Partida Rol por web

Tras la larga espera los aviones aterrizan en el único aeropuerto cercano a varios cientos de kilómetros a la redonda, a partir de éste punto la única manera de llegar a la isla es o bien en barco o en elicóptero, poco a poco algunos azafatos de las diferentes compañías de viajes con las que habéis llegado hasta allí entran en contacto con vosotros para informaros de los pasos a seguir a partir de éste momento.

El ambiente tropical y de ocio pueden verse aún en el aeropuerto, cientos de personas portando sus maletas salen y entran por las diferentes terminales para tomar caminos distintos. En vuestro caso se os informa de que hay diversos autobuses dispuestos a lo largo de la entrada a la terminal los cuales os llevarán hasta el puerto donde tomaréis el barco que os trasladará hasta la isla por lo que sin pensar demasiado en el tema os dirigís hacia el lugar orientados por el personal tanto del aeropuerto cómo por el resto, podéis oir los murmullos de algunos turistas cómo vosotros que emprenden ahora el camino de regreso a casa satisfechos y contentos por la situación y el lugar que han encontrado.

Por fín en solitario o en compañía cada uno de los nuevos viajeros salen al exterior de la terminal ya comienza a agolparse en la entrada de varios autobuses cuya única seña de identidad era el cartél que sujetaban los conductores de las máquinas en los que se indicaba el destino de los autocares en sí, tintados de un color claro los vehículos esperan mientras se escucha el ligero ronroneo de su motor a medida que os acercáis a ellos.

-¡Damas y caballeros hagan el favor de montar en orden las maletas al montacargas en los costados!-Da órdenes un viejo y ruidoso conductor mientras gesticula salvajemente con sus cortos brazos.

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Poco a poco el personal consigue dar algo de órden a aquél caos y podéis sentaros para charlar tranquilamente en los cómodos asientos de la parte interior del vehículo, las parejas se sientan en conjunto mientras el resto se organizan cómo pueden, se distinguen claramente algunas parejas de enamorados por sus acarameladas caricias y sus silenciosas miradas. Podéis ver algunos patéticos solterones de mediana edad que intentan ligar con chicas 20 años menores que ellos, así cómo jóvenes de todas las edades, la mayor parte de ellos apenas supera la adolescencia, quizás comprendidos entre los 20 y 30 años, desde luego era un viaje de juventud. El conductor que anteriormente voceaba fija sus ojos en el variopinto grupo con una sonrisa mientras se vuelve pícaramente a observar la parte trasera de la última pasajera.

-Tenemos al menos 30 minutos hasta el puerto, hasta entonces dedíquense a conocerse-Suelta una pequeña carcajada que suena metálica a través de los repetidores colocados en la parte trasera.

Tras ésto el murmullo del motor se intensifica y el vehículo inicia su marcha, se podría decir que ahora es cuando verdaderamente comenzaba vuestro viaje.

Tras el largo viaje, dejo las maletas en el autobús, donde indica el conductor, pero dejo una maleta de mano conmigo, donde llevo mi posesión más preciada, mi ordenador.

Me siento en un lugar donde no hay nadie en ninguno de los dos asientos, y me coloco al lado de la ventana, aunque la cortina la dejo cerrada. Mientras sujeto el ordenador con una mano, con la otra dejo la maleta en el asiento de al lado.

Maldito jefe...a ver quién quería venir a una isla, las vacaciones son para la gente ociosa, no para mí.

Resoplando interiormente, abro el portátil y lo conecto.

James acababa de salir del aeropuerto despues de un viaje muy largo. Cargaba con un carrito en cuyo interior habían varias maletas, asimismo, tambien llevaba colgada en el hombro una mochila color verde, con las cosas que debían tener más a mano.

Iba vestido más informal que nunca. Adoraba la ropa informal, pero debido a su trabajo, desde que se levantaba hasta que se dormía, si es que dormia, estaba en traje. Ahora llevaba una camisa de manga corta y unos pantalones verdes con muchos bolsillos, pero sin llegar a ser completos, sino hasta las pantorrillas, no llevaba zapatos, sino una de esas zapatillas surferas bastante chulas. Sus gafas de sol, muy "fashions" colgaban de su camisa, provocando en esta un efecto de "pico" por el peso del objeto.

Miró hacia atrás para buscar la mirada de su mujer y que no se perdiera mucho de vista, alzó la mano hacia ella con una leve sonrisa, para que la tomara y le acompañara.

Ahora estaba menos presionado con ella, ya que en la ciudad siempre estaba algo preocupado por la mirada de su viejo siempre tras él.

La guió hacia el bus, se detuvo y se aseguró de que fuera ese mismo y cuando lo hubo confirmado, empezó a cargar las maletas hacia el interior del auto, en el maletero, para luego unirse a su mujer en el interior del vehiculo. Se sacudió las manos mientras caminaba hacia el interior del bus.

No pudo evitar echar un vistazo de reojo a los que estaban allí, y cuando alguno de ellos le diriguía la mirada, sonreía amable levemente. Cuando llegó al asiento escogido por su mujer, se sentó a su lado. Resopló mirándola, levantando las cejas, y luego sonrió más, atrayéndola a él, rodeandola con un brazo tras la nuca de la joven.

-Tiene buena pinta esto ¿a que si?

Desde que montaron en Nueva York se la veía muy ilusionada. Ya habían viajado juntos varias veces, que no era la primera vez.. pero lo de estar ya casados, hacía que el viaje fuera distinto.

No se separaba de su camara, echando fotos a todo lo curioso y sobretodo a él en cualquier postura. Incluso echó una desde arriba pegando su cara a la de él.. le resultaba gracioso tener fotos de ese estilo.

Una vez llegaron alli, recogió su bolso y fue tras su marido, echando fotos a los aviones, al aeropuerto, a la gente de alli.. Vamos que parecía una japonesa. En una de estas se entretuvo y vió que James la avisó, echó a correr para alcanzarle. Llevaba puesto un vestido de tirantes y cortito, con dibujos de hojas y flores, una sandalias de color blanco y una chaquetilla en su brazo porque cuando salieron de su casa hacía fresco. El pelo lo llevaba recogido en una coleta y llevaba unas gafas de sol de las grandes, del estilo a Audrey Hepburn.

Se subió la primera y vió a una chica sentada.

- Buenos días - dijo a la chcia con una sonrisa.

Ocupó su asiento y cuando vió aparecer a James agitó el brazo para que supiera donde estaba. Cuando se sentó a su lado y la abrazó le dió un beso en la mejilla.

- Tiene MUY buena pinta.. - dijo recalcando la palabra y rió

Le hizo mirarla para besarle en los labios y le susurró.

- Tendrás esa noche de boda que tuvimos que posponer.. - le mira a los ojos.

Odiaba volar. Y lo odiaba tanto que se había pegado el vuelo agarrado a su asiento como si la vida le fuera en ello o como si en caso de estrellarse el avión, su asiento continuara en el aire y le mantuviera sano y salvo. Tragó saliva tantas veces que podría haber ocultado el desierto del Sahara.

Cuándo el avión aterrizó se encontraba blanco y con el estomago revuelto. Fue a recoger sus maletas con mala cara y poco ánimo, arrastrando los pies como si fuera un muerto. Después un autobus les esperaba. Fue hasta él y dejó la maleta de cualquier modo, el conductor debió decir algo por aquel gesto pero Ray pasó de él y se metió al autobus. Buscó un asiento libre que no tuviera vecino y se desparramó en él resoplando.

Pese a encontrarse ya en tierra firme, el mal cuerpo que le había originado el viaje persistía y minaba su carácter. En una situación normal Leckie hubiera charlado con alguno de los viajeros, pero tal y como se encontraba en esos momentos no tenía ganas más que de llegar a su habitación y echarse a dormir hasta que se le pasara aquello. Siempre que volaba era lo mismo. Al menos ya estaba en la isla.

 Mark llevaba todo el día entre aeropuertos y gente, vestido de blaser negro, jean negro y una camiseta deportiva de un vivo color naranja destacaba fácilmente entre el gentío, se alborotó un poco el cabello y sonrió mientras ajustaba un bolso mediano a su espalda, llevando una maleta bastante grande, de ruedas, en su mano izquierda y con la derecha mirando atentamente su PDA, un gadget multitarea al que él había programado una gran cantidad de funciones extras, entre ellas un editor de texto para programar más, pero en este momento lo usaba para ver más información sobre el avión en el cual había volado

-Bien, ahora... Un avión con capacidad de carga amplia, un rango de accidentes mediano... Realmente era un aparato en el cual no debí haberme montado, sin embargo si aplico estas estadísticas, puedo crear una escena de...-

Se detuvo al llegar al autobús, dándose cuenta de que en realidad estaba hablando consigo mismo... De nuevo... Tomo la maleta por un asidera para levantarla del suelo y ponerla en el portaequipaje, mientras guardaba la PDA en un bolsillo interior del Blaser, quedándose con el bolso en la espalda mientras entra y se sienta en un asiento vacío, dejando el bolso entre sus piernas y mirando por la ventanilla distraídamente, sonriendo para sí mismo

Mark recuerda que vas de paseo, ligar con chicas, ir a la playa, bucear incluso... No pienses tanto en el trabajo...

 Se bajo del avión con una radiante sonrisa, esperando que su reciente marido le diese la mano. -Cariño llevas tu las maletas??- se había ocupado bien en llevarse una enooorme maleta, con infinidad de ropa y millones de accesorios, algunos innecesarios o de poca utilidad.

En pocas horas estarían en la isla que habían elegido como luna de miel. Vio a una pareja, parecían bastante majos, y algún que otro pasajero más, sonrió.

James sonrió por sus palabras, pero se vio muy sorprendido porque le atrajera a ella y le besara sus labios, él lo correspondió y lo alargó un poco más, y le supo a poco, aunque tuvo que separarse cuando creyó que ya rayaba lo "inaceptable" en publico, aunque comparado con lo que él consideraba inaceptable, era el principio para una pareja normal, el problema de James es que le importaba mucho la imagen que daba. Aun así, se encogió de hombros y le dio otro beso más a su mujer: "Nadie me conoce aqui" se dijo.

James abrazó a su mujer y se le escapó una carcajada por lo que dijo.

-Eso espero, me encantaría tenerla ¿y qué mejor lugar que aqui? en el paraiso.

Acarició su brazo con su mano, como si tratara de darle calor en un dia frío.

-Ya tengo ganas de llegar.

Dijo resoplando.

-¿Deberías llamar al señor Stuart cuando llegues? quiero decir..tu padre..

Tras decir eso, pareció reparar en algo: siempre metía al viejo cuando menos debía en una conversación, quizá no podía quitarselo de la cabeza y su sombra siempre estaba poniéndole el pie encima.

-Olvidalo..

James sonrió levemente y le dio un beso en la frente a Bella.

Por fin hábíamos llegado a tierra odiaba tener que estar tantas horas sentado sin poder hacer nada, me ponía de los nervios y sentía como sensación de desasosiego en las piernas, era de ese tipo de hombres que no se puede estar quieto ni un solo minuto tan solo cuando dormía, pero habíamos llegado cuando llegamos al bajar del había sonreí tomando una larga bocanada de aire y cogiendo de la mano a mi reciente esposa mostrando una grande y radiante sonrisa

-Por supuesto cielo, yo las llevo ahora mismo pasamos por facturación a recogerlas

Observo un par de segundos a mi alrededor y después suelto su mano para tomarla un par de segundos por la cintuea y mirarla contemplar lo preciosa que era y sonreir como un tonto, como un niño al que le dan una chuchería,igual.

pasamos por facturación para recoger las maletas yo llevaba dos tamaño estandar con ropa y algunos accesorios realmente necesario no me gustaba llevar más de lo practico y util a diferencía de Alicia que metía mil y una cosas que muchas no servían pero bueno ella sabría, en aquel momento vestía una camiseta negra ajustadisima sin mangas que marcaba bien mi trabajado cuerpo y dejaba lucir el tatuaje del brazo derecho con estilo, unos pantalones vakeros cortos blancos y algo anchos que llegaban un poco por debajo de la rodilla y unas deportivas sin calcetines blancas de adidas, lucía una gorra color blanco de nike y las gafas de armani.

Tras recoger las maletas continué observando de camino a los autobuses la gente que iba a venía sin duda aquello tenia buena pinta tenia ganas de llegar ya, estaba cansado de viajar, miré a Alicia mientras caminabamos

-Tengo ganas de llegar ya, tiene pinta de estar bien esté sitio ¿No crees? todo el mundo parece muy animado

Comento mientras caminamos voy saludando a la gente que nos miraba, era un tio extrovertido y no le negaba un saludo a nadie no me costaba nada soltar "Hola" o un "Buenos días" no me cortaba un pelo, llegamos al autobus y escuchamos lo que decía el conductor en cuanto termino me dirigí hacía los compartimentos de carga y allí dejé las pesadas maletas que habían conseguido quen mis musculos se oxigenasen de tal manera que ahora se marcaba las venas bajo la piel y el musculo quedara algo tonificado, tras dejar las maletas volví a la cola junto a Alicia y la tomé de la mano para subir juntos al autobus dedicando un calido saludo al conductor tiré de ella para ir a sentarnos hacía la mitad del autobus allí me quedé me aparté un poco y miré a mi pareja

-¿Interior o ventana?

Dije cruzandome de brazos esperando su respuesta como no sonriendo como siempre

 Sonrió mirando como su marido la tomaba de la mano para subir al autobús, miró a los que ya había sentados, y dejo que su marido la guiase hasta el sitio que eligiese.

-Si no te importa prefiero la ventanilla, aunque si tu también la quieres, me es indiferente cariño- le acaricio y lo beso suave en la barbilla.

Estaba tan deseosa de llegar que le daba totalmente igual donde sentarse, solo quería llegar ya, que arrancase ya y llegasen al hotel darse una ducha (pues odiaba sudar) y ponerse de inmediato el bikini para ponerse mas morena aún.

Llevaba un sencillo pero provocativo vestido negro, de tela fina, para que le diese poco calor, además de unas sandalias también negras.

La miro atentamente a los ojos mientras me habla, lo cierto esque no solo su cuerpo me encantaba su mirada me hechizaba y estoy seguro de qué hechizaría a cualquiera esos profundos ojos azules llenos de vida te hacía sentir capaz de surcar el cielo a traves de ellos, cuando ella me besa en la barbilla yo descruzo mis brazos y acaricia su espalda hacía la mitad de esta más o menos y depsués la miro sonriendo y quitandome las gafas

-No,no esta bien sientate hacía la ventanilla a mi ya sabes que me es igual

Cuando ella pasa y se sienta yo tomo asiento en el lado interior y me acomodo ligeramente pasando un brazo por detras del asiento de ella quedando bien recostado haciendo que mi espalda cruja levemente debido a que me había estirado bruscamente, necesitaba desemtumecerme, tras acomodarme volví a mirarla

-Me pregunto como sera la habitación en la que nos alojamos ¿No tienes ganas de probarla?

Solte una breve risilla y entonces pase mi mano levemente por su muslo apretandolo un poco pero sin excederme como una caricia pero sin apartar mi mirada de sus ojos y su sonrisa

El hombre bajó del avión tal y como había subido. Recogió sus maletas tal y como había pasado todo el viaje y se sentó en el autobus, sin mas ruido que el que hace un cuerpo al depositarse sobre el asiento. Silencio. Esa había sido su característica

Ninguno se fijo en un primer momento en él, por eso, hasta que no tomó silla en el autocar con destino a la isla, no os percatásteis de su presencia. Le habíais visto meter una maleta negra y grande en el maletero del coche. No sabeis siquiera si se había fijado en alguien, su deambular parecía más bien errático y desorientado. O quizás indiferente.

Su rostro no os expresaba nada a pesar de que tenía un cierto atractivo. Tenía un rictus triste y apático, ojos que han visto demasiadas cosas y una lasitud en sus movimientos.

Se acomodó con diligencia en uno de los asientos que iba solo, apoyó la cabeza en el cristal y miró a algún punto entre el horizonte y el infinito.

Sumido en un total mutismo. En la mano que no sujetaba la cabeza, tenía los billetes y una libreta.

Algo digno de mención era que parecía un hombre bastante fornido. Quien le mirase, descubría que junto a esa aparente vulnerabilidad que tenía su rostro, era alguien que debía tener un trabajo físico que le obligaba a estar en forma y que a pesar de la aparente dejadez, vestía bien y de calidad. Un polo negro y ajustado, con unos vaqueros artificialmente avejentados y naúticos. El pelo le caía suelto en el flequillo y corto por detrás y combinando con unas ligeras ojeras, tenía barba de un par de día que le daban ese aire casual, carismático y urbanita.

Sin embargo, a pesar de su rostro de cordero, sus maneras no invitaban a entablar conversación con él. Parecia ausente, distante y lo más importante, su cuerpo estaba allí callado, pero su mente debía estar en otra parte a cientos de kilómetros... o incluso a cientos de horas en el pasado.

 Lo miró fijamente pues sabia ya de sobra la reacción que causaba en su marido aquella mirada celeste. Observo como su mano tomaba posesión de su muslo y le sonrió traviesa.

-Me vas hacer probar la habitación mucho?- Le susurro, y le mordió el lóbulo de la oreja sensualmente -En ese caso claro que quiero llegar y probarla? acaso lo dudabas?- Le sonríe, y le besa en los labios, sin dejar de sonreír en ningún momento.

Suelta otra leve carcajada -No más de lo necesario...ya sabes jejeje -Cuando ella mordisquea el lobulo de mi oreja siento como una descarga que recorre toda mi columna vertebral y estomago haciendo que mi cuerpo vibre brevemente sin duda ella conoce todos mis puntos debiles, y ese era uno de ellos cierro los ojos brevemente para volver a abrirlos, y mirarla acto seguido ella me besa dulcemente aprovecho para tomarla por el cuello y saborearlo dos segundos más tras terminar sonrio mirandolo y depsués me vuelvo a colocar bien en el sillón del autocar mientras este va rumbo a el lugar donde se supone que ibamos a dormir, miro hacía el techo sin quitarle mi brazo izquierdo de alrededor de ella y enciendo el aire, hacía mucho calor y aquel leve fresquito era muy de agradecer

-Ufff...si que alivia, mira cielo, enciendo el tuyo

Le doy a la rosca para que el aire de ella tambien se encienda y lo enfoco hacía su cara no lo pongo a tope tampoco es bueno darle mucha caña al aire acondicionado después vienen los catarros y los dolores de ojos, no era muy amigo de esos aparato pero he de confesar que en momentos como aquel lo agradecía

-¿Ves que bien?

Digo meciendo mi barbilla y recostando mi cabeza cerré los ojos un par de segundos para frotarlos un poco estaba algo cansado apenas había dormido y los días antes de venir del viaje me había metido mucha caña tanto en el gimnasio como en el trabajo

 Se recuesta en su hombro poniendo una mano en su pecho, sobre la camiseta -Si, si que se agradece, y más si estas tu- Sonríe y recostada en su hombro cierra los ojos, con el trabajo de él nunca esta tranquila y nunca duerme hasta que regresa sano y salvo, por lo que duerme más o menos las mismas horas que él, seguramente dormirá durante el trayecto, para llegar algo más descansada, y poder disfrutar de la isla con su marido.

Sonrió al verle relajado y calmado, le dió un beso en la mejilla y se sentó bien en su asiento. Aunque.. cuando nombró a su padre le miró alzando las cejas, como diciendo que ese no era tema para tratar en un lugar como este.

- Le llamaré en cuanto estemos en la habitación.. y nos olvidaremos de él, de acuerdo?? Te pones.. les damos las gracias por el viaje.. y aquí no más Sr Stuart.. o si no, tendré que castigarte como hago con los niños - rie bromeando - Enserio.. esto es para nosotros, olvidemos todo lo que tenemos allí, ya habrá tiempo cuando tengamos que volver.. ¿vale? - esto último lo dice en un tono normal, le preocupa que esté asi por su padre.

Se vuelve a sentar en su asiento y saca la cámara.

- Voy a echar a esto unas fotos..

Se puso en pie en su asiento y echó fotos a todo el autobus en general, a nadie en particular. Despues enfocó a su marido.

- Di "pa-ta-ta" - decía riendo y espera a que lo dijera para echarle una foto.

Había un ambiente muy agradable la gente charlaba y reia sin parar gente de diversos paises o al menos eso parecía por la diferencia de idiomas que había, eso me gustaba podría practicar el inglés el cual era imprescindible cuando salía a misiones humanitarias y de salvamento fuera de España sonreí ampliamente y miré unos segundos por la ventana ahora que se habia acostado Alicia podía observar mejor el exterior, tenía ganas de llegar ya estirar las piernas, ir de fiesta, salir a correr...

Observe a Alicia durante unos minutos, hasta que mi mente se vio invadida por otro pensamiento "¿Me habrá llamado alguien?" intentando no moverme demasiado cojo el movil y usando una mano nada más, sin utilizar el palito pués para ello tenía que usar las dos manos busco con el movil para ver si tenía algún mensaje, por suerte no había nada, salvo las felicitaciónes de mis colegas de trabajo de días antes de la boda y algunas llamadas del jefe, poco más ahora la bandeja de nuevos estaba vacía respiré aliviado, por fin relax total necesitaba desconectar.

Ray no quería ni mirar los aviones que había fuera en la pista. Tampoco sentía curiosidad de mirar el avión en que habían viajado, como hacía mucha gente que incluso se sacaba fotos a su lado.

Él en cambio miraba al suelo del autobus desde su asiento, como si fuera un saco de patatas que alguien había lanzado allí, ya que su cuerpo no estaba ni para sentarse correctamente ni alzar la vista.

Tengo que darme una ducha...

Había bastante gente, y hablaban y charlaban animadamente ilusionados con el viaje, él también lo estaba, pero el vuelo lo había vuelto así. Se preguntó cuanto tardaría el conductor del autobus en ponerlo en marcha.

Cuando todos están ya subidos en el autobus que los llevará al puerto para coger un barco hacia el paraíso, sube una chica que sonríe mirando a los ocupantes del bus.

-Buenos días! - dice a través del micro - mi nombre es Jess... soy de la mayorista en la que habéis contratado vuestras vacaciones de ensueño y seré como vuestra guía aquí. Si tenéis alguna duda o alguna queja solo tenéis que decírmelo...

El conductor arranca el autocar y pone rumbo al puerto.

-Ahora nos dirigimos al puerto para tomar un barco hacia la que nosotros llamamos Paradise Island... espero que vuestra visita sea de lo más confortable...

La chica se sienta y se pone el cinturón de seguridad.

James sonrió por lo que le dijo.

-Tal vez debería apoyarme contra la pared...

Le dijo un poco juguetón, luego se acomodó en el asiento, y miró a su mujer haciendo fotos, no pudo evitar sonreir levemente, no era casualidad que estuvieran casados: le gustaba las mujeres exactamente como ella, y entre todas, le gustaba especialmente Bella, no sabía explicar por qué, quizá porque lo tenía todo, todo lo que le gustaba en una persona.

Cuando ella se giró y quiso hacerle una foto, James rodeó con un brazo a la chica de nuevo y apoyó su mejilla contra la de ella, a la par que colocaba la otra mano sobre la muñeca de ella y la guiaba para que hiciera la foto así, tal y como estaban: la tipica estampa de una pareja.

-Paaataaataaaaa

Dijo divertido.

Cuando hizo la foto, se acomodó de nuevo en el asiento y escuchó a Jess, por fin iban a empezar sus vacaciones.