo.

Cabrón con suerte piensa Randall cuando ve a la tipa que se acaba de frungir el guardia. Cuando ella mira el armario el se queda quiteo sin pestañear siquiera, mirando al infinito. Soy una mopa, soy una mopa,... Finalmente se largan, y Randall sale del armario (literalmente). Tenia prisa, debía llegar hasta la sala de seguridad y ver que estaba pasando. Estaba muy cerca ya... 

Mientras seguís pensando qué hacer, véis cómo el guardia que vigilaba el pasillo aparece de nuevo por una puerta lateral, acompañado por una mujer. Según se va acercando a su puesto, se separa ligeramente de ella y se estira la chaqueta hasta que llega al lado de su compañero.

Los dos guardias se quedan charlando un momento mientras la mujer, una invitada perfectamente arreglada, pasa entre ellos retirando ligeramente el cordón que corta el pasillo y retocándose el carmín de los labios. Al veros en el recibidor os sonríe con una inclinación de cabeza y un guiño y se aleja de vuelta al salón con el resto de los invitados, buscando con la mirada a su acompañante en la fiesta.

Podéis escuchar cómo el guardia que acaba de llegar le da las gracias a su compañero por cubrirle durante un rato. El otro sonríe de forma pícara y se da la vuelta, volviendo hacia el fondo del pasillo. Con un gesto de satisfacción, el guardia retoma su posición, colocándose junto a la pared mientras os mira con atención.

Nadie parece contestar a tu mensaje. Desde tu posición privilegiada en lo alto de las escaleras, ves cómo Hoban y Richard se escabuyen hacia la zona de servicio, abandonando el salón principal. Al cabo de un rato, ves cómo una mujer llega por la misma puerta y se reúne con el señor Carl Pettit en medio de la fiesta.